1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Land of Lincoln

La semana más dulce de Hillary

A la espera que Biden deshoje la margarita, Clinton refuerza su posición de cara a la elección demócrata

Diego E. Barros Chicago , 16/10/2015

<p>La ex secretaria de estado, Hillary Clinton en una imagen de archivo de 2014.</p>

La ex secretaria de estado, Hillary Clinton en una imagen de archivo de 2014.

Steve Jurvetson

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Tras el primer debate entre los candidatos a las primarias del Partido Demócrata el resultado fue el esperado: Hillary Clinton salió muy bien parada después de unas semanas a la baja. La exsenadora y exsecretaria de Estado sigue siendo la gran presidenciable y, salvo catastrófico error por su parte o entrada de un nuevo candidato ―todos los ojos están puestos en el vicepresidente Joe Biden y el jueves 15 de octubre volvió a evadir dar una contestación definitiva―, se hará con la nominación casi con toda seguridad. Bernie Sanders, el hombre revelación, mantuvo el tipo, se desenvolvió bien y convenció a los suyos, mientras que Martin O’Malley, exgobernador de Maryland, aprovechó a medias su oportunidad pero sigue estando muy lejos.

Había dos contrincantes más sobre el escenario acondicionado en Las Vegas, Nevada: el exsenador por Virginia, Jim Web, y el exgobernador de Rhode Island, Lincoln Chafee. Pero poco o nada importaba lo que pudieran decir cada uno de ellos y, de hecho, fueron los que menos intervinieron en las casi tres horas que duró el debate. Colocados en los extremos, prácticamente fueron ignorados. Por el moderador, Anderson Cooper, y los dos principales espadas.

Desde los primeros momentos quedó muy claro que el espectáculo (poco) era entre dos, Clinton y Sanders. Cooper tocó todos los temas y no evitó ninguna pregunta espinosa a los contendientes. Puso contra las cuerdas al senador de Vermont al dirigirse directamente a su punto débil ante el electorado medio estadounidense: su condición de autodenominado “socialista”, un estigma ante la opinión pública estadounidense. Salió bien Sanders, cuya campaña está sorprendiendo a propios y extraños pero analizada en conjunto tiene pocas posibilidades de llegar a buen puerto. “Soy un socialista demócrata y eso quiere decir que me parece inmoral que el 1% de los millonarios de este país mantenga en sus manos una riqueza semejante a la del 90% restante”, contestó con su característica voz ronca quien ha hecho de la desigualdad el eje central de su campaña.

Poco importa. En realidad, el hecho de repetir a nivel nacional y no solo en sus multitudinarios mítines la frase “soy un socialista demócrata” le deja sin posibilidad alguna de llegar a la Casa Blanca. No obstante, su función como candidato quedó el martes justificada: traer al campo de debate demócrata asuntos que brillan por su ausencia en el republicano como el poder adquisitivo, la educación universitaria, la desigualdad e incluso la expansión de derechos como los programas del Medicaid o las bajas maternales pagadas. Lo realmente curioso, y esto es extrapolable a lo que sucede en otras latitudes, es que Sanders, quien carga con el estigma de “buscar una revolución”, ser un “radical” o un “populista”, no está pidiendo en esta campaña nada que no desentonara en cualquier político socialdemócrata hace una década: derechos, salarios dignos y oportunidades, en fin, una sociedad más justa.  

Cooper trató de poner contra las cuerdas a Hillary en dos ocasiones. La primera trayendo a colación el escándalo provocado por su decisión de usar un servidor de Internet desde su casa para enviar e-mails, en lugar de los sistemas del Departamento de Estado, mientras desempeñaba su cargo como secretaria de Estado de la Administración Obama. El asunto ha reactivado todas las suspicacias sobre la fiabilidad de la candidata, porque un servidor privado puede ser pirateado mucho más fácilmente que uno del Gobierno. Clinton, presa de su mayor enemigo, su amor propio, tardó meses en admitir su error y, cuando finalmente lo hizo, además de ser demasiado tarde ―había cambiado su versión tantas veces que su credibilidad en ese asunto estaba por los suelos―, la disculpa tuvo poca apariencia de disculpa. Al igual que el martes, la candidata insistió en tachar el asunto de “partidista” pues solo interesa a los republicanos como arma contra su persona. Partidista o no, hay una investigación del FBI en curso.

Lo que quedó claro el martes es que el Partido Demócrata está lejos de sufrir la guerra civil en la que está inmerso su contrincante; ninguno de los candidatos presentes en Las Vegas quería hacer sangre

Inesperadamente Sanders salió a echarle un capote: “Basta ya del asunto de los e-mails” ―dijo―, “el pueblo americano está harto y cansado de oír hablar de los malditos e-mails”, provocando que la candidata le diera la mano a su rival con un sonoro “gracias, Bernie”.

El segundo sapo que se tragó Hillary fue ser acusada de pertenecer “a ese 1%” de multimillonarios. Muy profesional y segura en todo momento, la exsenadora apeló a su historial progresista. También tuvo que hacer frente la candidata a las sospechas sobre su actuación en la guerra de Libia y concretamente en todo lo que rodeó la muerte del embajador de EEUU en Bengasi el 11 de septiembre de 2012. En un confuso ataque armado que ha sido investigado cinco veces por los republicanos del Congreso, que quisieron ver algún tipo de encubrimiento por parte de Clinton (lo cierto es que la Administración solo reconoció que había sido un ataque organizado después de las elecciones de 2012).

Pese a todo, lo que quedó claro el martes es que el Partido Demócrata está lejos de sufrir la guerra civil en la que está inmerso su contrincante; ninguno de los candidatos presentes en Las Vegas quería hacer sangre.

Si alguno de los otros tres candidatos pretendió hacerse un hueco, fracasó. Lo suyo, a decir verdad, es un imposible. Ninguno de los tres supera el 1% en las encuestas con lo que, si no sucede un milagro, es más que probable que tras la primera primaria en Iowa (1 de febrero del año que viene), todos arrojen la toalla, si no lo hacen antes. Hay que reconocerles mérito, especialmente a dos de ellos, Webb y Chafee quienes, además de ser muy poco conocidos, cuentan en su historial con el logro de haber vestido la otra camiseta. Webb, que el martes se dedicó a glosar su historial como héroe de guerra y a presentar a su familia (está casado con una refugiada vietnamita), sirvió bajo la Administración de Reagan. Chafee ha sido republicano, independiente y, como senador, ha votado una cosa y la contraria sin despeinarse.

Sin estar presentes sobre el escenario, hubo otros dos protagonistas. El primero fue el presidente Obama, de cuyas políticas ninguno de los candidatos quiso separarse. Ni siquiera Clinton  quien, en  la respuesta de si una eventual presidencia suya sería un “tercer mandato Obama”, comenzó alabando el trabajo hecho por el actual inquilino e insistió en su intención de impulsarlo “con sus propias ideas”. A decir verdad, esto ha sido la norma en lo que llevamos de campaña.

El problema de Hillary sigue siendo Hillary: su soberbia y su falta de empatía. Tampoco ayuda su hiperexposición mediática

El segundo protagonista fue el vicepresidente Joe Biden. Ante las suspicacias que despierta Clinton tanto en propios como extraños, hay quien en el campo demócrata sueña con que Biden dé el paso y entre en la carrera. Aun sin ser candidato, las encuestas le dan un 17,4% de apoyo frente al 43,3% de Clinton, o el 25,1% de Sanders. Durante el debate, muchos se preguntaban en Twitter dónde estaría el vicepresidente e incluso la incógnita dio pie a numerosos e hilarantes chistes. Incluso hay encuestas que, en un hipotético enfrentamiento presidencial, señalan que Biden vencería a los principales candidatos republicanos, cosa que no haría Clinton.

Los demócratas tienen programados otros cinco debates. Nadie sabe si acabarán produciéndose. Biden aparte, Hillary jugó bien sus cartas y ha salido muy reforzada. Apareció en todo momento como la candidata “presidenciable”. Apeló a su experiencia (la tiene) y dejó claro que es la única que cuenta con un bagaje en política exterior, prácticamente la única potestad absoluta del presidente en un país cuyas leyes y presupuestos emanan del Congreso.

El problema de Hillary sigue siendo Hillary: su soberbia y su falta de empatía. Tampoco ayuda su hiperexposición mediática. Como resumió el presentador de HBO y humorista Bill Maher la semana pasada, “¿estamos listos para Hillary? Sí. ¿Estamos emocionados con Hillary? La respuesta es no”. Y, por último, está la desconfianza que genera y que ella misma se empeña en fomentar. Como secretaria de Estado fue una de las principales impulsoras del Tratado de Libre Comercio Asia-Pacífico (TPP según sus siglas en inglés); sin embargo, esta misma semana, para ganarse el apoyo de los sindicatos, se manifestó contraria. El martes le preguntaron por su postura sobre la legalización de la marihuana y su respuesta fue la esperada: no tenía una postura. Clinton es una experta en evitar cualquier posicionamiento claro ante cualquier tema espinoso antes de tiempo y conocer la dirección hacia dónde sopla el viento.

Tanto el debate como las primarias demócratas están lejos de despertar el interés de los encontronazos republicanos. A estas alturas en 2007 ya se habían celebrado seis debates demócratas. Esta vez serán sólo seis en total. Y a la dirección del partido le llueven las críticas. Pero hay razones sencillas que avalan la ausencia de más debates. Por un lado, todos los candidatos se mantienen en posturas más o menos semejantes en casi todas las cuestiones: mayor control sobre la posesión de armas ―“Es el momento de que el país se levante contra el poder de la NRA”, dijo Clinton quien encontró un filón en este tema para atacar a Sanders ya que, procedente de un Estado rural, en el pasado, se ha mostrado dubitativo sobre la materia―; cambio climático, expansión de derechos, poder adquisitivo de los trabajadores… Además, los demócratas son este año, por lo general, bastante aburridos y faltos de carisma (Biden no tiene tampoco mucho pero es bastante simpático lo que lo convierte en atractivo para el gran público).

El año que viene no habrá en la papeleta un joven senador afroamericano con una oratoria divina. Solo Sanders está animando la carrera, llenando auditorios y atrayendo fundamentalmente la atención de los votantes más jóvenes

El año que viene no habrá en la papeleta un joven senador afroamericano con una oratoria divina. Solo Sanders está animando la carrera, llenando auditorios y atrayendo fundamentalmente la atención de los votantes más jóvenes. Su gran problema es el votante latino o afroamericano con quien no acaba de conectar. Todos los candidatos apuestan por facilitar la vida a los 11 millones de indocumentados que hay en el país, favorecer una reforma migratoria y extender los beneficios a los dreamers. Tanto el voto latino como el afroamericano parecen estar asegurados en el campo demócrata ―y ambos en manos de Clinton de forma mayoritaria―, habida cuenta de que el Partido Republicano ha optado por suicidarse en esos campos.

No hay ningún Trump ―“Ese charlatán de feria”, lo denominó el martes O’Malley― que quiera construir un muro en la frontera con México, un Cruz que quiera “matar terroristas” a todas horas, o un Carson que compare el Obamacare con la esclavitud. Pero tampoco un Jeb Bush sugiriendo que la comunidad afroamericana solo respondía ante el ofrecimiento de “cosas gratis”.   

De hecho, durante el debate hubo muy pocas referencias a los republicanos, solo el mencionado Trump y Carly Fiorina, a quien se dirigió directamente Clinton para criticar que, como mujer, se oponga a las bajas de maternidad pagadas bajo la excusa de que haría que las empresas “desistan de contratar a mujeres”: “Me sorprende que diga eso cuando en  California ha habido baja remunerada durante años... y no ha tenido los efectos nocivos que los republicanos siempre están diciendo que tendrá”, dijo.

Con el horizonte de las votaciones aún lejano, la situación sigue como estaba pero con Clinton reforzada. La exsenadora lidera las encuestas en Iowa, mientras que va diez puntos por detrás de Sanders en New Hampshire, Estado mucho más liberal y con menos peso que el primero.

Más allá de gustos, lo cierto es que la ex secretaria de Estado es una candidata descomunal; si perdió la nominación en 2008 fue porque en frente tenía a un político excepcional, Barack Obama.

Tras el primer debate entre los candidatos a las primarias del Partido Demócrata el resultado fue el esperado: Hillary Clinton salió muy bien parada después de unas semanas a la baja. La exsenadora y exsecretaria de Estado sigue siendo la gran presidenciable y, salvo catastrófico error por su parte o...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Diego E. Barros

Estudió Periodismo y Filología Hispánica. En su currículum pone que tiene un doctorado en Literatura Comparada. Es profesor de Literatura Comparada en Saint Xavier University, Chicago.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí