1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Nancy K. Maclean / Historiadora

“Ya no queda nada del viejo Partido Republicano; ha sido asaltado por multimillonarios”

Héctor Muniente Sariñena / Ignasi Gozalo Salellas / Álvaro Guzmán Bastida Nueva York , 12/12/2018

<p>Nancy MacLean durante la entrevista.</p>

Nancy MacLean durante la entrevista.

H.M.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT es un medio pequeño pero sus luchas son grandes. Necesitamos tu ayuda para seguir avanzando. Puedes suscribirte en agora.ctxt.es o hacer una donación aquí:

Nancy MacLean se encontró un tesoro por casualidad. La prestigiosa historiadora americana, profesora de Historia y Políticas Públicas en la Universidad de Duke, buceaba en un oscuro archivo de la Universidad George Mason, en Virginia, cuando dio con la hoja de ruta de la Revolución Conservadora en Estados Unidos. MacLean es una historiadora ecléctica: en su primer libro, Behind the Mask of Chivalry (1994), exploraba la formación y auge del Ku Kux Klan a principios del siglo XX a través de su discurso no sólo racista sino también anti establishment y pro familia. Su segundo libro, Freedom is not Enough (2006), compone un valiente trabajo sobre la lucha por la igualdad a partir de los años 50, principalmente en los puestos de trabajo de las mujeres, los afroamericanos y las comunidades latinas. Siguiendo esa línea de demarcación que atravesaba la raza, el género, el trabajo y los movimientos sociales, MacLean publicó en 2017 un volumen explosivo que mezcla la historia con el análisis económico y el periodismo de investigación. En Democracy in Chains cristalizan, en el fondo, todas sus preocupaciones sobre la derecha reaccionaria, que ataca desde su raíz misma. A través de la figura del premio Nobel de Economía James M. Buchanan, en cuyo archivo secreto terminó MacLean casi por accidente, el libro despliega con brillantez el tablero de juego del conservadurismo moderno y su estrategia desde la posguerra. MacLean alerta no solo sobre su astuta propaganda, sino también sobre secretas maniobras antidemocráticas de las élites libertarias que han armado ideológicamente el conservadurismo anti establishment del partido republicano, y así hasta la victoria de Donald Trump. Lo que parece una anomalía a brocha gorda, mirado con los ojos de McLean se revela como resultado de una estrategia de décadas. Siempre ganan los hermanos Koch.

Su exploración de la derecha estadounidense empieza con un repaso a la historia reciente de ataques militantes de la derecha contra los sindicatos y el estado de bienestar en Estados Unidos. Hubo muchos, dentro y fuera de EE.UU., que vieron la victoria de Trump como una suerte de anomalía y se preguntaban entonces: “¿De dónde sale todo este vigor ideológico de la derecha?” ¿Podría hacer un repaso a esa historia reciente de lo que viene ocurriendo en Estados Unidos?

Muchos estadounidenses no empezaron a tomarse en serio todo esto hasta que Trump salió elegido, lo cual les sumió en un tremendo shock. Ahora le prestan más atención a la política. Veo a Trump como el síntoma, mórbido si se me permite, de un problema que lleva cociéndose mucho tiempo. Es inconcebible que Trump pudiera haber alcanzado la presidencia sin el trabajo previo de toda una serie de intelectuales y de una red de financiación bien urdida durante muchos años para transformar las instituciones de Estados Unidos.

Incluso si hablamos en concreto de la elección de Trump, toda esta red preparó el terreno al presentar tenaz y concienzudamente al Estado como una ciénaga que había que limpiar, al hacer que fuese tomando peso la idea de que no hay nada que merezca ser preservado en Washington, nuestra capital, y que los grupos de interés campan a sus anchas allí, desangrando al contribuyente. Por supuesto que hay muchísimas corporaciones, pero esta red ha trabajado duro para, precisamente, abrir el grifo del dinero corporativo y que este pueda inundar la política, así que estamos hablando de algo completamente diferente.

Para entender ese proyecto, menciona como clave la vida y obra del economista James McGill Buchanan. ¿Quién fue Buchanan? ¿Qué importancia tiene su figura dentro del forjamiento de la derecha neoliberal?

Quizá haya oído hablar de la Sociedad Mont Pelerin, que promovió este pensamiento radical de libre mercado. Yo lo defino como el proyecto supremacista de los propietarios o supremacista del capital. La Sociedad Mont Pelerin se fundó en 1947, cuando Buchanan estaba terminando sus estudios en la Universidad de Chicago, al albur de los fundadores del proyecto, Friedrich Hayek, Milton Friedman, Frank Knight y algunos otros. Buchanan formaba parte sin duda de ese proyecto radical de libre mercado, pero era una figura mucho más oscura que, por ejemplo, Friedman. Pienso en ellos como el ying y el yang de esta causa. Friedman era el tipo afable y dicharachero al que le gustaba hablar de las grandes virtudes del libre mercado y de cómo a todos nos iría mejor si tuviéramos la libertad de escoger, etcétera. Siempre estaba en la esfera pública. Buchanan era una figura que se movía mucho más en las sombras, contento con trabajar en el mundo académico, entre bambalinas, lidiando con compañías, grandes donantes de la derecha y demás. Quería cambiar la manera de pensar de la gente respecto del Estado. Quería demostrar el fracaso del Estado. Estaba decidido a desenmascarar a figuras públicas y probar que no les movía el bien común o los intereses de los ciudadanos.

 Gran parte de lo que cuenta lo descubrió en los archivos personales de Buchanan. Pero usted no tenía porqué estar allí. ¿Qué sucedió? ¿No le pretendían dejar entrar? ¿Qué importancia tiene el secretismo dentro de un proyecto como el que describe?

Hay algo que une a la gente como el multimillonario Charles Koch, que tiene una empresa multinacional y los agentes políticos a los que paga, la red de donantes que gestiona, instituciones como el CATO Institute, la Heritage Foundation, la Atlas Network y los académicos juristas, economistas y científicos políticos a los que financia: no tienen ningún respeto a la Historia.

De modo que dejaron abandonado un enorme archivo con documentos y pruebas de todas sus campañas estratégicas. Se mudaron de la Universidad George Mason a un edificio moderno de cristal más cerca de Washington y dejaron todo eso. Yo había descubierto, en otro proyecto de investigación, cosas sobre Buchanan en el contexto de la época de la batalla por los derechos civiles en Virginia que me habían dejado tan helada. Me dejaba estupefacta que la gente que decía estar a favor de una sociedad libre fuera cómplice de fuerzas archi-segregacionistas sin inmutarse. Y este proyecto se alineaba perfectamente con aquel. Así que no pude dejarlo de lado. Llegar a aquel archivo y descubrir todo aquello fue como una bomba… Todo lo que sospechaba se confirmó.

Describe en su trabajo como el multimillonario financiador de campañas conservadoras Charles Koch encontró en Buchanan el sistema de ideas que llevaba tanto tiempo buscando para transformar América. Parece que Koch, más allá de su propio interés de clase, cree de verdad en esas ideas. ¿Cómo forjaron Koch y Buchanan una alianza para desarrollar una estrategia para lo que usted define como “salvar permanentemente al capitalismo de la democracia”? ¿Mediante qué instituciones o redes trabajaron juntos para hacer realidad ese proyecto?

Creo que Charles Koch ha sido subestimado sumamente por sus críticos. Estamos ante alguien que ha sido capaz de tejer una red de donantes para campañas, que tiene la audaz ambición de transformar no sólo la política estadounidense, sino también la de otros países del mundo. Ha incrementado el tamaño de la empresa que heredó de su padre entre un mil y un cinco mil porciento. Ahora opera en sesenta países. Tiene tres títulos de ingeniería del MIT, la universidad de élite tecnológica del país. Es un hombre muy inteligente, al que no deberíamos subestimar, que siempre ha sabido jugar a largo plazo. Mucha gente de izquierdas, desgraciadamente, piensa en lo que dijo no sé quién ayer y que sale hoy en las noticias, pero no a diez, veinte, treinta años vista. Koch sí lo hace.

A finales de los 60, empezó a financiar el trabajo de intelectuales y académicos que, pensaba, podrían ayudarle a abrir camino con sus ideas. Cuando donó sus primeros diez millones de dólares a la Universidad George Mason, donde estaba Buchanan, dijo que llevaba tres décadas financiando a toda una serie de intelectuales, en busca de la “tecnología” que necesitaba. Cuando hablaba de tecnología –hay que recordar que se trata de un hombre con tres títulos del MIT— se refería al poder transformador de las ideas. Y al dar con Buchanan, supo que la había encontrado. De modo que cuando dio su primer donativo, dijo: “Quiero dar rienda suelta al tipo de fuerzas que impulsaron a Colón hasta sus descubrimientos”. También se ha comparado a sí mismo con Martín Lutero. La relación, el conocimiento, se remonta bastante más, pero la verdadera conexión arranca en todo su esplendor a finales de los 90.

Hemos hablado bastante sobre cuestiones raciales y educativas, pero también cabe resaltar la importancia los sindicatos en esta historia. ¿Qué papel jugaron los sindicatos en el desarrollo de las ideas de Buchanan y en el impulso de Koch y el resto de donantes de su investigación? ¿Cómo de explícito fue su empeño en derrotar a los sindicatos? ¿Y cómo de exitoso?

Para Buchanan, los sindicatos no fueron un uno de los elementos centrales de su trabajo. Al haberse centrado en finanzas públicas, se fijaba más en cuestiones de ingresos estatales, de cargas impositivas y gasto público. Pero siempre fue muy anti sindicatos. Hay que recordar que los sindicatos estadounidenses de mitad de siglo eran muy poderosos. Consiguieron amasar suficiente poder como para marcar la agenda pública y hacer que los empresarios, o por lo menos los grandes empresarios, tuvieran que cambiar su comportamiento. Establecieron un suelo salarial. Dieron más poder a la gente. Y Buchanan y sus centros de estudios entendían eso y se oponían férreamente a los sindicatos.

A partir de los años setenta, llegó a decir en un buen número de contextos que los empleados públicos no deberían tener derecho al voto, porque eso afectaría las condiciones de su trabajo. Por supuesto, no defiende que los directores ejecutivos de las empresas pierdan el derecho al voto, porque eso afecta a las operaciones de sus empresas. Es un argumento con el que solo apunta a la izquierda. 

Ha hecho alusión a la inconsistencia argumental de ser muy partidarios de la “libertad económica”, como la llaman, pero a la vez no tener problema alguno en apoyar regímenes o políticas autoritarias. Hay un par de episodios especialmente significativos a este respecto: la represión a los movimientos estudiantiles de los sesenta, liderados, entre otros, por Angela Davis en California y la relación del movimiento con el Chile de Pinochet. ¿Qué demuestran para usted estos episodios? 

Lo que he aprendido investigando este asunto es que el tipo de libertad que más les importa a los arquitectos de esta causa son, en realidad, una serie muy concreta de libertades económicas de ciertos actores. Invertir, consumir, producir, ser libre del yugo de los impuestos. Pero la mayoría de libertades que nos importan a los seres humanos, como la libertad política, o el derecho de organizarnos, esas no les conciernen.

Buchanan lo dejó muy claro en su reacción a las revueltas estudiantiles de los sesenta. En sus archivos, lo encontré aconsejando a los líderes universitarios que utilizaran la violencia contra los manifestantes y recriminándoles que no demostrasen “coraje estratégico”. Tenían que ser mucho más represivos; castigar a los manifestantes. Ensañarse con gente como Angela Davis.

Se ha escrito mucho sobre los viajes de Milton Friedman a Chile en 1975, apenas dos años después del golpe. Para entonces ya llegaban las noticias horribles sobre lo que allí sucedía. Chile se estaba convirtiendo en un paria por culpa de las violaciones de derechos humanos de la dictadura. Pero Buchanan fue en 1980. Después de que se purgasen las universidades y de toda una infinidad de barbaridades sobre las que Buchanan tuvo que hacer la vista gorda. Todo para cumplir su sueño de asesorar a la dictadura y sus aliados civiles sobre cómo solidificar las reformas posteriores al golpe con una constitución que los hiciera irrevocables. 

En su trabajo se detalla cómo el de Koch-Buchanan es en realidad un proyecto revolucionario que, siendo minoritario, necesitaba anclarse tanto en el conservadurismo tradicional estadounidense como en la derecha religiosa. ¿Cómo emergió dicha alianza y qué enseñanzas podemos extraer de ellas para el presente? 

Murray Rothbard, el economista de la escuela austríaca, le insistió a Charles Koch en que leyera a Lenin para entender cómo una minoría podía lograr llevar a cabo una revolución sin necesidad de la mayoría. Y Koch cita a Lenin en uno de sus libros como un autor que ha influido en su pensamiento. Está claro que, para ellos, no iba a ser una revolución violenta, porque tienen tanto dinero que no les hace falta. Pueden hacerla por otros medios. Pero, sin duda, es un proyecto revolucionario. Creo que han transformado el Partido Republicano en una especie de Partido Leninista Libertario de Derechas, en el que la disciplina es extraordinaria en asuntos como el cambio climático o la sanidad. No hay duda en que es revolucionario.

Sobre la derecha religiosa, lo interesante es que es lo que les permite avanzar políticamente con su proyecto. Los libertarios de derecha representan sólo el tres o el cuatro por ciento del electorado estadounidense, algo absolutamente inerme. Pero la derecha religiosa, en especial la derecha evangélica protestante, es eminentemente fácil de cooptar. Sus líderes, al menos, lo han sido. Se han movido con mucha astucia. Koch sabe que hay ciertas concesiones que estos grupos buscan de un gobierno de derechas, incluidas las que ahora vemos que aprueba Trump: financiación para colegios cristianos, exenciones de cumplir con ciertas normas en base a valores cristianos. Saben perfectamente cómo capturar a esos votantes religiosos. Lo hacen de muchísimas maneras. En el fondo, es la misma estrategia que seguía Buchanan y su grupo en Virginia en los 60. Él estuvo dispuesto a usar el supremacismo blanco para hacer valer su proyecto de supremacía de los dueños del capital. Hoy en día se cierra el círculo cuando vemos que la gente está dispuesta a usar los prejuicios contra las lesbianas, los gays, los transexuales o los inmigrantes para solidificar la misma agenda.

Si hay una palabra que une a toda la gente que describe es la libertad. ¿Qué significa para ellos, en su opinión?

La respuesta breve es que su libertad extinguiría las libertades de la mayoría de nosotros. En inglés, liberty, a diferencia de freedom, se utiliza en el sentido en el que la empleaba John C. Calhoun, para defender la esclavitud, o para defender los derechos de propiedad por encima de la libertad, pongamos, de los trabajadores para organizarse colectivamente. O de la gente transexual para utilizar el baño que corresponde con su género. Nuestras libertades, han concluido, interfieren con su libertad; su libertad económica.

Si uno lee su libro, escrito antes de las elecciones de 2016, podría pensar que el presidente de Estados Unidos a finales de la década de los 2010 es Jeb Bush o Ted Cruz. ¿Cómo lee la elección de Trump en este contexto? O el hecho de que Trump lograse la nominación del Partido Republicano en primera instancia, que es incluso más sorprendente que su elección, a la luz de su trabajo.

No es concebible que Donald Trump hubiera llegado a la Casa Blanca sin el trabajo previo de esta causa. Ellos sentaron los cimientos en un sinfín de maneras, a través del cinismo prevalente y tóxico que cultivaron en la opinión pública sobre el Estado, cómo funciona y a qué intereses responde. Pero también es cierto que la Red de Financiación Koch había trabajado con tanto ahínco dentro del Partido Republicano para hacerlo el vehículo de entrega de estas ideas que habían preparado a todos los otros favoritos en las primarias para esta causa y se habían asegurado de su obediencia, en contradicción directa con lo que quiere la mayor parte del electorado. Los votantes republicanos vieron a todos los favoritos por un lado y por otro, a Trump, que decía: “Estas son marionetas de los Koch. Están a su servicio”. Y eligieron a Trump.

Ahora bien, desde que fue elegido, Trump se ha demostrado decidido a impulsar la agenda de los donantes de la red Koch, dejando de lado lo que le prometió a la gente. El 70% de sus nombramientos vienen de la Red Koch. Ha llenado las agencias gubernamentales y secretarías de Estado de gente que viene de esa red, en especial la Agencia de Protección Medioambiental, pero también el Departamento de Trabajo, el de Interior, y otros lugares estratégicos en los que los Koch y sus donantes tienen agentes nombrados por Trump.

Aunque perdieron, terminaron ganando.

Ni siquiera tengo tan claro que perdieran. Creo que queda mucho por saber sobre cómo Trump llegó a la Casa Blanca. Pero aunque no lo quisieran ni tuvieran nada que ver con ello, lo que importa es que se han ajustado perfectamente y lo han rodeado de sus aliados, empezando por Pence.

Como ha dicho, Trump aún candidato insistía una y otra vez en que él no necesitaba el dinero de grandes empresas para su campaña. Eso parece romper con el modelo de los Koch. ¿En qué medida cree que Trump representa una ruptura con el conservadurismo “tradicional”?

Seamos claros sobre dos asuntos: en primer lugar, Donald Trump no tenía cómo movilizar el voto en la jornada electoral. Nunca hubiera sido elegido sin que el grupo de los Koch, Americans for Prosperity, asegurase la movilización de las bases republicanas y su red de donantes inyectase de dinero las campañas para el Congreso o cargos secundarios, surtiéndoles de la base de datos de votantes más sofisticada que existe, la llamada i360.

En segundo lugar, Charles Koch no es en absoluto un conservador “tradicional”. Es un radical libertario, un reaccionario cuya red está financiando un aparato para deshacer un siglo de victorias populares democráticas. No se puede entender la crisis de la democracia estadounidense que vivimos si seguimos pensando en que el conservadurismo o el Partido Republicano son lo que un día fueron. La elección de Trump es fruto de una ofensiva desbocada durante décadas –en especial desde 2010— de las ideas de Buchanan. Buchanan llamaba a la mayoría de votantes “parásitos” que “toman como presa” a los demás. Y esta noción es ahora mayoritaria en la derecha. Pero eso es sólo una parte de cómo el proyecto Buchanan-Koch nos trajo a Trump. La otra parte es que la red de financieros de los Koch impuso su agenda en el Partido Republicano tan insaciablemente que Trump se convirtió en el único candidato al que los votantes republicanos leales podían apoyar si no querían los cambios radicales en Seguridad Social, atención sanitaria, educación y demás a los que se habían plegado el resto de favoritos, bajo presión de la red Koch.

Seguimos creyendo, como país, que existe un Partido Republicano, con sus propias tradiciones, su toma de decisiones interna y su rendición de cuentas a los votantes. Pero eso se acabó. Ya no hay nada del Grand Old Party, el Partido Republicano de toda nuestra historia. Ese partido lo ha tomado por asalto la derecha libertaria, financiada por multimillonarios.

En torno a la guerra comercial declarada a China por parte del presidente o los eventos recientes han llevado a muchos a sugerir un conflicto entre Trump y los Koch. ¿Qué les une y qué les separa? ¿Podrían llegar a ser los Koch arquitectos del derrocamiento de Trump?

Charles Koch expresó su desdén personal hacia Trump en 2016, llegándole a llamar “un monstruo”. Dudo que le invitase a cenar jamás. Pero, en lo sustantivo, Koch se ha felicitado en dos en cumbres de donantes de lo muchísimo que han progresado a la hora de aprobar su agenda, en especial en el último año, área por área, desde terminar con las políticas de acción contra el cambio climático hasta el diseño de una ley fiscal al más puro estilo Buchanan.

Así que están logrando, quizá, el noventa por ciento de lo que quieren. Eso pone la cuestión del comercio en perspectiva. Creo que deberíamos prestar atención al juego a largo plazo de la derecha liderada por los Koch, y no distraernos con cuestiones que, desde el punto de vista de la Historia, serán pequeñas trifulcas comparadas con la gran narrativa. 

CTXT es un medio pequeño pero sus luchas son grandes. Necesitamos tu ayuda para seguir avanzando. Puedes suscribirte en agora.ctxt.es o hacer una donación...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Héctor Muniente Sariñena / Ignasi Gozalo Salellas / Álvaro Guzmán Bastida

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Laureano

    "élites libertarias"? El término yanki "libertarian" no se traduce al castellano de semejante manera. Un poco de rigor, o de honestidad en el peor de los casos, por favor.

    Hace 5 años 3 meses

  2. Francisco Tavares

    Muy interesante entrevista. Pero me confunde que los entrevistadores no hayan hecho ni una sola pregunta a la ilustre historiadora sobre las responsabilidades del Partido Democrata en la elección de Trump (que ademas están obsesionados con los rusos). Porque sin duda que el terreno estava maduro. Y las políticas de Clinton, y también de Obama, y del Partido Democrata en general, de retirada ante los poderosos de Wall Street, no seran factores a considerar en la maduración del terreno para la elección de una figura como la de Trump?

    Hace 5 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí