Análisis
Economía: Frankenstein y la jerigonza
Solo una agenda común entre España, Portugal, Italia, Grecia (y probablemente Francia) evitaría la implosión de la Unión Europea
Albino Prada / Santiago Lago 6/06/2018
Antonio Costa, primer ministro de Portugal, junto a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.
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Como quiera que el nuevo Gobierno de España (bautizado Frankenstein) ha asumido los presupuestos del Estado del Gobierno anterior para este año, quizás una de las tareas más prioritarias de su agenda económica radique en definir una posición compartida con el Gobierno portugués (allí bautizado en su día como la jerigonza) para la inminente reforma económica de la UE y la eurozona (28 y 29 de junio en Bruselas). Una posición que, muy probablemente, sería también compartida por el nuevo Gobierno italiano y Grecia.
Para ayudar a definir dicha posición trasladamos aquí parte de las conclusiones de un artículo publicado en 2014 en la revista Papeles de Economía Española (Los atributos de una unión fiscal en Europa).
A día de hoy no se contempla el fortalecimiento de los instrumentos presupuestarios o tributarios a escala comunitaria. Si acaso un ligero avance en el aspecto de la autonomía de los ingresos respecto a su actual base nacional. Con estos condicionantes, la UE27 y la propia UEM parecen condenadas a una gobernanza de corte intergubernamental que las aleja de un genuino gobierno federal. Ello tiene consecuencias negativas para las funciones de estabilización macroeconómica, de nivelación interterritorial, de mutualización de riesgos, incluyendo lo que tiene que ver con la solidez de la moneda única.
Sin avanzar significativamente desde el actual uno por ciento del PIB del presupuesto comunitario, la UE corre el riesgo de anquilosarse en la incapacidad tanto para desarrollar las políticas de impulso al crecimiento en la línea de lo que plantea la estrategia 2020, como para abandonar la inequidad que refleja la relación entre el porcentaje de riqueza nacional aportado al presupuesto común por cada EM y su nivel de riqueza nacional en términos relativos.
A día de hoy los Estados Miembros con riqueza superior a la media de la UE realizan un esfuerzo redistributivo semejante con independencia de cuál sea su nivel de renta. Sorprendentemente, la percepción imperante es justo la contraria, lo que explicaría que los grandes contribuyentes netos al presupuesto estimen que sus contribuciones netas son elevadas en exceso.
Las propuestas de reforma de los ingresos a pesar de que su formulación concreta es muy poco ambiciosa en lo cuantitativo, se ven sistemáticamente orilladas por las dilaciones derivadas de una filosofía de consolidación presupuestaria que no tiene como norte incrementar el presupuesto de la UE.
Algo similar sucede con la mutualización solidaria del recurso al endeudamiento a través de la figura de los eurobonos. Las propuestas alternativas para emitir eurobonos para la mitad de la deuda pública hoy en circulación de los EM, permitirían que todos ellos saliesen ganando en los costes a enfrentar, atraerían con toda seguridad a los inversores internacionales y, al consolidar así la unión fiscal, cortarían de raíz todos los riesgos de ruptura de la eurozona. Pero se enfrentan a obstáculos institucionales que hoy parecen difíciles de remover.
Parece que los europeos prefiriésemos renunciar a la lógica de una unión de transferencias con criterios de gobernanza de índole federal, para seguir transitando caminos agónicos sujetos a una lógica intergubernamental concretada en sucesivos mecanismos de rescate con garantías limitadas, condicionalidades asimétricas y eficacia discutible.
Hasta aquí las citas. Añadimos hoy: solo avanzando en esta agenda común entre España, Portugal, Italia, Grecia (y probablemente Francia) se evitarían los crecientes riesgos de implosión institucional y social que rondan la UE y la eurozona. Solo así se ampliarían los márgenes para la consolidación fiscal de los países más endeudados, al tiempo que se frenaría la dictadura austericida de los mercados acreedores y de la prima de riesgo.
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