1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

La RBU, para la libertad y por el decrecimiento

La implantación de la RBU podría revertir el rigor de la cadena de necesidad y servidumbre en que ha venido a dar nuestra sociedad de Trabajo y Consumo

Félix Talego Vázquez 15/03/2017

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente. Puedes ayudarnos aquí

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

1) La RBU, por la justicia, la equidad y el decrecimiento

Quienes defendemos la implantación de una Renta Básica Universal somos minoría aún, pero con abundancia de razones para convencer a quien preste oídos de que es un instrumento político eficaz en pro de la justicia como equidad, y que ayude a emprender políticas superadoras del crecentismo. Desde luego, la Renta Básica Universal (RBU) obedece a principios bien diferentes a los que sirven de inspiración de todas las rentas garantizadas, rentas mínimas, subsidios y ayudas implantadas desde hace muchas décadas. Estas son diseñadas y sostenidas para mantener la sumisión de la gente al Trabajo, lo que se viene utilizando a su vez de pretexto para legitimar políticas crecentistas (real o supuestamente creadoras de “puestos de trabajo”). Sin embargo, la RBU ha sido concebida para escapar al yugo del Trabajo, por lo que puede facilitar políticas no crecentistas y de reparto del trabajo socialmente necesario.

La implantación de la RBU no significará pues un paso más en la dirección política a que apuntan los subsidios y rentas vigentes. Eso piensan –o simulan pensar-- quienes temen su alto potencial impugnador, pues vienen arguyendo que la RBU comportaría un plus en la dirección que ya garantizan las rentas condicionadas y subsidios: incluir a más beneficiarios y más desembolso de dinero público; y que, aunque es atractiva por lo primero, es irrealizable por lo segundo. Simplemente no es así.

En realidad, la RBU implica un cambio de rumbo político fundamental, el que supone afirmar que la justicia --entendida como equidad-- y la autonomía --entendida como dependencia mutua y como no sometimiento a otr@s-- son los valores primeros conforme a los que debe organizarse una sociedad; y que estos son valores superiores a los del incremento de la construcción y elaboración de cosas (“producción”), lo que se entiende como “crecimiento” o “desarrollo de las fuerzas productivas”. Es decir, sostenemos que una sociedad mejor no es la que produce más (“productivismo” o “crecentismo”) sino la que es más justa, ampara contra la sumisión y favorece las condiciones para la reducción del metabolismo industrial y el desaforado extractivismo actuales.

La RBU implica un cambio de rumbo político fundamental, el que supone afirmar que la justicia y la autonomía son los valores primeros conforme a los que debe organizarse una sociedad

Porque la mayor riqueza es el respeto y la dignidad que nos debemos y que hemos de afianzar mutuamente, desde la autonomía, dotándonos de los instrumentos políticos y jurídicos para ello. Porque la riqueza, cuando consiste en acumular cosas y en capacidad de disposición sobre personas, es irrespetuosa, no porque esté mal repartida, que también, sino porque puede estorbar la auténtica libertad. Por lo mismo, tampoco la pobreza es solo carencia de cosas, o que esto sea lo más grave, sino la servidumbre a que aboca en las condiciones actuales. La frugalidad, sencillez de costumbres y minimización de la huella ecológica son loables ideales de vida que la RBU puede facilitar, al proteger a las personas de la servidumbre.

Todas las rentas condicionadas, subsidios y ayudas actualmente en vigor deberían ser reemplazadas por la RBU, porque todas ellas comulgan con la concepción hegemónica crecentista de que el primer valor a garantizar es el incremento de magnitudes medibles. El crecentismo parte de la creencia de que de menos puede obtenerse más, y a cambio de nada, y que más es siempre mejor (más energía, más productos y adminículos industriales, “puestos de trabajo”, etc.); y que tal incremento cuantitativo lo proporciona el “trabajo”, pues se lo define justamente como aquello que “crea riqueza o capital”.

Es perfectamente coherente con esta vieja creencia del Trabajo como vía al Crecimiento que las rentas condicionadas y subsidios realmente existentes se diseñen para garantizar el sometimiento de la ciudadanía a la imperiosa necesidad de trabajar. En definitiva, todas estas medidas palían por un lado la necesidad material severa (de aquella porción de la ciudadanía que supera las “oposiciones a pobre” que son en realidad los vigentes subsidios y ayudas) y refuerzan por el otro la necesidad de trabajar, la supeditación total al trabajo (de toda la ciudadanía). Huelga decir que la supeditación universal al Trabajo supone en la práctica el sometimiento y servidumbre a quienes lo ofrecen: si no jurídicamente, sí efectivamente, la persona empleada es sierva de la empleadora, ya que la disyuntiva es la precariedad, la carencia, el estigma y la condición pedigüeña, en la esquina o en la “ventanilla del paro”.

Además, el crecentismo hegemónico no discrimina entre el conjunto de actividades que tal ideología dominante tiene definidas como “trabajo”, considerando igual, por ejemplo, la elaboración de tanques, bólidos, chupetes, vacunas, pupitres, mantas, arroz u hoteles. Y presupone que todo eso contribuye sumatoriamente al pretendido proceso global de “creación de riqueza” o “desarrollo de las fuerzas productivas”.

La supeditación universal al Trabajo supone en la práctica el sometimiento y servidumbre a quienes lo ofrecen

Con los subsidios y rentas condicionales, un ejército de personas desposeídas es mantenido en necesidad estructural, incluso agónica, de prepararse para trabajar, trabajar efectivamente, buscar trabajo o demostrar que no puede trabajar (incapacitad@s). Cualquier persona que se halle en otra situación es estigmatizada por el crecentismo trabajocéntrico.

Por tanto, muchas personas que defendemos la RBU lo hacemos con estos objetivos: A) romper el sometimiento al Trabajo, que garantizan actualmente arreglos institucionales como las rentas condicionadas; B) cuestionar el mismo concepto de “trabajo”, pieza fundamental del “sistema económico”, la ideología crecentista hegemónica; C) reorganizar las instituciones sociales de manera que nos dotemos mutuamente de autonomía y D) finalmente, emponderarnos políticamente y decidir deliberativamente cuáles de las actividades que ahora llaman “trabajo” merecen ser hechas, cuáles no, y en qué orden de importancia.

Paradójicamente, un requisito previo para lograr este nuevo rumbo político es garantizar que toda persona pueda decir no a los mercaderes de empleos sin que recaiga sobre ella el castigo de la indigencia, la exclusión y el estigma. Protegiéndola con la RBU nos protegemos tod@s y amparamos nuestra mutua libertad, valor primero y fundamental, hoy conculcado bajo el yugo del “Trabajo” y el supuesto “Crecimiento” o “Desarrollo de las Fuerzas Productivas”.

2) La RBU, las necesidades y el consumo

La necesidad severa y urgente de las personas carentes de los bienes considerados básicos en nuestro mundo despierta la compasión e indigna a toda persona sensible. Porque coloca a tales personas, nuestros iguales, en la indigencia, al borde de la servidumbre. Sus carencias son evidentes y notorias, a la vista de tod@s: falta de alimento, de abrigo, de techo, etc. Hoy están a merced de la beneficencia, pública o privada, y la caridad graciable. Pero nuestras sociedades están plagadas de otros muchos mecanismos que conducen a otras tantas formas de necesidad, en modos y grados tan claudicantes como los de la pobreza material “típica”. Si bien, dada la educación establecida, estas otras formas no típicas de necesidad son más difíciles de reconocer, aunque atenazan a la mayoría de complacidos consumidores. Por eso pueden llevar a muchas personas a grados superiores de alienación, hasta la servidumbre abyecta.

La promoción del consumo sin distinciones ni límites ampara estas situaciones claudicantes y la considera incluso deseables en aras del crecimiento

La promoción del consumo sin distinciones ni límites, que es legitimado precisamente en la supuesta necesidad de “crecimiento y creación de puestos de trabajo” (“consumismo”, correlato del “productivismo”), ampara estas situaciones claudicantes y las considera incluso deseables, “en aras del Crecimiento”. Las personas así encadenadas a la necesidad y la servidumbre (indigencia al cabo) justifican su mansedumbre y renuncian al propio criterio por dos vías complementarias: en parte con el señuelo del siguiente atracón de consumo (da igual que de sofisticada cacharrería industrial, viajes más largos y “divertidos” para escapar en vacaciones del yugo que espera el resto del año; un bólido más potente…); en parte con el miedo a caer por el precipicio de la otra necesidad, hasta el fondo de la pobreza estigmatizada o “típica” que todo el mundo reconoce.

La implantación de la Renta Básica Universal podría revertir --máxime si se fortalecen los servicios públicos actuales, se acompañan de otra política educativa y se arbitran límites a la salvaje publicidad actual-- el rigor de la cadena de necesidad y servidumbre en que ha venido a dar nuestra sociedad de Trabajo y Consumo. Con tal medida nos ofreceríamos mutuamente un amparo contra la indigencia material o pobreza que hemos llamado típica y fácilmente apreciable. En sí mismo ya esto supone un avance notable en justicia. Pero además, al erradicarla, derribaríamos ese espantajo que tal tipo de pobreza representa para las personas integradas en el sistema de trabajo-consumo, aligerando sus miedos. La implantación de la RBU fortalecería la respetabilidad de la gente sencilla y de vida frugal, que sería ya autónoma y a salvo de la servidumbre y el clientelismo.

Y todo ello sin impedir el auténtico emprendimiento, el que nace de la genuina vocación para acometer empresas en las que probarse a sí mismo, ganar o perder. Porque la RBU fortalece el apoyo mutuo sin asfixiar la individualidad y la diversidad, como sí lo hacía la vieja fórmula de la colectivización comunista.

3) La libertad de trabajar y su protección pública

La libertad es el bien más importante y es obvio que no se reduce a la libertad de trabajar, que es solo una de sus manifestaciones. Pero en esta, como en todas, el ejercicio efectivo de la libertad exige de los poderes públicos proteger y garantizar que la ciudadanía tenga la posibilidad cierta, materializable, de ejercer su derecho a trabajar tanto como a no ejercerlo. Solo cuando las instituciones públicas proveen efectivamente los medios para hacer factible tanto practicar como no practicar un derecho (trabajar-no trabajar, casarse-no casarse, viajar-no viajar, estudiar-no estudiar, tener vivienda-no tenerla, etc) queda preservado el primer derecho, la libertad.

 Queremos que la libertad de trabajar sustituya a la actual compulsión institucionalizada al trabajo

Nuestro compromiso con la RBU es un compromiso con la libertad de trabajar. Y al mismo compromiso responde nuestra oposición a las rentas condicionadas y subsidios, puesto que no protegen el derecho al trabajo y la libertad de trabajar, sino que son parte importante de políticas que coaccionan a trabajar, reafirmando la condición de nuestra sociedad como una “sociedad de trabajo”. Queremos que la libertad de trabajar sustituya a la actual compulsión institucionalizada al trabajo. Y queremos que se entienda bien que el apoyo y protección pública para dotar a todas las personas de un ingreso incondicionado no solo ampara a quienes hoy no trabajan o no quieren trabajar, sino que nos ampara a tod@s, fortalece nuestra libertad y la equidad. Debemos comenzar a denunciar las enormes cantidades de dinero público que se destinan a algunas “inversiones” que se justifican en la pretensión de que “crearán riqueza” y exigir que se destine lo suficiente para protegernos mutuamente en nuestra libertad, para trabajar y para todo lo demás.

Por eso, para la libertad y el respeto mutuo, quienes defendemos la implantación de la RBU pedimos que la elaboración de artilugios industriales y su acumulación –lo que se hace pasar por riqueza-- tiene que dejar de ser un fin en sí mismo, recuperar su medida, su oportuno límite, el que basta al bien vivir..

Es un hecho que la mayoría de la ciudadanía aprueba que con el dinero de tod@s se provean derechos como la educación (escuelas), la sanidad (hospitales), la movilidad (carreteras, vías férreas, aeropuertos, puertos), la seguridad personal, de bienes y de fronteras (policía y ejército). O que, si acaso, se discuta –con total legitimidad-- si debe destinarse más a este derecho o aquel, pero sin cuestionar que, sea en la proporción que sea, salga de las arcas públicas, del dinero de tod@s. ¿Por qué entonces tanta gente cuestiona que con el dinero de tod@s se proteja la libertad pública que viene a atender la RBU? ¿No es acaso de la mayor importancia que tod@s podamos decir no, o sí, sin quedar inermes o a merced de la beneficencia? ¿Tanto atenaza el miedo a la libertad al que se refirió Erich Fromm que solo la toleramos en los pocos héroes o heroínas?

-------------------------- 

Félix Talego Vázquez es profesor de Antropología Política en la Universidad de Sevilla.

CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente.

Autor >

Félix Talego Vázquez

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. ROSA ROSA

    COMO SE HARIA EFECTIVA ESTA IDEA ?

    Hace 7 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí