1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Radiografías de la "recuperación" (II)

2. Desigualdades crecientes. ¿Cómo fortalecer la cohesión social?

Tras la crisis, la economía es más desigual, no garantiza que el trabajo sea un pasaporte de ciudadanía ni de ingresos suficientes, y deja atrás a una parte muy importante de la población

Jorge Uxó / Nacho Álvarez 6/12/2017

J.R. Mora

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El elevado nivel de desigualdad en la distribución de la renta que presenta nuestro país es uno de los problemas económicos más importantes de cuantos tenemos por delante. 

Tras una “década perdida”, la economía española ha vuelto en 2017 a los niveles de PIB que tenía en 2007, pero con una auténtica recomposición económica que supone quebrar de hecho el “contrato social”: estamos en una economía más desigual, que no garantiza que el trabajo sea un pasaporte de ciudadanía ni de ingresos suficientes, y que deja atrás a una parte muy importante de la población. ¿Cómo podemos reducir drásticamente las desigualdades y poner en pie un nuevo contrato social?

El aumento de la desigualdad de la renta viene de lejos, pero se agrava durante la crisis

Debemos tener en cuenta que el aumento de la desigualdad no es un fenómeno que pueda circunscribirse a la crisis, ni que responda exclusivamente a lo sucedido durante esta última década. De hecho, a comienzos de la crisis, los principales organismos económicos internacionales ya alertaban de la tendencia al aumento de las desigualdades económicas y sociales (véanse los informes del FMI –World Economic Outlook, 2007–, o de la OCDE –Employment Outlook, 2007–).

Ahora bien, la crisis ha agudizado esta dinámica de “crecimiento desigual”, profundizando una distribución de la renta cada vez más inequitativa. 

España es el país de la unión monetaria en donde más ha aumentado la desigualdad en la última década. Este espectacular incremento desde el inicio de la crisis se debe fundamentalmente a tres factores: 

a) una fortísima destrucción de empleo durante el periodo 2008-2012, acentuada por la facilidad de despido de las personas con empleos temporales y el abuso de este tipo de contratos. 

b) unos duros recortes en el gasto público, que no sólo agudizaron la crisis y la destrucción de empleo, sino que además limitaron la capacidad redistributiva de nuestro débil Estado de Bienestar.

c) la política de devaluación salarial implementada por el gobierno del Partido Popular, principalmente a través de la erosión de la negociación colectiva y el impulso de la unilateralidad de las empresas para fijar condiciones salariales y de trabajo.

La superposición de estos tres factores ha llevado a que durante esta última década se haya producido un aumento de la desigualdad de la renta en todas sus facetas: ha caído el peso de los salarios en la renta nacional, ha aumentado la diferencia entre los salarios más bajos y más altos, y ha aumentado la desigualdad en las rentas personales incluso teniendo en cuenta la actuación redistributiva del Estado mediante impuestos y transferencias.

El gráfico 1 ilustra la continuada caída que ha experimentado la participación de los salarios en la renta nacional (ajustada para incluir tanto el trabajo asalariado como el autónomo, siguiendo la metodología de AMECO). Desde 1995 estas rentas han reducido un 6% su peso en el Producto Interior Bruto. El elevado desempleo, la generalización del empleo precario y las políticas económicas impuestas por el gobierno del PP –particularmente la reforma laboral de 2012– han seguido profundizando esta tendencia en el marco de la crisis. Desde el comienzo de la crisis, la pérdida experimentada por las rentas del trabajo equivale a 2 puntos porcentuales del PIB. Si esto no hubiera ocurrido, el conjunto de trabajadores y trabajadoras habrían ingresado en 2017 unos 20.000 millones de euros más, lo que supone entre 800 y 1000 euros más por persona al año.

Esto significa que los aumentos de la productividad han sido captados fundamentalmente por los beneficios empresariales y las rentas del capital, al tiempo que se consolidaba el estancamiento salarial para la mayoría social del país. Esta tendencia se ha profundizado además en los últimos años. En el gráfico 2 puede verse que, efectivamente, el crecimiento acumulado de la productividad real por hora trabajada supera el crecimiento de los salarios reales, particularmente desde 2010.

También se ha incrementado, en segundo lugar, la desigualdad salarial (la que tiene lugar entre el conjunto de asalariados y asalariadas). Si comparamos la evolución de los salarios por percentiles, en el gráfico 3a observamos que los sueldos más elevados (el percentil 90) se han incrementado notablemente durante la última década, mientras que los salarios más bajos (percentil 10) han experimentado una caída muy importante. Esto ha conllevado, tal y como se puede observar en el gráfico 3b, un fuerte aumento en la ratio entre los salarios más altos y los salarios inferiores. Es decir, la devaluación salarial ha afectado sobre todo a los salarios más bajos, por lo que en los últimos años ha aumentado el número de personas que trabajan pero están en situación de riesgo de pobreza, hasta alcanzar el 13% en 2016 (casi 4 puntos por encima de la media de la Eurozona).

 

Este ajuste salarial está incidiendo también en la brecha generacional y en la de género. El salario medio del conjunto de la economía aumentó en 2015, pero no entre las personas menores de 40 años, y el salario medio llegó a reducirse en un 5,1% para el grupo de entre 20 y 24 años. Atendiendo a la desigualdad de género, la brecha en términos de ganancia anual media alcanzó un 22,9% en 2015, el sueldo por hora de las mujeres fue de media 2,25 euros menor que el de los hombres, y el porcentaje de mujeres que ganan entre 0 y 2 veces el SMI fue del 55,1%, más de veinte puntos por encima del de los hombres.

Esta evolución de la distribución primaria de la renta (reparto entre salarios y beneficios), así como de la desigualdad salarial, ha determinado el aumento entre 2007 y 2015 del índice de Gini antes de incluir las transferencias sociales, que ha pasado de 0,45 a 0,51. Más aún, los fuertes recortes del Estado del Bienestar que tuvieron lugar entre 2010 y 2014 han hecho que se debilite la capacidad redistributiva de las distintas transferencias sociales (pensiones, desempleo, dependencia, viudedad, orfandad, o vivienda) y el índice de Gini de la renta disponible (después de transferencias) también ha aumentado: de 0,32 en 2007 a 0,35 en 2015.

El tipo de crecimiento económico y de creación de empleo que está teniendo lugar no reducen la desigualdad

La relación entre creación de empleo y reducción de la desigualdad no es automática, como a veces se presenta, sino que depende del tipo de crecimiento que se produzca. Por ejemplo, entre 2000 y 2007 se crearon 8 millones de puestos de trabajo, pero el peso de los salarios en la renta disminuyó 2 puntos porcentuales y el índice de Gini permaneció relativamente estable. La vuelta al crecimiento económico durante el periodo 2014-2017 tampoco está sirviendo para reducir los aumentos de la desigualdad asociados a la crisis económica. 

Dos factores resultan determinantes en este sentido: el intenso y generalizado ajuste salarial propiciado por la reforma laboral de 2012, que llega hasta 2017, y la extensión del empleo atípico (temporal y a tiempo parcial) y de mala calidad. Entre el primer trimestre de 2014 y el segundo trimestre de 2017, casi el 60% del empleo creado ha sido de carácter temporal o a tiempo parcial. Como es sabido,  nivel salarial suele ser menor en ambos casos. Por ejemplo, una persona con un contrato temporal, por término medio, gana unos 8.000 euros al año menos que una persona con contrato indefinido. 

Esta proliferación de empleos mal remunerados y precarios no parece pasajera, meramente asociada al ciclo económico. En la fase expansiva de 2002 a 2007, el 74% de los nuevos empleos creados fueron empleos indefinidos. Ahora, en la fase de crecimiento que va de 2014 al segundo trimestre de 2017, poco más del 40% lo son. Más bien, parece que se está produciendo una reconfiguración económico-social, en torno a una nueva correlación de poder y a nuevas instituciones en el mercado de trabajo, que impide que la recuperación económica se transmita a los trabajadores y a la mayoría social del país. El elevado desempleo aún existente no haría sino reforzar esta tendencia.

Construyendo soluciones: un programa integral para fortalecer la cohesión social  

Una estrategia integral para reducir drásticamente las desigualdades y garantizar que los beneficios del crecimiento se reparten de forma más equitativa debe contemplar al menos tres niveles. El primero –quizá el más relevante en este momento– se refiere al desarrollo de un nuevo marco de relaciones laborales más equilibrado entre trabajadores y empresarios. En segundo lugar, es necesario avanzar en la creación de un verdadero Programa de Renta Garantizada para aquellos hogares que carecen de recursos suficientes. Finalmente, es ineludible acometer una profunda reforma fiscal que, con más progresividad y justicia, asegure recursos suficientes para financiar las políticas públicas.

El debilitamiento de las instituciones del mercado de trabajo que se ha producido durante la crisis dificulta enormemente un reparto relativamente equitativo de la renta allí donde esta se genera, la empresa. Un nuevo marco de pre-distribución, más equilibrado, debe articularse sobre la base de las siguientes medidas:

-- Establecer un suelo a los bajos salarios, que impida la generalización de los contratos basura, incrementando escalonadamente el Salario Mínimo Interprofesional hasta alcanzar los 1000 € al mes en 2020.
-- Poner en pie una verdadera ofensiva contra el trabajo precario y contra la temporalidad injustificada. Para ello, es fundamental penalizar contundentemente el uso fraudulento (sin causa) de la contratación temporal, establecer límites máximos a la proporción de trabajadores que tienen modalidades de contratación atípicas (temporal o parcial), y fijar desincentivos ("malus") en la cotización a la Seguridad Social para las empresas que presenten una rotación excesiva en su plantilla o encadenen contratos de duración determinada para la cobertura de un mismo puesto de trabajo.
-- Reformar el sistema de permisos por nacimiento o adopción, estableciendo un calendario de aumento del actual permiso de paternidad hasta igualarlo con el de maternidad y haciéndolo intransferible entre progenitores. Esto permitiría reducir la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, especialmente si se acompaña del desarrollo de los servicios de dependencia y de cuidado a la infancia.
-- Hacer frente a la “precariedad digital” asociada al “modelo Deliveroo”, reconociendo que  las relaciones entre las plataformas digitales y los trabajadores y las trabajadoras son de naturaleza laboral y no mercantil, y regulando estas nuevas actividades para propiciar condiciones laborales y salariales dignas.
-- Reequilibrar la negociación colectiva, impulsando los marcos de negociación sectoriales –frente a los convenios de empresa–, y acabando con los -- mecanismos de unilateralidad de los empresarios para fijar condiciones laborales o salariales.
-- Retomar la senda de reducción de la jornada laboral sin reducción salarial –interrumpida hace décadas en nuestro país– para avanzar también en la necesidad de conciliar creación de empleo, redistribución de la renta y reparto de cuidados.

Salvo las comunidades de País Vasco o Navarra, nuestro país prácticamente carece de un programa de Ingresos Mínimos digno de tal nombre. Por tanto, desarrollar un verdadero Programa de Renta Garantizada también es fundamental para reducir drásticamente las desigualdades. 

Un programa de renta diferencial (complementaria de los ingresos existentes) para todos los hogares con ingresos por debajo del umbral de la pobreza monetaria permitiría darle forma real a una estrategia de “crecimiento inclusivo”. Si además este programa contempla una retirada gradual (y no súbita) de las prestaciones conforme se encuentre empleo y los hogares vayan aumentando los ingresos, la reducción de las desigualdades será compatible con la erradicación de posibles trampas de la pobreza. 

Los cálculos existentes en el diseño de esta medida, hechos a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, establecen un coste total de un 1%-1,5% del PIB. Teniendo en cuenta que España está a la cola de la UE en materia de fiscalidad verde, la simple equiparación de nuestros niveles de tributación ambiental con países como Bulgaria, Grecia o Malta, serviría para financiar esta medida. .

Construir un verdadero sistema de Renta Garantizada no es simplemente una cuestión de equidad y lucha contra las desigualdades. Además de fortalecer la cohesión social y la igualdad de oportunidades, también favorece el propio crecimiento económico, al reforzar la capacidad adquisitiva de aquellos hogares que tienen precisamente una mayor propensión marginal al consumo.

Finalmente, hay un tercer plano que no se puede ignorar. Revertir los recortes experimentados en educación, sanidad y protección social desde 2010, construir un auténtico sistema de Renta Garantizada y fortalecer la capacidad redistributiva de nuestro Estado de Bienestar sólo es posible si se aborda la siempre pospuesta reforma fiscal. Para ello sería necesario poner en marcha una reforma fiscal progresiva y una lucha decidida contra el fraude fiscal, con el fin de elevar el porcentaje de ingresos sobre el PIB al menos un 3%-4%, acortando la diferencia con la media europea (actualmente situada en 8-9 puntos del PIB). 

El actual sistema fiscal permite que las personas con rentas elevadas no procedentes del trabajo por cuenta ajena paguen muy pocos impuestos. Ello se debe al tratamiento privilegiado de las rentas y ganancias de capital, así como a la existencia de regímenes especiales de estimación para las actividades económicas muy favorables. La imposición sobre el patrimonio y la riqueza ha sido prácticamente desmantelada. Además, y como consecuencia de las importantes deducciones que el sistema fiscal pone en su mano, las grandes empresas tributan únicamente el 5%-6% de su resultado contable. Y no es aceptable que dejen de recaudarse más de 60.000 millones de euros cada año por no luchar eficazmente contra el fraude fiscal. Si no se hacen frente a todos esos retos tributarios, difícilmente podremos equiparar sistema modelo tributario con los países de nuestro entorno. Y, como consecuencia, difícilmente podremos equiparar también nuestro Estado de Bienestar con los países de la Eurozona.

El elevado nivel de desigualdad en la distribución de la renta que presenta nuestro país es uno de los problemas económicos más importantes de cuantos tenemos por delante. 

Tras una “década perdida”, la economía española ha vuelto en 2017 a los niveles de PIB que tenía en 2007, pero...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Jorge Uxó /

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. juan

    ¿Hay desigualdad creciente? SÍ ¿Hay que combatirla? Sí ¿Vale cualquier gráfico para aderezar el discurso? NO. La desigualdad y el nivel de los salarios poco tiene que ver con la gráfica que reparte el PIB entre rentas del trabajo y rentas del capital. Aunque los salarios no hubiesen bajado (que lo han hecho) esa gráfica presentaría hoy una tendencia creciente de las rentas del capital respecto a las del trabajo, pero seguramente no tanto por una recuperación de los beneficios empresariales, y menos en las pymes. sino porque parte de las rentas del trabajo (los aútonomos) habrían pasado a computarse como de capital con el aumento de falsos autónomos y autónomos dependientes (precarización) y las mayores "rentas imputadas" a viviendas vacías producto de la burbuja, lo cual es una renta de capital "ficticia". De hecho una parte de la desigualdad de renta se ha producido por las continuas subidas en retribuciones de directivos (rentas del trabajo) mientras los beneficios se estancaban o bajaban (rentas del capital), esa gestión desleal que se ha extendido en el capitalismo directivista.

    Hace 6 años 3 meses

  2. juan

    ¿Hay desigualdad creciente? SÍ ¿Hay que combatirla? Sí ¿Vale cualquier gráfico para aderezar el discurso? NO. La desigualdad y el nivel de los salarios poco tiene que ver con la gráfica que reparte el PIB entre rentas del trabajo y rentas del capital. Aunque los salarios no hubiesen bajado (que lo han hecho) esa gráfica presentaría hoy una tendencia creciente de las rentas del capital respecto a las del trabajo, pero seguramente no tanto por una recuperación de los beneficios empresariales, y menos en las pymes. sino porque parte de las rentas del trabajo (los aútonomos) habrían pasado a computarse como de capital con el aumento de falsos autónomos y autónomos dependientes (precarización) y las mayores "rentas imputadas" a viviendas vacías producto de la burbuja, lo cual es una renta de capital "ficticia". De hecho una parte de la desigualdad de renta se ha producido por las continuas subidas en retribuciones de directivos (rentas del trabajo) mientras los beneficios se estancaban o bajaban (rentas del capital), esa gestión desleal que se ha extendido en el capitalismo directivista.

    Hace 6 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí