1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

La California de Steinbeck existe todavía

La miseria de la inmigración que narró el autor de 'Las uvas de la ira' en los años de la Gran Depresión sigue dolorosamente presente

Irene G. Pérez Salinas, California , 4/01/2017

<p>Florence Owens amamanta a su hija Norma en Nipomo, California. Serie <em>Madre migrante, </em>1936<em>.</em></p>

Florence Owens amamanta a su hija Norma en Nipomo, California. Serie Madre migrante, 1936.

Dorothea Lange / Library of Congress

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

_____________

En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza. 

Donación libre:

_____________

Es sabido que la Historia tiende a repetirse, y no son pocos los factores de la Gran Recesión que traen reminiscencias de la Gran Depresión. Evocar esa época implica, necesariamente, evocar el sufrimiento de quienes la vivieron. Y pensar en la literatura estadounidense de aquellos miserables años treinta lleva, inevitablemente, a pensar en John Steinbeck, el autor de Las uvas de la ira, si bien su legado de aquella década va más allá de ese título.

Nacido en 1902 en Salinas, en la región de la costa central de California y una de las zonas agrícolas más productivas del país, Steinbeck conocía muy de cerca la realidad que se vivía en el campo en uno de los momentos más críticos para el país y para su Estado natal: la gran migración de agricultores del centro del territorio (Oklahoma, sobre todo, pero también Kansas y Texas) hacia la costa Oeste, principalmente California, empujados por el Dust Bowl (“cuenco de polvo”), una combinación de sequía persistente y suelo erosionado que hacía imposible conseguir que brotara vida de él.

La industria agrícola, en sus distintos ámbitos y fases, sigue siendo el principal motor económico del valle del mismo nombre

Con una población de 150.000 personas, un lunes cualquiera de finales de octubre, Salinas parece un pueblo fantasma. La industria agrícola, en sus distintos ámbitos y fases, sigue siendo el principal motor económico del valle del mismo nombre que, no en vano, sus promotores bautizaron como “la ensaladera del mundo”, por su producción de lechuga, tomates, brócoli, alcachofas (Castroville dice ser el centro mundial de la alcachofa), apio y uvas, entre otras.

Lo cierto es que, prácticamente, las razones que te pueden llevar a Salinas se reducen a dos: alguna actividad relacionada con la agricultura o John Steinbeck, ya que ahí se encuentra el Centro Nacional consagrado a su obra y figura, así como la casa familiar, que actualmente se conserva como restaurante y tienda de recuerdos. No es menos cierto, por otra parte, que a pesar de que cuesta cruzarse con un alma en la calle principal, la actitud hacia el visitante es abierta, cordial y desenfadada, como suele ser costumbre en California.

Compromiso social

En lucha incierta, publicada en 1936, fue su primera obra socialmente comprometida. El libro explica la organización de un grupo de recolectores de manzanas en California que se organizan para protestar por los sueldos y las infames condiciones laborales en una época en la que imperaba la ley de los vigilantes (grupos de vigilancia privados organizados) y en la que la huelga podía costar la vida a los trabajadores.

Esta obra —cuya adaptación cinematográfica, dirigida y protagonizada por James Franco, se presentó en la última edición del Festival de Cine de Venecia— le valió para recibir el encargo de escribir para The San Francisco News una serie de artículos sobre los campos de migrantes y sus condiciones laborales en California. Los artículos fueron recogidos en un volumen.

Si bien en castellano fue traducido como Los vagabundos de la cosecha (Libros del Asteroide, 2014), el título original es The Harvest Gypsies (los gitanos de la cosecha). Steinbeck explica en una carta a Tom Collins, el gerente de uno de los campos del Estado —prácticamente los únicos que ofrecían unas condiciones de vida dignas y no enajenantes— que le ayudó a recorrer los diferentes enclaves, que se disculpaba si ofendía a alguien por utilizar este título, según recoge Susan Shillinglaw, catedrática de Inglés en la Universidad Estatal de San José y autora de A Journey into Steinbeck’s California. “Me pareció una ironía que se obligara a gente así a vivir la vida de los gitanos”, explica el autor.

Steinbeck describía en esta serie de seis artículos las vidas de los rostros que fotografió Dorothea Lange. Aunque quizás eran otras personas, la biografía y geografía del sufrimiento eran similares: enajenación del individuo, agresividad de los vigilantes, discriminación, hostilidad, hacinamiento, condiciones sanitarias y laborales pésimas, la necesidad de moverse rápidamente para poder llegar a trabajar en todas las recolecciones posibles.

Los accidentes laborales podían significar la ruina definitiva de una familia, y hasta la muerte de algunos de sus componentes

En el mejor de los casos, narra el autor californiano, un trabajador podía lograr hasta 400 dólares al año, aunque la media se situaba en los 300 dólares y el mínimo más habitual rondaba los 150 dólares anuales. Los accidentes laborales podían significar la ruina definitiva de una familia, y hasta la muerte de algunos de sus componentes: el hambre hacía difícil la supervivencia, sobre todo para los más pequeños, y las enfermedades de distinta índole hacían el resto.

La historia de la agricultura californiana va de la mano, inevitablemente, de la historia de la migración: primero fueron los chinos —atraídos por la fiebre del oro, se quedaron a construir el ferrocarril y a trabajar el campo—, después fueron los japoneses, los mexicanos y los filipinos. Pero en los años 30, eran otros estadounidenses, granjeros y agricultores que habían perdido las tierras que trabajaban los que se vieron forzados a vender su mano de obra a precio de saldo.

Un grupo de migrantes mexicanos se dirigen hacia el Valle Imperial para cosechar cerca de Bakersfield, California, 1936.

Un grupo de migrantes mexicanos se dirigen hacia el Valle Imperial para cosechar cerca de Bakersfield, California, 1936.

La ola migratoria y la falta de trabajo en California eran un obstáculo difícil de salvar para el poder de negociación de los trabajadores. Para más inri, en algunos casos no salía a cuenta recoger la cosecha por el precio al que se iba a vender, o no había suficiente mano de obra en un lugar y momento puntual, y se perdía la cosecha. La fruta se pudría en el árbol mientras a los migrantes se les prohibía comérsela, a pesar de sus penurias.

Steinbeck diferencia en sus artículos entre los pequeños agricultores, que entienden las protestas de los migrantes y sus reivindicaciones y se posicionan hasta cierto punto con ellos, y aquellos que formaban parte de Associated Farmers, Inc., una organización de grandes terratenientes “y sus poderosos aliados empresariales”. Según Steinbeck, esta asociación se oponía también al programa federal de campos migratorios por el temor de que estos asentamientos se convirtieran en centros de organización sindical.

Además, no era extraño que las poblaciones locales rechazaran tener asentamientos de este tipo cerca. “Se odia a los migrantes porque se les considera gente ignorante, sucia, que traen enfermedades, que aumentan la necesidad de presencia policial y la factura de la escuela en la comunidad, y que si se les permite organizarse pueden, simplemente rechazando trabajar, arruinar las cosechas de la temporada”, explica Steinbeck. Nunca se les recibía en la comunidad ni en la vida comunal.

Vagabundos de facto como eran, no se les permitía sentirse en casa en las comunidades que requerían sus servicios. En el caso de los extranjeros, esto se podía solucionar, en última instancia, con deportaciones a su país de origen. No con los oakies.

Tras la publicación de estos artículos, que fueron el germen de Las uvas de la ira, llegó De ratones y hombres

Tras la publicación de estos artículos, que fueron el germen de Las uvas de la ira, llegó De ratones y hombres. “Es un libro bastante popular en los colegios e institutos [estadounidenses], que trata la amistad, el sueño americano, habla de gente trabajadora, corriente”, explica Shillinglaw, quien también dirige el National Steinbeck Center, en el hall del museo.

“Trató de empatizar con los marginados y mostrar a la gente cómo es la pobreza, cómo se siente uno al no tener un hogar. Es algo más que estar en la carretera. Es estar en el paro, separado de tu familia”, indica esta experta. “Sus libros también tratan del lugar. Puso en el mapa el valle de Salinas, su tierra. Explicó algunos de los desafíos en el valle, como el aislamiento y el sentimiento de impotencia, y los hizo universales”. “The New York Times publicaba hace unos días imágenes del desmantelamiento del campo de refugiados de Calais [Francia]; esos campos recuerdan hasta cierto punto los campos de migrantes en California que describía Steinbeck”, señala.

Por otra parte, su compromiso social no se limitaba a su tierra natal. En un panfleto titulado Los escritores se posicionan respecto a la Guerra Civil española, en la que participaron otros autores de la época, Steinbeck se expresa así: “Tu pregunta sobre si estoy a favor de Franco es bastante insultante. ¿Has visto a alguien que no actúe por la avaricia que esté a favor de Franco? No, no estoy a favor de él ni de sus moros, italianos y alemanes. Pero algunos americanos lo están".

Campo de reasentamiento de migrantes japoneses en la pista de carreras de Tanforan, San Bruno, California, 1942. 

Campo de reasentamiento de migrantes japoneses en la pista de carreras de Tanforan, San Bruno, California, 1942. 

"Algunos americanos eran partidarios de la Inglaterra de los hesianos en contra de nuestro propio ejército revolucionario. Estaban a favor de los hesianos porque les vendían cosas. Los descendientes de algunos de aquellos americanos son todavía muy ricos y sensibles en lo que respecta a la American Way y nuestras 'antiguas libertades'. Soy lo suficientemente traidor como para no creer en la libertad de un hombre o un grupo para explotar, atormentar o sacrificar a otros hombres o grupos”.

Un Nobel muy discutido

Las uvas de la ira (1939) fue un bestseller traducido a 42 lenguas con el que el autor californiano ganó muchos adeptos, un premio Pulitzer, un lugar en la Generación Perdida de Ernst Hemingway y William Faulkner. En la Unión Soviética, la edición de 1941 fue la edición de mayor tirada publicada de un autor estadounidense hasta la fecha, con una distribución de 300.000 copias, aunque Steinbeck no recibió compensación alguna porque la URSS no le reconoció los derechos de autor. John Ford la llevó a la gran pantalla en 1940 y, décadas después, en 1995, Bruce Springsteen recuperaría al protagonista de la obra en su disco The Ghost of Tom Joad.

El expresidente republicano Herbert Hoover lo tachó de subversivo peligroso

Con este título ganó también férreos críticos. El expresidente republicano Herbert Hoover lo tachó de subversivo peligroso. Bill Camp, jefe de la Associated Farmers en el condado de Kent, utilizó a uno de sus trabajadores, Clell Pruett, para quemar un ejemplar del título en público. En algunos lugares, como el propio condado de Kent (donde acaba viviendo la familia Joad), se prohibió el libro.

En 1962, Steinbeck acabaría siendo reconocido con el premio Nobel. Años más tarde, se publicaron unas cartas en las que se indicaba que el autor californiano se impuso a otros como Lawrence Durrell o Robert Graves “por ser el menos malo” en aquella edición. Sea como fuere, en su día la Academia sueca le concedió el galardón “por sus escritos realistas e imaginativos, como lo hacen combinando humor simpático y aguda percepción social”. En la época, “en un momento muy combativo, su libro de Las uvas de la ira iba sobre los poderosos y los desamparados, y tomó partido”, explica Shillinglaw.

“Los ánimos estaban muy exaltados y las críticas vinieron fundamentalmente de los intereses de los poderosos en el Estado, pero este libro también recibió objeciones por el lenguaje, que se consideraba sucio porque utilizaba muchos tacos y captó el dialecto que utilizaban los migrantes. Los de Oklahoma pensaron que Steinbeck les hacía parecer analfabetos, mientras que los californianos se quejaban de que les hacía parecer antipáticos”, señala.

Monterey

Más allá de Salinas, donde se ambienta su otra obra maestra, Al este del Edén, otro lugar indiscutible de peregrinaje para los lectores de Steinbeck es Monterey, a 18 millas de Salinas y 120 millas al sur de San Francisco.

En esta ciudad costera --que conserva el único presidio establecido en la etapa de dominación española que sigue funcionando en la actualidad como base militar— la familia Steinbeck tenía una casa en la que se instaló John con su primera mujer, Carol Henning. Aquí están ambientadas Tortilla Flat (1935), el primer éxito editorial del autor, y Cannery Row (1945), en la que describe el estilo de vida de distintos habitantes del lugar. Junto a esta localidad se extiende la carretera de las 17 millas, en la que, por 10 dólares, se puede entrar con el coche y disfrutar de las vistas de Pebble Beach, para luego visitar Carmel-by-the-Sea (o, simplemente, Carmel), y Point Lobos, donde se prolonga la narrativa steinbeckiana.

En el caso de Cannery Row, si la realidad no supera la ficción, como mínimo trata de igualarla. El libro de Steinbeck habla de una calle en la que se concentraban las fábricas de conservas de sardinas y la vida de los personajes del entorno fuera de las horas de trabajo. De hecho, del trabajo en estas instalaciones no se habla prácticamente.

Tras el éxito del libro, decidieron cambiarlo a Cannery Row y adaptarla a la ficción de Steinbeck

La calle en cuestión originalmente se llamaba Ocean View pero, tras el éxito del libro, decidieron cambiarlo a Cannery Row y adaptarla a la ficción de Steinbeck. Por ejemplo, el edificio Bear Flag, que en el libro es un burdel, no existía como tal en la realidad, ni ninguno que se llamara así, pero en la actualidad hay un edificio con ese nombre, aunque a diferencia del Bear Flag steinbeckiano, acoge varias tiendas de recuerdos. Como todo Cannery Row, en realidad, donde se conservan los edificios que antes albergaban las fábricas de conservas, pero hasta ahí la historia.

En 1984, el lugar de la Hovden Cannery, una de las primeras conserveras en abrir y la última en cerrar, en 1973, lo ocupó un acuario que cada año atrae a unos dos millones de visitantes. Y para ellos se dispone una Cannery Row repleta de tiendas de recuerdos, de camisetas, restaurantes y hasta algún que otro Starbucks. Algo alejada del bullicio de esta calle, la casa museo de dos pisos del French Hotel, recuerda que otro autor, Robert Louis Stevenson, también vivió ahí. 

_____________

En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza. 

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Ricardo Lagos.

    Gracias por el aporte.

    Hace 7 años 2 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí