1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Análisis

Urnas vacías en los suburbios de las ciudades

Los nuevos movimientos sociales se han desarrollado al margen de las zonas más pobres del país: estas siguen concentrando y casi monopolizando el ‘ranking’ de la abstención extrema

Braulio Gómez / Manuel Trujillo 14/12/2016

Wikimedia

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

---------------------------------
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza. 

Donación libre:

---------------------------------

El 72% de la población europea, más de 350 millones de ciudadanos, habita en las ciudades. Y se espera que antes del año 2050 llegue al 80%. La desigualdad que existe en una gran ciudad alcanza niveles que no se observan en una comparación entre países. En las grandes urbes hay barrios de familias con cuatro automóviles, tres casas y dos neveras a unos centenares de metros de espacios donde viven individuos sin calefacción, sin salud, sin trabajo, sin familia ni amigos ni conocidos. A veces, están separados tan solo por una carretera o una avenida. Pero esa frontera urbana es letal. Los ciudadanos que sufren todo tipo de carencias están concentrados en unos barrios concretos y rodeados de personas en la misma situación, formando un espacio de exclusión social, económico y, lo que nos interesa en este documento, político. 

Cuando se dibuja el drama de la exclusión social, se alerta, sobre todo, del escenario de privación múltiple que afecta al plano económico y social de los excluidos. La ruptura de los vínculos sociales y la carencia de recursos económicos impiden a veces tener en cuenta la exclusión política que sufren los más débiles de nuestra sociedad. En un estudio para la Fundación Alternativas (Gómez y Trujillo, 2011) localizamos unos agujeros negros de la democracia que coincidían casi milimétricamente con los barrios marginales de las grandes ciudades cuyos habitantes, en su mayoría, no participan en el proceso electoral. Y demostrábamos la existencia de una relación causal entre vivir en una sección electoral caracterizada como excluida socialmente y no participar en las elecciones. Estos barrios de pobreza extrema coexisten a menos de una manzana con espacios donde los ciudadanos desarrollan su proyecto vital con los recursos necesarios para tener una razonable calidad de vida y participan mayoritariamente en las elecciones.

A pesar de una participación media elevada en el último ciclo electoral, en algunas barriadas caracterizadas por su mala condición de vida dos de cada tres ciudadanos no introduce sus preferencias en las urnas a través de su voto. En este documento volvemos a presentar datos que demuestran que los nuevos movimientos sociales y políticos que han transformado los sistemas políticos locales, autonómicos y estatal en España en los dos últimos años se han desarrollado al margen de las zonas más pobres de las ciudades, que siguen concentrando y casi monopolizando el ranking de la abstención extrema.

1. Más allá de la exclusión social y económica: la exclusión de la democracia

Debido a la crisis el número de personas afectadas por el riesgo de pobreza y exclusión ha aumentado sustancialmente en la mayoría de las ciudades europeas (EC 2013). En España hay más de 8 millones de personas en riesgo de exclusión social (véase la tabla 1). La mayor parte de las definiciones de la exclusión social tienen en cuenta los problemas de acceso a los bienes y derechos de que goza la sociedad de la que forma parte la persona excluida. Dentro de los bienes están la vivienda, la alimentación o los recursos económicos y energéticos; y entre los derechos, la salud, la educación, el empleo, las relaciones sociales y la participación en las decisiones públicas. Sin embargo, este último aspecto no está entre los más estudiados, posiblemente porque no haya muchos datos sobre el mismo o porque los que hay no se han relacionado con la exclusión social o con las malas condiciones de vida en general. Por ejemplo, en el listado de indicadores de exclusión y pobreza establecido en 2001 por el Comité de Protección Social de la Unión Europea, llamados habitualmente Indicadores de Laeken, no aparece ninguno sobre participación política ni nada similar, aunque también es cierto que este listado se reduce prácticamente a indicadores de recursos económicos, con alguna referencia a empleo, salud y educación.

Sabemos que la distribución espacial de la pobreza está influenciada por factores socioeconómicos, pero también tienen un importante poder explicativo otras variables relacionadas con el capital social, el comportamiento político, la cultura o la capacidad para acceder a los recursos colectivos e influir en la toma de decisiones. Tener vecinos que votan, que tienen trabajo y educación universitaria ayuda a salir de la pobreza. Lo mismo que un determinado diseño urbano o un plan de regeneración de vivienda puede contribuir a mejorar la calidad de vida de la población desfavorecida.

Varios trabajos nos han ofrecido abundante evidencia empírica sobre la importancia del capital social (esencialmente confianza, normas de reciprocidad y redes de compromiso cívico, Putnan, 2000) o de la integración en algún tipo de red como un factor estimulante de la participación electoral (Putnam, 2000; Rosenstone y Hansen, 1993). La teoría de la movilización propone que la gente participa en mayor medida si alguien le aconseja que lo haga. Es decir, que el capital social o relacional, ya se consiga en el espacio laboral, en el religioso, en el afectivo o en el amistoso, aumenta la probabilidad de que los ciudadanos participen. Cuantas más ventanas abiertas al mundo exterior, más posibilidades de recibir estímulos e información política que incrementen las ganas de participar en los distintos procesos electorales. Por ejemplo, los inmigrantes suelen están sobrerrepresentados en los espacios de exclusión. La participación electoral es contagiosa, por tanto, la concentración de personas sin derecho a voto en los espacios de exclusión estaría potenciando un entorno abstencionista perjudicial para la inclusión política de los más desfavorecidos. 

En las ciudades existen agujeros negros de la democracia que coinciden casi milimétricamente con los barrios marginales en los que la mayoría de los habitantes no participan en los procesos electorales

La relación entre pobreza y participación electoral se ha documentado muy bien en EE. UU. (Kepplner, 1982) y el Reino Unido (Denver y Hands, 1985). Únicamente en estos países es habitual, tanto en el entorno académico como en los medios de comunicación, encontrar análisis desagregados de participación dedicados a analizar y denunciar la exclusión electoral de los más desfavorecidos de las ciudades. Como último ejemplo, en el referéndum de la independencia de Escocia de 2014 se volvía a recordar que, a pesar de la alta participación registrada en su ciudad más poblada, Glasgow, la mayoría de los habitantes de los distritos más pobres no había tomado parte en una decisión colectiva tan relevante para el destino de sus vidas. En cambio, en la Europa continental en general y en España en particular, los estudios sobre participación electoral no han analizado el comportamiento de los pobres y los excluidos en las elecciones ni se han preocupado de resaltar el problema de la abstención extrema que se da en algunos suburbios de las grandes ciudades, quizá porque tan solo representan un 5% del electorado, como se observa en la tabla 1. 

2. ¿Por qué es importante la desigualdad electoral?

La participación electoral depende tanto de factores estructurales como del contexto político. A pesar de que en los últimos años se está prestando más atención a la fuerza explicativa de las variables políticas relacionadas con la desafección, la desigualdad social se recoge de forma persistente en la participación electoral. La falta de participación por motivos políticos afecta de manera distinta a los grupos sociales. Aunque el voto es la menos desigual de todas las formas conocidas de participación, dejaría de cumplir su condición igualitaria si excluyera sistemáticamente a algunos de los grupos que componen la sociedad.

Cualquier definición de democracia, desde la más minimalista a la más resultadista, entiende como un principio esencial del sistema el derecho a la participación electoral de todos los ciudadanos en igualdad de condiciones. Se entiende que todos los votos valen igual, desde el del más poderoso al del más pobre de la sociedad. La participación electoral es un mecanismo que puede corregir las desigualdades socioeconómicas.

Una de las dimensiones más relevantes del buen funcionamiento de la democracia representativa es su sensibilidad para recoger las demandas de todos los ciudadanos e introducirlas en la toma de decisiones políticas. Un problema importante sería que un determinado grupo de ciudadanos participara en menor medida que el resto y sus preferencias políticas no fueran introducidos en el sistema a través del voto. La democracia no funcionaría bien si no existieran las mismas oportunidades de participación política para las mujeres, para los ciudadanos con menos formación, para los que no llegan a determinada edad o la sobrepasan, para los que tienen menos recursos económicos o para los que viven en determinados barrios.

3. La abstención extrema y el nivel de exclusión social por barrios en las elecciones de 2015

En este apartado comprobamos si la relación que encontramos entre la exclusión social y la abstención extrema de los barrios más desfavorecidos de las ciudades antes del estallido de la gran crisis económica y política se mantiene a partir del análisis de las elecciones andaluzas y municipales celebradas en 2015. Los datos de las elecciones andaluzas nos sirven para analizar por primera vez los resultados de unas elecciones autonómicas celebradas en la comunidad autónoma que concentra más zonas de exclusión dentro del Estado español. La unidad de medida que nos interesa para captar con más precisión los espacios excluidos de la participación política es la sección electoral. Según el artículo 23 de la Ley Electoral, las circunscripciones en España están divididas en secciones y cada sección incluye un máximo de 2.000 electores y un mínimo de 500; cada municipio tiene por lo menos una sección.

La sección electoral en las ciudades de tamaño medio y grande suele coincidir con barrios, lo que nos permite observar qué tipo de características tienen los barrios que registran los valores más extremos de abstención. Siguiendo la literatura sobre exclusión social (Gómez y Trujillo, 2011) hemos categorizado las secciones electorales en función de su integración o de su exclusión social. Las secciones categorizadas como excluidas son las habitadas por los que concentran todo tipo de carencia de recursos que les impiden escapar de forma autónoma de su condición de excluidos. Las variables tienen en cuenta la ocupación, la educación, el capital social, la vivienda y los recursos económicos. Para nuestro análisis, usamos algunos indicadores de las dimensiones relacionadas con la exclusión social, a la vez que desarrollamos un indicador compuesto de exclusión social, utilizando en todos los casos datos del Censo de Población y Vivienda de 2012.

Las elecciones andaluzas del 22 de marzo 2015 eran el escenario perfecto para comprobar el efecto de la nueva oferta electoral, representada por los partidos de reciente creación, en la atracción de los más desfavorecidos a las urnas. Más de la mitad de las 100 secciones electorales con mayor abstención de España se concentran en territorio andaluz, cuyo índice de pobreza y exclusión es uno de los más altos de Europa, y un 22% de sus hogares sufre algún tipo de exclusión social, lo que supone más de dos millones de andaluces en situación de exclusión (FOESSA, 2014). En estas elecciones no se registró ninguna iniciativa para acercar a las urnas a los ciudadanos de los barrios marginales, los que más necesitan la ayuda del Estado. La opción dominante elegida por los nuevos partidos fue potenciar la participación a través de internet, con resultados más que dudosos, ya que son los ciudadanos con menos recursos económicos y los de clase más baja los que menos acceden a la red en busca de información política y aún menos participan o toman decisiones en las nuevas ventanas digitales. 

La tabla 2 recoge las secciones electorales que registraron la participación más baja en las elecciones andaluzas de 2015 y el grado de exclusión que sufren, en función de los datos del censo de Población y Vivienda de 2012. La muestra se divide en cuatro cuartiles que representan cuatro tramos iguales de exclusión social. Dentro del 4.º cuartil están incluidas el 25% de las secciones electorales con mayor exclusión social. La exclusión extrema corresponde a los valores más altos de exclusión dentro de 4.º cuartil, y los valores atípicos, a las secciones que registran una exclusión social muy superior al resto. Más información metodológica en Gómez y Trujillo, 2011.

Si la abstención fue la opción elegida por el 34% de los andaluces, en la tabla de secciones electorales más abstencionistas vemos que esta cifra se disparó al doble en algunos de los barrios de las principales ciudades, llegando hasta el 83% en una de las secciones que componen el Polígono Sur de Sevilla. ¿Qué tienen en común el Polígono Sur de Sevilla, el Puche de Almería, los Asperones y Palma-Palmilla de Málaga o Almanjáyar de Granada, los barrios que registran esta abstención extrema? Son barriadas que sufren una exclusión severa, forman parte de esa pobreza estigmatizada que nadie quiere ver ni tener cerca. Esas secciones electorales tienen la mayor concentración de ciudadanos que lo han perdido todo: trabajo, relaciones sociales, vivienda o salud, por no hablar de los recursos económicos.

Dos meses más tarde, en mayo de 2015, se celebraron las elecciones municipales en todo el territorio español; los datos de participación confirmaron que la exclusión electoral crónica de las barriadas urbanas más pobres seguía allí. En la siguiente tabla figuran las 75 secciones electorales donde se registró la abstención más extrema en estas últimas elecciones locales. La tabla se incluye en el cuerpo de texto para visibilizar estosagujeros negros de la democracia, evitar su olvido y la pérdida de sus nombres en los anexos de lectura poco probable.

La correlación entre vivir en una zona caracterizada por la carencia de todo tipo de recursos y la abstención electoral continúa siendo altísima, con el agravante de que cada vez hay más ciudadanos que viven en estos barrios marginales, en los que se ha incrementado el número de personas que se pueden categorizar como pobres. 


 

Entre las 100 secciones electorales donde hay una mayor diferencia entre la abstención propia y la media de abstención en dicho municipio, tan solo 9 pertenecen a ciudades de menos de 100.000 habitantes. Y todas ellas se caracterizan por estar situadas en barrios que padecen algún grado de exclusión social, en su mayoría exclusión extrema. Hay barrios donde más del 75% de sus habitantes no participan, como la Cañada Real de Madrid, Virgen del Carmen en Alicante o Sant Cosme en el Prat de Llobregat. 

En estas elecciones municipales, los nuevos movimientos sociales procedentes de la indignación del 15M lograron una importante representación a través de diferentes plataformas políticas. De hecho alcanzaron el poder en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. Si observamos los datos de la sección más abstencionista de cada una de las grandes ciudades (tabla 4), veremos que en cada una de las ciudades no solo coincide milimétricamente con un barrio desfavorecido caracterizado por su exclusión extrema, sino también con la situación de elecciones anteriores.

Curiosamente en todos estos barrios se han desarrollado planes específicos para erradicar la pobreza, centrados en la vivienda, la salud y el empleo, dirigidos por sus ayuntamientos, pero ninguno de ellos ha articulado medidas para incrementar el capital social y el empoderamiento político de los habitantes de estos barrios, que son los que más necesitan del Estado para desarrollar su proyecto vital y, por tanto, los más interesados en determinar con su voto las políticas públicas. Torre Baró, en Nou Barris, concentra la mayor parte de demandas de ayudas sociales en Barcelona. La Cañada Real, la Coma o los Asperones en los últimos años han tenido intervenciones más allá de la asistencia humanitaria, destinadas al desarrollo socioeducativo. La mayoría de estos barrios tiene una importante presencia del colectivo gitano, que concentra una buena parte del abstencionismo extremo y que debería ser objetivo prioritario en la inclusión social y política de estos barrios. En el Polígono Sur de Sevilla, lleva funcionando desde hace años la plataforma “Nosotros también somos Sevilla”, que manifiesta reiteradamente su queja hacia todas las instituciones políticas por su desconexión política con el resto de la ciudad. En el mismo sentido, tanto la barriada de Corea, en Palma de Mallorca, como las zonas más marginales del barrio de Otxarkoaga, en Bilbao, han dado muestras de su autoorganización vecinal para mejorar la calidad de vida de su entorno y, a pesar de haber recibido importantes recursos públicos y ayudas directas, no se han incorporado a la democracia. En un estudio anterior (Gómez y Trujillo, 2011) demostrábamos que recibir ayudas directas del estado no incrementa la probabilidad de votar de los ciudadanos excluidos socialmente. 

4. Conclusiones

Si vives en un barrio de una gran ciudad caracterizado por su situación de exclusión social, tienes una alta probabilidad de no participar en ningún tipo de elección. La localización de los puntos negros de la democracia, secciones electorales donde la mayoría de los habitantes no vota, coinciden casi milimétricamente con los suburbios de las ciudades caracterizados por su falta de recursos y derechos. Son zonas donde se concentran los problemas económicos, de salud, de vivienda, de empleo, de relaciones sociales y que además sufren una severa exclusión política, como muestran los datos de este trabajo.

La pobreza en sí misma no es un factor que explique la falta de participación electoral en países como España, a diferencia de lo que sucede  en EE. UU., Reino Unido o Suiza. Los estudios han destacado siempre que las elecciones eran la forma de participación más igualitaria  (Gallego, 2015), ya que los recursos socioeconómicos no explicaban la abstención en las elecciones españolas. En este trabajo acercamos el microscopio a los espacios urbanos donde se concentra la abstención extrema y descubrimos que los más pobres de España, al igual que los más pobres de EE. UU. o el Reino Unido, están fuera de la democracia. 

Aunque el voto es la menos desigual de todas las formas de participación, dejaría de cumplir su condición igualitaria si excluyera sistemáticamente a algunos de los grupos que componen la sociedad

La abstención extrema que se localiza en barrios caracterizados por su exclusión social se explica por la alta concentración de ciudadanos desconectados de la vida laboral. Los parados votan menos; desconectados de la vida social, el capital social influye determinantemente en el voto. Hay barrios con alta densidad de ciudadanos que no votan porque legalmente no pueden (los inmigrantes), y ciudadanos de etnia gitana que quedan excluidos de la vida política. El sentimiento de ineficacia política también es más elevado entre los ciudadanos excluidos (FOESSA, 2014) que entre los ciudadanos incluidos. Los ciudadanos más activos de estos barrios, que se caracterizan por un alto capital social, votan más que el resto, pero son minoría. Por último, hay ciudadanos desconectados de la era digital, lo que no ha hecho sino incrementar la brecha de información política que tienen los incluidos respecto a los excluidos. No olvidemos que la información es un activo político que afecta significativamente a la participación.

La participación electoral es un derecho que tiene cada individuo para tomar parte en el proceso por el que se toman las decisiones que afectan directamente a su vida. Y también forma parte de la solución a la pobreza y a la exclusión social. Las políticas de erradicación de la pobreza son más efectivas y sostenibles si la población objeto de la intervención social se involucra a través de su participación. Todos los barrios excluidos que presentamos en este trabajo asociados a la abstención extrema han sido objetivo prioritario de diferentes políticas dirigidas a mejorar sus condiciones de vida, en sus aspectos más económicos y sociales (salud, vivienda, educación, empleo, ayudas económicas directas); en cambio, no ha habido iniciativas reseñables para incorporar a los excluidos al censo electoral activo. La Unión Europea apuesta por la inclusión política como factor corrector de la pobreza; uno de los objetivos del plan  Acciones Urbanas Innovadoras 2014-2020(372 millones €) es la puesta en marcha de iniciativas que contribuyan a mejorar la participación política en las áreas urbanas. Este tipo de iniciativa permitiría al mismo tiempo empoderar a los ciudadanos excluidos para que puedan contribuir a la salida de su mala condición.

Por último, cabe destacar que la nueva oferta electoral, impulsada por la gran crisis económica y política, no ha acercado a los más desfavorecidos a las urnas. Los más pobres no se han enterado de la nueva política. Tampoco la nueva política ha sido lo suficientemente innovadora y creativa para atraer a las urnas a los ciudadanos que viven en los barrios marginales. Si el combate se está librando entre los de arriba y los de abajo, los que por debajo solo tienen el abismo siguen fuera de la democracia; de la participativa, de la deliberativa y, lo que es peor para sus intereses, de la representativa. 

-------------------------------- 

Braulio Gómez es  Investigador en ciencia política en la Universidad de Deusto

Manuel Trujillo es Coordinador de la Unidad Estadística del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC)

Este artículo se ha publicado en el Observatorio social de la La Caixa. 

---------------------------------
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza. 

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Braulio Gómez / Manuel Trujillo

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. cocose

    ¿Podría ser explicada la elevada abstención de las zonas marginales — en buena medida — por su exclusión de las listas de candidatas y candidatos y no verse ni sentirse debidamente representados?

    Hace 5 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí