1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

"No sé lo que es un beso o una caricia de mi abuelo, me lo arrebataron"

Sebastián Oliva fue un líder decisivo en el sindicalismo andaluz. Sus nietas recrean su vida y su compromiso social y político, y el cráter que para su familia supuso su asesinato. Una de ellas ha anexado su testimonio en la querella argentina

Paco Sánchez Múgica (La voz del Sur) 14/09/2016

<p>Sebastián Oliva, jerezano represaliado tras el Golpe franquista.</p>

Sebastián Oliva, jerezano represaliado tras el Golpe franquista.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

“Y si el régimen capitalista como tipo de organización económica para la humana convivencia ha fracasado; si su fracaso, como lógica consecuencia, ha arrastrado también el fracaso de sus principios morales y políticos, ni que decir tiene que la escuela político socialista, esa rama bastarda de la Primera Internacional, no podía escapar de la acción demoledora de los tiempos”. Sebastián Oliva en el número 56 de La Voz del Campesino, el 15 de octubre de 1932.

Carmen y Ángeles tienen una herida abierta. Es una herida que no se ve a simple vista pero que sangra y sangra apenas escarban juntas en sus recuerdos. En los recuerdos íntimos y más conocidos de Sebastián Oliva Jiménez, su abuelo. Han convivido toda su vida con el fantasma de un abuelo al que no han podido saludar, abrazar. Han aprendido a sobrevivir con el relato quebrado de dos hijos, la madre de Carmen, María Josefa, y el padre de Ángeles, Francisco, a cuyo padre asesinaron junto a una tapia y cuyo cadáver arrojaron a una cuneta de la vieja carretera de El Puerto, una de las cinco fosas localizadas en la campiña jerezana. Han convivido con la memoria llena de retales de la vida de su abuelo Sebastián: sus gestos solidarios con los pobres de solemnidad, su tolerancia, su poder de convicción, su forma de sentar cátedra sin alzar la voz, su vida repleta de mítines por toda Andalucía, los registros policiales en su domicilio, su aventura mexicana para escapar del servicio militar…

Han sabido que su abuelo fue protestante pero que, aun así, no reñía a su hijo al ir cada día a repicar las campanas de la Colegial. Han leído sus editoriales en La Voz del Campesino, el periódico que dirigía en Jerez y que pudo ser conservado en Amsterdam tras la Guerra Civil. También saben que se iba en un mulo o en bicicleta a enseñar a muchos jornaleros a leer y a escribir en una España desolada por el analfabetismo. Y también han conocido que fue encarcelado varias veces, “tanto por unos como por otros”, ante la menor sospecha de que fuera a dar uno de sus discursos públicos. “Mi padre siempre me contaba que le llevaba la comida a la cárcel y que, cuando pasaba todo, entonces le soltaban”, relata Ángeles. Las nietas no saben mucho más de su abuelo. Han oído anécdotas familiares más o menos creíbles y fidedignas. Pero hay otros datos que no han podido certificar. “Arrasaron con todo, entraron en la casa y se llevaron papeles, libros, fotos... Borraron todo. De mi abuela queda una foto. Se acabó”.

—¿Qué recuerdos le transmitieron sus padres de su abuelo?

Carmen García Oliva: —Mi madre tenía mucha admiración por su padre, era pasión, era algo extraordinario, sobrepasaba a sus hijos y a todo, su padre era lo máximo. Tuvo que ser un hombre muy bueno, muy excepcional. Era protestante pero en Navidad, en su mesa, tenía que haber sentada gente que no tuviera para comer, se la llevaba esa noche a comer a su casa. Mi madre —habla de ella en presente— dice que en mi casa siempre había gente de los pueblos durmiendo. Mi madre no me contó ni un cuento, solo hablaba de su padre, y todo lo comparaba con lo que él hacía. Ayudaba a toda la gente que podía".

Ángeles Oliva: —Mi padre contó muy poco. Yo perdí a mis dos abuelos, y a mi madre le daba pánico hablar de esos temas. Mi padre hablaba cuando podía, te cogía y te contaba cosas. En mi casa estaba prohibido contar cualquier cosa de esas. En la noche del 23F recuerdo oír a mi madre decir: se llevaron a mi padre, no podría soportar que se llevaran a uno de mis hijos.

C. G. O.: —Sí, mi madre sí. Nunca ha escondido la historia, mi madre era cruda para eso, lo contaba todo como fue. Cuando ya empezó el Movimiento, iban a su casa y a mi tío Eugenio, que tenía dos años, le ponían una pistola en la cabeza. Cuando se iban, el niño saltaba y decía pum pum. E iban una y otra vez. A partir de la muerte de mi abuelo, yo no puedo explicar ni cómo era mi madre. Como no tuvo ni padre ni madre, el hecho de que nosotros los tuviéramos ya era suficiente. Un trastorno horroroso. Fue todo muy complicado para ella. Tuvo que vivir sin su madre, su padre no estaba en la casa apenas, no estaba. Entre la política y dar clases, imagínate. Le marcó demasiado.

Carmen García Oliva y Ángeles Oliva, cubriéndose la cara emocionada, durante el encuentro con lavozdelsur.es

Carmen García Oliva y Ángeles Oliva, cubriéndose la cara emocionada, durante el encuentro con lavozdelsur.es

Mi madre no me contó ni un cuento, solo hablaba de su padre

Sebastián Oliva no aparece en Wikipedia. Cita el historiador Diego Caro Cancela, en la biografía que le dedicó hace ya unos años, un frase que Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español incluye para recordar que la figura de este activista fue decisiva en el sindicalismo andaluz: a pesar de su relevancia como cenetista, “elogiadísimo como lo puedan haber sido Sánchez Rosa y Salvochea, tiene una biografía plagada de lagunas, lo que es harto lamentable”. Su figura ha sido estudiada por hispanistas franceses pero en su tierra es un completo desconocido. Para el escritor soviético Iliá Ehrenburg, en palabras recogidas en el libro España república de trabajadores, las ideas de Oliva "son candorosas y enrevesadas. Toda la fuerza se le va en los sentimientos, en su extraordinaria pasión, en su devoción fanática por su verdad, bastante confusa para los demás, pero infalible para él".

Podría apostarse a que solo una ínfima minoría de compatriotas conocen a ese hombre que pagó con su vida defender los derechos de los más desfavorecidos. El historiador José Luis Gutiérrez Molina asegura que "su muerte no fue un asesinato individual, formaba parte de un plan colectivo de exterminio que adoptan los golpistas una vez que ven que su golpe ha fracasado. Pensaban hacer un golpe duro, tenían el ejemplo de Primo de Rivera, y querían eliminar a todas esas personas que podían hacer volver determinadas situaciones". "Es importante saber —continúa Gutiérrez Molina— por qué los mataron, y es que junto a la persona física se mataban también sus ideas". La CNT llegó a ser la principal fuerza sindical de la provincia de Cádiz con 45.323 afiliados en el año 1936. De las 390 ejecuciones documentadas en Jerez, un 20,5% de las víctimas militaba en las filas anarquistas. "Muchos de ellos no luchaban por la República, ni por la democracia, sino por el comunismo libertario".

—Si su abuelo no era radical ni violento, ¿por qué era tan incómodo para el poder e incluso para los miembros de su central?

C. G. O.: —Le temían por su poder de convicción, calaba mucho en la gente; al poder le asustaba, ya fuera de un lado o de otro, porque tenía oratoria y capacidad para movilizar. Pero a él, por ejemplo, no le gustó nada que se quemaran conventos —en la provincia se quemaron o asaltaron una decena— ni nada de eso. Él llegó a decir que ya no pertenecía a nada porque eso no le gustaba. Era contrario a todo eso. Venían todos a pedirle consejo para determinadas movilizaciones pero él no era violento para nada.

Á. O.: —Mi abuelo pertenecía al Grupo de los 30, era treintista. Proponían una vía más reformista, más pausada, la cosa no estaba madura para la revolución. Él apoyó a ese grupo. Era de la rama más sindicalista, era pacifista convencido, no era radical. Estuvo en Suramérica para librarse de hacer el servicio militar. Tenemos un diccionario de la Lengua Española de México, que compró mi abuelo cuando estuvo allí, según contaba mi padre. Está claro que dejó una gran huella en sus hijos que supieron transmitirla a sus nietos. Eso es porque era alguien muy excepcional. Iba a las viñas a enseñar a leer porque decía que eso era parte del camino hacia la libertad. Con solo haber rumores de una revuelta o algo, a él preventivamente lo encarcelaban. Fue tanto con la Dictadura de Primo de Rivera como con la Segunda República. Ambos bandos veían su figura como peligrosa.

Carmen y Ángeles, en la biblioteca que la CNT en Jerez dedicó a la memoria de su abuelo Sebastián Oliva.

Carmen y Ángeles, en la biblioteca que la CNT en Jerez dedicó a la memoria de su abuelo Sebastián Oliva.

Apenas hay un par de fotos para que Carmen y Ángeles reconozcan a su abuelo. El padre de Carmen llevó siempre en su cartera aquel retrato de Sebastián Oliva, el mismo que circula por internet como una reliquia. Con frondoso bigote, bien trajeado y gesto grave. Como con la cabeza en otra parte. Nació en Ubrique en 1881 pero vino pronto a Jerez junto a su familia para buscar un futuro próspero. Ayudó a su madre en la sastrería que regentaba, alternándolo con el trabajo como viticultor. En su casa siempre hubo libros e ideas. Su padre, bisabuelo de Carmen y Ángeles, también fue militante de las primeras sociedades obreras decimonónicas.

En las viñas, el joven Oliva empezó a compaginar su trabajo con un poderoso compromiso político y social, ejerciendo también como maestro en cortijos y gañanías, y como anarcosindicalista. Le llamaban “agitador anarquista” pero realmente Oliva, que fue dirigente de la Federación Nacional de Obreros Agricultores y el líder campesino más conocido de la CNT, siempre apostó por la rama más moderada del movimiento libertario, el treintismo. Esa corriente que pensaba que era necesario madurarlo todo mucho más antes del inicio de una revolución social. Eso le granjearía no pocos enemigos en las estructuras jerárquicas de la central, a la que se mantuvo leal hasta su último aliento, llegando incluso a renunciar a todo al radicalizarse las posiciones de los nuevos líderes faístas.

Sebastián contrajo matrimonio en primeras nupcias con Carmen, con la que tuvo tres hijos: Francisco, Eliseo y María Josefa. "Mi abuela —relata Ángeles— murió de parto cuando Francisco tenía unos 8 años y María Josefa, 18 meses. Se volvió a casar con los años y tuvo un cuarto hijo que se llamaba Eugenio. Eugenio era muy pequeño cuando pasó todo. Y pasó que aquella noche vinieron a por Sebastián, a obligarlo a ser un delator. Y pasó que Sebastián huyó a esconderse en una de las viñas donde impartía lecciones a los jornaleros. Allí dieron con él en poco más de un mes desde el Golpe y pronto pasó que unos kilómetros más al sur le dieron a su hijo Francisco su bastón: "Tu padre ya no lo va a necesitar más". Cuando rememoran todo este negro episodio, la herida de Carmen y Ángeles sangra. El asesinato de su abuelo, que apenas contaba con 55 años, dejó un cráter en la familia. Los cuatro hijos de Sebastián no fueron los mismos desde aquel 19 de agosto de 1936. 80 años después, Carmen ha acudido al Consulador de la República Argentina en Cádiz para anexar su testimonio a la querella contra los crímenes de lesa humanidad atribuidos al franquismo por la juez María Servini. Unos días después, ya está en condiciones de contar la experiencia: "Ese día se juntaron muchas emociones".

—¿Cómo se sintió tras declarar ante el cónsul?

C. G. O.: —Al día siguiente estaba contenta, contenta, contenta. Porque yo quería, yo quería hacer algo así... Esta injusticia con este hombre tenía que salir a la luz.

—Tiene que ir usted a pedir amparo a un tribunal extranjero para reclamar justicia por la memoria de su abuelo...

C. G. O.: —Qué vergüenza, ¿verdad? Qué vergüenza…

—Aquí hubo un juez al que juzgaron por abrir esa causa…

C. G. O.: —Garzón, Garzón… Aquí tiene que venir Argentina a investigar nuestros crímenes.

Las dos nietas de Sebastián Oliva, en su encuentro con lavozdelsur.es

Las dos nietas de Sebastián Oliva, en su encuentro con lavozdelsur.es

Ocho décadas después de aquel asesinato, a través de las venas de sus padres, las nietas de Oliva tampoco saben qué habría sido de esa herida que no pueden cerrar si su abuelo no hubiese sido su abuelo. La herida no hay quien la cierre porque no creen que alguna vez haya justicia para quienes como Sebastián fueron represaliados, gente a la que segaron sus vidas y sus ideas, y nietos a los que dejaron sin abuelos. A partir de aquí, emocionada, cuenta Ángeles Oliva: "Es todo lo que nosotros arrastramos porque hasta que no tuve 13 o 14 años no tenía referencias de mi abuelo. Ninguna. Todo el mundo decía porque mi abuelo esto, mi abuelo lo otro… Yo no pude decir eso jamás en mi vida, es como que te han robado parte de lo que te corresponde como persona al haber nacido. Es que me lo arrebataron, no murió de muerte natural. No sé lo que es una caricia o un beso de mi abuelo. Además, por ninguno de los lados en mi caso. Al padre de mi madre también lo mataron. Te arrebatan parte de tus raíces y tu vida".

—¿Habrá alguna vez algún tipo de reparación, justicia?

Á. O.: —No. Si te refieres a que en un futuro más o menos inmediato se hable normal de esto, no. Si ha habido un gobierno —hace comillas con los dedos— de izquierdas y no se hizo, ¿se va a hacer ahora? Si algún día se hace habrá perdido mucho sentido porque todos los que principalmente necesitaban ese resarcimiento ya no están, están muertos.

Si algún día hay reparación habrá perdido mucho sentido; los que necesitaban principalmente ese resarcimiento están muertos

C. G. O.: —Sigue sin reconocerse lo que en realidad pasó, yo lo llevo como una revancha, no lo puedo remediar. Si supieras lo que me han dicho aquí en Jerez... Una amiga de infancia hace tres años me decía "como esos que quieren sacar a sus abuelitos de las cunetas... si los mataron, bien muertos están”. Sí señor, eso me lo han llegado a decir. Una vez en internet puse un comentario y la gente me puso verde.

Á. O.: —A mi padre ya no le sirve ni que encuentren a su padre ni que reconozcan lo que le hicieron. Ya no está, ni él ni sus hermanos. Sirve, claro que sirve, pero una siente que eso tuvo que ser ya hace muchos años.

Ángeles cuenta que a su padre, en el colmo de la crueldad, le movilizaron en el Frente Nacional dentro de un pelotón de fusilamiento. "Eso es uno de los traumas más grandes que tenía: cuando empezaba a contar cosas le decíamos papá, ¿pero tú disparabas? y él nos decía yo tuve que matar de pájaros lo que no te puedes ni imaginar. Apuntaba para arriba y mataba a los pájaros. Cuando empiezas a conocer la historia ves que hubo mucha gente que cruzó el frente, pero él estaba vigilado, amenazado, siempre le decían nunca te olvides que tienes tres hermanos... Francisco murió con 75 años. La madre de Carmen, María Josefa, con 83. Sus otros hijos, apenas superaron los 50. Ninguno de ellos supo nunca dónde se encontraban los restos de Sebastián Oliva y, ni mucho menos, pudieron intuir que alguna vez una jueza argentina abriría una línea de investigación para tratar de condenar a los verdugos de aquellos crímenes.

—¿Cómo se cierra entonces la herida?

C. G. O.: —Yo creo que tienen que pasar al menos tres generaciones más. Yo creo que sí. No antes. No, no me lo creo.

Á. O.: —La herida la cierra el reconocimiento de todos. Mi abuelo era conocido pero como él hubo cientos a los que también fusilaron y a lo mejor lo único que hacían era pertenecer a la CNT; y no eran ni activistas. Sé lo que significaría para nuestros padres el reconocimiento particular y privado de la figura de mi abuelo pero creo que más que eso hay que buscar el reconocimiento de todo lo que ocurrió en ese momento. Y eso es mucho más complicado y no se va a dar. Hay que reconocer la barbarie que se hizo, el destrozo de familias y de todo. Cuando murió Franco recuerdo perfectamente como mi padre sacó la foto de mi abuelo de la cartera, le dio un beso y dijo: ahora puedes descansar en paz.

Consulta aquí una serie de ejemplares de La Voz del Campesino, cabecera que dirigía desde su casa de la calle Cruces, en Jerez, Sebastián Oliva.

-----------------------------------------------------------------

Este artículo se ha publicado originalmente en La voz del Sur, el 10-09-2016.

“Y si el régimen capitalista como tipo de organización económica para la humana convivencia ha fracasado; si su fracaso, como lógica consecuencia, ha arrastrado también el fracaso de sus principios morales y políticos, ni que decir tiene que la escuela político socialista, esa rama bastarda de la Primera...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Paco Sánchez Múgica (La voz del Sur)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí