1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

DIETARIO Nóos / Mallorca era una fiesta

¿Por qué te vas?

CTXT relata día a día las vistas del primer caso de corrupción protagonizado por la monarquía española y juzgado por los tribunales

Raquel Agüeros Palma de Mallorca , 23/06/2016

<p>Horrach anuncia que deja la Fiscalía Anticorrupción.</p>

Horrach anuncia que deja la Fiscalía Anticorrupción.

La Sexta

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Sábado 2 de julio de 2016

Solo había pasado una semana desde el final del juicio. Siete días vacíos, tristes. Sin rumbo. Hasta que Pedro Horrach volvió. Para decir que se iba. Pero volvió.

El escenario fue el mismo de siempre. La noticia se anunció, primero, a través de los periódicos. Dos días después, el fiscal Horrach confirmó su marcha en persona. En la puerta de la Fiscalía de Baleares. Fuera del edificio.

Para redondear la historia en imágenes solo faltó una cosa: que el fiscal saliera de la Fiscalía. Sin embargo, ocurrió lo contrario. Pedro Horrach había quedado con varios periodistas a las doce del mediodía. Pero el fiscal no salió del edificio. Pedro Horrach llegó en ese momento a la Fiscalía. Y antes de entrar habló.

Salir del edificio, hacer las declaraciones y marcharse habría sido el editorial-guinda para una historia de telenovela.

Pedro Horrach llegó pasadas las doce y media. El taxi que lo traía aparcó más arriba de la Fiscalía. Horrach tardó en bajar del coche y una camioneta evitó que se tomaran imágenes suyas dentro del vehículo. Al salir del taxi, el fiscal recogió del maletero su trolley roja. Del asa colgaba una etiqueta naranja de equipaje de mano.

El fiscal Horrach bajó a pie los metros de cuesta abajo hasta la puerta principal donde le esperaba la prensa. Vestía traje azul marino, con la chaqueta abierta. Corbata ancha y camisa blanca arrugada por el costadillo. En los minutos que duró su declaración el fiscal se sostuvo en la levedad de una servilleta de bar enrollada en los dedos de su mano izquierda.

“Para mí, personal y profesionalmente, llegó un fin de ciclo. Necesitaba un cambio y he considerado que este era el momento para iniciar este cambio. Diez años muy intensos de mi vida, con muchas luces y alguna pequeña sombra durante el camino...”, contestó el fiscal de corrido a la primera pregunta. Al porqué.

Sería fácil, y demagógico, analizar el paso de fiscal a defensor después del caso de la infanta. Es decir, enmarcar el caso Nóos como un entrenamiento ante su inmediata futura dedicación. Pedro Horrach ha sido acusado de ejercer de abogado protector de Cristina de Borbón. En la instrucción y en el juicio. Lo dijo él mismo una tarde de martes antes de empezar la sesión: "llevo cinco años sufriendo como un perro", le soltó a la provocadora abogada de Manos Limpias en el caso Nóos.

En las declaraciones de la puerta de la Fiscalía, con treinta grados a la sombra, un calor húmedo y las cámaras a medio colocar, el fiscal más famoso de España dijo adiós a sus 24 años de carrera, diez de ellos al frente de Anticorrupción. Pedro Horrach lució sonrisa, algo de alivio y mucha emoción concentrada en la garganta. El caso Nóos no ha sido la razón, dijo.

Y puede que sea verdad. O que sea una parte de la verdad. La razón principal, dejando a un lado la económica, de momento se desconoce.

Los que hace unos años le doraban la píldora, hoy ya no le quieren tanto. Es conocido que con su actuación, respecto a la infanta, en el caso Nóos, Horrach se aseguró las tiranteces con parte de sus compañeros de Fiscalía. Por sus arreones incontrolables, en la forma. Y por el contenido de sus escritos, en el fondo.

Se marcha un fiscal cuyas sombras, las menos, han podido sobre las luces. Se marcha uno de los hombres que empujó, sin parar, contra la corrupción.

Como Horrach no hay dos.

En el fiscal o en el letrado, siempre estará el foco.

Para gloria de todos.


Jueves 23 de junio de 2016

La sala de vistas estaba casi vacía veinte minutos después del visto para sentencia. Quedábamos siete personas.

El único ser humano que se acercó a la abogada de Manos Limpias para despedirse con dos besos fue el abogado José Ignacio Herrero.

La primera en abandonar la sala, con síndrome orwelliano, fue la huidiza presidenta del tribunal, que se levantó como alma que lleva el diablo al segundo de terminar. Se escurrió como una anguila.

Ahora sí, el caso ya es suyo.

Aquello, más que el final de un proceso desgarrador, parecía el aperitivo de una boda o la fila que se forma para saludar a la familia de un difunto cuando termina todo. Ambas cosas se parecen.


Y los Urdangarin Borbón lo afrontaron con asombrosa naturalidad. Porque acudió como público, en el último día fácil de Cristina de Borbón, el modisto Lorenzo Caprile, el hombre que diseñó su traje blanco de novia hace 19 años. Blanco roto.

Y porque Iñaki Urdangarin vestía de luto.

Lorenzo Caprile, amigo con mayúsculas de la hermana del rey, "para lo bueno y para lo malo", dibujó un corazón en el aire. Sin saberlo. Y, probablemente sin quererlo, ambientó con pétalos de rosa el camino más angustioso del ser humano. El que sabes que harás sin conocer cuándo.

El letrado de la Administración de Justicia, ausente unos días por estar de juicio y no de curso, volvió a la sala que se abrió el 11 de enero. Nada es igual que aquel día.


Quedaban por exponer tres informes, incluido el de la infanta. Pero parecía que ya estaba todo hecho. Todos sonreían, como con expresión de alivio.

El último día de juicio lo único que se respiró en la sala fue calor humano. 58 personas dentro, la mitad de las presentes en una sesión cualquiera, y el aire acondicionado a la misma temperatura que todos los días. Para mitigar el sofoco Mercedes Coghen sacó un abanico negro con letras blancas que decían: "hola everyone". Un abanico de la candidatura olímpica Madrid 2016. De no ser porque apenas se vieron planos de los 17 acusados, a más de uno se le habría bajado la tensión de golpe.

Y entonces, para cerrar el informe que pedía la absolución de Alfonso Grau, sonó Serrat: "nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio", zurció el defensor Bonet.

Mientras Jaime Campaner entonaba los primeros acordes del discurso para librar de pupa a Salvador Trinxet, Lorenzo Caprile aprovechó para ir al servicio.

"Oiga, mire, hablemos de Derecho", que a eso hemos venido, le faltó decir a Campaner. Fue una exposición de matrícula de honor. Esquemática y rigurosa con ligero aderezo picante: "ni Reino Unido ni Belice eran ni son" paraísos fiscales. El ser o no ser de Shakespeare. Caviar de Beluga en cuchara de nácar.

Se acercaba el final.

No faltó Miquel Roca, jefe supremísimo de los más de 6 abogados de la infanta Cristina. El padre de la Constitución no habló. Fue Pau Molins quien cosió con aguja e hilo gordo un informe pobre y demagógico. Elevando a sacramento la incapacidad de Cristina de Borbón en todos los ámbitos. Porque una madre de cuatro hijos, con una casa dentro, un trabajo fuera y una obligación institucional nunca puede saber lo que firma.

Pau Molins se fue cargando el amor de Cristina e Iñaki cada vez que pronunció la palabra maldita. Pau Molins habló de cónyugues, en lugar de cónyuges. 10 veces. Como si cada una de ellas supusiera un año de condena para el marido de su ilustre defendida.

Todos solos.

Siempre solos.

Miércoles 22 de junio de 2016

Al (o)caso

"Ha venido Urdanga", ponía en el 'wasap'.

Y ahí estaba Urdangarin, al lado de Diego Torres. Ya no le queda carne en la cara. Con los pómulos cada vez más marcados y el pelo más corto. Manos y piernas entrelazadas y una mochila negra sobre la silla, el martes vacía, que ocupa Alfonso Grau.Había un poli más en la sala de vistas. En días tranquilos lo habitual es que haya uno.

También estaba, otra vez, frente al tribunal, Ana María Tejeiro, mujer de Diego Torres.

Y en primera fila de los asientos reservados para los periodistas, Pilar Urbano, ojo avizor, que observó con idéntica curiosidad a la pareja de ex socios y a Virginia López Negrete, representante de Manos Limpias.

Con el marido de la infanta llegó su escolta, un señor con mucha cara de escolta que no paró de mascar chicle y de juguetear con su móvil. Camuflado, como siempre, en los asientos reservados para el público. El martes había dos personas. Urdangarin acudió al polígono Son Rossinyol para escuchar el informe final de su abogado, el templado Mario Pascual Vives.

A pesar de que quien más juego dio fue Manuel González Peeters, que expuso un informe conjunto del matrimonio Torres Tejeiro, el abogado de Urdangarin repartió de lo lindo, aunque, por las formas, parecía que les estaba dando las gracias.

Abrió la ronda Javier Ortega, el defensor de la exolímpica Mercedes Coghen, de la candidatura olímpica Madrid 2016, que criticó al Ministerio Fiscal por mantener la acusación de su patrocinada. El de Coghen es un caso distinto, con un componente de destrozo personal aún superior al del resto. Volvemos a lo político. Pringó ella. Y Gallardón vino como testigo, pero en realidad pareció que vino como un cura a la hora del sermón.

Después de argumentar por qué pide la absolución para su defendida, el abogado Javier Ortega remató: "No podemos pensar que don Juan Carlos I podía estar haciendo actividades prohibidas", refiriéndose a su labor de lobby para influir en el voto de los miembros del Comité Olímpico Internacional.

Silencio en la sala.

A lo largo de estos casi seis meses de juicio, el abogado de Mercedes Coghen ha cogido brillo en el pelo. No son mechas. Son canas.

"Ni Iñaki Urdangarin, ni Diego Torres, ni Mercedes Coghen defraudaron a la Fundación Madrid 16". No existe prueba de cargo y, además, los fondos eran privados. Y de ahí no salió.

Antes de que el abogado de Torres y Tejeiro empezará el show, hubo diez minutos largos de receso. A la vuelta, Manuel González Peeters, vehemente como ninguno, disparó directo a la yugular. A las acusaciones. A los que tienen que demostrar que sus clientes son culpables.

Y enmarcó el caso en una "ceremonia para la distracción del vecindario" cargada de "vacuas y disparatadas soflamas". A Peeters le faltó llamar marioneta al fiscal Horrach. Y criticó protagonismo de parte de las acusaciones por querer llevarse la gloria.

La explicación de por qué no están en este juicio ni imputados, primero, ni acusados después, la mayor parte de los políticos que tomaban las decisiones entonces, es porque no interesaba.

Después de 4 años de instrucción, más un año de impás para ver si trasladaban la causa a Valencia y la vuelta, tal cual, de la misma a Baleares, parte de las acusaciones se frotó las manos porque en Valencia no imputaron a los que pisaban alfombra, la mayoría aforados. Si hubiese sido así el caso Nóos habría pasado directamente a juzgarse en el Tribunal Supremo. Hasta ahí podíamos llegar.

González Peeters, experto comunicador, especialista en ser el centro de atención, sacó el tono de gala, el de los días de baile. Impostó la voz ayudándose de la nariz e imitó a Woody Allen en las terminaciones de sus frases.

El poli nacional que estaba más pegado a la puerta de entrada lleva estos días un enganchón al juicio que ni un fan de Juego de Tronos.

"El 11 de enero de 2016 pasaron muchas cosas", se refirió el abogado de Torres al día de las cuestiones previas. "El Ministerio Público, ese día erigido en portavoz de todas las acusaciones, reconoció que daba por buenas las facturas. ¡Ilustrísimas señoras...Allí se acabó el juicio! ¿Me quieren decir de qué hemos estado hablando estos largos cinco meses?"

Y así, como si nada, el abogado de los Torres-Tejeiro, quiso hacer ver que el juicio debería declararse nulo. Lo que ya nunca se podrá anular es la ruina personal y social de sus clientes.

Y la Casa Real "al caso" de todo.

"Es que aquí todo es culpa de Diego Torres", siguió Peeters. Pero "a Manolete se lo cargó Islero, un toro de la ganadería Miura". Mú.

La contundencia de González Peeters tapó el reposado y delicioso informe definitivo de Mario Pascual Vives, abogado de Urdangarin. El defensor del marido de la infanta quiso precisar el significado de "sin ánimo de lucro". La Ley de Asociaciones establece la prohibición del reparto de los beneficios de la misma. Sin ánimo de lucro no significa que no se pueda tocar papel. Y puso un ejemplo que calificó de "paradigmático":

-El FC Barcelona es una asociación sin ánimo de lucro.

Chimpún.

Urdangarin y Torres se sincronizaron de cintura para abajo. Para que se entienda: cuando Diego Torres cambió las piernas de postura, inmediatamente Iñaki Urdangarin hizo lo mismo.

Pascual Vives dijo no entender por qué en este juicio no han estado ni imputados ni acusados Francisco Camps, Rita Barberá o Gerardo Camps. Ni Flaquer, ni Rosa Estarás (la Esperanza Aguirre mallorquina), ni Puig... Pero el poli ya había desconectado la pila.

Iñaki Urdangarin lo hizo todo por su país y por algo que lleva en las entrañas: el movimiento olímpico. "Hay que reconocer que el señor Urdangarin siempre ha sido demasiado confiado", dijo Pascual Vives. Habría sido revelador saber para quién estaba hablando este abogado discreto, de delicadísima inteligencia intelectual y emocional. Un hombre muy poco valorado al que han descrito como un tonto. Mario Pascual Vives torea al natural, con la mano izquierda. Y tiene más peligro sordo que Islero. En positivo.

Un botón: el abogado de Iñaki Urdangarin no pronunció en todo el informe el nombre de la acusación popular, Manos Limpias. Se refirió a él como sindicato, garantizándose la ausencia de publicidad de la parte que acusa a su cliente. Magistral.

El informe de Pascual Vives planteó cuestiones de intensa profundidad. Pero su tono suave, a veces hasta somnífero, nunca ha sido carne de ataque. El hombre que, desde la instrucción del caso y hasta el final del juicio, nunca ha dejado de sonreír.

El excesivo aire acondicionado en la sala hizo que Iñaki Urdangarin terminará con la punta de la nariz roja.

Martes 21 de junio de 2016

Qué sabe nadie

A un día  del visto para sentencia se espera un número incalculable de pellizcos para advertir de que no es un sueño. El miércoles 22 de junio el juicio del caso Nóos morirá. Pero no acabará.

El viernes, los informes finales de las defensas de los acusados fueron interesantes. A veces, sinónimo de aburridos. Pero tuvieron su punto. Hubo momentos de altos y bajos en su versión más extrema.

Le tocaba abrir el día al letrado Herrero, abogado de Juan Carlos Alía, uno de los acusados de la rama balear. La brevedad de su exposición, de memoria, fue proporcional a la profundidad de sus planteamientos.

"Me cuesta hablar de la falta de legitimación de Manos Limpias, pero lo voy a hacer", dijo Herrero, para concluir que la investigación en torno al pseudosindicato "puede conllevar la posibilidad de la inexistencia de una personalidad jurídica".

El letrado Herrero es un hombre de dulcificada voz ronca y el pelo lleno de caracoles. Conocido y respetado en Mallorca. Mueve mucho las manos al hablar. Piensa más rápido de lo que es capaz de expresar, por eso a veces se atropella con las palabras. Un tipo sonriente y alegre que cada vez que tiene que leer se planta unas pequeñas gafas blancas adornadas con flores rosas. Todo mezclado con la toga le da un toque de color entre tanta blusa blanca que resulta muy simpático. El único, hasta ahora, que ha hablado en todo el proceso de "juego de egos". Lo dijo como de pasada, pero lo dijo. Se atrevió.

Le siguió el abogado de Jaume Matas, José Zaforteza. El exministro es el único político de primera línea que está acusado. Por eso su abogado, consciente de la repercusión que tendrían sus palabras y como enviando un aviso dijo:

- ¿Qué diferencia hay entre la actuación del señor Matas con otras personas?, ¿dónde está Gallardón?, ¿dónde está Rita Barberá?- se preguntó el defensor de Matas.

Gallardón, exalcalde de Madrid, y Rita Barberá, exalcaldesa de Valencia y senadora popular por horas, están en su casa. Este punto requiere una explicación política aderezada con intereses laborales de parte de las acusaciones.

Cargó las tintas Zaforteza contra el que fue director general de Deportes de Matas, Pepote Ballester, amigo personal de Iñaki Urdangarin. Según el abogado de Matas, Pepote Ballester era el gancho entre el entonces duque de Palma y Jaume Matas:

- No se puede inducir a quien ya está dispuesto a delinquir. Ballester tenía autonomía delictiva, si se me permite- zasqueó el prestigioso José Zaforteza.

El abogado de Matas no es excesivamente cercano de primeras, pero tiene cintura y experiencia suficientes para saber lidiar con todo y con todos. Experto en concentrar al máximo sus conclusiones, Zaforteza resumió el papel de Matas en una idea. Matas dio una orden, contratar a Urdangarin. Y ya. El resto es consecuencia de esa orden.

Y después hizo un repaso de la situación por la que, desde hace años, atraviesa Matas: 8 años imputado en el caso Palma Arena (Nóos es la pieza separada número 25 ), que ha vivido dos registros (en unas navidades inolvidables), que se quedó sin trabajo a consecuencia de todo el jaleo, que ha hecho un "esfuerzo inmenso" afrontando una multa (casi 900.000 euros) y que está sometido a unas engorrosas medidas cautelares.

Jaume Matas también ha pasado un tiempo a la sombra. Nada relacionado con este caso.

El informe de la defensa de Elisa Maldonado, de la rama valenciana, fue un repaso preciso, ordenado y plagado de sentido común: "En el año 2005 el señor Urdangarin era una persona absolutamente honorable", soltó Luisa Burillo.

Lo cierto es que en el año 2005 ya se empezaron a conocer cosas acerca del marido de la infanta. En círculos periodísticos se empezaba a hablar de negocietes. Pero socialmente, como señaló de forma certera Luisa Burillo, los Urdangarin-Borbón eran, socialmente, honorables. Urdangarin todavía era, para muchas madres, el ejemplo de yerno ideal.

En el resto de informes de los acusados valencianos se escucharon, unas cuantas veces, los nombres de Gerardo Camps, Rita Barberá y Francisco Camps. Los políticos. Los protegidos. Los salvados.

Un día.

Solo uno.

Que traerá frío en el alma en pleno verano.

Viernes 17 de junio

Vamos que Nóos vamos

El juicio del siglo, solo quedan 84 años para que termine, avanza como en un sprint a cámara rápida.

El jueves terminaron de exponer sus informes finales todas las acusaciones. Empezó la Abogacía de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares y le siguió el esperado turno de Manos Limpias.

Antes de arrancar repartieron copias para todos impresas por las dos caras. El jefe, Lluís Segura, comenzó hablando de los intereses generales en relación con lo público, con el dinero de todos. "Público", dijo, "quiere decir tuyo". Haciendo suya una frase de anuncio.

Habló de Urdangarin y Torres en calidad de "comisionistas". Y de "manipulación y uso estratégico de las figuras administrativas" refiriéndose a los que, en ese momento, manejaban los hilos del gobierno balear. Antes reyes de hecho. Hoy, exiliados casi de facto.

Durante la lectura del informe la magistrada Rocío Martín aprovechó para subrayar con  fosforitos rosa y verde su copia del tocho. Tomando anotaciones con bic azul. Mientras, la presidenta siguió la exposición al ritmo de Segura y con la mirada fija en el informe. La tercera jueza, Eleonora Moyà, lo escuchó observando al jefe de los abogados de la comunidad balear. 

Fundación fantasma, fachada, apariencia de legalidad, ausencia de mecanismos de control, propósitos ocultados, pago por anticipado del 75 por ciento del total, marginación consciente y deliberada de la legislación. Infidelidad y deslealtad al dinero público. A la Administración. A la gente.

Entonces, estableció una dura comparación: con el primer pago de dinero público que les dieron a Urdangarin y a Torres a través del Instituto Nóos, se podía haber construido un cole público. Y, aunque ya estaba vigente el euro, quiso señalar la cantidad en pesetas, que siempre suena a más: 200 millones de rubias. Un millón doscientos mil euros.

Matas decidía. Matas, por tanto, es responsable. Pero no el único. Todos lo sabían todo. O casi. "Poner el dinero en bandeja para que otro se lo llevara. Así de claro", zanjó Segura. 

Urdangarin, Torres y el govern balear organizaron dos foros sobre Turismo y Deporte. Acudieron personalidades de altísimo nivel, los mayores expertos en los temas, esos a los que la gente de pueblo no conocemos. Y solo pudieron hacerlo con la pasta de todos. Sin embargo, la entrada no era abierta a la gente. Nadie pudo hacerse un selfie con la crème de la crème. Ni siquiera existió la más remota posibilidad de que incluso las señoras que pagan por salir en las páginas sepia del ¡Hola! pudieran pasearse para salir gratis en el periódico. O de meterse un desayuno como de instagram.

La Abogacía de Baleares, con expresiones del tipo "como expuso brillantemente el Ministerio Público", o sea, el fiscal Horrach (y Ana Lamas) echó un capote a la desprestigiada Fiscalía que, el día anterior, había estercolado su propia área de trabajo. 

En resumen: que lo devuelvan todo. Ya no vale lo de estar ciego. No por estarlo literalmente. Sino por hacérselo.

Y tras diez minutos de descanso, como hilando con lo anterior, llegó el turno de Manos Limpias. Cuando hace un par de meses metieron en la cárcel al jefe del garito pocos pensaron que la acusación popular ejercida por Manos Limpias en Nóos llegaría hasta el final. Ni siquiera Virginia López Negrete que, desde ese momento, trabajó duro para que en los medios de comunicación estableciéramos la diferencia entre cliente y letrado.

López Negrete enmudeció a partir de aquello. Con todo en contra valoró que era más prudente callar delante de las cámaras y hablar detrás de ellas. Y le salió bien a pesar de todos los obstáculos que le pusieron. El tribunal no se dejó llevar y se mantuvo firme. No había motivos para expulsar a Manos Limpias del juicio.

Y Manos Limpias pudo exponer, a pesar de todo, su informe. Después de lo dicho por el fiscal Horrach el día anterior se esperaba que Negrete sacara garra con vehemencia. Pero se cortó en las formas. En un tono medio, la garganta y el pecho no le dieron para más, dedicó más de hora y media a argumentar el porqué de la acusación a Cristina de Borbón y Grecia. 

- ¿Quién es la infanta doña Cristina?- dijo a la sala.

Y, en primer lugar, definió a Cristina Federica como hija de Rey, del jefe del Estado español. Y de ahí tiró con su formación académica y profesional. López Negrete se amparó en la "altísima preparación" de esta "alta funcionaria de la tercera entidad bancaria de este país". Con una formación "extraordinariamente minuciosa, superior a la media". 

La infanta Cristina es licenciada en Ciencias Políticas, hizo un máster en Nueva York, unas prácticas en la Unesco, trabaja en La Caixa y para la Fundación Aga Khan. Por eso, según Negrete, supo lo que hacía. Y sabía lo que firmaba. Que su marido asuma toda la responsabilidad es elogiable sólo desde el punto de vista personal. Y hasta ahí.

Manos Limpias centró su atención en la infanta Cristina durante más de hora y media plagada de tosidos y paradas de pocos segundos para beber agua. Y la palabra más repetida fue común: caja común, patrimonio común. 

En el año 1997 Cristina e Iñaki se casaron en Barcelona. En régimen de separación de bienes. Norma de la casa. La única vía de tener algo juntos era la mercantil Aizoon, continuación de la primera sociedad del matrimonio, Namasté 97. El resultado sería similar a estar casados en régimen de gananciales. 

El único que aportaba dinero a la sociedad era Urdangarin. Parte de ese dinero correspondía a partidas provenientes de la Administración. Dinero público que inmediatamente pasaba, también, a ser de la infanta. Ahí sería Cristina de Borbón cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos por su marido. Por constituir la sociedad a pachas con su marido y por mantenerla en el tiempo.

El fiscal Horrach escuchó a Negrete con los ojos cerrados y los brazos cruzados. A ratos en posición de rezo, con las manos unidas a la altura de la nariz. Otros, con los antebrazos apoyados en la mesa. Y con un cable que le rozaba uno de sus zapatos por tener los pies doblados.

López Negrete leyó el informe de Manos Limpias directamente de su Mac, aunque lo llevaba impreso por si le pesaba el aparato. Tosió y se quitó los brillos de la cara a partes iguales. Un gesto que hace habitualmente, pasarse la mano por la cara en el triángulo delator, pero en días de tele más.

Hasta que llegó el momento cumbre. Virginia López Negrete acusó a varios testigos de mentir frente al tribunal del caso Nóos. Como el sobrino de Urdangarin. O a la perturbadora Julita.

Qué disgusto.

Jueves 16 de junio. 

Entre todos la mataron y ella sola se murió

A pocos días del visto para sentencia la sala donde se celebra el juicio Nóos vuelve a concentrar la atención mediática gracias al fiscal Horrach.

En la sesión del miércoles el Ministerio Público y la Abogacía del Estado expusieron sus informes. Arrancó el fiscal, que cumplió el tiempo que había previsto: tres horas y media en las que argumentó lo que había adelantado el día de las conclusiones.

Su intervención fue de más a menos, garantizándose un sitio fijo en los programas de televisión matinales y en los boletines de radio. A las diez de la mañana, los sopapos del fiscal al juez José Castro abrían todos los digitales. Jugada maestra.

El fiscal habló de "condicionamiento mediático en la fase de instrucción", cuando "la instrucción deja de ser investigación para convertirse en persecución", dijo en referencia a la imputación de la infanta. A pesar del repaso del fiscal a su antaño respetado José Castro, las palabras del representante del Ministerio Público van más allá.

Pedro Horrach cuestionó la Justicia, de la que es garante. Horrach puso en duda el trabajo de la Audiencia Provincial de Palma que, en dos ocasiones, avaló la investigación de juez Castro para llevar a juicio a la hija del entonces rey. Habló el fiscal de la construcción de un "andamiaje sobre conjeturas y sospechas de gran calado y aplauso mediático". Horrach, leyendo entre líneas, llamó albañil a Castro obviando que las cañerías también pierden agua.

El fiscal, con gesto serio y duro, expuso el "riesgo de convertir el Estado de Derecho en un Reino de Taifas judicial" donde "se prima la apariencia de Justicia sobre la Justicia".

Las palabras de Horrach, sin decirlo expresamente, establecieron una conexión directa de compadreo entre el juez Castro y Virginia López Negrete, representante, en este caso, de Manos Limpias. Y quiso que quedase constancia de ello.

Que las cosas solo se pueden cambiar desde dentro, aparte de una utopía, es una realidad. Remota, pero realidad. Por eso el fiscal se permitió aconsejar al tribunal para que no caiga en cuestiones externas, para que no se deje llevar por el ruido de la calle. Como advirtiéndole. Como si fuera un consejo de padre a tres hijas que no saben lo que hacen.

El fiscal criticó a "algunos medios de comunicación" por dar bola en un tema tan jugoso como la historia de Cristina de Borbón, hija del jefe del Estado, después de años de corsés cortantes de aliento en la Corona. Y no le faltó razón. La idoneidad de que así lo exprese una persona que se ha servido de otra parte de la prensa es otra historia. A su juicio, distinta.

Y recurrió al J´acusse (Yo acuso) de Émile Zola para ejemplificar que en la cosa de Cristina de Borbón todo es crimen: "Que es infanta de España, crimen. Que es licenciada en Ciencias Políticas y trabaja en La Caixa, crimen (...)". Así hasta siete veces para terminar con un "todo crimen, siempre crimen".

Cuando el fiscal terminó de exponer su informe, a la una de la tarde, hubo un receso de un cuarto de hora antes de que la Abogada del Estado empezara con el suyo. Pero la brillante actuación de Dolores Ripoll merece crónica aparte.

Virginia López Negrete escuchó, casi hierática, el informe del fiscal. En algunos momentos ojipláticos con la defensa cerrada, y literaria, sobre Cristina de Borbón.

- ¿Va a hacer declaraciones a la salida?- le preguntó CTXT

- No creo. Salvo algunas insinuaciones personales el informe de Pedro me ha parecido correctísimo- contestó Negrete

El mar de fondo no terminará con la sentencia. Queda, todavía, mucho Nóos por delante.

Y Horrach lo sabe.

Miércoles 15 de junio de 2016

Huevos rotos

Shirley volvió a Nóos.

- Ponte aquí, que verás mejor

- No puedo, esos sitios son para el público que venga

Pero Shirley tenía razón. Desde los asientos reservados para la gente que acude a ver el juicio te pispas de más cosas. Porque su pantalla está más alta que la de la tarima de prensa y por ese hueco se cuelan detalles que los periodistas no vemos.

El martes se batieron todos los récords en Nóos. No parecía Palma. Había ocho personas de público. Sin palabras. Con el guardaespaldas de Cristina de Borbón, nueve.

Entró en la sala el acusado valenciano Luis Lobón y se acercó a saludar a Shirley. Se dieron dos besos. Son extraños los lazos que se pueden crear en un proceso tan largo e intenso como es el caso Nóos.

Diego Torres y Ana María Tejeiro entraron juntos en la sala. Él aparentemente tranquilo. Ella también, más serena que en las semanas de declaraciones de los acusados. La mujer de Diego Torres está más delgada, el pantalón de su traje gris le quedaba flojo. Lucía más juvenil que con sus conjuntos de invierno de falda por debajo de la rodilla y medio tacón. El martes vestía sin hombreras y con manoletinas.

La infanta y Urdangarin entraron por separado. Primero él. Cada día más recto, cada vez más flaco. Y saludó, educado, con una leve sonrisa.

Minutos después entró la infanta. También calzaba plano, sintiendo el suelo. Cristina de Borbón lucía levita larga azul marino que alargaba, aún más, su figura.

La sesión se retrasó 25 minutos. En ese tiempo de espera, la infanta estuvo de pie. Hablando con el cada vez más impermeable Alfonso Grau, vecino de fila de acusados. La hermana del rey saludó con una mueca, pero durante esos minutos se mantuvo de espaldas a los dos periodistas que había en la sala.

Shirley tenía razón. Ella lo vio todo.

La medallista olímpica Mercedes Coghen accedió con andares lentos y la mirada triste.  Con un disgusto que reflejaba por fuera. De alguna manera, incrédula porque mantengan su petición de cárcel. Según ella, un error arrastrado desde la instrucción del caso. La herencia recibida del juez Castro.

A las 9,38h entraron las juezas. Samantha Romero dio paso al fiscal para que explicara la modificación en la conclusión quinta. Un error en el cómputo aritmético del delito de malversación de caudales públicos que se traduce en un aumento de las multas, excepto en una acusada. Mercedes Coghen se enfrenta a la petición de un año más de cárcel. Un golpe que hundió a la acusada.

El secretario judicial hipster (ahora letrado de la Administración de Justicia) no acudió a la sesión del martes porque estaba de curso. Su lugar lo ocupó el saleroso agente judicial, más serio que nunca.

El recálculo del fiscal Horrach encendió a gran parte de las defensas. El abogado del acusado Jorge Vela se opuso al cambio y habló de "trámite novedoso" y Ortega, defensor de Coghen, calificó la modificación de "inédita e insólita". Gran parte de las defensas se sumaron para protestar. Pero de poco les valió. Sus alegaciones se desestimaron. Lo más que pudieron hacer los defensores fue formular respetuosa protesta. Y ya.

Los abogados que representan a los acusados comenzaron a leer sus conclusiones. El momento cumbre llegó cuando el abogado del que fue ministro de Aznar reconoció que Jaume Matas dijo "hágase" y se hizo. Matas dio la orden de contratar al Instituto Nóos. Resumiendo: Matas dio la razón al fiscal y a la representación del govern balear. Pero no a Manos Limpias. A pesar de su ya rebajada petición de la condena, Matas juega duro. Con siete meses de cárcel y una multa será suficiente. Así lo consideras y así quedó por escrito.

Libre absolución fueron las palabras repetidas por todos los abogados defensores.

El otro momento del día lo protagonizó Pau Molins, uno de los seis abogados de la infanta. De sus conclusiones plasmó el "rotundo desacuerdo con el escrito de la acusación popular". Tardó un rato Molis en pronunciar Manos Limpias (ayer ausente por motivos de salud). Pero cuando nombró al pseudosindicato lo hizo para pedir que sea Manos Limpias quien asuma los gastos del juicio. No solo eso. Habló de abuso del derecho y de mala fe procesal por el "mantenimiento obsesivo de la acusación contra la infanta". Miquel Roca, padre de la Constitución, quiere que Manos Limpias pague una multa. En palabras de Pau Molins, "que se restablezca la justicia para doña Cristina de Borbón".

Pau Molins se refirió a Manos Limpias como "sindicato", pero justo antes de pronunciar esa palabra hizo una pausa. La paradita, ya saben. Un silencio de esos que dicen más que cualquier palabra. Como él mismo reconoció cuando abandonaba el edificio, ya finalizada la sesión, a preguntas de CTXT respondió: "a buen entendedor... sobran las palabras. A veces a uno le traiciona el subconsciente". Un zasca de manual.

Molins reconoció la jugada de sus conclusiones. Que la infanta pase de imputada a imputadora. Lo que él llamó "darle la vuelta a la tortilla". Pau Molins, juguetón y locuaz. Sus palabras contra Manos Limpias fueron el resumen de la sesión. Y de repente "infanta" se convirtió en trending tópic.

Esta gente no está pagada.

Lunes 13 de junio de 2016 

Cadena perpétua

- Entonces, ¿meterán a la infanta en la cárcel?- preguntó él

- No parece muy probable. Manos Limpias es la única que le pide 8 años 

- ¡Pues debería entrar, que pague!- respondió, revuelto

Cristina de Borbón vivirá, para siempre, con esa pena. Por más que se argumente, pocos lo entenderán. Nadie perdonará a la hermana del rey. Por muchos años de trena de Urdangarin, por más que esté alejada de aquella manera de la familia que heredó la Jefatura del Estado.

Porque nunca le iba a faltar de nada. Ni a ella ni a su familia. Porque hizo del privilegio una forma de vida. Inconscientemente o no. Y eso quema al que no llega a fin de mes, al que ha vivido un desahucio o al que ha tenido que cerrar el chiringo con el que comía. O todo junto.

Este lunes la infanta Cristina celebra su 51 cumpleaños. Y le quedan dos telediarios. Literal. El de mañana martes y el día que regrese, por última vez, al polígono de Son Rossinyol, al turno de última palabra.

El viernes volvieron todos los acusados. Como en los mejores tiempos. Sobredosis de nacionales, policías, y todos a sus puestos. Los periodistas volvieron al acceso lateral. Y tuvieron que subir, de nuevo a pata, los 62 escalones de acceso a la sala de prensa. Normas de seguridad...

El único acusado que se ha chupado el juicio entero ha sido Diego Torres. Algún día el valenciano Luis Lobón. Pepote Ballester cuando se hablaba de lo de aquí, de los foros que organizó Nóos en Baleares con pasta mediterránea. Sin olvidar al preso Bonet, un fijo en la sala, por ser lo más parecido a una vida fuera de prisión. Cada uno y sus circunstancias. 

El viernes 10 de junio fue día de ojeras negras y caras de reventón. La noche del jueves  , toledana. A algunas acusaciones se les hizo tan tarde ultimando las conclusiones que les fue imposible hacer fotocopias para el tribunal y el resto de acusaciones y defensas. Resulta hilarante que con el dinero que se han dejado todos en aviones, hoteles, pisos de alquiler y comidas y cenas fuera de casa, no hayan sido capaces de invertir 50 euros en comprarse una triste impresora. Ni siquiera eso. La sesión del viernes empezó a las once de la mañana. Tiempo tuvieron de buscarse la vida. Una falta de respeto, otra más, que obligó al tribunal a hacer un parón. La fotocopias corrieron a cargo de la Audiencia. O a cargo de todos, como gusten. Un momento mátame camión de cabo a rabo.

Él, el de arriba, no supo que la Fiscalía había rebajado en 130.223 euros la multa a Urdangarin. Y que no se entere.

Viernes 10 de junio de 2016

La noticia del día fue que Iñaki Urdangarin y Diego Torres ganaron más de cuatro millones y medio de euros desde que lo de Nóos se fue al garete. Pero una hora después llegó el CIS con la zancada de Unidos Podemos y adiós juicio.

Sería entendible el interés de medios y sociedad por la política de no ser porque Nóos también lo es. Nóos es política, como casi todo. Aunque presidenta, defensores y acusadores se nieguen a reconocerlo en voz alta. A pesar de que el tribunal se haya empeñado, desde el principio, en dejar claro que lo que se ventila en Son Rossinyol son hechos concretos. Nada de cuestiones ideológicas, ni de gobierno. Ni siquiera de gestión. En Nóos se juzga el qué, no el porqué. Ni siquiera el para qué.

La del jueves fue una sesión de tirarse de los pelos. Unas nueve horas entre mañana y tarde. No se cumplió, pues, lo que había dicho la presidenta de que las sesiones serían solo de mañana. Por aquello de conciliar. Había que terminar con los peritos sí o sí para cumplir el calendario establecido.

A pesar de la crónica anterior, titulada "Samantha, presidenta", que recoge la evolución de la jefa del tribunal en estos cinco complicados meses, el jueves Samantha Romero llevó su actitud al extremo. Como pasota. Harta de todo y de todos. Obviando que, aunque esto se acaba, todavía queda juicio.

- Como se ha criticado que los peritos de la Agencia Tributaria han hecho un recálculo, resulta que el perito está introduciendo datos que no se introdujeron en ese informe--, interrumpió el fiscal, protestando

Pero Samantha Romero le cortó por lo sano por dar a entender que el tribunal permite ciertas cosas solo a unos. Y Horrach se la envainó, como hace últimamente cada vez que apunta algo. Las tensiones entre la presidenta y el fiscal ya no se esconden. No solo no es algo nuevo sino que, además, son evidentes.

Sin embargo, el jueves Samantha Romero actuó así con todos. Cuando uno de los peritos, el que iba de parte de Diego Torres, argumentó su oposición al levantamiento parcial del velo societario, el perito de la Agencia Tributaria se dirigió a la presidenta:

- ¿Puedo hablar?

- Sí, sí... Hable, hable... - respondió Samantha, dando a entender que, aunque no tuvieran permiso, harían lo que quisieran

La sesión terminó alrededor de las ocho de la tarde, con la petición de la abogada del Estado, Dolores Ripoll, de posponer unas horas el arranque de la sesión del viernes. El fiscal Horrach se sumó a favor de retrasar la última jornada de la semana para rematar las conclusiones de las acusaciones. Pero cuando la presidenta habló de la generosidad del tribunal en adaptarse a las peticiones de todos, el fiscal Horrach reculó, para no tener que darle las gracias por nada. El abogado de Diego Torres se opuso, pero al final quedó en un "ni pa ti ni pa mí".

Manos Limpias ha llegado hasta el final, a pesar de todo. La abogada Virginia López Negrete, afectada de la garganta, cambió su sitio habitual por uno más cerca de la puerta, donde no le cae de lleno el chorro asesino del aire acondicionado.

Y el día se alargó, para casi todos, unas horas más.

Samantha, más presidenta

Miércoles 8 de junio de 2016

Las juezas se retiraron a deliberar. Apenas habían transcurrido unos minutos desde el comienzo de la sesión cuando la abogada del Estado, Dolores Ripoll, solicitó añadir a la causa una ampliación del informe que habían hecho "de motu propio" los tres peritos del martes. 

Y la presidenta se cabreó. No era para menos. La abogada del Estado hablaba de "esencia de la puridad de la práctica pericial" mientras se saltaba a la torera que lo correcto es decir "motu proprio". Aunque quizás, para Samantha Romero, eso fue lo de menos. Porque lo que de verdad le molestó fueron las triquiñuelas entre peritos y partes, los movimientos por debajo de la mesa. Las tretas y los chanchullos de unos y otros para burlar al tribunal.

Los de casa son los últimos que se enteran. Ocurre con las infidelidades, con las notas del cole o cuando uno pierde el curro. Y como Nóos es la vida misma, también pasa aquí. Y eso le irrita a la presidenta. A Samantha Romero le molesta ser la última en saber cosas sobre las que tendrá que decidir. Y se rebela. Porque es la jefa y parece que no tiene voz.

Es un hecho que, en el mundo que rodea el juicio del caso Nóos, la valoración del tribunal no ha sido positiva. Desde fuera y desde dentro. La opinión generalizada es que el tribunal ha pecado de laxo, de flojo, de falto de carácter, de blando. Incluso se les ha tachado, negativamente, de garantistas. Eso ha mermado la percepción exterior acerca de la firmeza de Samantha Romero. Y, sobre todo, de su seguridad. 

Porque la presidenta decidió que era mejor escuchar. No solo oír.  Samantha Romero consideró que ellas, las tres juezas que componen el tribunal, tenían que ir a lo suyo. Que el juicio estaba dentro y no fuera. Por eso se blindó. No primeros planos. No fotos. Ni salidas, ni entradas. Nada. Prefirió centrarse en sus papeles. Probablemente para no añadir otra presión más. 

Esa extrema concentración ha derivado en la transmisión de una imagen de persona borde. Muy distinta a cuando se apagan las cámaras de la sala para un receso, cuando terminan las sesiones o cuando se tapa la cara para que nadie le vea reírse con una salida del abogado de Torres, experto en añadir o rebajar tensiones a partes iguales.

Samantha ha dicho basta y se nota. Coincidió con el regreso de las vacaciones de Semana Santa. Ni consiente cosas absurdas ni tolera desmanes más propios de una partida de mus. Pocos son ya los que se atreven a desafiar a una magistrada cada vez menos borde y más seria. Cada día más presidenta.

Y si lo hacen lo dice: "Cada cosa que hace el tribunal para ayudar se le acaba volviendo en contra". Un titular que recoge el sentir de las juezas de principio a fin de cinco meses cuesta arriba.

Esta semana terminan las pruebas periciales y arrancará la fase final antes del visto para sentencia. Entonces llegará su turno. El de las tres juezas que en el transcurso del juicio han ido uniéndose hasta darse forma. Conscientes de su soledad. De menos a más. Inicialmente no contaban con el politiquerío electoral patrio, que ha desviado la atención mediática hacia otros asuntos menos densos y con más concentración de audiencia. El final de Nóos coincidirá con el 26J después de una campaña de himnos y debates.

Si el 11 de enero, día de las cuestiones previas, les dicen que el final del juicio iba a coincidir con unas nuevas elecciones, no se lo habrían creído. Porque todo cambia. Lo que antes abría los telediarios ahora queda en un breve. Como hecho a propósito.

Un poco estéril

Jueves 2 de junio de 2016

En un juicio en el que han declarado más de 300 testigos, los 40 peritos que quedan se antojan como miel sobre hojuelas. Sería lo mismo decir que todavía falta el desfile de 40 peritos, que los acusados volverán tres veces más hasta que termine todo o que, precisamente por estar en la fase final, la cosa parece que marcha mucho más lenta. Mejor, pues, lo de la miel. Cuestión de salud mental.

La segunda jornada de pruebas periciales la protagonizaron 3 hombres y una mujer. Pasaron a la sala en dos tandas. El primero en entrar fue el señor Francisco Javier Jiménez Cisneros Cid, así, todo seguido. Un perito con bigote propuesto por la defensa de Mercedes Coghen, la única acusada relacionada con la candidatura olímpica Madrid 16. Urdangarin y Torres también sacaron tajada a través de su Fundación Deporte, Cultura e Integración Social. Unos cobros facturados a la Fundación Madrid 16.

El señor del mostacho concluyó que la Fundación Madrid 16 era una entidad de carácter privado. Porque se creó al margen de la asignación presupuestaria del ayuntamiento de Madrid. Es decir, en caso de que la fundación diera pérdidas nunca podría sobrevivir gracias al consistorio. "Tiene que buscarse la vida económicamente", resumió el perito. La Fundación Madrid 16 era privada de todas todas. Ni fue creada para intereses públicos ni prestó servicios públicos. Sin embargo, la Fundación Madrid 16 pertenecía al sector público. Y lo contrario. Todo a la vez.

Los fondos de la Fundación Madrid 16 era la dotación de 30.000 euros de dinero público. Más el dinero conseguido por su "crecimiento propio". Más las subvenciones, de dinero público. Recibió ese dinero público porque no pertenecía al sector público. Más las donaciones. Y todo así.

Otro ejemplo más sobre la diferencia entre el interés general y la función pública. Llegados a este punto el perito puso el ejemplo de la Seat y Franco. Lagarto-lagarto.

- ¿Estas subvenciones no se tienen que justificar peseta a peseta?- preguntó el fiscal

- Por supuesto que sí- respondió el perito

Y remató la faena con un solemne: "reconozco que la labor del jurista a veces es un poco estéril". Pasaban las 10,30 de la mañana y la última confesión de don Francisco Javier Jiménez Cisneros Cid parecía ya insuperable.

Sin embargo, quien hizo que el rizo se ondulase todavía más fue el defensor de Urdangarin. Ese hombre que tiene la capacidad de pasar desapercibido. Un abogado injustamente infravalorado cuya principal habilidad es la de establecer cercanía y generar confianza sin apenas hablar ni acercarse. El gurú del coaching tántrico de Nóos. El ilustrísimo letrado don Mario Pascual Vives hizo que el perito recordase lo que ya habíamos olvidado: "ninguna fundación tiene ánimo de lucro". Le faltó decir que se crean para desgravar. De aplauso. Los dos.

Los tres restantes eran peritos de la Agencia Tributaria. Los tres vestían informal, sin traje, sin corbata. Sin disfraz que permitiese establecer un escalón psicológico traducido en superioridad de aspecto, una de las barreras iniciales más difíciles de atravesar. Quizás porque su identificación no corresponde a un nombre, sino a un número. El 2.561, el 57.061 y el 3.173.

Con el volcado de la información referida a cuentas bancarias, titularidades y demás uno de los peritos confirmó que en la mercantil de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin había trabajadores ficticios. La suma de lo que, supuestamente, defraudaron a Hacienda la infanta y su marido asciende a 77.147,57 euros. El cálculo lo hicieron sumando los beneficios fiscales a los que se acogieron la hija del rey y esposo vinculados al incremento en la contratación de trabajadores.

El toque de color lo puso el Abogado del Estado, con su corbata ancha de rayas naranjas y amarillas. Un punto naif entre togas brillantes, puñetas nucleares y el regreso de los fantasmas.

Karaoke pericial

Miércoles 1 de junio de 2016

A cinco semanas escasas para que termine el juicio oral de la galaxia terrenal que es Nóos, en el polígono de Son Rossinyol han empezado a desfilar los peritos, señores serios con traje y corbata que proponen las partes para explicar qués y cómos.

El martes se cumplió lo que parecía que iba a ser: denso hasta el tuétano.

Ya lo había advertido la presidenta nada más empezar: no va a haber sesiones de tarde, así que se alargarán hasta las 3. Y el receso de media hora será de quince minutos.

La sesión del martes duró seis horas con los seis interventores de la Administración General del Estado. La escena habitual que estamos acostumbrados a ver quedó modificada. Porque comparecieron los seis juntos, apelotonados en dos mesas. Encajaron las sillas como pudieron. Se arrechucharon mucho para caber. Al más alto de todos le tocó sentarse en medio de las dos mesas, con las dos patas entre las piernas. Vino preparado. Al tener que abrir más las piernas dejaba a la vista sus calcetines a juego con tu traje gris claro y rematados por arriba con unas grecas moradas, en perfecta armonía cromática con su corbata. Algo que superó el mítico mantra de las madres sobre la muda recién puesta por si tienes un accidente. Todos la llevaban, la corbata, excepto uno. Algunos lucieron gemelos dorados. Los seis calzaban zapatos relimpios de suelas desgastadas. Unos señores con mucha mili.

Por resumir la jornada del martes y para que se entienda. La cosa consistió en intentar explicar si los convenios de colaboración que el Instituto Nóos firmó con la Fundación Illesport y el IBATUR (Institut Balear de Turisme), que dependían del gobierno de Baleares eran legales. Si el convenio de colaboración era la fórmula adecuada para pillar pasta de todos. Lo mismo con lo que se firmó entre el Instituto Nóos y la Fundación Turismo Valencia Convention Bureau, que dependía del Ayuntamiento de Valencia, aunque era, dicen, privada.

Los peritos, excepto dos de ellos, se presentaron con identificación numérica. Pero había tal cacao de números que el fiscal Horrach optó por referirse a uno de ellos como "señor perito", por aquello de no recurrir a lo de "a ver, el tercero por la derecha".

Al inicio del juicio, en #MallorcaEraUnaFiesta remarcamos la dificultad de situar un organismo como público o como privado. Existen "líneas difusas". Palabra de perito. En eso se apoyaron varios acusados para justificar su manera de hacer con el dinero de los contribuyentes, como las empresas públicas sujetas al derecho privado. Es un resumen de parte de lo que ocurre en Nóos, cómo el dinero de todos pasó a manos de unos pocos en un pestañeo y se esfumó, como aquel que dice. ¿Pierde el dinero público su naturaleza cuando pasa a ser de otro?

 - A veces ha calado la idea de que el dinero del Estado, el dinero púbico, no es de nadie. Y es de todos- explicó coloquialmente el interventor jubilado. Fue el que mejor explicó la cosa. De los seis peritos, cuatro estaban de acuerdo y dos en desacuerdo. Los menos defendieron el carácter privado de los organismos.

- Que la fundación es privada es indiscutible- peritó uno de los señores

- ¿Aunque tenga el 99,9% de financiación pública?- preguntó, revuelto, el fiscal Horrach

- Sí (...) Porque las aportaciones no se dan con carácter permanente al patrocinio fundacional. ¿Que debería cambiarse? Totalmente de acuerdo.

Un dinero público, el que cobraron Urdangarin y Torres a través del Instituto Nóos que, como declaró otro perito, no sumaba la cantidad otorgada con los justificantes que aportaron el marido de la infanta y socio.

El martes en la sala de vistas se habló de "fugas en el derecho administrativo", motivadas por interpretaciones "no muy ajustadas" que de la norma se ha hecho en España. Hasta que Europa pegó un estirón de orejas. El caso Nóos se ramifica incomprensiblemente hasta llevar a hacernos una pregunta sobre por qué Europa pasó de llamarse Comunidad Económica Europea a Unión Europea. Cuando el término más cercano, a la vista de las diferencias entre las normas comunitarias y las que rigen los estados, sería el de Unión Euro. Sin pa. O simpa, que también.

Para unos eran patrocinios. Para otros convenios de colaboración. Y otro habló de craufundin, como suena. Las juezas decidirán si el convenio de colaboración fue la fórmula adecuada para que Urdangarin y Torres se levantaran unos dineros que no parece que vayan a volver a la hucha de todos. Pues con la Administración ocurre lo siguiente. "No existe una regulación armónica y completa de lo que exige un convenio de colaboración", soltó uno de los declarantes. Por lo tanto, explicó, debe ser interpretada por exclusión. Es decir, por lo que no es un convenio de colaboración. Una especie de "no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero". Y santas pascuas.

Las pruebas periciales del martes las propuso la Fiscalía con el visto bueno de la Abogacía del Estado y la Abogacía de Baleares. Lo que allí se dijo perjudica a Iñaki Urdangarin, Diego Torres y Jaume Matas. También al resto de acusados, excepto a la medallista olímpica Mercedes Coghen.
Por eso resultó inexplicable la ausencia del abogado del hombre que fue ministro. Que no estuviera el abogado de Matas fue como esos silencios que dicen más que cualquier palabra. Revelador.⁠⁠⁠⁠

"Todo se justifica en este país. Absolutamente todo. Bien o mal, pero todo se justifica". Lo dijo el "felizmente jubilado", el más sabio de todos. Sin embargo, no hubo manera humana de explicar cómo, con el gasto  público que está suponiendo -- por ejemplo, en seguridad, este juicio-- en la sesión del martes solo hubo 3 micrófonos para que hablaran 6 personas. Como si fuera un karaoke, en las fiestas del pueblo.

Miércoles 25 de mayo de 2016

Metisaca

Seguro que el paralelismo no es el más adecuado. Porque cuando se compara algo se comete el error de reducirlo todo a una idea simplista y, a veces, vacía, en la que los matices quedan fuera de foco. 

Es lo que ha ocurrido con el juez José Castro, instructor del caso Palma Arena y de sus 25 piezas separadas. La última es el caso Nóos, que el próximo 30 de junio echará el cierre después de cuatro meses infinitos de acusados, testigos, peritos, conclusiones, turnos de última palabra e informes finales. 

A la espera de que declaren los peritos (desde el 31 de mayo hasta el 10 de junio), el juez Castro ha asomado la cabeza presentando un escrito al juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, que instruye el procedimiento de Ausbanc y Manos Limpias. José Castro se ofreció a declarar como testigo, por si podía ayudar a resolver el entuerto del levantamiento de la acusación a Cristina de Borbón a cambio de pasta. 

Supuestamente, el abogado de la infanta, el cabeza de lista de los seis que tiene, quiso reunirse con Castro antes de saber si el juez iba a volver a imputar a Cristina de Borbón y Grecia. Cuando salta la porquería de Manos Limpias (algunos se refieren al pseudosindicato como "Manos Lustrosas") a José Castro se le enciende la bombilla y empieza a hilar historias. ¿Y si fueron los abogados de la royal los que propusieron pasta a Manos Limpias y no al revés? Castro tiene claro que los abogados de la infanta le propusieron reunirse en un lugar discreto para hablar de la infanta. El escrito de Castro ha quedado en agua de borrajas. De momento el juez no va a ser, además, testigo.

¿Qué lleva a una persona a contar algo, casi tres años después?, ¿por qué en su momento no le dio relevancia y ahora cree que es importante?, ¿con qué intención?, ¿hay intención? Mil preguntas sin respuestas reales. Doscientas mil respuestas sin ninguna verdad completa.

Es como si una tía le pone los cuernos a su chico y tú te enteras. En ese momento cierras la boca. Pero después de unos años, un día se te ocurre contárselo al señor del cuerno. ¿Para qué? Es como si investigas para un periódico, lo cuentas y a los tres años de haberte echado lo cascas en otro medio. ¿Por qué?

Gentes empeñadas, en plural,  en enguarrar un caso pringoso desde su nacimiento. Un cuadro pintado con chorretones de mierda, como si fueran artistas de la hez, intelectuales de la basura, eruditos del estiércol.

El caso Nóos se juzga en Palma. Hasta que lleguen los recursos y se lo lleven a Madrid.

 

Viernes 20 de mayo de 2016

Todo empieza por "no". Hasta Nóos

"No recordar no es negar", advirtió la presidenta del tribunal a Manuel González Peeters. Estaba acabando la sesión, pero en un cuarto de hora Samantha Romero repitió esa frase unas diez veces: "No recordar no es negar. Es no recordar", añadió al final. Misterio resuelto.

Quizás sea algo habitual, pero resulta llamativa la habilidad de los poderosos de cuna para elegir a la gente de la que se rodean en sus cosas importantes. Por su discreción.

Federico Rubio Carvajal es uno de ellos. Para declarar en Nóos eligió el mismo uniforme que Alberto Ruiz Gallardón. Traje gris marengo y camisa blanca. La corbata de Rubio era granate. La del ex ministro, sangre.

El señor de las cuentas del emérito y familia llegó a Son Rossinyol pasadas las 9 de la mañana. Le acompañaba un chico joven, con gafas de sol de espejo, que no pudo acceder arriba. Dijo que iba en calidad de acompañante. Habría bastado decir que iba como público para entrar en la sala de vistas.

Un minuto más tarde llegó Virginia López Negrete. Justo después de pasar el control, el chico nuevo de seguridad le preguntó dónde iba.

-¡Al juicio!- respondió, sorprendida

-¡Ella es letrada!- avisó a voces un veterano al nuevo mientras reía.

Después de requisar el móvil de Rubio, el poli encargado de acompañarle hasta la sala de testigos tuvo la prudencia de no meter en el mismo ascensor a Negrete y al compareciente. Rubio esperó abajo.

No habían transcurrido ni diez minutos cuando el testigo principal del día entró en la sala de vistas. Federico Rubio se trajo el agua de casa. O del hotel. En la mano llevaba una botella de plástico con tapón negro. Las de la máquina tienen todas tapón azul.

Rubio es, desde el año 2001, adjunto a la Dirección General de Tributos, que depende del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. El testigo definió como "cordial" su relación con Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin.

-La única acción que he realizado con ambos ha sido sobre el IRPF y el impuesto de patrimonio- respondió al fiscal.

Las mismas funciones que hacía para otros miembros de la Casa Real.

-Esto viene de tradición por el padre de doña Cristina- se refirió el testigo al rey Juan Carlos

Federico Rubio declaró con voz temblorosa.

Los datos fiscales de los entonces duques de Palma se los daba el secretario de las infantas, Carlos García Revenga. Federico Rubio lo hacía por amistad: "exclusivamente por mis conocimientos y por mi relación con la familia".

-A partir de junio de 2002, ¿recibió usted alguna información fiscal sobre Iñaki Urdangarin?- preguntó la abogada del Estado, Dolores Ripoll

-Absolutamente colateral, digamos, o sea...

Se refería el testigo a que nunca había declarado los impuestos de Aizoon en su conjunto. Solo en el 50% propiedad de la infanta Cristina. El valor patrimonial de esa cuantía que trasladaba al impuesto.

-Yo no lo llamaría labores, es una ayuda como se la puedo realizar a la amiga de mi hijo o al portero- osó comparar el funcionario

Era un "compromiso personal" por el que nunca cobró.

Hacía tiempo que los defensores de Iñaki Urdangarin y de Diego Torres no estaban de acuerdo en algo. Pero el miércoles escenificaron lo que les diferencia a través de dos cuentas de correo electrónico.

Manuel González Peeters, abogado de Torres, solicitó la exhibición de un mail que demostraba que el testigo operaba en esas lides desde su cuenta de correo electrónico del Ministerio. Y aportó al plenario cuatro páginas donde había más documentos que lo acreditaban.

Sin embargo Mario Pascual Vives, abogado de Urdangarin, pidió la proyección de un correo electrónico en el que quedaban constancia estas operaciones, pero hechas a través del correo personal del testigo.

-Es el privado- respondió Rubio

-No hay más preguntas- zanjó Pascual Vives

Y en eso quedó la esperada declaración del leal Federico Rubio Carvajal.

Justo después le tocaba declarar a Hermenegildo Seisdedos. Un señor barbudo con vaqueros, camisa informal y americana azul marino. Andaba a saltitos, pero con zancadas muy grandes. Parecía rudo. Hasta que habló.

Este abogado y economista lleva 20 años dando clase en el Instituto de Empresa. Además, es director del Foro de Gestión Urbana. Conoció Nóos en el año 2005, vinculado a la candidatura olímpica, para la que organizó un foro.

Su declaración resultó espesa, pero la aderezó con espontáneos toques de gracia. El testigo no tuvo mucha memoria.

-Recuerdo a Rita (Barberá)- deleitó a la sala don Gildo, provocando la risa de los fiscales y del letrado de la Administración de Justicia

La presidenta llamó la atención del abogado de Diego Torres, que no paraba de insistir en sus preguntas. A González Peeters le advirtió, por enésima vez, de que el tribunal no tendría en cuenta las preguntas rematadas con coletilla (con opiniones).
Pero Samantha Romero también le dio un toque al testigo para que contestara como tocaba. Que el "supongo" no valía. Y que si no se acordaba de algo lo dijera.

En el transcurso del juicio algunos comparecientes han parecido desconcertados. Muchos se han enterado sobre la marcha, así lo han dicho, de que formaban parte de algo que ellos mismos desconocían.

Diego Torres lo hizo de lujo desde el principio. Porque nunca estableció diferencias entre el Instituto Nóos, los Illes Balears Fórum o los Valencia Summit. Por eso, durante estos cuatro meses de juicio, su abogado ha podido apoyarse en ese todo para justificar el desconocimiento de pertenencia de los testigos sobre algunos asuntos.

Un ejemplo. Hermenegildo Seisdedos autorizó por escrito, en un mail, formar parte del Comité Científico del Instituto Nóos. Sin embargo el testigo solo fue consciente de ser miembro del Comité Científico del Illes Balears Fórum puesto que esas gestiones estaban enmarcadas dentro de su participación como ponente en el foro de Baleares.

También declaró el miércoles el rector de la Universitat de les Illes Balears, don Llorenç Huguet. Entre 2003 y 2005 había sido presidente de Sa Nostra, entidad bancaria patrocinadora del foro de Baleares en el año 2006. Para entonces Huguet ya no estaba en Sa Nostra, pero conoció las aportaciones de patrocinio.
Durante su interrogatorio el testigo no supo muy bien dónde meter las manos.

El último del día fue Sebastián Escarrer, de los Escarrer hoteleros de toda la vida. De Sol Meliá. Entró recto en la sala, queriendo verlo todo. Mirando a izquierda y derecha. Escarrer destacó su mallorquinidad, su balearidad y su españolidad como uno de los responsables del posicionamiento de las Islas en el mapa turístico mundial.

Sol Meliá también patrocinó el foro de Baleares con 50.000 euros para consumir en banquetes, habitaciones o salas de reuniones de sus hoteles. Lo hizo a cambio de imagen. "Si no hubiera sido en especie nunca habríamos participado", explicó el testigo al fiscal.

Sebastián Escarrer desveló que en la pecera donde esperan los testigos había coincidido con el rector, al que se refirió como "un buen amigo". Huguet le confesó que no sabía si estaba en Nóos por Sa Nostra o por la Universitat. Como de chiste.

Sin duda, el toque curioso del día lo puso don Gildo Seisdedos cuando afirmó que en Hawai hay universidad.

Exótico a morir.

 

Miércoles 18 de mayo de 2016

Litros de alcohol 

Ni Dada ni Beckett entenderían lo que hoy conocemos por surrealista y absurdo.

Lo de Nóos es para darse a la bebida y no parar.

Marta Campomanes Camino es licenciada en Derecho. Tenía que declarar como testigo, pero después de ser citada en dos ocasiones, la señora no apareció. Hasta el viernes. Cuando la Policía Nacional fue a buscarla a su casa y la llevó de la oreja hasta la Audiencia Provincial de Madrid. En la videoconferencia la mujer estaba pálida, sin gota de maquillaje, como si se acabara de levantar. 

El año pasado doña Marta Camponanes terminó una etapa profesional de 10 años como abogada de la empresa distribuidora de bebidas alcohólicas Pernod Ricard España. El caso es que en junio de 2007 Pernod Ricard S.A., la matriz francesa de todas las filiales, firmó en París un contrato con Aizoon S.L., la mercantil de la infanta y Urdangarin. Ese contrato señalaba en un punto la vinculación profesional del vasco "con carácter personalísimo", a pesar de estar firmado por Aizoon. 80.000 pavos se llevó el pollo. Hubo servicios que incluso facturó a través de Strategy Innovation Lab, otra "aizooncita".

Cuando terminó de contestar al abogado de Iñaki Urdangarin, la jefa del tribunal le preguntó cuál era la razón por la que había tenido que ser arrastrada por la poli para declarar. Y lo explicó muy bien. La señora no lo consideró oportuno porque es que ella no sabía nada. Pero nada. Además estaba hasta arriba de curro. Lo de viajar a Mallorca para decir "a mí que me registren" le venía realmente fatal. Y para más inri su padre está flojo de salud. Que no le iba bien. Punto en boca. 

Fue delirante. Y un insulto a la Justicia. Siendo, además, abogada. Ya no es que con sus no comparecencias el tribunal se rebane los sesos para rehacer, por enésima vez, un calendario que cambia casi cada día. 

Marta Campomanes es un ejemplo perfecto de ciudadana no integrada en el sistema legal vigente que ella defiende y representa. O que debería defender y representar por su condición de letrada. Aunque ya dejó bien claro que lo suyo era defender los intereses de la empresa. 

Y no se puso ni roja.

 

Lunes 16 de mayo de 2016

Súper vivientes 

- Pensaba que era más alto- dijo un poli mientras Alberto Ruiz Gallardón entraba en la pecera donde esperan, juntos, los testigos.

Unos minutos antes había llegado Jaime Lissavetzky, con su andar encorvado y una bandolera oscura que colgaba de su hombro derecho. 

Eran las 10.15 del jueves cuando el ex alcalde de Madrid entró en la sala de vistas. Con la mandíbula apretada y tocándose la punta de la nariz con el pulgar y el índice de su mano derecha. Fue Manos Limpias quien solicitó su testifical. 

Gallardón era el alcalde, del PP, de la capital cuando se puso en marcha la maquinaria de la Candidatura Olímpica Madrid 2016. Urdangarin y Torres también pillaron de allí, de la Fundación Madrid 16. En concreto 114.000 euros, pagados como si fueran donaciones. 6.000 euros al mes desde finales de 2007 hasta finales de 2009. Para entonces el Instituto Nóos ya no era tal. Ahora se llamaba Fundación Deporte, Cultura e Integración Social.  

Gallardón, como alcalde, era el presidente de la Fundación Madrid 16. Sin embargo, dijo, nunca supo que el Duque de Palma estaba cobrando. Urdangarin colaboraba, al igual que el resto de reales, como la reina Sofía, Su Majestad el rey don Juan Carlos o los entonces príncipes de Asturias. 

El ex ministro nombró hasta a Doña Pi, la infanta Pilar de Borbón, hermana del rey emérito. La de los papeles de Panamá. La que se fue de la boca cuando un periodista le mintió diciéndole que Zarzuela ya había anunciado el compromiso matrimonial entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. En Mallorca, fundamentalmente en círculos periodísticos,  le llaman Doña Pi porque tuvo una chocita en los alrededores de Porto Pi, la Estación Naval pegada a Marivent. Después la derribaron porque se le olvidó pedir permiso para hacer unos arreglitos, pero esa es otra historia. Cuando el emérito estaba en Palma, el yate Fortuna estaba atracado en Porto Pi, extinto centro neurálgico estival en la ciudad de acogida de la reina madre. Palma es el refugio de Sofía de Grecia desde Semana Santa hasta el otoño, aunque cada vez alarga más su estancia en la isla.

A Ruiz Gallardón le delataron sus cejas. Alejado de la política después de su destitución como el peor ministro de Justicia de la democracia, Alberto Ruiz Gallardón ha bajado de peso. Y aunque mantiene ese halo de recta altivez, está aviejado. Como si todo lo malo le hubiese salido después de su estampida. Su vello cejil se ha vuelto blanco. Igual de poblado, pero en cano.

Alberto Ruiz Gallardón descargó toda la responsabilidad en la adjudicación del convenio con Urdangarin y Torres en Mercedes Coghen, acusada que se enfrenta a seis años de cárcel. Es lo que solicita la Fiscalía Anticorrupción. Manos Limpias pide 9. Sin embargo el ex alcalde quiso destacar la fantástica, extraordinaria y maravillosa labor de la medallista olímpica al frente de la Candidatura: "no tengo más que palabras de elogio para Mercedes Coghen". Y se enredó en expresar en público, tribunal o pueblo, su admiración profesional hacia la acusada.  

La declaración de Gallardón fue una especie de mitin, como si fuera un coloquio en redondo con sillas verdes de escuela y él en el centro. Retranquero y juguetón, don Alberto. 

- ¿Usted lo habría autorizado (el convenio con Urdangarin-Torres) de haberlo sabido?- le preguntó Virginia López Negrete 

- Me está planteando usted una hipótesis. Y en ese caso me acojo a lo dicho por la presidenta- respondió, todo hueco, el ex alcalde. Se refería a las obligaciones del testigo de responder sobre cuestiones que haya visto, que haya oído o de las que haya tenido conocimiento de forma directa o indirecta. 

Al oírlo, Samantha Romero levantó la ceja derecha. Castaña. 

"Le he dedicado muchas horas al movimiento olímpico", reivindicó Gallardón. Y después se la marcó haciendo un alegato a favor de los eternamente olvidados Juegos Paralímpicos. 

- A mí me decían: "Alcalde, mañana te tienes que ir a Nueva Zelanda" y yo me iba a Nueva Zelanda. 

Gallardón no soltó ni a sol ni a sombra su boli. En él se apoyó durante toda la declaración. Como si estuviera dando la palabra a los periodistas en una rueda de prensa. No ha perdido ni un ápice de verborrea. Una vez más, Gallardón utilizó la redundancia en el lenguaje como certificado de veracidad. Se refirió al caso Nóos como "el procedimiento en el que hoy nos encontramos" y defendió la transparencia del consistorio madrileño con un "el ayuntamiento fiscalizaba el destino finalista" en cuestiones monetarias. 

Pasadas las 11 de la mañana terminó la declaración de Gallardón. Metió unos papeles en su carpeta negra de piel y la cerró. Se levantó. Hizo ademán como de cuadrarse, con los pies muy juntos. Y todo muy recto. Agachó la cabeza con una protocolaria reverencia, ante el retrato de Felipe VI que preside el tribunal. Y se fue.

El receso de aquella mañana desveló un detalle que en la sala de vistas no se había percibido, a pesar de que se produjo dentro de la misma. Durante el interrogatorio a Gallardón, al abogado de Diego Torres, tras una de sus provocadoras salidas, se le olvidó cerrar su micrófono justo cuando dijo: "este tío es idiota", refiriéndose al ex alcalde. Para entonces, las teles, los digitales y las radios ya habían publicado el insulto. El abogado de Diego Torres se enteró de su fechoría alrededor de la máquia, mientras tomaba café entre un revoloteo de periodistas. Un día después, finalizada la sesión del viernes, el tribunal informó de que a González Peeters le habían abierto un expediente que, en caso de multa, puede costarle hasta 6.000 euros. El "idiota" de Peeters tapó el resto de declaraciones. Esa fue la noticia seria del día.

Cuatro testigos después llegó el turno de don Jaime Lissavetzky, presidente del Consejo Superior de Deportes y Secretario de Estado de Deportes entre 2004 y 2007. Del PSOE. Testificó a petición de la defensa de Iñaki Urdangarin. Fue ponente en el primer Valencia Summit, allá por 2004. 

Lissavetzky fue vicepresidente de la Candidatura Madrid 16 durante los dos años que duró y acudía a las reuniones del Patronato en las que se aprobaban las cuentas. 

- ¿En esas reuniones se hablaba del señor Iñaki Urdangarin?- preguntó el abogado de Mercedes Coghen

- Sí, se hablaba del señor Iñaki Urdangarin como de tantos otros, sin ningún problema. 

- ¿Sabía a qué se dedicaba el señor Urdangarin?- preguntó el fiscal Horrach

- Era miembro del Comité Olímpico Español y alguien con quien te ibas encontrando- respondió el testigo de los ojos tristes 

Y para poco más dio su declaración. 

El último en sentarse el jueves frente al tribunal fue José Fernando de Almansa Moreno Barreda, sucesor de Alberto Aza al frente de la Casa de Su Majestad el Rey entre enero de 1993 y el 17 de diciembre de 2002. La propuesta de su declaración también la había hecho el abogado del marido de la infanta.

- ¿Conocía las actividades privadas de Iñaki Urdangarin?- quiso saber don Mario Pascual Vives

- A mí no se me informaba. Ni a mí tampoco me interesaba- respondió sincero.

Fernando de Almansa restó protagonismo a la labor de Federico Rubio, el funcionario de Hacienda que ayudaba en las rentas del Rey hacia abajo: "No creo que tuviera un papel muy importante. Desde luego, nada en la Casa. Tengo entendido que con algo de la renta de la familia".

Almansa no supo de Nóos, ni de Aizoon, ni de las actividades privadas y comerciales del yerno del rey. El testigo incidió, desde el principio, en la fecha de su salida como Jefe de la Casa: 17 de diciembre del año 2002.

- Después de 2002, ¿hizo alguna gestión o encomienda sobre el señor Urdangarin?- preguntó el abogado del marido de la infanta

- No sé muy bien a qué se refiere

Pascual Vives insistió en la pregunta. Pero solo consiguió un escueto: "No, nada relevante".

La abogada de la acusación popular ejercida por el denostado pseudosindicato Manos Limpias incidió en lo mismo. En si el testigo había recibido algún "encargo" de la Casa del Rey, posterior a su salida de la jefatura, sobre el papel de Urdangarin en su faceta de empresario.

- Es conocido que yo hice una visita a Denver en relación con lo que ya empezaba a ser el caso Nóos. He sido también directivo en Telefónica y quise valorar la reputación de Iñaki. 

López Negrete repreguntó.

- Fui como consejero de Telefónica, en nombre de la compañía. Y también por ser hombre de confianza de Su Majestar el Rey don Juan Carlos- se jactó Fernando de Almansa.

 

Jueves 12 de mayo de 2016

Chao galimatías 

Acariciaron el cielo pero no pudieron asaltarlo. En noviembre de 2011 el Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de Palma les dijo basta. El juzgado de José Castro ya llevaba tiempo investigando.

El miércoles testificaron en Nóos varios de los agentes de la Policía que registraron, entre otras, la casa de Diego Torres y esposa, a la vez sede de una de las mercantiles de lo que ahora llaman "Grupo Nóos". Se llamó Operación Babel.

La agente número 85.349 era la jefa. Una mujer menuda, delgada pero fuerte, vestida de negro con una chaqueta a rayas verticales azules y negras. Con el pelo corto, moreno, de rasgos fuertes y voz contundente. Una señora que habla de esa investigación, complicada, en lenguaje de andar por casa. 

Buscaban, sobre todo, documentos y facturas que justificaran el gasto del dinero que el gobierno balear había dado al Instituto Nóos. "El criterio básico fue la fecha. Si era de antes del convenio, no. Viajes de trenes, no. Viajes fuera de Mallorca, tampoco. Por ejemplo, había una factura de un reposapiés". 

Lo más llamativo que contó la agente 85.349 fue lo que ocurrió una vez saltada la valla de la casa de Diego Torres y Ana María Tejeiro. No es que la poli trepe por contrato. Es que los de servicio no quisieron abrirles la puerta. Cuando registraron el dormitorio de don Diego y doña Ana María, los agentes encontraron dos fajos de billetes dentro de la caja fuerte. Sobre uno de ellos había un papel blanco que ponía "dinero B". B de Berlanga.

González Peeters, abogado de la pareja, quiso explicar que era "B de Barclays", pero no coló. Nadie tragó. Está todavía por demostrar. 35.000 pavos entre los dos montones.

"El señor Torres estaba como con la mirada perdida, sin ser capaz de reaccionar", explicó la jefa, con permiso de Samantha Romero. Lo confirmó el agente 96.638, que estaba presente cuando interrogaron a Diego Torres.

- ¿Le sorprendió algo?- preguntó el fiscal

- Que se quedaba sin palabras. Se quedaba sin habla. Evadía muchas respuestas y otras directamente se negaba a contestar.

Torres estuvo muy atento a las declaraciones policiales. Con gesto muy serio. Están siendo unos días difíciles. Más que al inicio del juicio. Cada vez queda menos tiempo y las cosas se complican. 

En otro de los registros "encontramos una clase teórica de cómo sacar dinero a Belice. Un manuscrito", siguió la agente. "Estructuras fiduciarias es lo que encontramos. Entre el mismo grupo (de empresas) se facturaban muchísimo, había trasvases de dinero. Me llamó la atención la falta de seriedad".

Interrogaron a trabajadores, ficticios y reales, y a los proveedores: "Telefónica tenía más reticencia (a colaborar) con la Policía y tuvimos que hacer un requerimiento judicial".

A ninguno de los agentes que declararon el miércoles se les vio la cara. El abogado de Diego Torres quiso restar credibilidad al testimonio de la jefa de la UDEF de Palma. Lo hizo con un tono faltón, intentando desprestigiar a la testigo por carecer de formación académica jurídica y económica. La presidenta del tribunal le llamó la atención, pero Peeters intentó marear la perdiz y a ratos lo consiguió.

Cuando la agente 85.349 terminó de declarar, González Peeters se acercó corriendo a la testigo, todavía en la sala. Ella le recibió con dos besos. Dándole en todos los morros. Metafóricamente.

Al terminar la sesión y para rematar el mal día de Torres y abogado, el fiscal Horrach dijo que él no renunciaba a la declaración de Federico Rubio Carvajal, el señor de los números reales y de Nóos. 

La cosa se complica. Queda semana y media de juicio. Junio será para conclusiones, informes de las partes y turnos de última palabra.

Vamos que nos vamos.

Miércoles 11 de mayo de 2016

Renuncios

Y Nóos volvió a lo grande. Con una sesión de 8 horas interrumpida por el rato de la comida. De 21 testigos que tenían que declarar el martes, cayeron 9 de un plumazo.

El trasiego de papeles es tal que el fiscal tuvo que renunciar a una testifical más porque no encontraba los folios donde tenía preparado su interrogatorio.

- Venga, vamo a cohé la lista a ver si renunciamo a algunos testigos y hacemos esto máh breve- dijo en voz alta el agente judicial cuando todavía no se había cumplido la media hora de receso matutino.

Nadie se opuso a la solicitud del Ministerio Fiscal de cargarse a los testigos.

- ¡Qué bien les caes ahora, Pedro!- se le escapó a un defensor, refiriéndose al tribunal.

Es notable la relación tirante entre el fiscal Pedro Horrach y la presidenta. Sin embargo, Samantha Romero le echó un cable por la tarde con un testigo valenciano que se quiso ir por las ramas sin contestar. La presidenta le advirtió de que si seguía contestando de forma evasiva o reticente "podría incurrir en un delito de falso testimonio". Nicolás Figueras Gorges no se achantó demasiado.

El martes empezó con un calor de bochorno en la sala y una videoconferencia desde Torremolinos. Bienvenida Margarita Latiesa es Catedrática de Estadísticas, Métodos y Técnicas de Investigación Social de la Universidad de Granada. Ya jubilada. Fue ponente en uno de los foros que organizó en Baleares Urdangarin y Torres. 

Habló 3 minutos "porque desaparecía...es que desaparecía el micrófono. Yo sí...tengo capacidad sintética, pero en 3 minutos..."- explicó la señora, que hablaba como la hierbas de Aquí no hay quien viva.

Bienvenida Margarita declaró con el sombrero puesto. Con una pluma a un lado, como los de las cacerías de alto copete. Un fular mostaza muy largo atado al cuello con dos vueltas. Y con el plumífero beis sobre los hombros. La estampa era como de bodegón en movimiento.

- A mí me dio un cólico de vesícula esos días. Lo único que hice fue tomar manzanilla- le contestó al fiscal, que solo quería saber cuántos días había estado en Palma a cuenta del congreso. 

Bienvenida Margarita se convirtió, sin saberlo, en otra testigo clave en la batalla de Torres y su abogado por demostrar no solo que esos megaforos se hicieron, sino que se hicieron bien. Porque todo quedó recogido en unos 20 libros que editaron. 

Era algo de un nivel fuera de lo común. "Nunca vi a tantas personas expertas en el tema juntas", declaró la testigo. Que Urdangarin y Torres jugaban en otra liga es un hecho.

Javier Ignacio Nieto Santa declaró desde Barcelona tras el receso. Fue presidente de la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social desde la primavera de 2007 hasta junio de 2008. La Fundación fue, por decirlo de alguna manera, la continuación del Instituto Nóos cuando la Casa Real llamó la atención del yerno.

Nieto es un señor desconcertante, que se refiere a las encuadernaciones como "impresiones agrupadas con una espiral". Solo se acordaba de que el espacio y la estructura de Nóos era muy bonito. Incluso felicitó a Diego Torres por las oficinas. Nieto fue profesor de Esade durante 40 años y allí conoció a los socios. El testigo participó como conferenciante en tres congresos Nóos organizó, pero no se acordaba de que le pagaron una factura desde De Goes, la mercantil que la Fundación compró en un paraíso. 

- ¿Qué actividades realizó usted como presidente de la Fundación?- preguntó el fiscal

- Ninguna, ninguna

Él ocupó ese cargo "como conexión con estamentos de la cultura", dijo, muy hueco. Los pensadores son así. Ahora es el presidente de dos empresas "sobre ediciones de diseño. La expresión hermosa de la actividad humana".

La presidenta lleva un par de meses acatarrada. Cada vez que tose el agente judicial le lleva un jols. Por el olor se diría que de eucalipto.

También declaró Eugeni Aguiló, un señor de pelo rizado, cejas picudas y nariz arredondada. Catedrático de Economía Aplicada que fue Decano en la Universitat de les Illes Balears. Un hombre que dice etceterá, con acento en la a. 

- ¿Recibieron ustedes un premio?- preguntó González Peeters

- Sí

- ¿Recuerda usted qué era?

- Sí, era una estatuilla, un trozo de hierro...- respondió Aguilló

- No, no me refiero al premio- insistió el abogado de Torres, que quería que el testigo respondiese sobre la dotación económica de la distinción

- Como me ha dicho usted qué era...- replicó, gracioso pero serio, el testigo

Desamparados María Castellano Estornell vino a Palma para declarar. Fue asesora de Luis Lobón, Secretario Autonómico de Eventos (y todos sus apellidos) de la Generalitat Valenciana. Lobón está acusado. Su jefe directo era Gerardo Camps, conseller de Economía. La testigo con voz de Nawja Nimri, a la que llaman Amparo en los mails que se exhibieron, señaló a Gerardo Camps: "Es que no se movía un dedo sin que lo supiera el conseller". Y se marchó, con sus tacones negros de charol.

Ya en la calle, cuando se paró para comer, la testigo y el acusado Lobón se saludaron cariñosamente. Y cada uno se fue por un lado.

Eran las 19,15h cuando el abogado de Torres pidió renunciar a varios testigos propuestos sólo por él. Entre ellos Federico Rubio Carvajal, el hombre que llevaba las cuentas de toda la familia real, incluido el Jefe del Estado. El hombre que, supuestamente, vigilaba los números de Nóos y demás. Un señor que, si dice, puede decir mucho.

Una de las defensas valencianas preguntó si esas renuncias iban a afectar al calendario ya establecido y reorganizado cada semana, por el tema de los billetes de avión y la logística. Y entonces la presidenta explotó. A Samantha Romero le molesta que las únicas personas que no pueden fumarse ningún día del juicio sean las tres magistradas y el letrado de la administración de justicia (el secretario judicial de toda la vida). Porque a ellos Nóos también les está trastocando la vida. Como a todos.

Los periodistas recibimos el calendario de declaraciones a veces el viernes. Otras veces el lunes, sin margen de maniobra semanal. 

Nóos está pasando muchas facturas, paraísos aparte.

Domingo 8 de mayo de 2016

Con un par

La sesión del viernes fue de un rocambolesco supino.

Los testigos del caso Nóos van cayendo como moscas. Algunos, claves. Unos, porque la Fiscalía renuncia a que testifiquen. Otros, porque no les encuentran. Es el caso del testaférrimo Robert Cocks, presunto hombre de paja del marido de la infanta. 

Nada más empezar la sesión, la presidenta del tribunal informó a la sala de que Cocks había sido citado a declarar en todos los domicilios (oficiales) que tiene. "Se han agotado todas las posibilidades de localización", dijo Samantha Romero. Así que darán por válida la declaración que hizo cuando se estaba investigando el caso. 

En un mundo en el que es posible encontrar hasta al Chapo Guzmán, resulta insólito que alguien pueda esfumarse sin más. No es creíble. "Éste estará por Centroamérica", dijo alguien. Vaya usté a buscarlo...

El fiscal Horrach volvió de Madrid. Y dijo que renunciaba al testigo Álex Sánchez Mollinger, un empresario que fue socio de Urdangarin y cuya declaración en instrucción no ayudó a proteger al yerno del entonces rey. Aunque se hubiese mantenido esa declaración tampoco habría sido posible. El sujeto vive en Suiza y como no hay convenio con el paraíso...adiós videoconferencia.

El navarro Antonio Catalán, de AC Hoteles, también tenía que declarar el viernes pero no acudió por una "grave indisposición", leyó la presidenta del informe de su doctor, con la "recomendación médica de no estar sometido a ninguna situación estresante". La Fiscalía renunció a éste y a 7 testigos más. Todas las acusaciones y las defensas estuvieron de acuerdo.

La campaña política también ha llegado a Nóos, con permiso de Rita de Valencia y Francisco Camps. Consol Castillo i Plaza, tercera Teniente de Alcalde en el ayuntamiento de Valencia, de Compromís hizo una doble declaración por videoconferencia desde la capital del Turia. Samantha Romero le informó de las obligaciones que conlleva ser testigo y la señora respondió en valenciano. La presidenta del tribunal le preguntó si quería hacer la declaración en una de las lenguas oficiales de la Comunidad valenciana y la testigo respondió que sí. 

Como no se había dispuesto de la figura del traductor, la testigo dijo que declararía en español. Perdón, en castellano. Pero lo dijo como si estuviera haciendo un favor a la sala. Así lo entendió la presidenta, que le volvió a insistir en que tenía derecho a declarar en la lengua que quisiera pero que el tribunal también debía garantizar el derecho del resto a entender lo que ella decía. Virginia López Negrete dijo que ella se apañaría con el valenciano, pero la jefa se empeñó en buscar un traductor. 

La intérprete de valenciano llegó a las 13.44h, mientras González Peeters se eternizaba en la exhibición de documentos durante la testificales de la testigo que fue, durante 35 años, la gerente de la Confederación de Empresarios de Baleares. María Isabel Guitart había declarado que se había reunido con Urdangarin y Torres un par de veces. Pero según lo que ponía en los documentos proyectados en las pantallas de la sala, quedó en evidencia que había habido más de dos encuentros.

El abogado de Torres le hinchó las narices a la señora insistiendo en el detalle de cuántas veces habían sido. Y ella, muy digna, le soltó:

- Se nota que usted no es de aquí, de Mallorca, porque aquí cuando decimos un par nunca quiere decir dos.

La sala petó en carcajadas incontrolables porque, como bien dijo la testigo, en Mallorca la expresión "un parell" (un par) significa alguna vez, sin concreción numérica.  En Mallorca, la expresión "hace un par de días" puede significar hace 2 o 3 meses.

Seis testigos después, doña Consol declaró. Durante la espera se entretuvo en hacer declaraciones a la Agencia EFE de Valencia: "Declaro en Palma, no en Cuenca". La traducción resultó absurda. Incluso hubo momentos en los que a la testigo se le escapó hablar en español. Otra vez, en castellano.

El viernes, la atención informativa estaba puesta en Romanov, el mafioso ruso con cara de señor normal al que estos días juzgan en Palma.

- ¡Es el primer día en 4 meses que no hay ni una sola cámara en la puerta!- flipó, aliviado, un abogado defensor mientras salía del edificio terminada, por fin, la semana de Nóos.

Viernes, 6 de mayo de 2016

Dar consejos

"Puede que nunca sepamos la verdad... y no debemos frustrarnos por ello", les dijo El Juez de la peli a los miembros del Jurado Popular. 

Algo parecido pasa con Nóos. Y quizás con la mayoría de las cosas, juicios o no.  

La jornada del jueves fue un desfile de señores trajeados y apellidos kilométricos que por momentos hablaban raro, tipo "las personas a veces tienen sociedades", "era un deportista de élite con una familia ordenada" o "la obligación era retribuirle con un fee". 

El abogado de Urdangarin también dice cosas como "reunión primigénea", como si se remontara a la época de los mamuts. Su compostura es cada día más inquietante. Siempre se ha mantenido como una persona serena. Pero pasan los días y parece que su serenidad va en aumento. Justo igual, pero al revés, de lo que transmite Diego Torres según avanza la cosa.

En la travesía de Nóos estos días, los consejos de administración, los consejos asesores de los consejos de administración y ese tipo de puestos que solo requieren la asistencia de uno para pasar el cepillo, centran las sesiones. 

Urdangarin era consejero de Altadis Marroc, consejero asesor de Seeliger y Conde, asesor de Mixta África, de Aceros Bergara, cazanegocios internacional en Aguas de Valencia, consejero de Motor Press Ibérica... y lo que queda.

Por lo que dijeron los que mueven la tela, si uno en miembro del Consejo de Administración de una empresa, lo más normal es que cobre por trimestres y quizás, antes, un sueldito de bienvenida que puede llegar a 150.000 euros y canjeable por acciones. Más los 6.000 pavos por reunión.

Las empresas contrataban a Urdangarin, pero él facturaba a través de Aizoon, la mercantil que compartía mitad y mitad con Cristina de Borbón. Curros cómodos. No hacía falta presentar ningún informe dando cuenta del trabajo. Con ir a las reuniones bastaba. 

Por situar en el tiempo, lo que estos días se ventila corresponde a los años en los que supuestamente el yerno del Rey ya había salido del Instituto Nóos a instancias de la Casa Real. 

Todavía queda carne que picar, como la suiza Alternative General Services o el señor Treviño.

–¿Quién es Robert Cocks?– interrogó la fiscala al testigo Francisco Javier Jiménez de Andrade Bilbao. 

–Uummm... Un testaferro.

Robert Cocks tiene que declarar este viernes 6 de mayo. Pero no hay manera de localizar al señor. El presuntísimo testaferro del duque. Un escapista.

"El objetivo de la Justicia no es saber la verdad...sino saber lo que está permitido y lo que no", terminó de aconsejar El Juez de la peli a los miembros del jurado.


Jueves, 5 de mayo de 2016

Pretensiones

-- ¿Ésta quién esssss?-- preguntó el agente judicial a Diego Torres antes de empezar la sesión de tarde. 

-- Ésta fue becaria mía en Nóos-- respondió Torres.

La videoconferencia era con EE.UU. Unos dicen que desde Houston, pero el caso es que nadie sabe desde dónde iba a ser la conexión. Incluso después de terminar, nadie lo supo.

-- Ahí habéih tenío de tó. Por ahí han pasao coquitoh y coquitah de tó loh coloreh-- remató el agente mientras esperaban que la testigo llegase a quién sabe dónde.

Faltaba también Bonet, preso y acusado, que todavía se estaba recuperando del alegrón que se llevó el día anterior con la visita a la sala del juicio de su madre y de su hija. 

Gemma Martín llegó más de cinco minutos tarde a su cita con el tribunal. Pasaban las 4 de la hora siestil y en la calle hacía más de 26 grados. Sin embargo, el desparpajo arrebatador de la testigo inundó la sala de un buenrrollismo que supo a gloria caramelizada.

Hace días, en fluida conversación entre colegas, se debatía sobre si la medición del tiempo la hacíamos por trabajos o por parejas. Si alguno se quedó con la duda, el amor siempre puede más que todo. Siempre. 

-- ¿En qué fecha trabajó usted para Nóos Consultoría?-- se hizo el longuis el abogado de Torres (la testigo previamente había declarado ser becaria de Nóos a secas, sin distingo entre Instituto Nóos y Nóos Consultoría Estratégica)

-- Hace como diez años... Déjeme pensar...-- entró en trance la testigo.

Y Gemma Martín, desde Houston o donde estuviera, se puso a pensar. Fueron unos segundos nada más. Menos de diez. La previa del clímax.

-- A ver-- y la testigo echó cuentas en alto. Hace 8 que estoy con mi novio... Y en esa época todavía no estaba con él... Así que... como 13 años.

Y la sala explotó en carcajadas, incluidas las de la presidenta del tribunal, que agachó la cabeza y se tapó la cara con la mano para disimular su tronche. Sí, Samantha Romero también sabe reírse.

Recuperados a medias del frescor natural de la testigo, el abogado de Torres continuó con el interrogatorio.

-- ¿Conoció a clientes como Tous?

-- Síiiiiiiii. Recuerdo además que mi compañera tenía un gran problema porque no encontraba a nadie que le gustara Tous– respondió pizpireta la exbecaria, como si estuviera cotilleando con su madre al teléfono.

-- Bueno, solo le había preguntado si recordaba al cliente– soltó González Peeters en su línea provocadora. Un jugón crónico.

Fue inevitable rememorar mentalmente la silueta del oso entrado en carnes con el que la marca catalana ha conseguido crear un imperio. 

La testigo también contó que su jefa en Nóos fue Ana María Tejeiro, mujer de Diego Torres, a la que ella se refirió en todo momento como Ana. Las fechas de su contrato con Nóos no le parecieron relevantes a la testigo, que se dejó los contratos en casa.

La testigo cambió de empresa. De Nóos a Aizoon, la mercantil de la infanta y esposo. Aunque ella no fue consciente de ese baile hasta un par de meses después de producirse. En realidad nada había cambiado, salvo ese apartado de su contrato. Gemma Martín siguió teniendo los mismos compañeros de trabajo e idénticas funciones. Ella se encargaba de la imagen corporativa, de diseñar el logo, de hacer tarjetas... "También hacía recaditos. Era un trabajo muy de becaria", confesó graciosa como ella sola.

Y pensar que por la mañana Negrete había propuesto a dos acusaciones renunciar a la testigo para fumarnos la tarde...

Cuando la traductora de inglés despidió a los auxiliadores estadounidenses y les dio las gracias por la conexión, llegó el momento más esperado. El tribunal tenía que resolver sobre la pretensión de Diego Torres, Iñaki Urdangarin y Alfonso Grau de zancadillear a Manos Limpias.

El pseudosindicato continúa en el juicio. Virginia López Negrete seguirá sentada detrás del cogote del fiscal, ausente estos días de vaivenes y tensiones. Para el tribunal, las actas de Manos Limpias son buenas: "no consta procedimiento de falsedad", leyó Samantha Romero.

Y todo el mundo a casa.

Esperando el siguiente envite.

Miércoles, 4 de mayo de 2016

A cambio de qué

Infanta aparte, si es que se puede apartar, el caso Nóos es noticia por lo que el listo y el guapo sajaron a las administraciones públicas de Baleares, Valencia y Madrid. 

El juicio oficial avanza en Palma. Y lo escandaloso no es tanto la hucha que Urdangarin y Torres hicieron a costa del dinero de todos, sino la cantidad de pasta que pidieron pero no pudieron conseguir. Como los 3 millones de euros que Urdangarin propuso cobrar de la Conselleria de Salut de la Generalitat catalana por organizar unos jaleos "dada la relevancia de Barcelona y Cataluña en temas deportivos", testificó la ex Consellera de Salut Marina Geli. Un proyecto que fue desestimado.

No así el convenio de colaboración que, en noviembre de 2005, la Generalitat catalana firmó con el Instituto Nóos. ¿Para qué? Para que Nóos se integrase en la Dirección General de Salud y pudiera asesorar en el Plan Director de Inmigración y Cooperación. Hablando en plata: el convenio permitía que Nóos cobrase dinero por aportar un experto en el tema. Esa persona era Ignasi de Juan, reputado médico y cooperante. Sin embargo Ignasi de Juan formaba parte de la Comisión de Seguimiento del proyecto. Es decir, que Ignasi de Juan se vigilaba a sí mismo. 

Otro día ahondaremos en el tema. En el de la Salud y en el del Deporte. También en el de la Administración de Cataluña. Palabras mayores y sensibilísimas para la tierra de acogida de la hija del rey y su marido. A Cataluña ni tocarla.

Lo que ahora manda es el estraperlo

El viernes 15 de abril concluyó una etapa que muchos llevaban varios años esperando. Ese día cayeron el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad, y Luis Pineda, presidente de Ausbanc. Un primer paso real que allanó el recorrido de las defensas de Diego Torres y Ana María Tejeiro (el matrimonio coparte abogado), y de Iñaki Urdangarin. El abogado de la infanta, por dignidad social, no se sumó a la petición de expulsar al pseudosindicato del caso Nóos. 

Ese día supuso un espaldarazo en la causa del fiscal Horrach de apartar a la hermana del rey de cualquier responsabilidad o corresponsabilidad en esta causa que se ha juzgado en tiempo récord.

Sin embargo, los avances válidos, los del juicio, no coinciden con los relojes de las partes implicadas en este asunto de color caviar. 

Las sillas se confunden de dueños, o al revés. 

Al abogado de Torres le interesa que Manos Limpias se disuelva (o que Negrete se retire) por varias razones. La extinción de Manos Limpias supondría la liberación matemática de la infanta Cristina. Ana María Tejeiro, mujer de Diego Torres, también saldría beneficiada, ya que solo le acusaría la Fiscalía. Y Urdangarin y Torres se quitarían una de las 5 partes que le acusan. 

Esa es la parte que conocemos.

El martes Manuel González Peeters, antes de acabar la sesión,  presentó ante el tribunal de Nóos un escrito que contenía la portada del periódico ABC del pasado sábado 30 de abril y el auto de prisión que dictó el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz para encarcelar a Bernad y a Pineda. 

La presidenta del tribunal propuso hacer un receso de diez minutos para que todas las partes pudieran leer la documentación aportada por el abogado de Diego Torres. Pero Virginia López Negrete expuso que diez minutos era muy poco tiempo para valorar cuestiones que afectan "a cosas no solo de mi cliente, sino también a MI persona", dijo la letrada, que calificó el escrito de "insinuoso".

El fiscal Pedro Horrach no apareció el martes por el juicio. La semana pasada fue su compañera Ana Lamas quien faltó a Nóos por el caso Multimedia.

La mayoría de defensas conocían el contenido del escrito que presentó el abogado de Torres. También lo sabían las acusaciones, incluida Negrete, aunque fue la última en recibir la copia del mismo.

La soledad personal y mediática de López Negrete es un hecho. Ella insiste en que ha cortado de raíz hacer declaraciones ante la prensa, aunque juega las pocas bazas que todavía le quedan. 

Terminó la sesión del martes y el abogado de Urdangarin paseaba por la zona mientras esperaba un taxi.

—Señor Pascual, ¿cómo interpreta usted que sea el abogado de Torres el que lleve la voz cantante en todo este asunto? —preguntó CTXT.
—Bueno... —contestó, educadísimo.
—Están intentando quitarse del medio como sea a la abogada de Manos Limpias....¿no?
—A ver qué pasa —respondió el hombre callado.

Y siguió paseando. Sonriente y tranquilo. 

Sábado 30 de abril de 2016

Libertad de sí o no

112 días de legislatura después, el chiringo cierra. Hasta que se vuelva a abrir. 

Casi como en Nóos. 

O como el teléfono de Emergencias. 

Este sábado 30 de abril faltarán exactamente dos meses para que el juicio más histórico y a la vez más irrelevante chape. Irrelevante no porque carezca de importancia, sino por el marco que le han puesto. 

El juicio es tan gore que cada tres semanas hay una de descanso. Por un lado es un alivio, porque significa vida, en mayúsculas. Por el otro es como querer fumar y no tener tabaco ni posibilidad de darle una calada a un cigarro.

Esta última semana tocaba descanso, pero el jueves hubo sesión. Cortita. Habían quedado seis testigos pendientes, retrasados de semanas anteriores. Todos por vídeoconferencia.

La abogada cuyo "cliente" es Manos Limpias y que representa a la única acusación popular que pide cárcel para la hermana del rey no fue. La primera vez en tres meses que Virginia López Negrete no acudió a la sesión. Insólito.  

No era la única que se esfumó. De los 17 abogados defensores solo estaban 4. Más Diego Torres, que se sienta a la vera de su letrado porque como no puede escribirle al móvil le va soplando las páginas, los archivos, las fotos y demás de cada testigo que declara. Hasta el preso Bonet llegó tarde. Tres cuartos de hora. Pero llegó. 

Torres se sabe mejor el caso que su defensor. Siempre repite que lleva cinco años estudiándoselo a fondo. Y se nota. La mayoría de los testigos que tuvieron relación directa con él han destacado su preparación, su empeño y su brillantez profesional. Uno de sus cuñados, Miguel Tejeiro, lo definió como un obseso del control.

El amigo de Urdangarin cada vez se muestra más lejos de todo y de todos. Sigue manteniendo impecables las formas. Es metódico y corajudo. Pero sabe que ya camina marcha atrás. Y se le nota. Ha adelgazado, y su rostro, más cansado, cada día es más duro. Los años que se quitó de encima cuando se deshizo de la corbata se los ha ido poniendo al avanzar el juicio. Hay días que en su cara pone "necesito un abrazo". 

- ¿Jura o promete que dirá la verdad?- cumplió el protocolo la presidenta

- Uuummm... ¡Juro!- respondió el testigo Ernest Companys

El señor Companys había sido fundador, director general y administrador de una empresa a la que Nóos alquiló una sala para un servicio de vídeoconferencias.

El testigo estaba citado para declarar el miércolesanto. Pero no vino. Y no avisó. Cuando la abogada sustituta de Manuel González Peeters terminó de interrogarle, la presidenta del tribunal le pidió explicaciones sobre su ausencia.

Total, que el señor se había ido a África y le fue imposible teletransportarse. No solo eso. Además --dijo con risa nerviosa, pero risa-- "estuve con fiebre y diarrea". 

- ¿Pero los billetes los compró con posterioridad a la citación?- ahondó Samantha Romero

- Sí- contestó Companys

No había excusa, pues. Ni a un chaval con granos de pus adolescente se le ocurriría tamaña barbaridad. La pillada dio vergüenza ajena.

La siguiente testigo, Gemma Torné, no recordó ninguno de los 24 documentos que se le exhibieron a petición de Mariona Polo, abogada de Torres, y que demostraban la relación profesional que mantuvo con el Instituto Nóos, apenas un año en el que "no dio tiempo a casi nada". Era la persona que coordinaba la agenda institucional de Urdangarin como miembro consorte de la Casa Real y que se ocupaba de que no se solaparan actos con su agenda empresarial. Sus respuestas fluctuaron entre el "no", el "no lo recuerdo" y "la verdad es que no me acuerdo, lo siento".

Quedaba solo una testigo por declarar pero no aparecía, así que la jefa decidió hacer un recesito hasta localizar a la señora.

- ¿Es usted Consuelo Gardé Jiménez?

- Seeeeeee, seeeeeee, seeeeeeee- respondió en voz alta con extraña naturalidad

Empezó el fiscal a preguntarle por los patronos de la fundación valenciana, pública pero privada, que se dejó una pasta en Nóos. Pero doña Consuelo no caía en el nombre. 

- ¿Salinas?...¿Era el señor José Salinas?- insistió Horrach

- Juuusssssstó... usted tiene mejor memoria que yo- afirmó con gracia la testigo

Desde aquella respuesta Horrach no dejó de sonreír durante todo el interrogatorio. A ratos se le escapaba la risa. Hacía muchos días que el fiscal no se mostraba así de tranquilo y relajado. Mucho más natural que la última semana, con la escandalera mediática en todo lo alto por el enchironamiento del jefe de Manos Limpias y lo que vino después. 

- ¡Buah! Aquello era algo muy de andar por casa, ¿eh?- siguió la señora Conchita

Y Horrach se tapó la boca con el puño para que la cámara no le pillara mondándose. 

Pero la testigo siguió dándole al carrete 

- Pues no me acuerdo, cariño- espetó a la acusación popular valenciana-. La memoria a los 75 años se va borrando

Conchi Gardé había tenido un hotel en Valencia en la época del suflé de Urdangarin y Cía. Pero "estaba un poquito escamada" por lo que llamó "gratuidades". Colaborar con el proyecto dando habitaciones gratis. Su cupo de gratuidad estaba cubierto: "Y yo dije: lo siento". 

"No creía mucho en el invento de la historia. Para mí esto nunca estuvo claro. Yo dije...bueno, si esto sale adelante, bendito sea. Lo que era...fluflú", remató la señora, para explicar la falta de consistencia del proyecto.

Puede que la señora Gardé tenga una memoria de elefante. Y puede que no dijera ni la mitad de lo que sabía. Y también puede que a sus 75 tacos prefiera pasar de líos.

Pero es de ley reconocer que Consuelo Gardé levantó la sesión por su manera de responder, por su forma de hablar y por su claridad, a pesar de que lo del fluflú generó suspicacias. Gardé sentenció el día con una frase de las que se subrayan en el cuaderno con fosforitos de varios colores: "ÉRAMOS TODOS DE ALLÍ LIBRES DE SÍ O NO".

Sábado 23 de abril de 2016

Dos coronitas

Una rosa roja descansaba el miércoles 20 de abril en la mesa vacía contigua a la de Virginia López Negrete. Habían pasado pocas horas desde el desencuentro entre el fiscal Horrach y la abogada de la acusación popular. 

No se saludaron.

El abogado de Torres abrió la sesión pidiendo la expulsión de Manos Limpias del juicio. La presidenta del tribunal le dijo que más tarde. Una testigo esperaba a ser interrogada desde el Tribunal de Luxemburgo.

El agente judicial envió un mensaje por el móvil al letrado de la Administración de Justicia. El antiguo secretario judicial escribió a mano una nota y se la pasó a Samantha Romero.

El tercero en declarar aquella mañana fue Carlos García Revenga. El secretario de "Sus Altezas Reales" las infantas Elena y Cristina durante 22 años entró en la sala de vistas como si pisara la luna. 

-Me ocupaba de su secretaría, coordinaba las agendas, documentaba los actos y les ayudaba en su vida personal- contestó a la primera pregunta del fiscal sobre su relación con los entonces Duques de Palma 

Una relación tan estrecha que la entonces mujer de García Revenga estaba autorizada a recoger la documentación para la declaración de la renta de Cristina de Borbón.

Ayudarles en su vida personal también incluía ser el tesorero del Instituto Nóos porque "era algo privado". Él sabía que nunca iba a desarrollar ese cargo. Por eso aceptó: "Me puse yo de tesorero pues pa que no se pusiese doña Cristina", a la que desterraron al puesto de vocal, dijo el exsecretario. 

García Revenga tuvo claro desde el principio que el Instituto Nóos ganaba dinero: "Sin ánimo de lucro me he enterado después", afirmó con estudiada naturalidad. Revenga respondió con síes, noes y dependes obligando a Pedro Horrach a interrogar con mayor precisión.  

Luis Carlos García Revenga condensó en siete palabras sus décadas como cortesano oficial: "Yo nunca pregunto si no me dicen". La mayor revelación íntima de un hombre con nombre de culebrón y expresión triste de bulldog. 

Minutos antes de empezar la sesión del jueves 21 de abril, en la zona de las defensas se escuchó la palabra "rosquilletas", como rememorando a Francisco Camps en aquella inolvidable declaración de lealtad pública a Rita de Valencia ("no se ha llevado ni un paquete de rosquilletas"). 

El día prometía jocoso y el agente judicial lo escenificó profanando el humilde trono de la acusada Borbón.

-Puede sentarse - se dirigió la presidenta al policía nacional cuadrado al fondo de la sala. Y así comenzó el penúltimo día de la semana con José Manuel Romero Moreno como testigo ilustre.

El Conde de Fontao se hizo carne con los dos botones de la americana cerrados. Se le marcaba el lomo. Con el pelo más blanco y brillante, acentuado por las destellantes luces blancas cenitales. Ojeroso cuando se quitaba las gafas. 

José Manuel Romero fue el asesor jurídico externo, el abogado, de la Casa del Rey durante 21 años. Romero solo intervenía en los asuntos que le consultaban. Eso y la manera de beber agua es lo único que unía, y une, a García Revenga con el conde. 

Para el Conde de Fontao "Familia Real" y "Familia del Rey" son la misma cosa. Años llevan en Zarzuela estableciendo esa diferencia para justificar la ausencia de información respecto a cualquier asunto del que no interesa dar cuenta pública.

Para marcar diferencias con su hermana Cristina, Felipe VI quiso restringir la "Familia Real" al máximo: el rey, la reina y sus hijas. Se llevaron por delante a la infanta Elena por aquello de mantener las formas, para no escenificar una expulsión a las bravas. Sin embargo, con "Familia del Rey" se refieren, por ejemplo, a la infanta Elena o a las hermanas de Juan Carlos I.

Los reyes eméritos siguen siendo Familia Real, porque siguen cobrando del Estado. La realidad es que están prácticamente alejados del núcleo "duro". Aunque la imagen de don Juan Carlos se ha resentido desde el episodio del elefante con Corinna, todavía es demasiado pronto para que socialmente deje de considerarse autoridad a la persona que reinó durante 40 años. Él se ha retirado de la escena oficial.

El caso Nóos ha modificado la percepción de los ciudadanos sobre una institución que hace unos años era uno de los activos de España. Por culpa de Nóos, el rey Juan Carlos ya puede vivir, de forma oficial, en libertad. En la práctica poco ha cambiado. Cuando Juan Carlos I era el jefe del Estado tenía que informar al Gobierno, por ejemplo, de sus viajes. No lo hizo cuando resbaló en Botswana. Y pidió perdón porque le pillaron. La desconexión institucional del entonces rey resintió, aún más, la falta de sintonía con el presidente (ahora en funciones) Mariano Rajoy.  

Al Conde de Fontao le preocupaba la Asociación Instituto Nóos por ser "una actividad inadecuada para el marido de una infanta de España". La pregunta del diputado socialista balear Antoni Diéguez sobre la partida económica que se había destinado desde el govern de Jaume Matas disparó la preocupación de Romero sobre los negocios de Urdangarin.

- En ningún caso se plantea una cuestión como ilícito penal sino como algo de carácter político. Era todavía más urgente de corregir- explicó Romero, el testigo.

Había que transformar la asociación en fundación, aconsejó el fontanero Fontao, experto en fundaciones. Así lo resumió el testigo: "Iñaki Urdangarin podía estar ligado a la fundación pero no podía ser parte de ella". Y el conde remató: Urdangarin podía cobrar dietas por los Consejos de Administración de distintas empresas. 

"Lo que a mi me parecía mal era que Iñaki Urdangarin realizara actividades en las que su propia tarjeta era su carta de identidad", dio en el clavo el Conde. Es decir, a Fontao le molestaba, por improcedente, que el marido de la infanta se presentase como tal, vinculando su persona directamente con la Casa Real. 

La acusación popular siguió interrogando mientras el agente judicial se levantó y se apoyó en una columna. Miraba a la zona de las acusaciones. En ese momento, Dolores Ripoll, la abogada del Estado, metió su teléfono en el bolso, colgado del reposabrazos derecho de su silla. 

Mientras la presidenta del tribunal indicaba al siguiente testigo el proceder en su declaración, el agente judicial se acercó a la abogada del Estado y le dijo nanai con el dedo índice. Ripoll estaba utilizando su móvil. A la vez que lo guardaba la abogada susurró, como hablando para sí misma: "Es que me parece increíble, de verdad, no lo entiendo", mientras abría mucho mucho los ojos.

En cambio, Virginia López Negrete utiliza constantemente el móvil, cada día, casi cada minuto, y nadie le llama la atención. 

José Manuel Romero soltó un bofetón a quien pillase el mensaje, a los que no dieron traslado a la Fiscalía después de la pregunta de Diéguez en el Parlament y que ha desembocado en "todo este terrible sucedido", se refirió al entuerto Nóos. 

El Conde de Fontao sudó. O se le cayó el moquillo. Una de dos.

Dejó claro José Manuel Romero que él no controlaba. Él asesoraba. Y así se marchó. Con la botella de agua, casi vacía, en una mano, un papel doblado en la otra y los botones de la americana abiertos. De par en par.

Miércoles 20 de abril de 2016

"Cinco años sufriendo como un perro"

Si Nóos fuera un huevo frito... la yema estaría rota. 

El caso Nóos derrapa. Los últimos acontecimientos se han colado en una sala cada vez más silenciosa, cada día más sala de vistas. 

Virginia López Negrete habla en "alta voz", que diría la presidenta del tribunal. La investigación de la Operación Nelson avanza y la abogada se sabe acorralada. Con la atención mediática puesta sobre ella, la detención de un yihadista en el barrio de Son Gotleu y el primer paso parlamentario para prohibir los toros en Baleares dispersaron el foco. El martes quedaban pocos periodistas en el polígono Son Rossinyol.

A pesar de eso la abogada no quiso salir en el receso de la mañana para hablar con ellos. En los últimos minutos de descanso, Virginia López Negrete salió y se dijo "espeluznada" e "indignada" con la entrada en prisión del Secretario General de Manos Limpias por extorsión y chantaje. Todo supuesto. 

A primera hora de la mañana había comparecido ante las cámaras de televisión. Sus declaraciones se colaron en todos los informativos del mediodía. Algunos, incluso, abrieron con el tema, con cómo puede afectar el encarcelamiento de Miguel Bernad al juicio de Nóos y a la situación de Cristina de Borbón. 

El martes había previstas 19 declaraciones, a cual más tremenda. A las 14.10h terminó la sesión de mañana. A las 16.00h se retomaría con 9 vídeoconferencias, todas desde Barcelona. 

Virginia López Negrete no abandonó el edificio durante todo el día. Tampoco salió a comer para que no le viera nadie. Para no tener que explicarse más. Cada día, aunque sigue apareciendo en los medios (el lunes por a mañana apareció en el programa de máxima audiencia de la franja televisiva, El Programa de Ana Rosa), limita más sus apariciones: "Manos Limpias es mi cliente", se defiende. 

En la sala habían encendido el aire acondicionado. Cuando quedaban pocos minutos para las 4 de la tarde el fiscal Horrach se acercó a Virginia López Negrete y, en tono bajo de voz, le dijo: "No me creo nada de nadie". 

Horrach y Negrete se enzarzaron. El tono de voz del fiscal fue aumentando hasta que confesó: 

- ¡Llevo cinco años sufriendo como un perro. Cinco años sufriendo como un perro!

Todos entendimos que el motivo del sufrimiento del fiscal habían sido Negrete y Manos Limpias. Era la primera vez que Pedro Horrach hablaba abiertamente de eso.

Fue una escena muy desagradable. Honda. De altísima carga emocional.

El fiscal se refirió a Manos Limpias como "sindicato de mierda". 

La abogada de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares intentó mediar para calmar la cosa y se llevó al fiscal a una sala contigua. Entonces López Negrete se levantó de su sitio: 

- Lo que me faltaba, que me llamaran chantajista. Que me pida perdón delante de todo dios y aceptaré sus disculpas

La abogada esperó al fiscal de pie, como para recibir un gesto suyo. Pero cuando Horrach regresó pasó de largo por delante de Negrete, sin mirarla.

- ¡No te voy a consentir que me llames chantajista, Pedro!- elevó la voz Negrete

- Ya- contestó el fiscal

El agente judicial pidió calma porque ambos gritaban. Las juezas tuvieron que oírlo todo, porque la sala en la que se recogen es contigua a la sala de vistas. Y porque la puerta estaba abierta. 

- He leído tus escritos- siguió Horrach

- Y yo los tuyos, con todo el respeto- replicó Negrete

- ¡Que me dejes en paz!- zanjó el fiscal 

Horrach explotó. 

El fiscal siente que le clavan un puñal en el estómago cada vez que López Negrete se queja en voz alta de lo que está viviendo, de lo mal que lo está pasando. Lo considera una provocación innecesaria. 

La abogada que ejerce la acusación popular de Manos Limpias ha contado estos años con el apoyo de un importante sector de la prensa, que se unió a la causa de ver sentada a la infanta Cristina en el banquillo de los acusados, a falta de poder sentar a Juan Carlos I.

La situación del fiscal en estos años ha ido de mal a muy mal. A Horrach le ha pasado factura personal y profesional defender que la infanta Cristina no tendría que estar sentada como acusada en el caso Nóos. 

La videoconferencia con Barcelona se cortó cuatro veces mientras el fiscal interrogaba al testigo y la presidenta aprovechó para hacer un mini receso hasta que el problema se resolviera. Las juezas se marcharon a su sala. 

Horrach volvió a retirarse. Le llevaron agua.

- Voy a pasárselo por alto porque aprecio mucho a Pedro- dijo Negrete a la sala-. Pero si me lo vuelve a hacer otra vez le denuncio.

En ese clima el fiscal interrogó a los 9 testigos de la tarde.

Ni siquiera Manuel González Peeters y sus paridas consiguieron rebajar la tensión, aunque el abogado de Torres lo intentó todo.

Lo mejor del día fue el politono del móvil del agente judicial. Los acordes de Paquito El Chocolatero inundaron una sala que solo daba pena.


Sábado, 16 de abril de 2016

De aquellos lodos, estos viernes

El espejo del retrovisor izquierdo del coche proyectó la imagen de un taxi, que se paró a la altura de la Escuela Balear de la Administración Pública, el edificio donde se celebra el juicio por el caso Nóos. Por la puerta trasera del lado el conductor salió un hombre alto. Era el expresidente valenciano Francisco Camps. 

Le tocaba declarar el tercero, así que apuró fuera de la pecera, la sala donde esperan los testigos, hasta que empezó la sesión. Para acceder a la sala de vistas hay que atravesar la habitación de los testigos, y como Camps estaba fuera, CTXT aprovechó para hablar unos minutos con él.

- Buenos días, señor Camps... Raquel Agüeros, de CTXT

- Buenos días... ¿Y qué es Contexto?- preguntó Camps

- Es una revista digital

- ¡Cómo!, ¿semanal?

- Sí. No tenemos publi, así que vamos un poco a nuestro aire...

- Ah, muy bien...- (largo silencio; solo faltó escuchar los cricrís)

- ¿Está tranquilo ante su declaración?

- Sí- ,respondió

- Dicen que usted no va a decir nada.

- ¿Ah, sí?...¿Y quién dice eso?

- Gente... Oiga, por cierto, ¿usted cree que Soria debería dimitir?

- ¿Dimitir?, ¿por qué?

- Por lo de la empresa nueva que ha salido en los papeles de Panamá

- ¿Ha salido algo nuevo?- 

- El jueves por la tarde, lo de la empresa en Nueva Jersey

- ¿En Nueva Jersey o en la Isla de Jersey?- picó Camps

- Sí eso, en Jersey

- De ahí viene el nombre de jersey- divagó Camps, haciendo circulitos con las yemas de su pulgar, su dedo corazón y el índice a la altura del pecho.

- Y además Soria no va a acudir al Consejo de Ministros.

- ¿No?

- No.

- ¿Que no va a asistir al Consejo de Ministros?

- No

- Y es la noticia del día, claro-, se relamió

- Sí. Ha tenido usted suerte. Lo de Soria tapará su declaración

- Pues me acabas de dar una alegría

- Le felicito

- Gracias- zanjó el testigo, con sonrisa profidén. Y guiñó un ojo.

Para entonces, la noticia de que José Manuel Soria abandonaba la política ya corría por radios, teles y digitales. 

Los testigos, nada más atravesar el primer control de seguridad, tienen que dejar sus móviles. Nadie accede a la pecera con teléfono, pero no es extraño que Camps pudiera conocer a esa hora la dimisión de Soria. Cualquiera pudo haberle informado. Los periodistas que siguen el juicio desde la sala de vistas tienen prohibida la utilización del móvil. Lo mismo que las acusaciones y las defensas.

Narciso Michavila es un señor que en el año 2002 estuvo destinado en Kosovo como Comandante de Artillería y que cuando abandonó el Ejército se puso a hacer encuestas en una empresa que asesoró al PP de Valencia, allá por 2006. Fue todo lo que dijo desde la Audiencia Provincial de Madrid. 

Jesús Ignacio Blanco, ex diputado de Esquerra Unida del País Valencià, declaró de cuerpo presente, con perdón. Alguna cosa dijo, pero esperando lo que venía después, apenas tuvo recorrido. 

- Que pase don Francisco Enrique Camps Ortiz- dijo de corrido la presidenta del tribunal.

Y don Francisco Enrique entró. No vestía de traje. Pantalón gris, americana marino, camisa azul bebé claro y corbata estampada azul PP, pero con menos tono. Calzaba mocasines de ante marrón oscuro con borlas. Y lucía menos moreno de lo habitual.

La fiscala Lamas arrancó, incisiva, con un interrogatorio tenso que fue calentándose en cuanto Camps le cogió el tino: "Ahora sé que se llama Instituto Nóos, pero lo importante no son ni el Instituto ni el señor Urdangarin. Lo importante son los Juegos Europeos", mitineó Francisco Enrique.

La presidenta del tribunal tumbó varias preguntas a la fiscala, como había advertido el día anterior, por introducir información en el planteamiento de la cuestión. Pero Ana Lamas no se rindió y siguió preguntando. Como Camps se le escapaba vivo quiso acotar al máximo sus preguntas hasta que interrumpió al testigo en medio de una respuesta. 

- ¿Quiere dejarle contestar?- suplicó la jefa.- Es que así es muy difícil...

- Sí, es todo muy difícil...- le salió del alma a Ana Lamas.

La relación entre los fiscales Pedro Horrach y Ana Lamas con la presidenta del tribunal ha encallado. Para los periodistas es miel. Para la imagen que se proyecta desde el juicio significa debilidad. No por los rifirrafes, no porque la presidenta declare impertinentes algunas preguntas. Eso entra dentro del desarrollo de cualquier juicio. Es negativo para el proceso en sí porque da pie a que otras partes interesadas utilicen esas tiranteces para colar humedades. Y porque desvía la atención de lo juzgado, cosa impensable años atrás. 

Francisco Camps dice, redicho, "a la sazón". Habla de "seguir manteniendo viva la llama". De un constante "lío", al estilo Rajoy. Y pronuncia espléndida con equis: expléndida. Como para enfatizar su significado.

- Debió ser por el 4, el 5...en el año 4, en el año 5-, lanzó Camps demostrando ser de la escuela de Rita.- He tenido que hacer mucha memoria

- Claro, claro- replicó la fiscala

Camps declaró desde lo político. Él tomaba las decisiones políticas, las de decir sí o no. Del resto, allá películas. Y en la misma línea mitinera lanzó varios dardos a la capital, política, de España. Madrid tuvo la culpa de que los Juegos Europeos no se hiciesen en Valencia porque volvió a ser candidata para los Juegos Olímpicos. Y Camps lo entendió "por lealtad, por patriotismo, por españolidad. La capitalidad de la nación está por delante". Y se hizo el silencio. 

Camps ganó la partida. Un lobo del enredo. Un genio de la manipulación que consiguió colar en su discurso a los bolivarianos, a la Fundación CEPS, a Podemos y casi casi a la madre que lo fundó. Tuvo para todos. Calificó de "exótica" una pregunta de la abogada de Manos Limpias, que ejerce la acusación popular. Cuando la presidenta dio paso al abogado que representa a los concejales del Ayuntamiento de Valencia, personados como acusación popular, ocurrió esto:

- ¿Acusación popular?- preguntó Camps

- Sí- respondió Samantha Romero.- Es que hay dos (acusaciones populares: Manos Limpias y los concejales del Ayuntamiento valenciano)

- O sea, del PSOE- tituló Camps.- Por situarme- dijo

Minutos después, cuando Camps había tomado las riendas de todo, a la presidenta no le quedó otra que sacar garra. "Señor Camps, usted no hace preguntas. Y usted no dirige el debate", le frenó Samantha Romero.

Curiosamente, ni el abogado de Diego Torres, ni el de Iñaki Urdangarin, ni el de la infanta Cristina quisieron interrogar al expresidente valenciano. 

A Camps se le hizo la boca pasta, pero nadie le llevó agua. Cuando terminó su declaración, Francisco Enrique se levantó, se ató el botón de su americana, colocó escrupulosamente la silla metiéndola en la mesa y se marchó. Con recto caminar. 

Los periodistas de las teles y las radios esperaban, detrás de las vallas, la salida de Camps, que no abandonó del edificio hasta que no llegó el taxi a la altura de la puerta de entrada. 

La mañana se complicó con la detención de la cúpula del llamado sindicato Manos Limpias. Mientras, uno de los seis abogados de la infanta Cristina ya había aparecido en televisión afirmando que Manos Limpias les pidió 3 millones de euros a cambio de que la acusación contra la infanta se esfumase.  

Una madeja de escoria envuelve desde el principio un caso prostituido desde dentro, y con la venia de las distintas inclinaciones editoriales de los medios de comunicación como partes activas e interesadas en el desarrollo del mismo.  

Durante el receso, dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía cortaron a los periodistas acreditados el acceso a la sala de vistas. Virginia López Negrete, la abogada que ejerce la acusación popular de Manos Limpias, no quiso salir, como cada día, al pasillo. Y se refugió dentro, pegada a su teléfono. 

El abogado que el viernes representó la defensa de la infanta lucía sonriente. El de Diego Torres se la gozó, paseándose despacio, dejándose observar por los periodistas mientras se comía una bolsa de quelitas, engullendo mallorquinidad. El fiscal Horrach habló por el móvil. Y el más discreto fue el abogado de Urdangarin, Mario Pascual Vives, siempre en segundo plano. Inteligente. 

Cuando terminó el receso en la sala de vistas hacía calor húmedo de sudar. Virginia López Negrete estaba hundida, pero mantuvo el tipo. Primero lloró por dentro. Elevó los ojos para retener sus lágrimas hasta que no pudo más.  

Virginia López Negrete lleva semanas insistiendo ante la prensa en que ella es una abogada independiente, que no pertenece a Manos Limpias. Que es libre. Y que hace esto porque cree en ello. Quizás ya consciente de lo que iba a ocurrir.  

La abogada está más sola que nunca. López Negrete lo achaca a una campaña que no parará hasta que ella abandone la representación de la acusación popular de Manos Limpias, al que califica de "cliente". Pero el viernes tuvo que dar la cara. Y se la partió, para regocijo de muchos y tristeza de otros.  

Los ojos se le fueron enrojeciendo y las lágrimas se le cayeron solas. Entonces giró la cabeza a la izquierda, hacia la pared, para que su melena tapase el llanto. Para que nadie le viera llorar. López Negrete aguantó, lo más dignamente que pudo, más recta y quieta de lo habitual. Con la mandíbula cerrada, los labios prietos y la barbilla temblorosa. 

Virginia López Negrete es una persona que va directa a un micrófono aunque nadie le pregunte. El viernes le tocaba hablar en una de las situaciones más complicadas de su vida. Así que mientras declaraban los últimos testigos y cuando se deshizo de la rabia y la impotencia, se concentró en preparar su relato ante los periodistas. Lo hizo con su teléfono móvil, enviando y recibiendo mensajes. Leyendo todo lo publicado sobre la detención del presidente de Manos Limpias.

Antes de finalizar el último interrogatorio y mientras recogía sus cosas, López Negrete se metió algo en la boca y bebió un par de sorbos de agua. La sesión terminó y la abogada sacó de su bolso material para retocarse el maquillaje, preparándose para comparecer ante la prensa. Riutort, uno de los abogados de la infanta, se acercó a ella y hablaron durante unos minutos. 

La sala se quedó sin luz blanca y se encendieron filas de luces redondas verdes y amarillas, como de pre after. Nos hicieron abandonar la sala y un grupo de periodistas esperamos, cerca del ascensor, su salida. Mientras, el abogado de la infanta recibía instrucciones, móvil en oreja, de la declaración que iba a hacer minutos después. 

Bajó el abogado de la infanta, compareció ante la prensa y se fue. 

Bajó Virginia López Negrete, compareció ante la prensa y se fue. 

Este juicio está gafado. Y podrido. Por dentro y por fuera. 


Jueves 14 de abril de 2016

Pico y pala

Parecía que la del miércoles iba a ser una jornada de bostezo eterno. Nada que ver. Ni lo uno ni lo otro. La cosa se ventiló en algo más de 3 horas. Lo nunca visto.

Los valencianos siguen copando las testificales de Nóos en una semana que abrió Rita de Valencia y cerrará el viernes Francisco Camps. El jueves es para Esteban González Pons que, gracias a este caso, pasó de ministrable a nada en un flis. Rajoy le agradeció el gesto enviándolo a ese lugar tan grimoso llamado Europa.

Llevaba luto en el vestir la que fue Subsecretaria de Presidencia de la Generalitat Valenciana en el año 2005. A Isabel Villalonga solo se le veían la cara y las manos. Al cuello, un collar larguísimo con un pez inmenso boca arriba.

Isabel Villalonga dio una clase de cómo funciona la Administración. Arrancó con voz temblorosa, como el fiscal Horrach. Pero a medida que avanzaba en su declaración se quitó el susto del cuerpo y respondió segura. Villalonga es una mujer de voz fuerte. Por eso, nada más sentarse, alejó el micrófono de la mesa.

Diego Torres asistió a la declaración protegido por el cruce de sus brazos, apoyados sobre la mesa. Con gesto triste. Estos días a su abogado le sustituye la letrada Mariona Polo. Y se nota. En el tono y en el tiempo. 

Villalonga era la responsable de autorizar los pagos de la Generalitat. Hasta que un día dijo basta. Porque no se entregaron los proyectos que reflejaban los conceptos de las facturas, que "llegaban por transporte privado", dijo. 

Éstas son algunas:

- 18 facturas de Lobby Comunication por 581.417€

- 3 facturas de Asociación Instituto Nóos de Investigaciones Aplicadas por 236.640€

- 24 facturas de Shiriaimasu S.L. por 398.576€

- 13 facturas a BPMO por valor de 143.840€

- 10 facturas a Torres-Tejeiro por 121.626€

Tampoco autorizó el pago de una factura de 70.000€ emitida por Aizoon, la mercantil de la infanta y su marido, por un no informe.

En total, la Generalitat, por decisión de Villalonga, rechazó facturas del entramado Nóos por valor de 2 millones de euros. Para entonces Urdangarin y Torres ya se habían embolsado más de 3,5 millones de euros públicos de la Comunidad Valenciana por la organización de los Valencia Summit.

La Subsecretaria de Presidencia de Francisco Camps recibió un escrito fechado el 10 de mayo de 2006. El Instituto Nóos le informaba de un cambio en la cúpula. Iñaki Urdangarin abandonaba la presidencia y su lugar lo ocuparía Diego Torres.

Sin embargo, el Duque de Palma y Diego Torres siguieron trabajando juntos. El 30 de noviembre de 2007 el marido de la infanta y su socio se reunieron en Castellón con el Vicepresidente de la Generalitat, Vicente Rambla y la Consellera de Deportes, Trinidad Miró, entre otros. La comida fue propuesta por el vasco y el menorquín. Para entonces, Iñaki Urdangarin, según la Casa Real, ya se había apartado de sus negocios. 

El testimonio de Vicente Rambla, Vicepresidente de la Generalitat, era el plato fuerte del día. Pero lo más que relató fue la impresión que tuvo en aquella comida en un hotel de Castellón: "Lo primero que recuerdo es que llegó conduciendo el señor Urdangarin" respondió ensimismado al fiscal. Al testigo le sorprendió que "por la singularidad de su persona" Urdangarin no tuviera chófer.

Cuatro meses después, el 3 de marzo de 2008, el ayuntamiento de Valencia, con Rita al frente, convocó otra comida. Esta vez en Valencia. Asistieron Urdangarin y Torres, la alcaldesa, el concejal de Deportes, Cristóbal Grau, la Consellera de Deportes, Miguel Zorío y Vicente Rambla. 

-Lo más notable de esa comida fue la presencia de un miembro de la Casa Real- zanjó el testigo

Vicente Rambla fue Director General de Sanidad. Conseller de Economía y Hacienda. Conseller de Economía y Empleo. Conseller de Sanidad. Conseller de Relaciones Institucionales y Portavoz. Vicepresidente del Consell y Conseller de Presidencia. Y Conseller de Industria. Y además de todo eso, es un señor de pelo cano, a lo John Kerry pero en menos recio.

- Recuerdo que se habló de los Juegos de la Juventud. Para mi era algo muy novedoso- explicó la Consellera de Deportes, que también testificó-. A mi me dicen, o no sé si me llegan a decir, que venía el Duque de Palma.

Y para rematar, Trinidad Miró golpeó, quizás sin querer, la inteligencia de Diego Torres: "Yo tenía la percepción de que el señor Torres era el secretario de Iñaki Urdangarin". Y Torres se revolvió en su silla.

El testimonio más importante del miércoles fue, sin duda, el de Isabel Villalonga. No solo explicó el engranaje de los órganos vertebrales de un gobierno autonómico, sino que lo hizo de una forma abierta y sencilla, que todos entendieron. Hasta cuando se refirió, unas 200.000 veces, al Duque de Palma como Iñaki Undangarin, con ene.

Miércoles 13 de abril de 2016

Rita irrita

- Que pase María Rita Barberá Noya- dijo la presidenta a las 9.35h.

Y se oyeron unos tacones cada vez más cercanos.

Para viajar de Valencia a Palma Rita Barberá es de las que pasan por La Coruña. Por su falta de concreción en las respuestas, su declaración como testigo se prolongó durante dos horas.

Vestía Rita de sanfermines pero al revés. Americana y falda por debajo de la rodilla, en rojo. Con blusa blanca de pico, por el que asomaba el nacimiento de su canalillo. Calzaba color coral, en ante, de tacones minúsculos. Y maquillada como si fuera a salir por la tele.

La ex todopoderosa alcaldesa de Valencia entró en la sala de vistas y saludó a todos. Educada. Seria. De los más de 150 testigos que han desfilado por Nóos, Rita fue la única que llegó hasta ese lugar en el que nadie quiere sentarse con su bolso negro, de ante y con remaches de cuero, del que colgaba un pañuelo de seda atado a las asas. Barberá completó el estilismo con sus perlas fetiche al cuello y en las orejas. Y con una carpeta verde aturquesada. Eso y la medalla de la virgen que sobresalía de las perlas le daban un toque glam.

- He tenido una buena relación hasta hace unos meses con Grau- respondió Rita de Valencia a Samantha Romero

- ¿La calificaría de enemistad?- ahondó la presidenta

- Espero que no- remató con sorna la ex alcaldesa

Con Rita renació Nóos. Volvieron los periodistas de Madrid, llegaron los de Valencia y los freelance, por fin, facturaron.

La del martes fue una declaración explicativa, plagada de aclaraciones del tipo: "La regata se realiza en mar abierto, siempre en mar abierto", "cada team...cada equipo" o "el turismo era una maría". Rita esclareció más cosas, pero costaba entender lo que decía. Su voz grave y la colocación de su lengua hicieron muy difícil saber lo que estaba diciendo, como cuando Mariano Ozores hablaba así adrede.

Luis Lobón, acusado valenciano, observaba de canto la pantalla que tenía más cerca, con los brazos cruzados y una sonrisa irónica.

"Me importa mucho decirlo y repetirlo que era una entidad sin-á-ni-mo-de-lu-cro, que no era para ganar dinero" justificó Rita sobre Nóos, a la que su ayuntamiento untó de pasta. Barberá confirmó una reunión en su despacho con Iñaki Urdangarin y Diego Torres.

El caso Nóos es un máster para todos: acusados, abogados, periodistas, personal de seguridad, policías. El preso Miquel Bonet, fijo en el juicio, está aprendiendo a marchas forzadas. Sabedor de la repercusión mediática que iban a tener las palabras de Rita Barberá quiso dejar su huella en la Historia de España.

Y se le ocurrió una idea brillante: colocar su cuaderno amarillo y su boli en una silla contigua a la suya, de manera que el cuaderno se coló en todos los planos de la declaración de la ex alcaldesa, excepto durante los primeros minutos de interrogatorio.

Barberá siguió poniendo contexto al asunto y se le secó la boca. El agente judicial le llevó un vaso de agua. De plástico. Rita tragó.

- Para mi...y me gustaría mucho que me creyeran...- contestó a la desesperada al fiscal

- Es difícil, señora Barberá- le cortó Horrach, con sincera sonrisa

- Mire, eso le corresponde decidirlo al tribunal- le grapó la boca la presidenta al fiscal

Hace tiempo que Horrach ha asumido con resignación y aparente naturalidad los sopapos que le arrea Samantha Romero. Otro más para la colección.

Rita habló más por las manos que por la boca. En uno de sus ademanes casi tira el segundo vaso de agua, ya a la mitad, que se bebió. El soniquete de las pulseras finas de oro que llevaba la ex alcaldesa en sus dos muñecas salpicó los 120 minutos vacíos de contenido.

Alfonso Grau acompañó a Barberá durante dos décadas. Fue su segundo de abordo.  El que gestionaba los duros. El culpable de todas sus desgracias. Ahora él es acusado y ella testigo.

- Señor fiscal, señoría (a la presidenta)...13 años...han pasado 13 años- clamó Rita, con las manos en posición de rezar el jesusito de mi vida-. Yo jamás he dao ni una sola instrucción, ni una sola orden, ni una sola firma, nada.

Eso era cosa de Grau: "pregúntele a él"- contestó Barberá a la pregunta del abogado de la Comunidad Valenciana. Porque Rita todavía se siente poderosa: "yo soy, era...mejor dicho, la alcaldesa". Sigue viviendo de lo que una vez fue.

Si Julita decía restauranes, Rita dice generalidad. Se le olvidó, también, afirmarlo en plural. En Mallorca están hartos de que se refieran a la isla como Palma, la capital, y no como Mallorca. La senadora popular metió el dedo en la llaga: "Palma es una isla adorable", dijo, recordando a aquella miss que salió del apuro balbuceando que Rusia era un país con gente maravillosa.

La jueza Eleonora Moyá cada vez entra en trance con más frecuencia, como para recuperar la concentración. Cierra los ojos durante unos 20 o 30 segundos, en modo zen. Ella y la presidenta del tribunal comparten toses estos días.

Cuando terminó de declarar Rita quiso cerciorarse: "¿me puedo ir ya a Valencia?".

La senadora se levantó pero no se fue. Se acercó a la mesa de las juezas para saludarlas. Después al fiscal Horrach y así con casi todos. Tipo besamanos. Las caras de algunos eran del todo indescriptibles. No podían creer lo que estaban viendo. Rita Barberá se cree infanta o más.

CTXT esperaba en el rellano de la entrada a la sala cuando Rita salió hablando con el abogado de Alfonso Grau. Según avanzaban, el letrado le avisó de nuestra presencia, así que Rita se dio la vuelta y siguieron hablando. Muy bajito.

Cuando terminaron CTXT se acercó a la ex alcaldesa:

- Señora Barberá, Raquel Agüeros, de CTXT

- ¿De quéeee?- contestó Rita

- De CONTEXTO, una revista digital- Y Barberá torció el morrete

- Ya pensábamos que no iba a venir por aquí- insistió CTXT

- ¿Yo? Ahora mismo me voy a Madrid

Y Rita pasó de largo.

Por su camino se encontró con Luis Lobón y con Diego Torres entre otros. El ex socio de Urdangarin le recordó que en la primera reunión no estaba él, sino Juan Pablo Molinero.

"Ha pasado tanto tiempo desde entonces"- elevó la voz Rita para que le oyéramos-. "Es que yo todavía no entiendo nada"- remató.

Abajo, tras las vallas, los periodistas esperaban la salida de Rita. Apretujados.

- Por favor- rogó una periodista- que alguien le pregunté si el pañuelo que lleva es de Hermés

- Pobre Hermés- le respondió otra

Y salió Rita, con su abrigo hasta los pies en tono beig-camel puesto como una capa. Con su caminar lento. Lentísimo. Como paseándose. Con la cabeza alta y la mirada al frente.


Viernes, 8 de abril de 2016 

Fuga de talentos

- Según su código- preguntó el abogado de Urdangarin- ¿000009 es pago al contado?
- Sí- respondió el testigo Teodoro

No es que Nóos desvaríe, es que ha entrado en barrena. Una ya no sabe si está en una peli de James Bond o en una reunión del CNI presidida por Petit Nicolás. Cualquier cosa antes que un juicio.

Los acusados habían desgastado el nombre de Maite Zazo, una empleada de Nóos. Por eso su declaración, el jueves 7 de abril, se esperaba con curiosidad. Cuando la presidenta del tribunal anunció la comparecencia de la señora María Teresa Zazo el mundo se derrumbó. Nació en dictadura. Prohibido lo vasco.

Superado el susto, un nuevo mazazo amputó la esperanza de que iba a ser un día cachondo.

- Usted, ¿qué cualificación profesional tiene?- preguntó la fiscala Lamas
- Bueno... Tengo hasta el Bachilletaro- contestó, con pudor, la testigo

Sin embargo Maite Zazo había llegado a ser ayudante de consultoría e investigadora de mercados. Además, se encargaba de hacer los powerpoints y de identificar a los ponentes. Hasta que confesó: "También hice de secretaria". Tenía entre 8 y 10 personas a su cargo y cobraba alrededor de 2.000 limpios.

Desde finales de 2001 hasta el año 2006 la señora Zazo trabajó para Torres y Urdangarin. Pasó por Virtual, "Nóos Institut" y por la Fundación Deporte, Cultura e Integración social.

A pesar del baile de empresas, Zazo no cambiaba de despacho, ni de mesa, ni de ordenador, ni de sitio. "Era todo como seguido"- respondió a Ana Lamas. Cuando la fiscala apretó con las distintas empresas por las que había pasado Zazo, Diego Torres clavó la vista en la pantalla que proyectaba la imagen de la testigo, desde Gavà. Atento, rígido, estático.

Hacia mediados de 2007, lo más que precisó, la testigo dejó de ver a Iñaki Urdangarin. "Cada vez iba viniendo menos"- recordó- "y en un momento dado dejó de venir". Para entonces la Casa Real ya le había advertido al marido de la infanta de que así no. Es la versión oficial.

En noviembre de 2005 se celebró uno de los dos Illes Baleares Fórum que organizaron Urdangarin y su socio y por los que el Govern presidido por Matas se quedó con 2,5 millones de euros menos. Había que preparar el evento a la perfección. Por eso, entre el 1 y el 29 de julio consta una factura de 3 folios de Viajes Vincit. 8.300 euros en vuelos. La maquinaria Nóos se había engrasado para organizar como dios manda el tema. A pesar del sofoco húmedo estival. De ahí que viajaran en bisnes.

Ningún detalle quedó al azar. Contrataron un piano de cola con un pianista. Y a una cantante.

Llevaba Zazo dos horas declarando cuando uno de los dos policías nacionales que custodian, desde dentro, la sala de vistas, se quedó frito en la silla. Roque del todo. Si alguien tiene la ocurrencia de asistir al juicio que lo haga con el estómago vacío. Con un café con leche como mucho. Si no correrá el riesgo de sobarse durante la digestión.

Luis Lobón, acusado, del clan de los valencianos, pillaba apuntes a discreción. Ha vuelto para ver declarar a Gerardo Camps, ex conseller de Economía de la Generalitat Valenciana, al que apuntó directamente en su declaración. Hoy viernes don Gerardo Camps abrirá la ronda de valencianos ex top que viajarán a Mallorca para ser interrogados ante un tribunal que ya ha asumido las riendas de esta pesadilla llamada Caso Nóos.

El volumen de los suspiros de Zazo crecía conforme pasaban los minutos.

En el receso, café en mano, Diego Torres aprovechó que dos periodistas estaban a tiro para explicarles bien lo del saxofonista. Resulta que, aparte de la cantante y del pianista que tocaba el piano de cola, cuando se celebraron los foros también había un señor rubio que tocaba el saxofón. Hete aquí que no era para ambientar las veladas, sino para avisar a los conferenciantes de que tenían que terminar de dar sus chapas.

Al toque leve de dos notas, los ponentes se daban por enterados de que les quedaba un minuto de palique. Qué sutileza. Una idea tan brillante que hasta la copiaron en otros foros. Internacionales, siempre. Exportando talento.

"El problema es que ha pasado tanto tiempo..."- se lamentó Torres, apurando el último sorbo de café.

El resto de testigos fue pasando por el trago de responder en un juicio, alternando videoconferencias con declaraciones presenciales.

El toque de gracia lo puso Ana Encabo Balbín, que había sido la Responsable de Empleo de la Conselleria de Hacienda de la Generalitat valenciana. Con voz nerviosa, Encabo utilizó varias veces la expresión "de forma sucinta". Ana Encabo es una señora resalada que habla como una madre respondería a una encuesta en la calle: "Ayyyyy, es que eso...no lo séeee...". Y arrancó la risa de toda la sala.

La variedad de actividades en las empresas que trabajaron para Nóos es tan variada como las nacionalidades de los trabajadores que alguna vez fueron contratados por Duque y su socio.

María Ángeles Gasset relató los servicios que ofrecía su empresa: "Servicios de familia, prestaciones al hogar, paseo de perros...". Guau.

- Gracias- concluyó la presidenta del tribunal-. Su declaración ha terminado
- No se preocupe, ¡a servir!- zanjó don Teodoro.

Miércoles, 6 de abril de 2016.

OBRAS SON AMORES

Y venga testigos. Esta semana 71. A 17,75 declaraciones por día.

Pero la penitencia es patrimonio de la Semana Santa. De toda la vida.

Marc Viader Salvadó entró en la sala de vistas. El agente judicial le indicó que pusiera sus cosas sobre una silla colocada en la pared trasera de la habitación. Pero Viader entendió que debía quedarse sentado allí, como agazapado. Un punto ingenuo. O muy buen actor. Hasta que se dio cuenta de que el testigo era él. Al arquitecto que hizo el proyecto de reforma, rehabilitación y ampliación del casoplón de Pedralbes que compartían los Borbón-Urdangarin le tocó rendir cuentas.

El arquitecto es un hombre de estatura media tirando a bajo, con los pelos medio revueltos y unos mocasines más brillantes que la patena, granates, a juego con los calcetines de hilo. Quizá fueran de lana fina de cachemir. Se veían suaves y buenos, como de piel de melocotón. Daban ganas de tocarle los pies.

Viader apenas oye por el oído izquierdo. Cuando se puso de lado para escuchar las preguntas de las acusaciones, asomó una de sus dos perillas. Justo la de debajo del labio, con los vellos tiesos, más largos que los de su barba canosa.

El palacio-oficina de los Duques de Palma estaba distribuido en dos ambientes. Una zona de trabajo, con acceso independiente: "Un portal, un hall, una estancia con unas butaquitas, una sala de juntas y un despacho", explicó Viader. Alrededor de 200 metros cuadrados. Un 30% de la superficie total de la vivienda.

Y los 500 metros cuadrados restantes, el hogar del matrimonio y sus cuatro hijos.

"A don Iñaki le facturé la parte de la vivienda", contó el arquitecto, "y a Aizoon la oficina", que ascendía a 15.000 euros. Hizo dos facturas, una de 10.000 y otra de 5.000 euros. Urdangarin y la infnata encargaron directamente el proyecto al arquitecto, pero fue éste quien fijó el porcentaje de la distribución. "En el despacho de Miguel Tejeiro en calidad de asesor", hilvanó Viader.

Cuando terminó de contestar y mientras se levantaba, Marc Viader se abrochó la americana. Le tiraba de la sisa y del lomo. Recogió sus bártulos de la silla del fondo y se marchó, con paso lento.

El martes declararon en Nóos 19 personas, dos menos de las previstas. Fue una jornada soporífera, de sueño callado. El martes más lunes desde que empezó el juicio. Una rentrée de patada en la boca, gracias al festival de vídeoconferencias que seguirá durante toda la semana.

Se espera con impaciencia la aparición estelar, el martes 12 de abril, de la aforadérrima (perdón, ha sido inevitable) Rita de Valencia. Una especie de Maria Antònia Munar, pero en otro estilo. Con permiso de la princesa.

El que sigue a lo suyo es Diego Torres. A pesar de tener que arrechucharse en el ascensor del edificio con cámaras y periodistas para aprovechar el viaje, habló por teléfono mientras bajaba el montacargas:

- Sí, oiga, quería pedir un taxi... Aquí, al caso Nóos.

Mientras a su abogado le daba la risa floja...

Martes 22 de marzo de 2016

La máquina de café volvió a hacer aguas y a Diego Torres le cayó un líquido marronáceo, como de cubo de fregona. En Nóos ya no queda ni leche.

Con la atención informativa centrada en los atentados de Bruselas, el accidente de bus de Tarragona y la no formación del nuevo gobierno, en Mallorca el juicio por el caso Nóos tampoco genera demasiada expectación. Sin embargo cada día declaran alrededor de diez testigos cuyos testimonios rayan el absurdo a la vez que aportan los entresijos más increíbles de una trama poco valorada, competencia directa de las telenovelas de tarde.

Julita Cuquerella empezó a trabajar con Iñaki Urdangarin en abril de 2007. Le pagaba Telefónica pero estaba a disposición del duque "las 24 horas del día" y acudía a diario al palacio-oficina de la infanta y esposo. Oficialmente era la secretaria de Urdangarin, pero también se ocupaba de cuestiones personales "como ir a comprar unas bambas o cloro para la piscina. Yo qué sé", afirmó, pizpireta.

Pocas personas quedan ya como ella. Julita Cuquerella es capaz de reconocer quién le encargó comprar un ramo variado de flores solo por el nombre del florista, como "Antonio Flowers", al que Urdangarin era asiduo, "o el Sapo Verde" confesó como quien cuchichea un secreto. Han pasado 9 años desde entonces, pero lo recuerda con precisión de escribana.

La secretaria de Urdangarin es catalana. Y diabética. A punto estuvo de darle un parraque a media mañana: "me estoy mareando, necesito azúcar", suplicó desde Terrassa, por videoconferencia. La presidenta del tribunal aprovechó para hacer un receso de media hora. Si Samantha Romero sigue acumulando carpetas a lo alto dentro de poco ya no se le verá la cara. Da susto ver la grapadora presidiendo la mesa de las juezas.

La generosidad de Urdangarin no tenía límites. Incluso tuvo el detalle de dar de alta en Aizoon a las señoras que limpiaban en casa de Julita, Josefa y Yolanda, como recompensa por tanta dedicación. Era su forma de darle las gracias por hacerle partícipe de secretos tan íntimos como las claves de la visa personal de Urdangarin, las de la visa conjunta "que compartía con la señora", las de la visa de Aizoon, las de la visa de Telefónica, las de la visa de Telefónica Internacional. Y también los datos  de los pasaportes de los hijos de la infanta y cosas así.

"Tenga en cuenta que el señor Urdangarin era excesivamente confiado. Hasta a mí me impresionó", justificó Julita, que tenía que apuntar todo en tarjetones porque es "nefasta" para los nombres y para las calles. También algo despistada en cosas de bancos

- No sé si era el Santander o el Sabadell, solo que empezaba por ese- dijo Julita, sobre un ingreso en cuenta de una trabajadora, la única que no cobraba en sobre.

- Era la Caixa- apuntó la abogada de Manos Limpias.

- ¡Ah, no, era la Caixa!- se sorprendió Julita para justificar seguidamente- ¡Solo sabía que era rojo!

Debía de ser Caixa Catalunya.

Testificó también Jan, sobrino de Urdangarin. El "señor Jan", como se refirieron a él las partes, viajaba desde Barcelona a Madrid y daba sobres a gente "cerca de parques" y "puede" que también cerca de cafeterías. Lo contó desde Marbella por videoconferencia. La única que ayer declaró en persona fue Elsa María Sánchez, dada de alta en Aizoon como telefonista, aunque ella lo que hacía era limpiar "en profundidad" la casa de la infanta y Urdangarin.

La oficina-palacio de los duques de Palma estaba como los chorros del oro. Había casi más señoras dedicadas a la limpieza que empleados reales de la sociedad mercantil que compartían la infanta y su marido. "Lo primero que veías al entrar era una alfombra muy grande, con una bola del mundo, preciosa", dijo con añoranza otra de las mujeres que hacían relucir Aizoon.

La estrella, sin duda, fue Julita. Nunca una empleada se mostró tan leal a un jefe como ella a Urdangarin y a "la señora", por la infanta, a la que apartó de cualquier implicación en Aizoon. Cuquerella hizo pagos con la visa de Aizoon de la infanta Cristina, con sus claves y sus datos. Julita suplantó la identidad de la infanta porque Urdangarin le había confiado los datos de la visa de la hija del Rey.

Urdangarin aleccionó a su secretaria a la hora de discriminar gastos en Aizoon, pero cuando le cogió "el tranquillo", dijo, Julita voló sola en un cielo de tiquets. Por sus manos pasaron gastos, por ejemplo, como el de una compra de ropa para la infanta de la revista Redoutte (sí, es lo que hay) o una comida en verano, en Sóller, "con unos clientes" que degustaron 13 filetes de pollo. Bastaría una foto para comprobar que en esa comida había varios niños.

Julita Cuquerella, esa mujer que en el siglo XXI dice "restauranes" y responde a preguntas del fiscal Horrach con un "no lo sé, lo sientos". En plural.

 Puede que en la intimidad de su hogar Julita diga jolines.

Viernes 18 de marzo de 2016

Pobre Nóos

Ya nadie le hace caso. Rita, Lula, Borox...¡malditos seáis!

No hay derecho. Diez años esperando este momento y así, de repente, parece que ni existe.

Nóos es la pieza separada número 25 del caso Palma Arena. Con una infanta de España en el banquillo, acusada de cooperar en dos delitos fiscales cometidos por su su esposo. Unas cosas del IRPF que se les olvidó poner. En el momento de su imputación era la hija del Rey titular. Ahora su padre es el ex rey, o rey emérito, que para el caso, patatas. Aunque lo de emérito conlleva una dignidad perturbadora.

Cristina Federica de Borbón y Grecia es hermana de Felipe VI y cuñada de Letizia Ortiz. La familia nos duele a todos. Es la sexta en la línea de sucesión. Tendrían que ocurrir muchas desgracias juntas, pero una carambola podría hacer a Cristina de Borbón reina de España. Ella, por si acaso, no renuncia. Y nadie puede obligarle. Se llama monarquía parlamentaria.

Es todo muy loco en este juicio que tiene programado el 30 de junio como último día. Si todo sale mal, cuatro días antes tendremos elecciones. Y si después sigue la cosa mal mal, la sentencia podría coincidir con la formación del nuevo gobierno.

De momento continúan declarando testigos, muchos por videoconferencia. Aparentemente son insulsos, informativamente hablando, pero si alguien que busca curro acude como público a Nóos puede salir con un máster sobre delincuencia de alta alcurnia. En verdad es igual de chapucera que todas, pero lo de la infanta, Urdangarin, Torres y los olímpicos acusados le da un toque como de savoir faire. Entre penoso y espeluznante. A ratos conmovedor.

Nóos se divide en dos: Nóos Consultoría Estratégica e Instituto Nóos. Aunque para acusados y testigos era simplemente Nóos. Una asociación sin ánimo de poco lucro que no funcionaba como una empresa normal. Entre medias rondaban más de cinco sociedades mercantiles por las que iban pasando los trabajadores que respiraban. Los que existían. Los de verdad. Los dueños eran Iñaki Urdangarin y Diego Torres. Pero el papeleo gordo lo llevaban unas gentes sin formación específica que hacían lo que les decían. Obedientes y leales casi hasta el final.

Lo que ocurre por las mañanas con el coche es incomprensible. Los primeros días de juicio, de lógica expectación mediática, era más fácil aparcar que ahora, cuando en la sala de prensa hay unos diez periodistas y detrás de las vallas habilitadas en la puerta de entrada apenas quedan tres cámaras. La gente que trabaja en la Escuela Balear de la Administración Pública, el edificio donde se celebra el juicio de Nóos, no se la jugó los días potentes. Unos se turnaron los coches para llegar juntos al trabajo y pillaron el bus.

Un polígono industrial petao significa que la vida sigue en marcha. A pesar de Nóos.

Día 19. Miércoles 16 de marzo de 2016.

A TORRES LE AHOGA LA CORBATA

La protagonista del martes en la Sala Nóos del polígono industrial Son Rossinyol fue la sociedad mercantil Aizoon. Los dueños eran la infanta y Urdangarin. Iban a pachas, aunque el único que ingresaba pasta era él. 

El agente judicial pasó lista de nuevo. Lista de móviles. Para requisarlos, otra vez. Los ánimos estaban más calmados después del esperpento del viernes, así que nadie rechistó. Ayer martes en la sala de vistas se podía respirar, a pesar de todo. Casi no olía a tigre.

Miguel Tejeiro, el testigo clave, entró en la sala ya sin las ojeras negras de los días anteriores. Ayer, el ex asesor fiscal de Nóos, traía ojeras a secas: "Estoy más descansado. Es que la semana pasada estuve encerrado...", dijo Tejeiro a CTXT, con gesto relajado, antes de encarar su tercer día ante el tribunal.

Samantha Romero, la presidenta, explicó el inquietante asunto del secuestro de teléfonos: "Persiste esta decisión por el mal uso de la buena voluntad del tribunal", dijo. Y Diego Torres no agachó las orejas. Al revés, se creció cuando le dieron permiso para sentarse al lado de su abogado, o de su defendido, como prefieran.

La mampara blanca que separa a las acusaciones de las quince sillas habilitadas para los periodistas se tambalea. No está bien anclada a los remaches del parqué ficticio. Son tres cristales enganchados. El central se ha desplazado y queda un hueco por el que se cuelan corrientes. El martes se oyeron toses. Y algún hipo.

A otros se les paró el corazón cuando escucharon lo que ganó Miguel Tejeiro. El asesor fiscal de Urdangarin primero y de Nóos después, cobró 8.000 euros por hablar 10 minutos en Valencia y otros 10 en Palma. El que vale, vale. Tejeiro reconoció que el importe es muy superior a lo que se cobra por una ponencia, pero que a él le pagaron eso. Tampoco era cuestión de ponerse pureta y rechazar el sueldo anual de muchos por 20 minutos de cháchara. 

- ¿Aizoon tenía alguna actividad en EE.UU cuando la infanta y Urdangarin vivieron allí?-, preguntó la abogada de Manos Limpias.

- No sé. Tenía clientes, pero no sé- contestó Miguel Tejeiro.

- ¿Y por qué se contabilizó la mudanza a EE.UU.?- pinchó López Negrete.

Esa pregunta, según la presidenta, fue impertinente. Porque esa información no está incluida en la causa. 

- No me estoy sintiendo libre para contestar-, entró en bucle Tejeiro.

- A usted no le afecta ningún secreto profesional- le recordó la presidenta.

- Pero sí sobre cuestiones personales, que afectan a la intimidad- replicó el asesor

- Pero si le preguntan por hechos tiene que contestar- zanjó Samantha Romero. 

"De ninguna manera", siguió la jefa, "voy a permitir que ralenticen más el juicio. Pregunten por hechos", insistió, hastiada, la presidenta del tribunal. 

El simulado pacto a corricorri que hicieron Torres y Urdangarin hace un tiempo y que escenificaron en el momento de declarar pasa por cargarse a Miguel Tejeiro. La estrategia es mantener que Tejeiro era muy listo. Y demostrarlo. Tan espabilado que la infanta Cristina llegó a confiar en él, a pesar de que se vieron tres veces en toda su vida (sin contar con los días del juicio). 

La abogada de Manos Limpias intentó arrancarle que Urdangarin y la infanta eran uno (libre y grande) en Aizoon, pero lo más que consiguió fue que confesara que el objeto de la mercantil, tener un patrimonio común, lo decidieron la infanta y el duque. Así, el testigo justificaría la cooperación necesaria de la infanta en

Sábado 2 de julio de 2016

Solo había pasado una semana desde el final del juicio. Siete días vacíos, tristes. Sin rumbo. Hasta que Pedro Horrach volvió. Para decir que se iba. Pero volvió.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Raquel Agüeros

Raquel Agüeros. Persona. Periodista. Autónoma. Nació navarra y voló del nido. Lleva 17 años picando, casi siempre en televisión y radio. Escribir es su espina clavada. Vive en Mallorca.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Jilirio

    Aquí hay material para una película.

    Hace 7 años 10 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí