1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Roberto Saviano / Periodista y escritor

“Me he habituado a la idea de morir, lo que da miedo de verdad es tener que vivir siempre así”

Miguel Mora 28/02/2016

<p>Roberto Saviano</p>

Roberto Saviano

International Journalism Festival / Flickr

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Roberto Saviano (Nápoles, 1979) es un escritor y periodista de investigación de enorme talento y coraje. Es el tipo que a los 25 años investigó y contó la Camorra por dentro, en aquel reportaje novelado, prodigiosamente escrito, titulado Gomorra (2006). El libro dio la vuelta al mundo (dos millones de copias vendidas), se hizo película y serie de televisión, y acabó imponiendo a su joven autor una doble condena: tras la celebridad inmediata, global, definitiva --y por tanto no exenta de recelos y envidias--, llegó la fatua del Clan de los Casaleses, que tras leer la obra le consideró un enemigo a eliminar.

Hace nueve años y medio de aquella amenaza de muerte. Desde el 13 de octubre de 2006, Saviano --al que Umberto Eco calificó como “héroe nacional”-- vive escondido y escoltado por el Gobierno italiano. Pero ni así ha dejado de ejercer su oficio. Hace dos años publicó CeroCeroCero, exhaustiva investigación sobre el tráfico mundial de coca, en parte centrada en Los Zetas, los narcos mexicanos comandados por El Chapo. Y como el destino de Saviano no solo parece escrito, sino que lo está, hace unas semanas apareció un ejemplar del libro --que pronto será también película-- en el zulo de El Chapo: el boss lo dejó sobre su cama cuando trataba de escapar a su segunda detención.

En esta entrevista, realizada por correo electrónico, Saviano explica sus sensaciones tras el hallazgo, y advierte que España sigue siendo la puerta de entrada de la coca a Europa, un paraíso para las mafias europeas y americanas, y el lugar que El Chapo ha elegido para el desembarco europeo de Los Zetas.

¿Qué sintió al ver CeroCeroCero en la cama de la cueva de El Chapo?

Al principio no me lo podía creer: ver tu libro en la cama del narcotraficante más potente del mundo, entre los objetos abandonados cuando intentaba escapar, te desestabiliza un poco. Pero tengo que decir que la sorpresa solo duró unos instantes: llevo mucho tiempo estudiando los mecanismos criminales, y he aprendido que los bosses siempre intentan saber qué se dice de ellos, cómo se les describe, cómo se les retrata. Es un error pensar que los capos son bestias criminales analfabetas -como los suelen retratar en la literatura o en el cine americano--, se trata de una visión muy parcial y superficial: los bosses también son hombres de negocios con experiencia, que leen, profundizan, analizan y quieren saber lo que el mundo piensa de ellos. Además, un libro o una película que trate sobre ellos y reciba atención internacional les puede crear muchos problemas, porque pueden abrir los ojos a la opinión pública, sensibilizar a los medios, y esta atención no es positiva para sus negocios, que funcionan mejor cuando suceden en la sombra, en silencio, lejos de los focos.

Ya le había pasado lo mismo con Gomorra, que también apareció en los zulos donde se escondían los capos de la Camorra. ¿Tuvo entonces las mismas sensaciones que ahora?

Sí, encontraron Gomorra en el búnker del boss histórico de los Casaleses, Michele Zagaria, y después en el de Francesco Barbato, el boss de la nueva generación. No solo eso, después de su publicación el libro fue el más leído en la cárceles del Sur de Italia: los camorristas querían saber lo que había escrito sobre ellos y cómo les presentaba al mundo, fuera del territorio donde todos les conocen. Esta vez, como entonces, la primera reacción que tuve fue sentir mi trabajo ensuciado, como si hubiese llamado la atención de la persona equivocada. Además, sobre El Chapo ya existían varios libros, monografías, documentales, entonces me pregunté por qué estaría leyendo justo mi libro… La verdad es que no tengo ni idea, pero me han llegado hipótesis de lo más dispares: algunos dicen que se lo consiguió su abogado para darle más información sobre mí y sobre lo que había escrito sobre él, después de su arresto en 2014, cuando declaré a los medios mexicanos la necesidad y urgencia de extraditar a El Chapo a Estados Unidos; algunos creen que en realidad el libro era del hijo de Chapo, que me había visto en una entrevista con la CNN; y otros incluso suponen que se lo podría haber regalado Sean Penn durante el encuentro que mantuvieron pocos días antes de que lo volvieran a detener (ya que la edición que se encontró en la cueva era la americana y no la mexicana). Podría ser que dado que CeroCeroCero estuvo bastante tiempo en la lista de los libros más vendidos en México, El Chapo tuviera curiosidad por saber qué había escrito, ya que es uno de los personajes principales del libro.

¿Cómo ha influido el hallazgo del libro en su seguridad? ¿Sigue protegido por el Gobierno italiano? Se puede decir dónde está ahora?

En Italia sigo viviendo bajo escolta, 24 horas sobre 24, desde hace 9 años y medio ya. Es una vida difícil porque te obliga a estar encerrado, a menudo en el cuartel. Cuando se vive bajo protección incluso dar un paseo por la calle puede ser un problema, es como si te faltase el aire. Por eso intento pasar mucho tiempo en el extranjero, donde en algunos casos puedo estar solo porque me dan una identidad falsa. No es que después del hallazgo del libro en la cueva me sienta menos seguro que antes, pero sé que mi vida se complicará un poco más. Después de la noticia, cuando aterricé en Estados Unidos me pararon en la aduana porque los agentes querían más información sobre el hallazgo, aunque yo no sabía más de lo que sabían ellos. Quisieron saber más detalles porque algunos rumores decían que el ejemplar de CeroCeroCero hallado en la cueva del Chapo tenía una dedicatoria mía para él, cosa que naturalmente no hice.

¿Los narcos mexicanos tienen que ver con las mafias europeas? ¿Cuáles son los nexos, los negocios, los métodos?

Además de las varias investigaciones que prueban la colaboración entre las organizaciones colombianas y la Ndrangheta calabresa para que llegue la cocaína a Europa, hay procesos que muestran la relación entre Los Zetas y la Ndrangheta, no solo para que llegue la coca a Italia, sino también a Nueva York y Canadá, donde los calabreses tienen sus células y son muy potentes. La colaboración entre estas organizaciones es fundamental sobre todo porque la cadena de la coca es muy amplia, y se gestiona desde distintos grupos en varios países; y en los países donde hay mafias muy potentes, como en Italia, es difícil para una organización extranjera introducirse en el mercado ilegal sin llegar a acuerdos con las mafias locales. De aquí nacen las colaboraciones: mejor repartirse un negocio que verlo desaparecer del todo y arriesgarse a una guerra con otra organización.

En el libro relata con detalle la relación entre los narcos latinoamericanos y España. ¿Sigue existiendo? ¿Están todavía aquí?

España sigue siendo la puerta de entrada de la coca en Europa. Es una escala privilegiada de la coca que viene de América del Sur, sobre todo por barco. Los cárteles mexicanos han intentado introducirse en el mercado europeo que antes estaba controlado solo por los colombianos (los mexicanos dominaban el norteamericano). Una investigación del FBI  y de la policía española de hace unos años, Dark Waters, puso de manifiesto que el cártel de Sinaloa tenía intención de ampliar el mercado a Europa para vender cocaína directamente en el viejo continente, pasando por España, que habría servido como punto de entrada para hacer llegar la coca a esta orilla del Atlántico. El cártel había mandado a algunos de sus hombres a Madrid para que gestionasen el negocio, entre ellos, el primo del Chapo Guzmán. De acuerdo con la información que estoy recopilando ahora, los narcos mexicanos están perseverando en esta idea de quedarse con una parte de Europa, aprovechando el progresivo debilitamiento de los narcos colombianos. México es ahora el corazón del narcotráfico mundial.

En Gomorra escribió que España es Costa Nostra para la Camorra. Siempre ha sostenido que el sistema penal español protege a las mafias y no las combate. ¿Por qué?

España es como una “segunda casa” para todas las organizaciones criminales europeas. No solo es una excelente base para seguir los negocios de droga con América Latina y África del norte por su posición geográfica, sino que también es un sitio excelente para acabar en la cárcel (sobre todo si eres un criminal italiano). En España no existe la “cárcel dura”, el régimen tan temido por los mafiosos y los narcotraficantes italianos porque limita al mínimo los privilegios del detenido. Al no existir ese régimen los criminales pueden ver con frecuencia a sus familiares y vivir dignamente y sin acosos particulares. Cuando Pasquale Locatelli, uno de los mayores brókeres de cocaína que haya existido nunca en Europa, estaba en la cárcel en España, como aparece en la investigación Box de la Guardia de Finanza (policía fiscal) de Nápoles, tanto él como su familia se negaron tajantemente a su posible traslado a Italia (lo que sucedió finalmente el año pasado). España es también uno de los sitios preferidos de los fugitivos Italianos para buscar refugio: a Pasquale Locatelli lo arrestaron dos veces, una en 1994 y otra en 2010. A Giuseppe Polverino, capo del clan homónimo de Marano, que está en la lista de los fugitivos italianos más peligrosos, lo detuvieron en marzo de 2012 en una casita de Jerez de la Frontera. Se encargaba del tráfico de estupefacientes en el eje Marano (Nápoles)-Sur de España. Por lo tanto hay muchos motivos por los que España es el locus amoenus de los criminales europeos. Pero España no es el único país europeo que involuntariamente protege de alguna manera a las mafias. Pensemos en cuántos países no tienen en su legislación el crimen de asociación mafiosa: a quienes en Italia se define como mafiosos y les dan determinados tratos judiciales, en otros países son delincuentes comunes. Esto limita de manera notable el trabajo antimafia. Se necesita más coordinación y colaboración a nivel internacional.

Dentro de poco se cumplirán diez años desde la condena a muerte lanzada por la Camorra. ¿Cómo ha cambiado su situación y su vida?

Ha cambiado todo. Sí, en octubre hará diez años que vivo bajo escolta. Coches blindados y policías siempre  a mi alrededor… Es difícil, pero sé que soy un privilegiado, en México matan a decenas de periodistas, en Arabia Saudí te detienen por tener un blog… Yo estoy vivo y puedo seguir escribiendo, de algún modo hoy en dia eso es una suerte, quienes escriben no se dan cuenta de que en muchos otros sitios es una de las actividades más peligrosas.

¿Cree que será una condena perpetua?

Espero que no, pero por ahora no tengo ninguna prueba que me haga esperar lo mejor. He oído hablar tanto de mi condena a muerte que me he acostumbrado a esa idea. Lo que de verdad me da miedo es tener que vivir así para siempre.

¿Un periodista escondido y escoltado puede ejercer el periodismo?

Mi manera de ser periodista ha cambiado mucho desde que estoy bajo escolta. Mientras escribía Gomorra, podía ir libremente en moto por Casal di Principe (territorio dominado por el grupo más potente de la Camorra) o por los barrios más “calientes” de Nápoles, y conseguía trabajar también de incógnito porque nadie conocía mi cara. Hoy, además de los problemas de seguridad, que ponen muchos límites a mi libertad de desplazamiento y me impiden estar en sitios de riesgo, tengo también el problema de ser muy conocido, por lo que me resultaría imposible investigar pasando desapercibido. Vivo en la paradoja de ser muy conocido y de vivir como un recluso a causa de la escolta, dos cosas que parecen un oxímoron: es una condición que a la gente le cuesta entender y aceptar, y por la que nace la desconfianza hacia mí. Una vez, una señora me paró en un aeropuerto y me dijo: “¿Tú estás aquí? ¿Así que puedes salir? Yo rezo cada día por ti…”. Para la mayor parte de la gente, yo, condenado a muerte, debería haber muerto, pero es raro que un muerto escriba libros, salga en televisión o simplemente coja un avión. Es un cortocircuito, que a menudo sobrepasa a algunos periodistas o políticos, a quienes no caigo especialmente bien, quizá porque somos de ideologías distintas. Pero para volver a mi trabajo, en estos años de vida casi “militar”, bajo escolta, he tenido la posibilidad de conocer a fuerzas del orden, a magistrados en Italia y en el extranjero, y he podido acceder así a información de primera mano a la que, de otra manera, habría sido muy difícil acceder. Por fin, creo que el trabajo de periodista no es solo el de ir al sitio, sino también el de poner todas las piezas juntas, el de analizar y dar contexto. El trabajo de investigación es también eso: sin análisis, sin el estudio de los mecanismos, sin una mirada más amplia --que es lo que intenté hacer con CeroCeroCero-- no tendríamos verdaderas investigaciones sino una lista estéril de los hechos. Lo otro también es fundamental, pero es solo un punto de partida para quien ejerce esta profesión.

 

Traducción: Adriana y Elisa M. Andrade

-----------------------------------

Versión en italiano

“Mi sono abituato all’idea della morte. Quello che mi fa più paura è l’idea di vivere tutta la vita così”

Roberto Saviano (Napoli 1979) è uno scrittore e giornalista di investigazione di grande talento e coraggio. Ai 25 anni raccontò la Camorra dall’interno nella sua inchiesta romanzata, favolosamente scritta, Gomorra (2006)Il libro fece il giro del mondo (2 milioni di copie vendute) e finì per dare all’autore una doppia condanna: la prima come celebrità immediata, globale e definitiva- e dunque fatta anche da invidie e diffidenze-, e quella del Clan dei Casalesi.

Sono ormai nove anni e mezzo di quella minaccia di morte. Dal 13 ottobre 2006, Saviano- che fu definito “eroe nazionale” da Umberto Eco- vive nascosto e scortato dal Governo italiano. Nonostante ciò, non ha smesso di fare il suo mestiere. Due anni fa pubblicò Zerozerozero, un’esaustiva ricerca sul traffico mondiale di cocaina, da una parte centrata su “Los Zetas”, i narcos messicani comandati da “El Chapo”. E siccome il destino di Saviano è scritto, qualche settimane fa, si trovò una copia del libro nel covo di “El Chapo”: il boss la lasciò sul letto quando cercava di scappare dal suo secondo arresto. 

In questa intervista, fatta via e-mail, Saviano racconta le sue sensazioni dopo il ritrovamento, e comunica che la Spagna è in questo momento la porta di entrata della cocaina in Europa, un paradiso per le mafie europee e americane e il luogo scelto da “El Chapo” per lo sbarco europeo di “Los Zetas".

Cosa hai provato al vedere il tuo libro nel covo del Chapo?

All’inizio non riuscivo a crederci: vedere il tuo libro sul letto del narcotrafficante più potente del mondo, tra i suoi oggetti personali abbandonati alla rinfusa per scappare in fretta e furia, un po’ ti destabilizza. Ma devo dire che la sorpresa è durata pochi istanti, perché studiando da molto tempo i meccanismi criminali ho imparato che i boss cercano sempre di capire cosa si dice su di loro, come vengono raccontati, come vengono ritratti. È un errore pensare che i boss siano mere bestie criminali perlopiù analfabete – così come spesso vengono narrati dalla letteratura o dal cinema americano -, è una visione molto parziale e superficiale: i boss sono anche uomini d’affari d’esperienza che leggono, approfondiscono, analizzano e vogliono sapere cosa il mondo pensa di loro. In più un libro o un film che attirano attenzione internazionale su di loro può creargli molti problemi, perché possono aprire gli occhi all’opinione pubblica, sensibilizzare i media, e questa attenzione non è positiva per i loro affari, che funzionano meglio quando avvengono nell’ombra, in silenzio, lontano dai riflettori.

Era successo prima con i capi della Camorra. Stesse sensazioni? Diverse?

Gomorra era stato trovato nel bunker dello storico boss dei casalesi Michele Zagaria e in quello di Francesco Barbato, boss della nuova generazione. Non solo, ma dopo la sua uscita era stato per molto tempo il libro più letto nelle carceri del Sud Italia: i camorristi volevano sapere cosa avessi scritto di loro e come li stavo presentando al mondo, al di fuori del territorio dove tutti li conoscono. Questa volta, come allora, la prima reazione che ho avuto è stata quella di sentire il mio lavoro come sporcato, come se avesse attirato l’attenzione della persona sbagliata. Tra l’altro, sul Chapo già esistevano numerosi libri, monografie, documentari, quindi mi sono chiesto perché stesse leggendo proprio il mio libro… La verità è che non ne ho idea, ma mi sono arrivate le ipotesi più disparate: alcuni dicono che gliel’avesse procurato il suo avvocato per dargli maggiori informazioni su di me e su ciò che avevo scritto di lui dopo che, a seguito del suo arresto nel 2014, avevo dichiarato ai media messicani la necessità e l’urgenza di estradare il Chapo negli USA; alcuni pensano che il libro fosse in realtà del figlio del Chapo, che mi aveva visto in un’intervista alla CNN; qualcuno ipotizza addirittura che possa averglielo regalato Sean Penn durante il loro incontro avvenuto pochi giorni prima di quel ritrovamento (dato che l’edizione trovata nel covo è quella americana e non quella messicana). Può darsi anche che, essendo stato ZeroZeroZero in classifica per parecchio tempo in Messico, El Chapo fosse curioso di capire cosa avessi scritto, sapendo di essere uno dei personaggi principali di quel libro.

Come influisce questo fatto sulla tua sicurezza? Sei sempre protetto dal Governo italiano? Si può dire dove sei adesso?

In Italia vivo sempre sotto scorta, 24 ore su 24, ormai da 9 anni e mezzo. Ed è una vita difficile perché ti costringe a stare molto rinchiuso, spesso in caserma. Quando si vive sotto protezione anche fare una passeggiata per strada può essere un problema, spesso è come se mi mancasse l’aria. Per questo cerco di trascorrere molto tempo all’estero, dove in alcuni casi posso stare solo perché mi viene data una fake identity.  Non è che dopo il ritrovamento del mio libro nel covo del Chapo mi senta più in pericolo di prima, ma so che la mia vita si complicherà ulteriormente. Dopo l’uscita della notizia, quando sono atterrato negli Stati Uniti, sono stato fermato alla dogana perché gli agenti volevano avere maggiori informazioni su questo ritrovamento, anche se non ne sapevo più di quanto ne sapessero loro. Hanno fatto accertamenti perché secondo indiscrezioni risultava che la copia di ZeroZeroZero trovata nel covo del Chapo recasse una mia dedica a lui, cosa che naturalmente io non ho mai fatto.

I Narcos messicani hanno da fare con le mafie europee? Quali sono i nessi, i business, i metodi?

Oltre alle numerose inchieste che dimostrano la collaborazione tra le organizzazioni colombiane e la ‘ndrangheta calabrese per far arrivare la cocaina in Europa, vi sono inchieste che rivelano relazioni tra i Los Zetas e la ‘ndrangheta, non solo per far arrivare coca in Italia ma anche a New York e in Canada, dove i calabresi hanno delle loro cellule e sono molto forti. La collaborazione tra queste organizzazioni è fondamentale perché innanzitutto la filiera della coca è molto lunga, quindi gestita da organizzazioni diverse in Paesi diversi; ma soprattutto nei Paesi dove ci sono mafie molto forti, come in Italia, è difficile per un’organizzazione straniera introdursi sul mercato illegale senza stipulare accordi con la mafia locale. Da qui nascono le collaborazioni: meglio dividere un affare che vederlo andare in fumo del tutto e rischiare una guerra con un'altra organizzazione.

Nel libro racconti i link tra i Narcos di America Latina e la Spagna. Occorrono ancora? Sono sempre qui?

La Spagna continua ad essere la porta di ingresso della cocaina in Europa. È uno scalo privilegiato della coca proveniente dal Sud America soprattutto via mare. Non solo ma di recente anche i cartelli messicani hanno cercato di introdursi nel mercato europeo, che una volta era appannaggio solo dei colombiani (mentre i messicani dominavano quello nordamericano). Un’inchiesta di qualche anno fa coordinata dall’FBI e della Polizia Spagnola, dal nome “Dark Waters”, ha mostrato come il cartello di Sinaloa avesse intenzione di allargare il proprio mercato all'Europa per vendere direttamente cocaina anche nel Vecchio Continente, passando proprio dalla Spagna, che sarebbe servita come punto di ingresso per far arrivare la droga da questa parte dell’Oceano. Il cartello aveva mandato alcuni suoi uomini a Madrid per gestire gli affari, tra di loro c’era anche il cugino del Chapo Guzmán. Secondo le informazioni che sto raccogliendo il Messico sta perseverando in questa volontà di prendersi una fetta d’Europa, sfruttando il progressivo indebolimento dei narcos colombiani. Ormai il cuore del narcotraffico mondiale è senza dubbio il Messico.

Per loro la Spagna è pure Costa Nostra? Hai sempre detto che il sistema Spagnolo protegge le mafie e non le combatte. Perché?

La Spagna è come una “seconda casa” per tutte le organizzazioni criminali europee. Non solo è un’ottima base da cui seguire gli affari di droga con l’America Latina e con l’Africa settentrionale per via della sua posizione geografica, ma è anche un ottimo luogo per finire in carcere (soprattutto se sei è un criminale italiano). In Spagna non esiste il carcere duro, il regime tanto temuto dai mafiosi e dai narcotrafficanti italiani perché limita al minimo le concessioni fatte al detenuto. Non essendoci il carcere duro, i criminali possono incontrare spesso i loro familiari e riescono a vivere dignitosamente e senza particolari vessazioni. Quando Pasquale Locatelli, uno dei più grandi broker di cocaina mai esistiti in Europa era in carcere in Spagna, come risulta dall’inchiesta Box delle Guardia di Finanza di Napoli sia lui sia i suoi familiari scongiuravano assolutamente un possibile trasferimento in Italia (cosa che poi è avvenuta l’anno scorso).

La Spagna è anche uno dei luoghi preferiti dai ricercati italiani per trascorrere la latitanza: Pasquale Locatelli è stato arrestato a Madrid ben due volte, nel 1994 e nel 2010. Giuseppe Polverino, capo dell’omonimo clan di Marano, inserito nell'elenco dei ricercati italiani di massima pericolosità, venne arrestato nel marzo 2012 a Jerez de la Frontera, in una villetta. Gestiva un traffico di stupefacenti sull’asse Marano (Napoli)-Spagna meridionale. Sono quindi molti i motivi per cui la Spagna è il locus amoenus dei criminali europei. Ma la Spagna non è l’unico Paese europeo che involontariamente protegge in qualche modo le mafie. Pensiamo a quanti Paesi non hanno nel loro codice il reato di associazione mafiosa: colui che in Italia viene definito mafioso e sottoposto a determinati trattamenti giudiziari, in altri Paesi è un criminale comune. Questo limita notevolmente il lavoro dell’antimafia. Ci vorrebbe più coordinamento e collaborazione a livello internazionale.

Tra poco saranno dieci anni della tua condanna a morte, fatta dalla Camorra. Come ha cambiato la tua situazione e la tua vita?

È cambiato tutto.  A ottobre saranno dieci anni che vivo sotto scorta. Auto blindate sempre carabinieri intorno a me. Molto difficile ma so di essere un privilegiato in Messico sono decine i giornalisti uccisi, in Arabia Saudita si è arrestati per un blog. Io sono vivo, posso ancora scrivere e in qualche modo questo oggi è una fortuna. Chi scrivere non si rende conto di quanto sia in molte parti del mondo una delle attività più pericolose.  

Credi che sarà una condanna a vita?

Spero di no, ma per ora non ho indizi che mi facciano sperare in positivo. Ho sentito talmente tanto parlare della mia condanna a morte che all’idea della morte è come se mi fossi abituato. Quello che mi fa più paura è l’idea di vivere tutta la vita così.

Un giornalista nascosto può fare del giornalismo?

Il mio modo di fare il giornalista è cambiato molto da quando mi è stata assegnata la scorta. Mentre scrivevo Gomorra, potevo girare liberamente in motorino per Casal di Principe o nei quartieri più “caldi” di Napoli, riuscivo a svolgere anche lavoro sotto copertura perché nessuno conosceva la mia faccia. Oggi oltre ai problemi di sicurezza che pongono molti limiti alla mia libertà di spostamento e mi impediscono di stare in luoghi a rischio, ho anche il problema dell’essere molto noto, per cui sarebbe impensabile fare inchieste passando inosservato. Io vivo il paradosso dell’essere molto noto ma di vivere una vita da recluso per via della scorta, due cose che sembrano un ossimoro: è una condizione che la gente spesso fa fatica a capire e ad accettare, e da qui nasce magari la diffidenza nei miei confronti. Una volta una signora vedendomi in un aeroporto mi ha fermato e mi ha detto: “Ma tu qui stai? Quindi puoi uscire? Ma io prego ogni giorno per te…”. Per gran parte dell’opinione pubblica io, da condannato a morte, sarei dovuto morire, quindi è strano che un morto scriva libri, vada in tv o semplicemente prenda un aereo. È un cortocircuito, che spesso viene cavalcato da giornalisti o politici che non mi hanno particolarmente in simpatia, magari per divergenze ideologiche. Per tornare al mio lavoro, però, in questi anni di vita quasi “militare” sotto scorta ho avuto la possibilità di stringere rapporti con forze dell’ordine e magistrati in Italia e all’estero, e di accedere così a informazioni di prima mano che altrimenti mi sarebbe stato molto più difficile ottenere o a fonti che mi sarebbe stato impossibile raggiungere. Infine, credo che il lavoro del giornalista non sia solo quello di andare sul campo, ma anche quello di “mettere insieme i pezzi”, di fare analisi. Il lavoro investigativo è anche questo: senza analisi, senza lo studio dei meccanismi, senza uno sguardo più ampio – che è poi quello che ho cercato di restituire in ZeroZeroZero – non avremmo delle vere e proprie inchieste ma avremmo solo un elenco sterile di fatti. Quello è fondamentale, ma è solo il punto di partenza per chi fa il mio lavoro.

 

Roberto Saviano (Nápoles, 1979) es un escritor y periodista de investigación de enorme talento y coraje. Es el tipo que a los 25 años investigó y contó la Camorra por dentro, en aquel reportaje novelado, prodigiosamente escrito, titulado

Autor >

Miguel Mora

es director de CTXT. Fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí