1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Barrios

El Albaicín o el espejismo en ruinas de la belleza

Por detrás de su embrujo, estas célebres calles moriscas granadinas arrastran una larga historia de despropósitos urbanísticos y conflictos entre vecinos y administraciones

Miguel Ángel Ortega Lucas 20/04/2016

<p>El mirador de San Nicolás es uno de los escenarios más fotografiados del mundo. </p>

El mirador de San Nicolás es uno de los escenarios más fotografiados del mundo. 

M. A. Ortega Lucas

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

“Somos hijos de nuestro paisaje”, escribía Lawrence Durrell, a cuenta de Alejandría; “nos dicta nuestra conducta e incluso nuestros pensamientos en la medida en que armonizamos con él”.

Es cierto. Toda ciudad es un mundo, todo lugar acaba conformando un enjambre de intimidades en continuo diálogo con su hábitat. Y algunos lugares, algunos sitios concretos, ejercen un influjo aún más poderoso, haciendo respirar a sus habitantes al ritmo que contagia su aire. Como una fiebre dulce imponiendo una sola temperatura.

El milenario barrio del Albaicín, en Granada, es uno de ellos. Alzado sobre una pendiente enfrentada a la colina de la Alhambra y sobre el río Darro, este poblado blanco de cipreses altísimos y calles laberínticas, donde se oye meditar al agua y donde la belleza se siente casi de manera física, como un fantasma atrapado en la reverberación de las paredes, es uno de los lugares más visitados del mundo, más fotografiados del mundo; pero también de los más equívocos, de los menos conocidos, en realidad.

Detrás de su belleza hipnótica, sus habitantes; y detrás de su espejismo (blanco, verde, azul), el reflejo de una lógica contemporánea que combina, de manera fatal, desidia, especulación, picaresca y estupidez. (Y detrás, detrás está la gente, cantaba Serrat.)   

¿Quiénes son su gente, sus habitantes; quiénes han sido y siguen siendo los hijos de este paisaje absorto? No son los turistas, evidentemente (aunque éstos sean los elementos vivos más evidentes que uno pueda encontrar); no suelen ser los responsables de los hoteles o restaurantes de lujo; no son siquiera, aunque también lo habiten, los muchachos apátridas que rascan la guitarra en cualquier esquina, las zíngaras de origen remoto que tocan el violín o hacen malabares o bailan por alguna moneda de fortuna. 

Detrás está la gente. Sin remontarnos al esplendor nazarí (s. XIII) que alumbró el trazado de la ciudad morisca; mucho más cerca: “Las transformaciones urbanísticas del siglo XIX convirtieron al Albaicín en el contenedor donde se hacinaba la población artesana y proletaria” que acudía a trabajar en las obras del centro urbano, relata Álvaro García en el pasquín Retablo de la devastación [Biblioteca Social Hermanos Quero, 2010]. “En ese contexto se forjaron los lazos sociales que caracterizaron al Albaicín moderno”.

Tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936 –la ciudad cayó rápidamente del lado fascista–, el barrio aún resistió durante días la ocupación del ejército: a cuchillo. Aprovechando la orografía del territorio –caótica, estrecha, ventajosa como un monte para quien se defiende desde arriba–, los vecinos aguantaron las barricadas “sin más armas que las navajas y algunas pistolas”. Tras la derrota, se inició “una carnicería prolongada durante toda la Guerra Civil y la década posterior”, por parte de los vencedores, que costó, según Ian Gibson, entre 5.000 y 6.000 ejecuciones en toda la provincia.

Los bares de Plaza Larga son uno de los principales reclamos (al fondo, un cuadro flamenco).

Los bares de Plaza Larga son uno de los principales reclamos (al fondo, un cuadro flamenco).

“Moralmente quebrantado, castigados muchos de sus vecinos con la muerte, la cárcel o el exilio”, escribe García, “muy pronto se estableció una fuerte corriente de emigración”. Como en tantos lugares de España, muchas familias acudieron a las llamadas casas baratas de la periferia construidas durante el franquismo (en Los Pajaritos, el Zaidín y La Chana, en el caso de Granada). Bastantes, atraídas por la idea de que al girar un grifo saliera efectivamente agua.

Las autoridades

“Fusilaron a la mayoría de los hombres”, corrobora Lola Boloix. “Era el barrio de las viudas, con un montón de hijos cada una, mezclados a veces payos y gitanos”. Y, sí, en la posguerra muchos vecinos empiezan a irse a la periferia; no por gusto sino por las pésimas condiciones de habitabilidad del Albaicín, en absoluto abandono administrativo. La mayoría, “sin dinero para arreglar las casas. Todo el mundo se arrepiente de irse, pero se van”. Una sangría que no se detuvo con los años: “Cuando mi hijo era pequeño se fueron 27 niños de su clase”.  

Lola Boloix es desde hace años la portavoz de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, la única entidad que en los últimos decenios ha denunciado (confrontado, más bien) de manera ininterrumpida ante las autoridades competentes esa devastación a que alude el documento de A. García. El propio alcalde de la ciudad hasta hace literalmente dos telediarios, José Torres Hurtado –obligado a irse tras ser detenido por su implicación en una trama de corrupción urbanística–, llegó a decir un día a Boloix, con su paternal retranca, que la Asociación era su “única oposición” real. Porque no se han cansado de dirigirse al Consistorio (del PP durante los últimos 13 años, antes del tripartito PSOE-IU-PA) cada vez que los acontecimientos ponían en evidencia la situación del barrio.

¿Cuál era, es, la situación? La Unesco la resumió, en las conclusiones de un seminario llevado a cabo en 1998 en el marco de su Campaña Albayzín 2000+, señalando el “contraste” entre “el rico patrimonio monumental y la escasez de recursos materiales del barrio”, “el difícil problema de la rehabilitación de las viviendas de los más necesitados”, la “insuficiencia de las infraestructuras”, y “la profunda situación de dependencia [administrativa] del exterior, así como de las entidades financieras”.

La distinción del barrio como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco en 1994 incluía un plan de rehabilitación, financiado en gran parte con dinero de la UE, acorde con la “armonía” arquitectónica y “la calidad de vida de sus habitantes”. Apenas dos años después, sin embargo, el por entonces director general del organismo, Federico Mayor Zaragoza, ya advertía de la posible retirada de la distinción si no se abordaba tal plan “con decisión” por parte de las administraciones: Junta andaluza y Ayuntamiento.

¿En qué quedó todo esto? Para Lola Boloix, en la rehabilitación, por valor de un millón de euros, del carmen del Aljibe del Rey; que, si en un principio iba a ser la sede que coordinase las actividades del Albaicín como Patrimonio Mundial, hoy acoge la llamada Fundación Agua Granada: con participación empresarial (privada) de Aguas de Barcelona, su presidente (todavía) es… José Torres Hurtado, el hasta ahora alcalde (de ahí para abajo en el organigrama, otros cargos vinculados al PP). Tal fundación es, según su página web, “una organización sin ánimo de lucro con fines de interés general como la preservación del medio ambiente”, “la defensa de la naturaleza”

La entidad teóricamente encargada de velar por el cumplimiento de aquellos planes de la Unesco, la Agencia Albaicín Granada (antes sólo Agencia Albaicín), dependiente también del Ayuntamiento, indica que el monto de casi 3 millones de euros concedidos por la Comisión Europea al Consistorio para la revitalización del centro histórico fue a parar a “actuaciones en cuatro áreas principales: turismo, universidad, cultura y negocios”. Ninguna mención a la rehabilitación de casas del vecindario o a paliar la “insuficiencia de las infraestructuras” que el Plan Albayzín 2000+ señalaba.

Por su parte, la Empresa Pública de Suelo de Andalucía, dependiente de la Junta, impulsó entre los años 2001 y 2002 (con el Partido Socialista tanto en el gobierno regional como en el granadino) otro proyecto de Rehabilitación Integral que pretendía intervenir en un total de 5.007 viviendas. El plan incluía la pauta de “priorizar que las viviendas vacías” fueran ocupadas a lo largo de una década por gente de bajos recursos, pagando alquileres “de vivienda protegida del Plan Concertado de Vivienda y Suelo” durante ese tiempo, a cambio de la subvención.

Perspectiva en el Albaicín Bajo. 

Perspectiva en el Albaicín Bajo. 

Según explica Boloix, se trató de un sistema por el cual sólo se han rehabilitado las casas de aquellos propietarios que pudieron asumir la parte financiera que les tocaba de la obra, ya que la subvención sólo cubría un porcentaje. Los vecinos que sólo tuvieran para cubrir goteras, seguirían igual. Pasado el tiempo, un buen número de esas casas rehabilitadas han acabado siendo apartamentos para turistas. En muchos casos sin licencia, según la Asociación vecinal (en muchos casos, desapareciendo por el camino elementos arquitectónicos de hace ocho siglos, por destrozo o por pillaje).  

‘Parque temático’

Existe con cierta frecuencia, entre quienes viven o han vivido de cerca el Albaicín en los últimos tiempos, la puntual sospecha de que éste sólo sea un espejismo, un decorado: una especie de belleza espectral que fuera careciendo sin embargo de verdadero anclaje en la realidad.

El término más utilizado es parque temático. “Una secuencia de represión, emigración y gentrificación ha destruido socialmente el Albaicín en el plazo de tres generaciones”, escribe Álvaro García, “cada vez menos habitado por vecinos y más por los consumidores de la utopía orientalizante y antihistórica que en él se exhibe”. Tal utopía orientalizante sería una “fantasía” que “juega a hacer creer que el Albaicín está exactamente igual desde el Al-Andalus” (un Al-Andalus capitalista y posmoderno de teterías, baños árabes, hoteles de lujo y tiendas). “La más acabada expresión sociológica del aislamiento y la amnesia”, al pretender enterrar la memoria colectiva: esa “elaboración que se iba puliendo en patios de vecinos, tabernas, plazas y talleres”.

“La ciudad-empresa” de Granada “ha descubierto un filón insospechado” en un lugar que “hasta ayer sólo era miserable alojamiento del proletariado”, asevera. “Así, la diferencia del Albaicín”, tan molesta para cierta élite granadina [son famosas las sentencias de cierta concejal, hoy también caída en desgracia, sobre el empedrado para caballos y su imposibilidad de deslizarse por él con tacones], “ha sido finalmente traducida al lenguaje del mercado”. “Sólo podremos disipar el engaño si entendemos que lo que ha sido empujado al terreno de la anomalía es todo lo que en él tenía arraigo, historia y memoria”.  

Lo que tenía arraigo, historia y memoria: la gente. Por ejemplo Pepa, anciana vecina de la calle Álamo del Marqués y uno de los últimos daños colaterales de la estrategia especulativa en el Albaicín. Ésta consiste en que el propietario de una casa acuda al Ayuntamiento, pida una inspección técnica del inmueble, y automáticamente éste pase a ser declarado no habitable, peligroso para quien viva allí: generalmente un vecino que lleva allí viviendo durante décadas con alquiler de renta antigua. Al dueño se le exige que haga obras de consolidación del edificio. Pero en muchos casos prefiere no hacerlo: prefiere esperar, dejarlo vacío hasta que la construcción (patrimonio histórico) pueda ser declarada en ruinas, y así poder rehacer toda la casa –también alquilarla o venderla a un precio muy superior.

Entonces, cuenta Lola Boloix con tono de haberlo visto más de dos, más de tres veces, echan a la vecina “y ahí está la mujer, en la calle, llorando, con todos los cacharros en la puerta”. “Le hacen irse porque puede pasar algo, y claro que le pasa: que se muere” al poco tiempo. Como un pajarillo al que hubieran cambiado el aire.

(“Es la ciudad la que deber ser juzgada”, escribía Durrell sobre Alejandría, “aunque seamos sus hijos quienes paguemos el precio”.)

Viene ya de lejos la devastación del Albaicín, y continúa incansable, en esa red tentacular de fatalismo, barbarie e intereses. Y sin embargo resiste, aún resiste. El mirador de San Nicolás puede ser la estampa romántico-folclórica más repetida en los muros de Facebook de medio mundo, pero no deja ser, en las noches calladas, la ciudad de los gitanos que Lorca sabía. Las despedidas de soltero y soltera en busca de tapa, charanga y pandereta resultan la quintaesencia de la caspa, pero cualquier día se encuentra uno a Leonard Cohen, chaqueta al hombro, buscando un aljibe para su sed. Todavía hay farras clandestinas que no puede cerrar nadie. Todavía bailan gitanas de bronce a contraluz, sólo para ellas mismas. Aún titila a veces el espejismo de aquella Andalucía de Antonio Gala, allá donde “los pobres también podían ser felices”. Cuando les dejaban. 

“Somos hijos de nuestro paisaje”, escribía Lawrence Durrell, a cuenta de Alejandría; “nos dicta nuestra conducta e incluso nuestros pensamientos en la medida en que armonizamos con él”.

Es cierto. Toda ciudad es un mundo, todo lugar acaba conformando un enjambre de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Miguel Ángel Ortega Lucas

Escriba. Nómada. Experto aprendiz. Si no le gustan mis prejuicios, tengo otros en La vela y el vendaval (diario impúdico) y Pocavergüenza.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Joaquín

    Hola Miguel Ángel. Te descubro aquí por las pistas que me ha dejado Cristina. Habitante del Albaicín desde hace casi veinte años, me ha encantado tu artículo. Seguiré leyéndote.

    Hace 7 años 5 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí