1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Estados Unidos

Ensayo para una nueva izquierda

La revista socialista 'Jacobin' propone crear una formación alternativa a los demócratas, que recoja lo sembrado por Bernie Sanders en las primarias

Álvaro Guzmán Bastida Nueva York , 4/01/2017

<p>Manifestación de protesta contra Trump en Nueva York el pasado 12 de noviembre.</p>

Manifestación de protesta contra Trump en Nueva York el pasado 12 de noviembre.

mathiaswasik

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

____________

En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza. 

Donación libre:

 

____________

La velada arrancó con una confesión: tanto los organizadores como el conferenciante llevaban meses planeándola desde la presuposición de que Hillary Clinton sería presidenta. Craso error. Y, sin embargo, flotaba en el ambiente la sensación de que la gran mayoría de los cientos de asistentes a la presentación del vigésimo tercer número de la revista Jacobin, a finales de noviembre, estaban allí precisamente por el fracaso de la hipótesis del triunfo de Clinton. La sala, cedida por May Day Space, un centro social y cultural de Brooklyn inspirado entre otros en el madrileño Patio Maravillas, estaba a rebosar.

El éxito de la convocatoria no fue un fenómeno aislado. (La noche anterior, la cola para entrar en un gélido loft del Lower East Side de Manhattan era tal que pareciera que los congregados fuesen a asistir a un concierto de los Rolling en lugar de a un debate entre el filósofo marxista francés Alain Badiou y el ensayista británico Nick Srnicek). La ciudad estaba ansiosa de respuestas, y miraba a la izquierda para encontrarlas. Actos como el de Badiou o el lanzamiento del número de Jacobin proliferaban tras la inesperada victoria de Trump, con cariz de ejercicios de contrición colectiva. Se sucedían las marchas de protesta. En el sur de Manhattan, se desempolvaban los espacios de reunión clandestinos en los que un lustro antes se había gestado Occupy Wall Street, dedicado ahora a planificar la estrategia de las movilizaciones sociales venideras. El Nueva York que vio nacer a Trump, y que votó abrumadoramente en su contra, era en las semanas posteriores a su elección un hervidero de actos de resistencia de toda índole contra el presidente electo. Sus organizadores, veteranos de la lucha social, se veían desbordados por la afluencia de gente, y por su perfil variopinto, a menudo poco familiar con la política más allá del duopolio demócrata-republicano.

Precisamente de eso trataba la charla del joven historiador Seth Ackerman: de impulsar la creación de un partido a la izquierda de los demócratas, con aspiraciones reales de poder y vocación de disputárselo a las formaciones tradicionales. Ackerman, autor de Proyecto para un Nuevo Partido, el texto estrella del nuevo número de la revista, expuso su tesis a un público aún noqueado por la victoria de Trump.

 

A rebufo de Sanders 

Es difícil imaginar semejante rearme sin tener en cuenta el insospechado éxito de la campaña de Bernie Sanders en las primarias demócratas. La derrota de Sanders, a quien las élites demócratas cerraron el camino, dejó a buena parte de la izquierda estadounidense sumida en una crisis existencial: “Creímos que Clinton ganaría, que volveríamos a la política de siempre”, señaló Ackerman. “Una vez más, nos preguntábamos, ¿qué hacer?’”. De ese sentir surgió el ensayo de Ackerman que vertebra el número de Jacobin, centrado en la posibilidad de crear un nuevo partido de izquierda. Pero la victoria de Trump había supuesto un enorme traspié. “Es un gran paso atrás”, apuntó Ackerman, “no sólo porque vamos a enfrentarnos a un clima político y unas medidas mucho más decididamente reaccionarias, sino también por el efecto que esto va a tener necesariamente en la izquierda, que pasa a la defensiva”.

Según Theodore J. Lowi, el sistema bipartidista lleva en muerte cerebral largo tiempo y se le mantiene vivo de manera artificial, mediante las leyes electorales estatales y subsidios

Así, forzado por el sombrío presente, planteaba el joven historiador una de las cuestiones clave de su proyecto de futuro. Se trata, en realidad, de una cuestión perenne y que no conoce fronteras: ¿Debe la izquierda presentar candidatos propios a las elecciones, a riesgo de dividir el voto progresista y entregar el poder a la derecha, alienando por el camino a su propia base? ¿O es preferible que no lo haga, y opte por apoyar a los candidatos más progresistas de los partidos establecidos? Su respuesta, algo obtusa en apariencia, tiene bastante de hábil: consiste en cambiar de pregunta. O al menos rebajarla de rango. “Es un dilema irresoluble”, apuntó, una suerte de “trampa”, que se reproduce cada cuatro años, utilizando los límites del sistema bipartidista para acorralar a quienes tratan de superarlo, acusados a menudo de spoilers o aguafiestas.

A un lado de la balanza delineada por Ackerman quedan, pues, los partidos pequeños, como el Verde, que no tienen especial vocación de dejar de serlo y prefieren mantenerse en el papel testimonial de presentarse para denunciar injusticias; y, por otro, partidos con estructura y programa definidos, pero que no plantean oposición a los demócratas en las elecciones por miedo a entregarle el poder a los republicanos, como el U.S. Labor Party, fundado en los setenta, o el más reciente Working Families Party. Ambos extremos –-la vía electoral nacional sin mayor estructura de partido y el partido que no aspira al poder— son, para Ackerman, insuficientes.

Lo fundamental para el ensayista de Jacobin es formar un partido propio, con un programa y estructura definidos y clara vocación de poder. Solo después tocará decidir, en función de la correlación de fuerzas y las barreras legales o económicas en cada caso, si se presentan o no candidatos del partido a las elecciones, y si estos se postulan como independientes o como miembros del partido. “Eso han sido los partidos desde los orígenes de la política de masas”, señaló Ackerman. “Asociaciones con un propósito, al margen de formalismos. Su institucionalización es muy reciente”. 

‘El partido que queremos’ 

Desde que vio la luz hace un lustro como un proyecto de jóvenes socialistas desencantados con el sistema y en busca de un altavoz para sus ideas, Jacobin ha ido ganando terreno como referencia en el debate y la proposición de políticas de izquierda en EE.UU. Hoy la revista cuenta con casi 350.000 seguidores en redes sociales, 25.000 suscriptores en papel y cientos de grupos de lectura repartidos por toda la geografía de EE.UU. Su editor, el veinteañero Bhaskar Sunkara, ha sido objeto de un perfil en el New York Times y ha pronunciado conferencias en las universidades más prestigiosas del país. Y, sin embargo, Sunkara recibió la puesta en circulación del vigésimo tercer número, El partido que necesitamos, con nervios de principiante: “Es lo más importante que hemos hecho hasta ahora”, murmuraba mientras servía cervezas junto a otros pesos pesados de la revista –conviene cuidar las formas—en el extremo opuesto al atril de la alargada sala en la que Ackerman presentaba su trabajo.

El número cuenta con estilizados gráficos, radiantes ilustraciones y lustrosos desplegables. Lo abre, a todo color, una cita de filósofo checo Karl Kautsky, quien en 1902 auguraba un futuro triste a la América del desarrollo capitalista si el país no terminaba de engendrar asimismo un movimiento socialista.

La revista cuenta con casi 350.000 seguidores en redes sociales, 25.000 suscriptores en papel y cientos de grupos de lectura repartidos por todo EE.UU.

El número se divide en tres bloques principales: El partido que perdimos, que detalla la historia de la izquierda en América, incluidas sus facciones socialista, trotskista y comunista, desde la fundación del Workingmen’s Party, en 1876, hasta el presente, con especial hincapié en el ascenso y declive del Partido Socialista de América. El segundo bloque, El partido que queremos, lo abre el ensayo de Ackerman, y lo culmina una réplica que le reprocha no hacer suficiente hincapié en las dificultades para el afianzamiento de un partido como el que propone dada la debilidad histórica de la izquierda en EE.UU. Por último, El partido que necesitamos traza las líneas maestras de un hipotético programa, basado en propuestas sobre vivienda, empleo, educación, finanzas, medioambiente y sanidad, a cada una de las cuales se dedica un amplio artículo. El broche lo pone, al más puro estilo Jacobin, la contraportada, copada por una cita del histórico líder del Partido Socialista de América, y cinco veces candidato presidencial en el siglo XIX, Eugene V. Debs: “Votar por el socialismo no es socialismo, igual que un menú no es una comida”. 

Barreras de entrada 

Ackerman centró gran parte de su charla, como hace con su artículo, en las dificultades técnicas para la constitución de un partido que compita en igualdad de condiciones con los dos grandes. El sistema legal que gobierna los partidos en EE.UU., resaltó, se desarrolló entre 1890 y 1920, precisamente para cerrar el paso a los partidos socialistas y comunistas que emergían por todo el país, en paralelo a sus homólogos europeos. Estado a estado se apretaron los plazos y aumentaron los requisitos para la inscripción de nuevos partidos en elecciones de toda índole, al tiempo que se institucionalizaban los partidos Demócrata y Republicano, que dejaban de ser entidades de participación voluntaria regidas por el derecho a la libre asociación para convertirse, de facto, en extensiones del Estado. “Los EE.UU. son la única democracia en la que dos partidos políticos forman parte del Estado: demócratas y republicanos figuran en el código electoral”, señaló Ackerman, que apostilló que los procedimientos administrativos que gobiernan los partidos son determinados por los parlamentos estatales, a su vez formados casi exclusivamente por diputados demócratas o republicanos.

Para ilustrar tal represión de la disidencia, Ackerman cita al prestigioso politólogo Theodore J. Lowi, que ha escrito que “uno de los secretos mejor guardados de la política estadounidense es que el sistema bipartidista lleva en muerte cerebral largo tiempo y se le mantiene vivo de manera artificial, mediante las leyes electorales estatales, que protegen a los partidos establecidos de sus rivales, y a través de subsidios y la ‘reforma’ del sistema de financiación de partidos. El sistema bipartidista se desmoronaría al instante si se le desenchufasen los tubos y se desconectase su respiración asistida”. 

Guerra de guerrillas electoral 

Dado el difícil panorama, Ackerman plantea que la izquierda estadounidense cambie de espejo en el que mirarse. Así, propone trascender el modelo del Partido Laborista británico, que desplazó a los liberales a partir de su fundación en 1900 o el Nuevo Partido Demócrata canadiense en los sesenta. “Nuestra situación se parece más a la que enfrenta la oposición en regímenes autoritarios blandos, como Rusia o Singapur”, señaló. “En lugar de otro ataque frontal suicida, deberemos preparar pues el equivalente electoral a una insurgencia de guerrillas”. 

En suma, Ackerman propone dar un paso atrás para no caer en la trampa de la disyuntiva entre presentarse a las elecciones presidenciales como tercer partido u operar dentro de la estructura del Partido Demócrata. “Esa eterna cuestión se basa en una premisa falsa”, indicó: “La ilusión de que tener el nombre de tu partido en la papeleta es la esencia de un partido político. Y no lo es, en absoluto. Este partido debe ser democrático y controlado por sus afiliados. Debe ser independiente –determinar su propio programa--. Debe ser capaz de competir en elecciones realmente, luchar por el poder. Y sus candidatos deben ser miembros del partido, responder al resto de afiliados y comprometerse a respetar el programa.

Ackerman propone no caer en la disyuntiva entre presentarse a las elecciones como tercer partido u operar dentro del Partido Demócrata

Lo que define a un partido “genuinamente democrático” es, según Ackerman, la conexión profunda entre sus afiliados, el programa que les guía y sus líderes. “Los miembros del partido son su poder soberano, que se aglutina en torno a un interés o principio compartido. Mediante deliberación, los militantes eligen un programa para defender sus intereses. El partido educa al público sobre el programa, que le sirve como guía de actuación. Finalmente, los miembros eligen a un grupo de liderazgo, que incluye candidatos electorales, que responden ante los miembros y deben respetar el programa”. Parece muy sencillo, señala Ackerman, pero “lo curioso es que el Partido Demócrata no tiene ninguna de esas características”, sino que sus líderes electos o en búsqueda de la elección no responden a nadie más que a sus donantes y, en teoría, al electorado cada cuatro años. El partido, su programa y sus militantes no figuran en la ecuación, por lo que resulta casi imposible conseguir cambios significativos ‘desde dentro’ de dicho partido. 

Líneas maestras 

Situaba así dos principios fundamentales para el nuevo partido: la primacía de la democracia interna y el carácter secundario de las cuestiones institucionales y de estrategia electoral. Cabe preguntar, entonces, ¿por qué presentarse a las elecciones, si estas no son la prioridad inmediata y suponen enormes sacrificios en tiempo, esfuerzo? La tesis de Ackerman al respecto es bien simple: la mayoría de ciudadanos no siente la necesidad de tomarse en serio a un partido salvo que este se plantee como objetivo la toma del poder. “No importa lo buenas que sean tus ideas, nadie tiene por qué escucharlas si no estás compitiendo por el poder”.

Ackerman deja la puerta abierta a que la izquierda se presente –como hizo Sanders— a las primarias de grandes partidos, o bien presente candidatos independientes no adscritos a ningún partido o, llegado el momento y cuando tenga la entidad suficiente, se presente bajo su propia ‘marca’ para competir con los demócratas. En cualquier caso, el color de la papeleta es secundario.

Sobre la dificultad de financiar las campañas millonarias en EE.UU., Ackerman señala, de nuevo, al ‘modelo Sanders’, basado en cientos de miles de pequeños donativos, además de a las posibilidades abiertas por la poco conocida sentencia del caso Carey, en 2011, que permitiría a la nueva organización inscribirse bajo un régimen legal favorable, y así aceptar donativos ilimitados y hacer campaña a favor de los candidatos que estime oportuno. 

La clase como eje vertebrador… ¿y punto flaco? 

Además de la democracia interna y el control político de la militancia, el nuevo partido propuesto en las páginas de Jacobin tiene otro rasgo diferenciador: quiere ser, sin tapujos, un partido ‘de clase’, con una base obrera y sindical. “Hasta ahora, los demócratas y los republicanos toman la clase trabajadora y se la ‘reparten’”, explicó Ackerman, haciendo referencia a los bloques demográficos –-negros y latinos por un lado, blancos por otro, mujeres por aquí, hombres por allá— que definen el análisis y la práctica política estadounidense desde tiempo inmemorial. ´

“Dicen: ‘Tú te quedas con esos, y nosotros con aquellos, y tú movilizas a tu parte de la clase trabajadora con dinero de tus donantes y nosotros de los nuestros’. Es muy ingenioso: como la política ha sido así siempre para la inmensa mayoría de la gente, incluida la clase trabajadora, caiga del lado que caiga, es algo muy seductor, que parece normal. Parece que eso es la política”. De nuevo, Ackerman ve abrirse un espacio en la estela de lo logrado por Bernie Sanders, de quien destaca que logró un gran apoyo con un mensaje de antagonismo de clase, dirigiéndose igual a los feligreses de las iglesias negras del Sur que a los granjeros blancos de Iowa. “Necesitamos una alternativa en esa línea, una formación política que pelee por los intereses de la clase trabajadora, más allá del ‘lado’ de la balanza en el que caigan, como ha hecho Bernie con cierto éxito. Hay que multiplicar ese esfuerzo, proyectarlo más allá de las campañas, de manera continuada y con partido propio: eso puede lograr un gran impacto”.

El nuevo partido propuesto en las páginas de Jacobin tiene otro rasgo diferenciador: quiere ser, sin tapujos, un partido ‘de clase’, con una base obrera y sindical

Como la proclama de los insurrectos de la Junta Tuitiva en la Paz, en 1809, la propuesta de Jacobin es un formidable ejercicio de audacia política en la antesala del Gobierno Trump. Busca seguir la senda abierta por Sanders: “Su campaña ha reavivado la esperanza de que una política electoral seria a la izquierda del Partido Demócrata es posible”, señaló. Este momento político nos ofrece la oportunidad de ocupar espacios vacíos, de proponer nuevas estrategias políticas para un partido de izquierdas, independiente, arraigado en la clase trabajadora”.

Este último punto, fundamental en el ADN de Jacobin, parece el eslabón más débil de la cadena. No corren buenos tiempos para la identidad política ‘de clase’, ni resulta fácil imaginar cómo rearticularla en plena era del trabajo precarizado, la robotización y la debilidad secular de los sindicatos. Incluso con estas limitaciones, Ackerman defiende que “en la izquierda, solo los sindicatos tienen el tamaño, las experiencia, los recursos y el contacto con millones de trabajadores que hace falta para organizar un proyecto a escala nacional y de carácter permanente, como el que propongo”. 

El cielo como límite 

En el coloquio posterior a la charla, mientras el editor Sunkara seguía ofreciendo a los asistentes vino peleón y cerveza hipster, se sucedieron las preguntas en una línea: ¿por qué poner el énfasis en la clase y no en otro tipo de identidad o afinidad política? En un momento de candidez, quizá desinhibido por la cerveza que no había dejado de beber desde el principio de la charla, Ackerman apuntó una clave: “Mira, la derecha tiene multimillonarios que defienden sus intereses y tienen el poder”, dijo en respuesta airada a la enésima pregunta sobre el tema: “Para que el partido de izquierda que propongo logre sus objetivos, sus miembros tienen que estar unidos por algo más que ideales comunes”, señaló. “En esta sala, probablemente tenemos más ideas políticas en común que en cualquier grupo en el que estuviéramos antes de venir aquí o al que nos dirijamos después de este acto. Pero por mucho que se compartan ideas, si no se tienen intereses compartidos, cosas que realmente estén en juego, no existe el compromiso necesario. El tipo de discusiones en las que se ve inmersa la izquierda sobre todos los matices de la política, y por las que se ve a organizaciones de izquierda quebrarse o disolverse, todo eso se deja de lado cuando la gente tiene cosas importantes de sus vidas en juego, más allá de sus ideales políticos. Si no tienes eso, si solo tienes un grupo de gente que se reúne por ideas comunes, es una receta para el desastre”.

Comedido durante toda su exposición, Ackerman guardó la dinamita para el final: “Pretendemos ser el partido de la clase trabajadora. Y de ahí en adelante, “The sky is the limit (el cielo es el límite)”.

Jacobin mueve ficha. Lo hace en el momento decisivo del descalabro demócrata y el amanecer del trumpismo, sin rehuir la etiqueta de izquierdas, ni la vocación de hacer política de clase. ¿Recogerá alguien el guante?

____________

En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza. 

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Álvaro Guzmán Bastida

Nacido en Pamplona en plenos Sanfermines, ha vivido en Barcelona, Londres, Misuri, Carolina del Norte, Macondo, Buenos Aires y, ahora, Nueva York. Dicen que estudió dos másteres, de Periodismo y Política, en Columbia, que trabajó en Al Jazeera, y que tiene los pies planos. Escribe sobre política, economía, cultura y movimientos sociales, pero en realidad, solo le importa el resultado de Osasuna el domingo.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. jose

    ¿Otra más y proveniente de EEUU? ¿Aún no han terminado de arreglar países socialistas arruinándolos?

    Hace 5 años 1 mes

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí