Omar Anguita / Secretario general de las Juventudes Socialistas
“Podemos y el PSOE están condenados a entenderse para cambiar este país”
Amanda Andrades Madrid , 30/07/2017
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Es el primer día que pisa su despacho como secretario general de las Juventudes Socialistas, ha asistido por la mañana a su primera comisión ejecutiva federal del partido desde que ocupa ese cargo. Lo cuenta nada más conocerle para dejar muy claro, desde el minuto uno, que él no es de oficina, que a él le gusta la calle, “el barro”. Omar Anguita (Madrid, 1990) insistirá varias veces en esto. Igual que repetirá muchas veces que la política es escuchar, no hablar, es hacer, no hablar. Enseñanzas que, recuerda, aprendió de su admirado y añorado Pedro Zerolo (Caracas, 1960 - Madrid, 2015), junto al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, uno de sus referentes.
Elegido el pasado 28 de junio para liderar los destinos de la organización juvenil socialista --con autonomía orgánica y política e independencia del PSOE--, en un proceso sin primarias, al haber logrado aunar las distintas corrientes, a Anguita se le asocia con el susanismo. Apoyó a la presidenta de Andalucía en las primarias para elegir secretario general del PSOE. Ahora, sin embargo, dice, va a por todas con Sánchez, del que está seguro que llegará a La Moncloa. “No me gustan las etiquetas, las permito en primarias, que si eres pedrista, susanista o patxista, pero en el momento en el que hay una votación se acaban, ya no hay etiquetas, somos una misma familia y un objetivo común, ganar las elecciones”.
La entrevista tiene lugar dos días antes de la comparecencia de Mariano Rajoy como testigo del Caso Gürtel en la Audiencia Nacional, la primera vez que un presidente en funciones se sienta ante un tribunal, y unos días después de que el PSOE y Podemos hayan puesto en marcha un espacio de colaboración permanente en el Congreso. El contexto obliga a preguntar por una futura moción de censura para desalojar de La Moncloa al PP. La respuesta de Anguita está llena de matices. Empieza por echar en cara a Podemos que no apoyase a Sánchez en marzo de 2016; continúa con el argumento de la estabilidad: “La moción de censura no es sencillamente para desalojar, es para cambiar de gobierno. Y tienes que tener una estabilidad para cambiar ese gobierno. De nada vale ganar una moción de censura y tres meses después tener que convocar elecciones porque eres incapaz de sacar adelante los presupuestos”; y acaba reconociendo que “Podemos y el PSOE están condenados a entenderse para poder cambiar este país”.
¿Joven, hijo de socialista, y en el PSOE? ¿No es usted un bicho raro? ¿Será de los pocos que no cumpla con aquello que dijo Borrell de que los hijos de los socialistas están en Podemos?
No. Para nada. No me siento un bicho raro. Todo lo contrario. Yo llevo ya mamando de la política mucho tiempo. Es verdad que nunca he tenido un cargo de responsabilidad como este. Tampoco he estado en las instituciones, yo vengo del sector privado. Me siento orgulloso de los genes que he mamado del socialismo y, sobre todo, me siento muy integrado dentro del partido.
Su perfil es atípico. No es ni ha sido nunca cargo público. ¿A qué se ha dedicado hasta ahora?
Cuando terminé el bachiller, me puse a trabajar en diferentes sitios. Llevo ocho años trabajando y he sido barman en Londres, he trabajado en Disney World en Orlando, de azafato en Vueling, de profesor de inglés en dos colegios en extraescolares, he trabajado en el Bernabéu. Ahora, en una empresa de transporte. Me he buscado la vida para poder pagar mi hipoteca y mis estudios.
¿Cómo va a hacer ahora en su nueva responsabilidad?
Voy a seguir trabajando fuera de esto. Es un compromiso que adopté durante la campaña y lo quiero mantener. Son compatibles la política y la vida laboral fuera de ella. Y así hay que demostrarlo.
¿Cuáles son los problemas de los jóvenes?
El principal es que no se nos escucha. Más allá de entrar en materia, el problema es que muchas veces vemos la política como algo lejano y ahí tenemos que tener a las juventudes socialistas a disposición de los jóvenes. Hay que bajar al barro, aquellos que no estamos en las instituciones tenemos que hacernos oír. Y aquellos compañeros que tienen la suerte de poder representarnos tienen que estar con nosotros trabajando para cambiar. Yo me siento muy cómodo en la calle. Llevo 12 años en Juventudes Socialistas, nunca he estado en ningún cargo de ninguna institución, pero siempre he tenido la posibilidad de trabajar dentro de la organización. Los jóvenes lo que queremos es un espacio donde se nos escuche, donde en vez de que nos hablen tanto tener espacio para poder hablar nosotros. Y que los problemas los señalemos nosotros, que no se nos diagnostiquen desde fuera.
¿Y cuál es su diagnóstico?
Lo primero es la reforma laboral. Vivimos en un mundo laboral muy duro. Se está mejorando la productividad a costa de los derechos de los trabajadores. En el mundo educativo tenemos otro problema con la LOMCE, una ley que lo único que hace es dañar a aquellos jóvenes que quieren trabajar en el futuro y además no tienen una estabilidad educativa. Hay compañeros y compañeras que han entrado en segundo de Bachiller sin saber si iban a tener reválida, si la Selectividad iba a ser sobre 14, sobre 10. Tenemos un problema también con el acoso escolar. Hemos de empezar a trabajar con este asunto. No es normal que haya personas de 12 o 16 años que se están quitando la vida porque su situación es insostenible. Tenemos un problema con la vivienda, nos emancipamos muy tarde y aquellos que lo hacemos nos emancipamos con unas condiciones durísimas. No solo hay poco acceso a vivienda pública, sino que además el coste es muy alto. Tenemos un problema con el medio ambiente. Somos una generación que asume que lo que oíamos hace 10 años de las emisiones de CO2 lo vemos como algo ya cercano y nos damos cuenta de que hay que hacer algo. Y luego, para mí, tenemos un problema con Europa, una Europa que ha dado la espalda a la juventud, que deja a morir a familias enteras en nuestros propios mares. No tenemos una voz crítica contra ello. Es más, lo que hacemos es llegar a un acuerdo con Turquía que es denigrante como europeo o socialista.
Habla de la reforma laboral, pero ¿hay que derogar solo la última o también la de Zapatero?
Las últimas. En general ninguna de ellas ha sido buena para los jóvenes. Y lo que tenemos que hacer es empezar a trabajar con el sindicato y con las asociaciones que trabajan con jóvenes para empezar a hacer una reforma laboral que sea de todos, no solo del Parlamento. Tenemos un Parlamento dividido en el que hay que llegar a acuerdos, pero también tenemos una sociedad que quiere participar dentro del Parlamento. Y la clave son los pactos de Estado que no solo han de ser acuerdos políticos, sino también con asociaciones y gente que está fuera del mundo institucional.
Uno de los debates en torno a esta cuestión se centra en renta básica sí o no, o trabajo garantizado. ¿Cómo lo ve?
Creo que la renta básica está bien, pero tenemos que plantearnos que no es la panacea. Cuando salimos de la universidad, tenemos que empezar a trabajar en un empleo digno, en el que no tengas opción de trabajar 10 horas seis días a la semana por 650 euros. Eso no hay modelo productivo que lo sustente, económicamente sí, pero socialmente no se puede. Tenemos que empezar a plantearnos no solo la renta social, sino ir más allá. No puede ser que con un trabajo o dos no llegues a subsistir, ya no hablo de cubrir las necesidades, subsistir, y eso es lo que no es normal. No es normal que con 28 años tengas dos trabajos, sigas viviendo en casa de tus padres, no puedas emanciparte y no puedas pasar a la etapa adulta, no puedas crear tu propia familia. Al final lo que nos está matando a los jóvenes es la falta de opciones. La felicidad no es siempre poder elegir lo que quieres. La felicidad puede ser también tener la opción de elegir. Y los jóvenes no tenemos opciones, no tenemos un abanico de opciones. Lo que nos están haciendo es que vayamos todos por un mismo camino, marcado por los de arriba, y eso a los jóvenes nos duele.
Defiende que el Partido Socialista ha de ser un espacio para los jóvenes, pero en voto y en intención de voto se ve que tanto el PP como el PSOE han dejado de ser partidos de referencia para estos. ¿Qué hacer entonces? ¿En qué han fallado?
Yo me afilié en 2004 y viví la victoria con José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y en 2008. Y sí recuerdo esa corriente de ilusión joven que venía al partido. Es verdad que a partir de ese momento hemos cometido errores, errores que no hemos sabido explicar. Uno de los problemas, que siempre he dicho, es la comunicación. La comunicación no es hablar tanto, es escuchar. Cuando te equivocas, lo que tienes que hacer es escuchar esas críticas, reconocerlas y cambiarlas. Y el Partido Socialista llega tarde, hemos llegado tarde a reconocer nuestros errores, no hemos sabido explicarlos. Y creo que ahora la clave es volver a bajar al barro y escuchar a la gente. Tenemos que actualizarnos como partido. Lo he dicho muchas veces, si el mensaje es mediocre, pero el mensajero también, no llegaremos nunca a los jóvenes. Tenemos que actualizar tanto el mensaje como el mensajero. Para que así los jóvenes vean que el Partido Socialista es una herramienta de cambio. El partido ha cambiado la vida a cientos de miles de jóvenes y lo podemos volver a hacer.
¿Cuáles son esos errores? ¿Qué le han dicho en la calle?
El primero es evidentemente el final de la etapa de Zapatero, no se explicó bien. No supimos explicar la crisis. Es verdad que a la larga se nos ha dado la razón en aquellos movimientos que hicimos desde el gobierno. Creo que fue un error no explicarlos bien y creo que Zapatero no salió por la puerta grande como debía, como el buen presidente que fue. Fue un error de comunicación no explicar que era la crisis, por qué venía y cómo teníamos que afrontarla y el problema es que nos estalló en la cara sin saber explicar de dónde venía.
Dice que fue un error de comunicación, pero ¿y la gestión? ¿No había otras salidas ante la crisis?
Yo, a día de hoy, no veo ninguna. Creo que nos equivocamos a la hora de explicarla y además, sobre todo, lo hicimos rápido y mal. Lo que teníamos que hacer es hacer pedagogía. La política es pedagogía. Tienes que explicar cómo hemos llegado a esta situación y qué posiciones tienes que tomar. Yo, en mayo del 2010, a lo mejor hubiese hecho una especie de votación o hubiese hablado con la gente y explicado esta es la situación que tenemos, hay que hacer esto para evitar lo siguiente. Y no lo hicimos. Fue un error. Hicimos una reforma laboral que no fue buena, hicimos una serie de paralizaciones en el aumento de las jubilaciones y las rentas. Fue un error.
Esas políticas que vinieron en muchos casos marcadas por Europa y que llevaron a la modificación del artículo 135 de la Constitución están siendo reconocidas por algunos sectores de la propia UE o el FMI como un error. Y sin embargo, insiste en que el error fue no comunicarlo bien.
Teníamos unas directrices europeas que había que cumplir. Y el problema es cuando no tienes suficiente fuerza en Europa para cambiar ese austericidio. El Partido Socialista no tenía fuerza en ese momento para cambiar la directriz europea. Creo que no supimos explicar oye, tenemos que hacer esto porque estamos en un marco común y nos lo exige, no tenemos la suficiente fuerza dentro de Europa para poder cambiar ese marco. Y eso es lo importante, que el PSOE vuelva a tener fuerza para cambiar esta Europa que no me representa. Los países del sur hemos sufrido el austericidio porque no hemos sido capaces de hacer frente al norte que nos lo exigía.
¿No cabe la posibilidad de salir del euro?
Yo no me la planteo. Igual que tampoco me planteo salir de Europa. Soy un firme convencido de Europa, pero no de esta. Creo que en sus inicios fue la Europa con la que todos nos sentimos identificados, pero año tras año no está siendo aquella en la que creímos.
Volvamos a los jóvenes, cada vez les votan menos, pero hay algunos que ni votan, esos a los que hemos clasificado de ninis.
Se ha etiquetado despectivamente a esa gente cuando en realidad no hay que hacerlo, hay que dar soluciones. Esa gente ha sido engañada por el sistema. Te decían puedes estudiar o dejar de estudiar pero vas a poder dedicarte a lo que quieras. Pensaron que en la construcción, principalmente, tenían su oportunidad porque así lo indicaban todos los factores, todas las estadísticas decían que era el medio de subsistencia del país y nos engañaron. Hay que empezar a pensar por nosotros mismos. Tenemos que empezar a dejar de repetir lo que oímos en el telediario, tenemos que ver, hablar con la gente, ver cuáles son sus problemas. Y la realidad es que hay gente que fue engañada, entre ellos, todos aquellos de mi generación a los que les dijeron estudiad, aprended idiomas, tendréis el trabajo que queréis. Terminan la carrera y se encuentran con que hay que hacer un posgrado o un máster para tener opciones. Y cuando terminas, te piden experiencia. Nos han engañado una otra y vez. Han encarrilado tu vida y cuando llegas, llegas a un precipicio, con un trabajo precario sí o sí, no hay más. Hay que cambiar esa sensación, hay que hacer pedagogía, hay que explicar que cada uno puede llegar donde quiere, pero que no tiene que esperar ni que el Estado ni nadie le diga lo que tiene que hacer. Te tienes que marcar tu propio camino. Y ahí es donde el Estado tiene que ayudarte, mediante las becas, los cursos de formación.
Habla de becas, por ejemplo, pero esas medidas son más bien para la secundaria postobligatoria o la universidad, hay mucha gente que se queda antes.
No es tanta la masa de jóvenes que se queda fuera. De hecho, es un tanto por ciento bastante pequeño, pero no debemos olvidarnos de ellos. Tenemos que dar esa oportunidad, cursos de formación, volver a meterles dentro del mercado laboral. Tenemos que intentar ayudar a aquellas personas que se han sentido engañadas al volver a la educación, a trabajar y, sobre todo, a crear su propio futuro. La clave de esto es que tú no tienes que seguir la zanahoria, tienes que marcarte tu propio camino. Yo no voy a explicarle a un joven qué tiene que hacer con su vida. Es más, quiero que el joven me explique qué ha hecho para llegar a ese punto de su vida. Y nosotros, ver dónde hemos fallado para poder ayudarle.
En varias entrevistas, usted ha mencionado a Zapatero como su referente político, pero podríamos decir que hay muchos Zapateros, el que sacó las tropas de Irak, el que aprobó el matrimonio homosexual, el de la reforma laboral, el que concedió la cláusula de dolo al proyecto Castor de Florentino Pérez, el de la reforma del 135. ¿No le han idealizado ustedes? ¿No sería necesaria una autocrítica socialista a su gobierno?
Soy el primero que he hecho autocrítica, pero es verdad que me gusta quedarme con lo bueno de José Luis. Me preguntaban en otra entrevista, y esto es más grave, por Felipe González. Y me quedo con lo que ha hecho Felipe González en los últimos 40 años. Los últimos dos a mí no me representan en todo. Con algunas de sus declaraciones sí me he sentido identificado y con otras no. Con Zapatero me pasa lo mismo. Creo que tuvo una primera legislatura brillante, para enmarcar, y luego no tuvo la capacidad de reacción ante una crisis que se le venía encima, pero yo me quiero quedar con lo positivo. Fue quien nos devolvió la dignidad como país, aprobó la ley del matrimonio homosexual... Son las cosas buenas con las que te tienes que quedar y las críticas las haces dentro, en los comités federales, en las asambleas No es idealizar, es sencillamente defender su legado. Mi otro referente es Pedro Zerolo, una persona que me cambió la vida y mi forma de entender la política.
¿Cuál es su análisis de lo que ha pasado en estos meses en el PSOE?
Hemos vivido un proceso interno mediatizado, en exceso, por culpa nuestra y que se ha resuelto el 21 de mayo con un apoyo mayoritario a Pedro Sánchez. Votó más del 80% de los militantes. El partido está vivo. Seguimos en la ruta correcta para devolver al partido al lugar que le corresponde. Y una vez que se ha cerrado esa etapa, hay que ver las cosas positivas y las negativas intentar evitarlas en el futuro.
En el último congreso los jóvenes defendieron una enmienda en la que se pedía “avanzar e implantar la República como modelo de Estado”. Al final, sin embargo, transigieron y se aprobó solo un compromiso con el fortalecimiento de los valores republicanos. ¿El PSOE es siempre un poco timorato en este asunto?
A mí fue al primero que me decepcionó el no poder avanzar en el modelo de Estado que defendemos las Juventudes Socialistas, la República, porque entendemos que es el modelo de la igualdad. Me quedo con lo positivo, hace 30 años hablábamos de laicidad y el partido no lo veía del todo claro y, sin embargo, ahora es uno de sus pilares. Nosotros lo que hemos hecho ha sido abrir la puerta, por primera vez en muchos años se habla de la República en un congreso del PSOE. ¿El resultado no ha sido el esperado? No, pero hemos abierto. Espero que en los próximos podamos seguir debatiendo y las Juventudes seguirán defendiendo el modelo republicano.
Dice que el PSOE asume la laicidad, pero ese es un melón que nunca termina de abrirse. Cada cierto tiempo afirman que van a renegociar o acabar con los acuerdos con la Santa Sede, pero una vez en el poder nunca se trata el asunto.
Yo confío. En el último congreso hemos dicho que se va a renegociar el acuerdo con la Santa Sede y confío en que lo podamos hacer. Las Juventudes Socialistas lo hemos defendido siempre y hemos criticado cuando no se ha cumplido. Pedro va a llegar a La Moncloa y una vez que llegue, confío en que podamos acabar con ese acuerdo o al menos cambiarlo.
Rajoy declaró este miércoles por el Caso Gürtel en la Audiencia Nacional y, sin embargo, las encuestas siguen dando ganador al PP. ¿Algo estará haciendo mal la oposición?
Esta es la vergüenza que tenemos algunos. El voto del PP no se disuelve, es fijo, hagan lo que hagan sigue manteniéndose. Nosotros, sin embargo, tenemos un voto crítico. Tengo muy claro que, si hubiese sido al revés, el Partido Socialista habría desaparecido. El PP funciona de otra manera. Yo respeto mucho al resto de las formaciones. Ellos tienen su manera de operar. Nosotros, la nuestra. Somos muy críticos cuando hemos tenido un problema de corrupción. Si nos llega a pasar a nosotros, estoy seguro de que no lo hubiéramos mantenido como secretario general y presidente del Gobierno.
Dicho esto, ¿por qué los ciudadanos no sienten que hay una alternativa?
La izquierda sigue peleada. Eso es una evidencia. Evidentemente está mejorando, pero sigue peleada. Tenemos que empezar a demostrar que la alternativa está aquí, está en nuestra casa, está en Ferraz y debemos trabajar por ello. Nosotros no vamos a buscar al electorado del PP. Tenemos que buscar el nuestro, recuperarlo mejor dicho. Y es ahí donde estamos trabajando. Las encuestas no son buenas, ninguna, porque seguimos sin ganar al Partido Popular, pero vamos en el camino de la mejora. Tenemos que seguir trabajando y mejorando para poder devolver la dignidad a este país.
PSOE y Unidos Podemos-En Comú-En Marea han creado un espacio de colaboración permanente en el Congreso para abordar aquellos asuntos parlamentarios que quieran impulsar contra las políticas del PP. ¿El fin último debería ser desalojar al PP del Gobierno, no?
Sí, ya tuvimos una oportunidad hace año y medio y Podemos decidió votar no a Pedro Sánchez. Ahora tenemos lo que tenemos, menos diputados de izquierda que hace un año y medio, con lo cual lo que tenemos que buscar es el espacio para que en la oposición sigamos pudiendo cambiar las medidas del PP. Y, por suerte, la aritmética en este caso podría estar con nosotros para poder seguir avanzando y evitar que el PP, hasta que convoque elecciones, siga haciendo rodillo de los derechos sociales.
Hablando de una futura moción de censura, Irene Montero afirmaba que es una cuestión de tiempos, más que de objetivos, ¿pero hay tiempo aún con una emergencia democrática, con un gobierno corrupto? Se refiere usted a la aritmética, esta sí daría pactando con nacionalistas.
Claro. Tuvimos ya la oportunidad hace año y medio y la aritmética daba y era incluso mejor que la de ahora. Lo que tenemos ahora es que han presentado una moción de censura ellos solos, sin consultar a nadie. Lo que tenemos que hacer es empezar a trabajar juntos, pero con lealtad. Lo que no puede ser es que una de las dos partes se mueva de manera independiente de la otra. Si queremos cambiar el país, tiene que ser de acuerdo. Por suerte o por desgracia, la aritmética parlamentaria dice que para poder gobernar necesitas al menos un partido de los grandes y luego pequeños. O dos de los grandes. Y ahora mismo es imposible sentar a Ciudadanos y Podemos juntos o a nosotros con aquellos que están planteando un referéndum unilateral en Cataluña.
¿Entonces no cabe la posibilidad de presentar una nueva moción de censura?
Tenemos que ver. Lo primero es que la moción de censura no es sencillamente para desalojar, es para cambiar de gobierno. Y tienes que tener una estabilidad para cambiar ese gobierno. De nada vale ganar una moción de censura y tres meses después tener que convocar elecciones porque eres incapaz de sacar adelante los presupuestos. Hay que ser muy claro, tenemos que ser coherentes. Nosotros tuvimos una oportunidad, se nos rechazó y ahora tenemos esta, en la que ¿podemos presentar una moción de censura? Sí. Pero, ¿el objetivo cuál es? ¿Desalojar solo al PP o empezar a cambiar este país? Para poder cambiarlo, tenemos que tener una lealtad con respecto al resto de los partidos y ellos con nosotros. Hoy día, eso es muy difícil, porque no han sido capaces de llegar a un acuerdo hace año y medio. Tenemos que empezar a fraguar esos mimbres para llegar a un mínimo acuerdo. Estamos condenados a entendernos, pero tiene que haber lealtad de las dos partes.
¿De qué dos partes?
Sobre todo, de Podemos y del PSOE, que son los dos partidos de referencia de la izquierda y están condenados a entenderse para poder cambiar este país.
Pedro Sánchez acaba de anunciar una propuesta de reforma constitucional para seducir al PNV y convencerle de que sea su socio para formar una mayoría. ¿Puede y debe el PSOE pactar con los nacionalistas como hizo en ocasiones anteriores? ¿O es una línea roja?
Depende de lo que quieran los nacionalistas. En este caso, cuando lo que quieren es seguir mejorando el país en general, no debemos poner ninguna línea roja. Lo que no podemos es saltarnos la Constitución. Y cuando hay ciertos partidos que quieren saltársela, que están planteando cosas ilegales, tenemos que saber que somos un partido de gobierno serio. Necesitamos estabilidad. Con aquellos que quieren volar las normas de convivencia, no podemos formar un gobierno. El PNV ha dado un bandazo buenísimo en las negociaciones con nosotros, sobre todo, en los últimos años. Puede ser un buen partido con el que pactar, tiene además un sentimiento de Parlamento y eso es importante.
En el último Congreso Federal del PSOE, aprobaron “perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional de España”. ¿Cómo se hace eso? ¿Cómo se encaja en la Constitución?
Lo primero que tenemos que plantear es una reforma de la Constitución y un Estado federal. La plurinacionalidad es un término del que estamos todo el día hablando y no es el importante. Lo importante es cómo vamos a ubicar este nuevo Estado, qué tipo de federalismo queremos. Y eso es lo que estamos debatiendo y tenemos que hablarlo, sobre todo, con el PSC, y cambiar el modelo de Estado, de un Estado de las autonomías, que ya está antiguo, al federalismo, descentralizar un poco más para que sean las federaciones quienes marquen sus tiempos, pero todo con lealtad y solidaridad entre unos y otros.
Usted participó en el 15M, uno de cuyos mayores impactos fue poner en cuestión el relato de la Transición y, sin embargo, usted defiende dicho relato y ha llegado a decir que no se podría haber hecho mejor. ¿Por qué?
El 15M no es ni de ningún partido ni de una idea única. Es de todos y todas. Nadie se puede apoderar de eso. Me uní al 15M y participé, aunque es verdad que no fui muy activo, pero sí me gustó el movimiento porque aprendí mucho.Y me gusta aprender. Los primeros días cuando decía que era de las Juventudes Socialistas te marcaban mucho más, estábamos en el gobierno, pero luego la gente asume que tú no defiendes todo lo que pasa en el gobierno. El 15M lo que hizo fue dar la capacidad a la gente de poder expresarse y yo me sentí como en casa.
¿Y el cuestionamiento del relato de la Transición?
El 15M cuestionaba ciertas cosas, yo no las cuestiono y he estado en el 15M. Cada uno es libre. Tengo mi posición y me siento cómodo dentro del 15M y con la Transición. Puedes criticarlo, pero no hay un sentimiento común. He oído muchas voces que pueden decir que se hizo mal, el régimen del 78, como le llama Pablo Iglesias, o no. Yo estuve dentro del 15M y no critico la Transición, entiendo que fue un paso que dimos todos a la izquierda, a la derecha o atrás con un objetivo común, cambiar la dictadura para empezar a trabajar en un proceso democrático. Yo me siento orgulloso de lo que hicieron nuestros compañeros y compañeras dando un paso atrás para poder llegar a la democracia que tenemos hoy. No puedo criticar el proceso que nos ha llevado a los años más tranquilos y democráticos de la historia de España.
En el Congreso Federal del PSOE aprobaron oponerse a la gestación subrogada, pero usted ha expresado en algunas entrevistas que no lo tiene claro, que tiene dudas.
El PSOE ha tomado la decisión de estar en contra. Las Juventudes Socialistas hemos aprobado estar a favor. Yo lo que decía en las entrevistas es que hasta que no llegase nuestro congreso, yo no podía dar mi opinión. Ahora la doy clarísimamente, porque han sido los compañeros y compañeras quienes han tomado la decisión, no yo. El secretario general no elige, lo que tiene que hacer es acatar y en esa votación hubo una mayoría que aprobó la gestación subrogada, por lo cual yo voy a defenderla.
¿Cuáles son sus argumentos para defenderla?
Nosotros defendemos que la gestación subrogada es altruista. Y ahí es donde yo tenía más dudas, cuando entra la transacción económica. Pero lo tenemos muy claro, ser padres, formar una familia, es un derecho y hay que defenderlo. Eso y que no se puede mercantilizar el cuerpo de las mujeres. Si hay una transacción económica por la que puedes subsistir de la gestación subrogada, eso no es gestación subrogada. Esta es altruista. Mi pareja, por ejemplo, está a favor y quiere ser gestante. Yo no tengo el derecho a decir si tiene que serlo o no. Es su cuerpo. Lo que quiero es que las mujeres decidan, pero que no haya un condicionante económico que fuerce a tomar esa decisión.
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Autor >
Amanda Andrades
De Lebrija. Estudió periodismo, pero trabajó durante 10 años en cooperación internacional. En 2013 retomó su vocación inicial. Ha publicado el libro de relatos 'La mujer que quiso saltar una valla de seis metros' (Cear Euskadi, 2020), basado en las vidas de cinco mujeres que vencieron fronteras.
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