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Un testimonio en su contra (I)

Propuestas de Varoufakis que conducían al fracaso

En ‘Adults in the Room’, el exministro de Finanzas griego narra cómo logró convencer a Alexis Tsipras de que asumiera sus recetas para salir de la crisis. Unas propuestas, según Toussaint, irrealizables y alejadas de la izquierda

Éric Toussaint 4/10/2017

<p>Tsipras, Merkel y Varoufakis. </p>

Tsipras, Merkel y Varoufakis. 

Luis Grañena

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En su último libro, Adults in the Room, Yanis Varoufakis expone su versión de las razones que condujeron a la vergonzosa capitulación del Gobierno de Tsipras en julio de 2015. Varoufakis analiza, en particular, el período de 2009 a 2015, al mismo tiempo que hace incursiones en épocas más lejanas.

Con este libro voluminoso (550 páginas en su versión original en inglés), Yanis Varoufakis demuestra ser un gran narrador. Por momentos logra emocionar al lector. Su estilo directo permite seguir de manera viva el curso de los acontecimientos.

Este primer artículo comenta los cuatro primeros capítulos del libro, de un total de diecisiete, y concierne a las propuestas que hizo Varoufakis antes de participar en el Gobierno en enero de 2015.

A partir de la demostración hecha por el propio autor, se puede deducir claramente que su comportamiento y la orientación política y económica que defendió llevaron al desastre. Efectivamente, Yanis Varoufakis reivindica de forma muy clara su papel protagónico en la elaboración de la estrategia adoptada, antes de la victoria electoral de enero de 2015, por un grupo de dirigentes de Syriza y, en particular, Alexis Tsipras, Yanis Dragasakis y Nikos Pappas.

Varoufakis no se confiesa culpable: está convencido de que si Tsipras hubiera realmente aplicado la orientación económica que él había propuesto --y que Tsipras finalmente aceptó a fines de 2014-- no se habría llegado a la derrota del pueblo griego.

Pero, al contrario de la convicción de Varoufakis, una lectura atenta de su libro nos lleva a la conclusión de que el propio autor contribuyó a la derrota.

Varoufakis explica cómo progresivamente convenció a Tsipras, Pappas y Dragasakis de no respetar la orientación de política económica adoptada por Syriza en 2012, y luego en 2014. Explica que elaboró con ellos una nueva, que no fue discutida en Syriza, y que era diferente a la presentada por el partido durante la campaña electoral de enero de 2015. Esta política económica conducía en el mejor de los casos al fracaso, y en el peor a la capitulación.

La orientación de política económica defendida por Varoufakis

Varoufakis resume el contenido del acuerdo al que llegó con Alexis Tsipras, Dragasakis y Pappas en noviembre de 2014, durante una reunión mantenida en la vivienda de Tsipras. Esa reunión había sido organizada por el trío Tsipras-Pappas-Dragasakis con el fin de convencer a Varoufakis de que aceptara ser el ministro de Finanzas en el futuro Gobierno de Syriza. “Es en ese momento cuando Alexis me hizo el ofrecimiento, tranquilamente y bajo la mirada vigilante de Dragasakis: “Si ganamos, y no hay ninguna duda de que ganaremos, quiero que seas el ministro de Finanzas[1]”.

Varoufakis no se confiesa culpable: está convencido de que si Tsipras hubiera realmente aplicado la orientación económica que él había propuesto --y que Tsipras finalmente aceptó a fines de 2014-- no se habría llegado a la derrota del pueblo griego

Varoufakis resume las seis medidas prioritarias que propuso a Tsipras, Dragasakis y Pappas y que ellos aceptaron. Esas medidas implicaban permanecer en la zona euro.

Varoufakis escribe: “Pensé que estaba bien recapitular nuestros objetivos comunes:

- Primero: la reestructuración de la deuda.

- Segundo: un excedente primario que no pase del 1,5 % del ingreso nacional y ninguna nueva medida de austeridad.

- Tercero: una amplia reducción del impuesto de sociedades.

- Cuarto: privatizaciones estratégicas con condiciones que preserven los derechos del trabajo y el relanzamiento de las inversiones.

- Quinto: la creación de un banco de desarrollo que utilizaría los activos públicos restantes como garantía para generar inversiones del interior y cuyos dividendos serían canalizados hacia los fondos de pensiones públicos.

- Sexto: una política de transferencia de acciones y de la gestión de los bancos a la UE (...).

De nuevo, partieron aún más convencidos[2]”.

Varoufakis declara con toda claridad que esas medidas debían sustituir al programa de Tesalónica presentado por Tsipras en septiembre de 2014.

Lo siguiente es lo que escribió Varoufakis sobre ese programa:

“...estaba en Austin cuando escuché en las noticias que Alexis había presentado las grandes líneas de la política económica de Syriza en un discurso en Tesalónica. Sorprendido, me procuré el texto y lo leí. Me invadió una ola de náusea y de indignación. Rápidamente me puse a trabajar. En menos de media hora, tenía preparado un artículo que el primer ministro Samaras utilizaría para fustigar a Syriza ante el Parlamento: ‘Incluso Varoufakis, vuestro gurú económico, piensa que vuestras promesas son un farol’. Y lo eran”.

“El Programa de Tesalónica (…) prometía aumentos de salarios, subvenciones, beneficios e inversiones que estarían financiados por un maná imaginario o ilegal. También contenía compromisos que incluso no deberíamos tener. Finalmente, iba en contra de cualquier estrategia de negociación razonable para mantener a Grecia en la zona euro, aunque se afirmaba que debía quedarse dentro de la zona. El programa era tan errático que no me tomé el trabajo de criticarlo punto por punto. Y esto es lo que preferí escribir:

¡Me hubiera gustado tanto leer un discurso diferente por parte de Alexis Tsipras! Imaginad un discurso que comenzara por ‘¿Por qué nos debéis votar?’. Y la respuesta sería ‘Porque os prometemos tres cosas: ¡sangre, sudor y lágrimas!’.

Sangre, sudor y lágrimas, era lo que Churchill prometió al pueblo británico en 1940 cuando llegó a jefe de Gobierno. Y ¿por qué? Para ganar la guerra[3].”

Tomar como referencia positiva a Winston Churchill, en una crítica pública dirigida al programa de Tesalónica, es un mal asunto. Churchill organizó la sangrienta represión de las manifestaciones y huelgas que sacudieron Grecia a fines de 1944 cuando, en el marco de los acuerdos de Yalta, Gran Bretaña tomó el control del país y reprimió a las principales fuerzas que lo habían liberado de la ocupación nazi.

Volvamos a las medidas tal como las resume Varoufakis.

1. Reestructuración de la deuda

Varoufakis propone una reestructuración de la deuda sin una reducción del stock.

La realización de esta primera medida muy moderada depende en realidad de la buena voluntad de la Troika. Se trata solamente de buenas intenciones. Sin recurrir a una suspensión del pago, unida a otros actos unilaterales como la realización de una auditoría (con participación ciudadana), sería imposible obligar a los acreedores a aceptar una verdadera reducción radical de la deuda. La propuesta principal de Varoufakis en materia de reestructuración de la deuda se inscribe, como lo indica él mismo, en la continuidad de su texto titulado Una modesta proposición para resolver la crisis de la zona euro. La realización de esa propuesta que consistía en mutualizar las deudas públicas de la zona euro habría implicado una decisión común de los gobiernos de la zona con el fin de aliviar las finanzas públicas y de abandonar las políticas de austeridad. Técnicamente es posible, y políticamente deseable desde el punto de vista de un relanzamiento económico y de un nuevo contrato social neokeynesiano, pero, a pesar del carácter moderado de la propuesta, es totalmente incompatible con la política aplicada por la mayoría de los gobiernos implicados. Realmente, hay que ser muy ingenuo para pensar que los gobiernos actuales en la mayoría de las capitales europeas podrían estar de acuerdo en un relanzamiento keynesiano. Basar una solución sobre semejante hipótesis es demostrar un total desconocimiento de las relaciones de fuerza y las motivaciones de los dirigentes europeos.

La última versión propuesta por Varoufakis, a fines 2014, implicaba las siguientes orientaciones en materia de deuda: no cuestionar y no reducir la deuda con el FMI y con los acreedores privados, y llegar a un arreglo con los socios europeos sobre los siguientes puntos:

- “El Gobierno emitiría obligaciones perpetuas que tendrían el mismo valor nominal que las obligaciones pertenecientes al BCE, con un tipo de interés bajo, pero sin fecha de vencimiento ni de expiración”;

Sin recurrir a una suspensión del pago, unida a otros actos unilaterales como la realización de una auditoría (con participación ciudadana), sería imposible obligar a los acreedores a aceptar una verdadera reducción radical de la deuda

- “Las deudas obligatorias del fondo europeo de rescate serían cambiadas por nuevas obligaciones a treinta años del Gobierno griego, y éstas también con el mismo valor que la deuda existente (o sea, ninguna reducción formal), pero con dos condiciones: en primer lugar, los reembolsos anuales debían suspenderse hasta que el ingreso del país hubiera alcanzado cierto nivel; en segundo lugar, el tipo de interés estaría ligado a la tasa de crecimiento de la economía griega[4]”.

Estas dos propuestas eran tan irrealizables desde el punto de vista político como la mutualización de las deudas.

Además, toda la propuesta de Varoufakis en materia de deuda era y es inaceptable desde el punto de vista de la izquierda, ya que suponía descartar cualquier debate sobre la legalidad y la legitimidad de las deudas reclamadas a Grecia. La propuesta de Varoufakis se oponía frontalmente a la orientación de política económica adoptada por Syriza en 2012: la suspensión unilateral del pago de la deuda y la realización de una auditoría (volveré sobre esta cuestión más adelante). Por otro lado, y es importante, en su propuesta. Varoufakis no incluye explícitamente el abandono de las condiciones impuestas por los acreedores.

El propio Varoufakis explica que su propuesta era hipermoderada:

- “Se trataba de medidas moderadas y políticamente aceptables para los acreedores, ya que no contenían ninguna reducción directa. Con respecto al público y a los potenciales inversores, era igualmente un indicio de que la UE aceptaría tener, si no el mejor papel, al menos uno nuevo: no ser más el acreedor despiadado de un Estado insolvente, sino el socio del crecimiento de Grecia, puesto que los reembolsos del país serían proporcionales al aumento de su ingreso nominal”.

- “Ni una sola vez escuché a un representante del FMI o de la UE criticar la lógica que subyacía en esas propuestas. Como lo destacó el PDG [presidente y director general] de uno de los mayores bancos de inversiones estadounidenses después de haberlas descubierto: ‘Usted les propone el tipo de acuerdo que un abogado especialista en quiebras de Wall Street imaginaría’”.

Es evidente que esta política económica era también explícitamente contraria al legítimo rechazo a continuar el pago de una deuda odiosa.

2. Un excedente primario menor o igual al 1,5% del ingreso nacional

“El excedente primario no debe ser superior al 1,5% del ingreso nacional y ninguna nueva medida de austeridad”

Comprometerse a lograr un excedente primario del 1,5% es totalmente incompatible con una verdadera política de relanzamiento de la actividad económica, del empleo público y privado, del poder adquisitivo de las clases populares… En Grecia, un gobierno de izquierda, que quiera realmente poner en marcha una política de relanzamiento económico y que pueda responder a la crisis humanitaria, debe aplicar una política de déficit público durante varios años y negarse a garantizar un excedente primario.

3. Amplia reducción del impuesto de sociedades

Concerniente a la tercera medida, Varoufakis hace este resumen: “Esto necesitaría fuertes reducciones del IVA y del impuesto de sociedades, puesto que hay que impulsar al sector privado”.

Varoufakis menciona una pregunta de Tsipras:

“¿Por qué las empresas deberían pagar menos?, me preguntó Alexis. Y yo le expliqué: el sector privado debía pagar más en lo concerniente a la recaudación fiscal total, pero la única manera de aumentar su contribución global mientras las ventas estuvieran en punto muerto y los bancos en quiebra, incapaces de proveer créditos a las empresas rentables, era reducir los impuestos de sociedades. Dragasakis estaba de acuerdo, lo que tranquilizó a Tsipras y Pappas”.

Prometer una reducción del impuesto de sociedades de manera indiferenciada es totalmente incompatible con una política de izquierda. Es necesario aumentar la tasa de impuesto a las grandes sociedades y hacerla respetar. Simultáneamente, es perfectamente posible reducir el impuesto a las pequeñas empresas. Por otra parte, creer que la reducción del impuesto de sociedades aumentará la contribución de éstas en la recaudación fiscal total no está en absoluto demostrado y muestra más un mantra liberal que un razonamiento argumentado.

4. Privatizaciones estratégicas con condiciones que preserven los derechos del trabajo y relancen las inversiones

Varoufakis precisa: “En cuanto a las privatizaciones, si queríamos un acuerdo con la UE y el FMI, era necesario aceptar compromisos. El rechazo de entrada, como principio, de Syriza debía ser reemplazado por una política de análisis caso por caso. Había que parar la liquidación de los holdings públicos, pero los activos tales como los ferrocarriles y los puertos deberían ser accesibles, con la condición de que haya un mínimo de inversiones, que el comprador se comprometa a hacer contratos dignos a los trabajadores y a respetar el derecho de representación sindical, y que el Estado siga siendo un accionista importante, aunque sea minoritario, puesto que los dividendos de sus acciones le servirían para sostener los fondos de pensión”.

Mientras Syriza luchaba por poner fin a las privatizaciones y por renacionalizar una serie de empresas privatizadas, Varoufakis, como luego lo demostró siendo ministro, era favorable a aceptar la continuación de algunas privatizaciones. Eso condenaba al Gobierno a la sumisión frente a las grandes empresas y, especialmente, al capital extranjero, reduciendo a la impotencia a los poderes públicos.

5. Creación de un banco de desarrollo

“En quinto lugar, la creación de un banco de desarrollo que utilizaría los activos públicos restantes como garantía para generar la inversión interior, y cuyos dividendos serían canalizados a los fondos de pensión públicos”.

Mientras Syriza luchaba por poner fin a las privatizaciones y por renacionalizar una serie de empresas privatizadas, Varoufakis, como luego lo demostró siendo ministro, era favorable a aceptar la continuación de algunas privatizaciones

Varoufakis propone la creación de un banco de desarrollo sui géneris como lote de consolación por la prosecución de las privatizaciones y por la transferencia de los bancos griegos a los acreedores extranjeros (véase la sexta propuesta).

El exministro de Finanzas griego escribe:

“Los activos que permanecerían como propiedad pública deberían ser transmitidos a un nuevo banco de desarrollo público que los utilizaría como garantías o colaterales para recaudar fondos que serían invertidos en esos mismos activos con el fin favorecer el aumento de su valor, crear empleos y aumentar los ingresos futuros. También estuvieron de acuerdo con esto”

Varoufakis presenta la medida de la creación de un banco público de desarrollo con el fin de avalar las propuestas cuarta y sexta que están en contradicción total con una estrategia de izquierda. La cuarta medida consiste en proseguir las privatizaciones y la sexta consiste en abandonar el poder que los gobiernos griegos tenían todavía sobre los bancos griegos. La quinta serviría de señuelo con el fin de hacer creer que los poderes públicos se dotarían de un verdadero instrumento público de desarrollo.

6. La “transferencia de las acciones y de la gestión de los bancos a la UE” (¡sic!)

Varoufakis precisa que se trataría de “confiar la gestión y propiedad de los bancos a la Unión Europea. Era una propuesta ultraaudaz para un partido que se orientaba hacia la nacionalización del sector bancario”.

El Estado griego era el accionista principal de todos los bancos griegos y la posición de Syriza consistía en que los poderes públicos ejercieran realmente su poder sobre los bancos. Al proponer a Tsipras, Pappas y Dragasakis la transferencia a la UE de las acciones en poder de las administraciones griegas, Varoufakis realizó un paso suplementario y dramático hacia el completo abandono de la soberanía.

En su libro, después de resumir las seis propuestas aceptadas, según él, por el trío Tsipras-Pappas-Dragasakis, Varoufakis habla sin rodeos sobre la estrategia que un Gobierno de Syriza debería aplicar en la negociación con la UE. Explica que si la UE decidiera sabotear directamente al gobierno, el trabajo sucio lo haría el BCE. Según Varoufakis, cortaría la liquidez a los bancos griegos y los obligaría a cerrar, como lo hizo en marzo de 2013 en Chipre.

Varoufakis precisa que obtuvo un acuerdo con Tsipras-Pappas-Dragasakis para responder de la manera siguiente:

“Su consentimiento debía contener una estrategia de negociación, cuyo elemento disuasorio clave, la amenaza de un recorte en las obligaciones SMP [Securities Markets Programme, programa de compra masiva de deuda pública por parte del BCE, NDLR] y el sistema de pago paralelo destinado a ganar tiempo en caso de un impasse y del cierre de los bancos”.

Volveré sobre la estrategia de negociación en un próximo artículo donde abordaré el período que sigue a las elecciones generales de enero de 2015.

Varoufakis afirma que luego de la reunión con el trío Tsipras-Pappas-Dragasakis aceptó el cargo de ministro de Finanzas. Dragasakis, por su parte, ocuparía el de viceprimer ministro y supervisaría directamente tres ministerios claves, entre ellos, el de Finanzas.

Continuará…

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Éric Toussaint es portavoz de la red internacional del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM), que contribuyó a fundar. También es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Entre abril y noviembre del 2015 fue coordinador científico de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública griega, puesta en marcha por la presidenta del Parlamento griego, entre febrero y octubre del 2015, Zoe Konstantopoulou.

Traducción de Griselda Pinero.

Este artículo se publicó en la página web del CADTM (Comité para la abolición de las deudas ilegítimas).

Notas:

1. Y. Varoufakis, Adults in the Room, Bodley Head, London, 2017, p. 98.

2. Ibídem. p. 102.

3. Op. cit., pp. 88-89.

4. Esta cita, como todas las siguientes, provienen del capítulo 4.

 

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Éric Toussaint

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4 comentario(s)

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  1. Luis Martín

    El Sr. Toussaint, cada vez más desesperado por su irrelevancia - dispuesto a decir una cosa cuando busca salir en la foto y la contraria cuando no le hacen caso - debería contenerse un poco. Varoufakis no necesita lecciones sobre lo que hicieron los fascistas griegos del gobierno británico durante 1944-49. Fue su padre, no el de Toussaint, quien pasó 4 años en uno de sus campos de concentración. Pero negar el discurso de Churchill sobre 'la sangre, el sudor y las lágrimas', que anunciaba la lucha contra los nazis, en asociación con la URSS, es de miserables.

    Hace 6 años 5 meses

  2. Carmen

    ¡No me lo puedo creer! Resulta que la culpa del desastre griego es de Varoufakis. Se podría haber demostrado si servía para algo el plan B de Varourfakis pero resulta que no le escucharon ni le dejaron mover un dedo y por ello dimitió.

    Hace 6 años 6 meses

  3. juan

    Mira que yo no creo que Varoufakis lo hiciese bien pero es que Toussaint lo hace bueno. A lo mejor el señor Toussaint cuyo comité para el estudio de la deuda griega era tan previsible en sus conclusiones como lo eran las sentencias de la Inquisición se lo puso muy difícil a Tsipras y a Varoufakis y con ellos a los que querían pisar con fuerza a Grecia mientras pasaban de puntillas sobre sus socios tradicionales en la zona, los gobiernos de Nueva Democracia. Uno puede intentar declarar ilegítimas las deudas correspondientes a un exceso de importaciones de armas innecesarias, a una refinanciación por la puerta detrás de pufos de anteriores gobiernos con conocimiento de los prestamistas y cierta complicidad y declarar el 30% de la deuda como ilegítima....pero es que Toussaint declaró que el 100% de la deuda era ilegítima. ¿Cómo iba Tsipras a ganarse aliados entre los gobiernos europeos, la mayoría con endeudamientos entre el 50 y el 100% del PIB, si los griegos (o el belga Toussaint "representándoles") pretendían dejar su deuda a 0?

    Hace 6 años 6 meses

  4. Álvaro

    En el bloque sobre la reestructuración de la deuda, la última frase del párrafo "Además, toda la propuesta de Varoufakis..." tiene un punto en vez de una coma.

    Hace 6 años 6 meses

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