1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Vittorio “Bobo” Craxi / Político

“Le pregunté a Puigdemont: ‘¿volverías al Estatut?’ Me contestó: ‘¡Ojalá!'”

Steven Forti Barcelona , 20/03/2018

<p>Vittorio Craxi, en una imagen reciente. </p>

Vittorio Craxi, en una imagen reciente. 

Fotografía cedida por el entrevistado

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes. Aporta aquí

 

Mucho se ha escrito sobre el octubre catalán. Sin embargo, nos faltan aún muchas cosas por saber, sobre todo desde la perspectiva internacional. Se habló, por ejemplo, de dos comisiones que intentaron –o eso parecía– abrir canales de diálogo para una posible mediación europea. Una era la suiza. Otra era la italiana. El 20 de septiembre se publicó, efectivamente, un llamamiento al diálogo firmado por importantes personalidades políticas transalpinas, como Romano Prodi, Piero Fassino y Vittorio Craxi. De la italiana, hoy, sabemos mucho más.

Antiguo dirigente socialista, hijo de Bettino Craxi –presidente del gobierno italiano entre 1983 y 1987 y secretario del PSI entre 1976 y 1993–, Vittorio “Bobo” Craxi (Milán, 1964) fue miembro del gobierno de centroizquierda que lideró Romano Prodi entre 2006 y 2008, ocupando el cargo de subsecretario de Asuntos Exteriores. En esta entrevista con CTXT habla del papel que jugó la comisión italiana y de un encuentro celebrado con el mismo Puigdemont justo después del 1-O. Además, proporciona algunas informaciones importantes desde la perspectiva internacional. Se dio por cierta una injerencia rusa en el procés, pero parece que se debería mirar al otro lado del Atlántico para entender las infinitas declaraciones sobre el futuro reconocimiento de la República catalana que hicieron los dirigentes independentistas hasta el mes de octubre. El rol de Estados Unidos, los juegos de desestabilización llevados a cabo por los nuevos actores internacionales, la crisis de las clases dirigentes europeas, la ingenuidad de los líderes del procés… De todo esto se habla en esta entrevista, previa a la publicación en Italia de Lettere da Barcellona (Biblion Edizioni), un libro del mismo Vittorio Craxi sobre los acontecimientos catalanes.

¿Cómo se interesó por el Procés catalán?

A mediados de septiembre los eventos concitan un interés internacional. Me di cuenta de que los acontecimientos no habían tenido una salida ordenada por razones objetivas. Hablé con Romano Prodi, por haber participado en su último Gobierno y porque sabía que Prodi, como comisario europeo y, también posteriormente, había tenido una relación particular con España y con personalidades de la Generalitat, tanto con Mas como con Puigdemont, que tras su elección en 2016 participó en un congreso en Bolonia [donde reside Prodi]. Percibí que se estaba gestando una escalada del conflicto. Es decir, que la determinación independentista se había hecho más fuerte, y así también la determinación del Gobierno central para impedirla. Lo que pasó es que los independentistas no esperaban que el Estado pudiese controlar el territorio tan rápidamente, y el Gobierno central no esperaba que los independentistas pudiesen llevar hasta las últimas consecuencias su voluntad a través una votación considerada ilegal.

Entienden que la crisis no puede ser sólo hispano-catalana, así que buscan internacionalizarla

¿Alguien se puso en contacto con usted?

La petición vino del ámbito independentista. Habían leído mis artículos en algunos medios italianos sobre el tema catalán. Me contactaron personas cercanas al núcleo del Govern que buscaban desesperadamente conexiones europeas. Buscaban una atención mayor a nivel mediático. Es sintomático que la atención sobre los acontecimientos catalanes paradójicamente fuera menor durante los atentados del 17 de agosto. Personalmente,  considero que los atentados, directa o indirectamente, sirvieron para señalar que existe en el corazón de Europa un problema político. De hecho, el efecto del 17-A es el de encender una especie de faro. Y los independentistas se dan cuenta de ello si pensamos en las protestas durante la manifestación contra el terrorismo del 26 de agosto. Entienden que la crisis no puede ser sólo hispano-catalana, así que buscan internacionalizarla con la idea veleidosa de que pudiesen encontrar la benevolencia, o la no beligerancia, de los Estados de la UE.

¿Qué se propuso hacer tras ese primer contacto?

Creí que era necesario que de alguna manera las instituciones europeas interviniesen para intentar, si no una mediación, sí para dar una señal de que no había ninguna distracción sobre lo que estaba pasando aquí. Escribí un texto y lo envié a personalidades italianas con peso político. Lo firmaron Prodi [presidente de la Comisión Europea entre 1999 y 2004; presidente del Consejo italiano entre 1996 y 1998 y entre 2006 y 2008] y Piero Fassino [ministro en dos ocasiones en los gobiernos de centro-izquierda; secretario de los Demócratas de Izquierda entre 2001 y 2007; alcalde de Turín entre 2011 y 2016]. Además, lo firmé yo también pensando que mi nombre pudiese suscitar algún recuerdo en el socialismo español. Busqué otras personalidades. Algunos lo rechazaron de forma educada por distintas razones. Sabía por ejemplo que el centro-derecha italiano tiene buenas relaciones con Rajoy, aunque Berlusconi criticó la utilización excesiva de la fuerza tras el 1-O. El llamamiento se publicó en La Vanguardia el 20 de septiembre.

¿Qué objetivo tenía el llamamiento?

Hacer llegar el mensaje de que la cuestión nos preocupaba mucho. No había ninguna idea de ir más allá.

¿Suponía una involucración directa del Gobierno italiano? ¿O del Partido Demócrata (PD)?

Nunca pensé en un rol italiano en los acontecimientos. Habría sido un error involucrar directamente a nuestras instituciones democráticas. Pero no podía ser tampoco un genérico manifiesto de intelectuales. Fassino representa al PD y a sus relaciones internacionales. Y Prodi representó durante años a nuestro país y también a las instituciones europeas. De hecho, cuando Puigdemont no sabe qué hacer, es Donald Tusk el que le saca las castañas del fuego [el 10-O ]. Tusk es en realidad un ventrílocuo de Merkel. Pero Merkel no puede entrar directamente en la cuestión catalana.

En los días siguientes, ¿tuvo otros contactos en Italia?

Tras el 1-O, intenté contactar con la Iglesia católica. Me hicieron llegar que no querían ocuparse de la cuestión. Sabían que por parte de la Iglesia catalana había un cierto apoyo al independentismo y que la postura de la Iglesia española era de cerrazón.

¿Vino a Barcelona tras el 1-O?

Sí, la noche del 2 de octubre. Al día siguiente me llama un amigo italiano cercano a los independentistas, Nicola Padovan. Me dice que Raül Romeva quería verme. Llega una invitación para cenar la noche del 4 de octubre en el Palau de la Generalitat .

¿Quién estuvo en la cena?

Romeva, Puigdemont, Padovan y yo.

¿De qué hablaron?

Confirmé mi interés de echar una mano para una mediación en el caso de que hubiese sido una opción posible. No se trataba de una mediación entre Estados, sino sencillamente de facilitar un diálogo en una dirección. Me permití también hacerles unas sugerencias. Al no tener una mayoría absoluta consistente y al rechazar claramente el conflicto armado –y Puigdemont asentía–, les recordé la vieja enseñanza de los reformistas: para que tus ideas sean convincentes, deben ser convincentes para los demás. Así que insistí en que fuese a Madrid, lo que le propuso más adelante también Iceta, el inteligente líder de los socialistas catalanes y teórico de la Tercera Vía. E insistí también para que convocase elecciones antes de que las convocase Rajoy. 

Si hubiese pronunciado la palabra diálogo, me hubiese quedado entre la espada y la pared

La noche anterior se había emitido el mensaje del Rey.

Puigdemont estaba muy decepcionado. “Si hubiese pronunciado la palabra diálogo, me hubiese quedado entre la espada y la pared”, me dijo. Me pareció sincero. Me comentó también que pensaba que la República catalana podría ser aceptada en la nueva Europa.

¿Le pareció ingenuo?

Entiendo que Europa reactivó los volcanes apagados por la historia. Pero es difícil pensar en una Cataluña separada del resto de España. Le hablé de otras posibles soluciones. Nombré Baviera. Puigdemont asintió. Entonces le pregunté: “¿Estarías a favor de volver al Estatut?” Y contestó: “¡Ojalá! Pero Madrid no concede nada. Estamos obligados a hacer todo esto.”

¿Todo se hizo en realidad para volver al Estatut?

No lo sé. Lo que entendí es que habían tenido unas conexiones internacionales que luego han desaparecido.

¿Con quién?

Esa noche le dije a Puigdemont: “Estos americanos hacen siempre así con todo el mundo…”. Él asintió. Un tema es desestabilizar Europa y utilizar estos movimientos… Otro es ir hasta las últimas consecuencias.

¿Qué papel tuvo Estados Unidos?

Imagino que no prometieron nada. Sencillamente no miraron con antipatía el proceso. El Govern pensó en algún reconocimiento. Hay una forma de naïveté, de ingenuidad, en todo esto. El tema es que cuando Trump se reúne con Rajoy a finales de septiembre dice claramente que la alianza atlántica no puede contemplar separaciones dentro de su territorio. Ahí hay una negligencia política fundamental: lo de la OTAN era la primera cuestión que los independentistas tenían que verificar. Lo que pasa es que vivían dentro de su épica.

¿Jugaron un papel también Israel y Rusia?

No tengo pruebas, son sólo mis percepciones. Seguramente los israelíes tienen conexiones muy importantes en Cataluña. Y los rusos se sabe que intentaron utilizar el tema catalán para desestabilizar Europa, como hicieron con otros procesos y movimientos políticos. Observando la geopolítica del Mediterráneo, la desestabilización catalana tenía un doble objetivo: el reflejo de la desestabilización española en la UE y, como ballon d’essai, servía para ver si es factible una nueva configuración de un mundo global en que se pueden cambiar las reglas que se ha dado la UE. Una Cataluña que se convirtiera en una gran Andorra, con ventajas fiscales, hubiese sido útil para permitir el ingreso de capitales y, posteriormente, para crear posibles nuevas alianzas internacionales.

¿Quién pensó en esto?

Se trata de intentos… El nuevo orden mundial es en realidad un nuevo desorden mundial en que es obvio que se insertan elementos de desestabilización. En el caso catalán, además, eran a coste cero porque se aprovechó algo que ya existía. Cuando se crean unos vacíos, siempre hay unas fuerzas externas que interaccionan. Piénsese en la crisis institucional en Italia con el escándalo de Tangentopoli y el final de la Primera República. Con la crisis de la hegemonía anglo-estadounidense, los players internacionales son muchos: China, Rusia y diferentes potencias regionales con cierta influencia, sobre todo en el Mediterráneo (Turquía, Irán, Arabia Saudí, Israel, Qatar). Todo esto no es ajeno a lo que ha pasado aquí. Estamos demasiado concentrados en pensar la crisis catalana como una variable independiente de la originalidad hispánica. En realidad es una falla tectónica mucho más grande de un sistema de alianzas.

¿Los dirigentes independentistas han sido utilizados?

Creo que hubo una aceleración debida a condiciones más favorables. No veo contradicciones en esto con la afirmación europeísta de los independentistas. En esto se parecen a los 5 Estrellas. Ellos tampoco se decían antieuropeístas al principio. Sin embargo, la inercia les lleva obligatoriamente hacia otro tipo de adhesión.

¿Tuvo otros contactos con el Govern posteriormente?

Al día siguiente de la cena en el Palau llamé a Romeva y le dije que fuera  inmediatamente a Bruselas para hablar con alguien. ¿Qué sentido tenía que se quedasen con los brazos cruzados en Barcelona? Romeva fue a Bruselas, intentó hablar con Tajani [presidente del Parlamento Europeo y miembro del Partido Popular Europeo] y otros dirigentes europeos, pero nadie le contestó. Insistí para que no se aislaran.

Lo que pasó después…

Sí, efectivamente. Puigdemont no quiso convocar elecciones y cayó en la trampa que le tendió Rajoy. De todos modos, cuando se llegó a un acuerdo el 25 de octubre, hubo una actuación inútilmente jacobina de ERC.

¿Qué ha quedado al final del Procés?

Por un lado, la prueba de que existe una crisis de las clases dirigentes en Europa. Tras la crisis de las ideologías, la única cosa colectiva que queda es la mística de la nación. Por el otro, una cosa que me despierta curiosidad: los revolucionarios en la historia han declarado siempre que su objetivo era el de obtener el poder. Aquí sin embargo el grupo dirigente independentista estaba en el poder. Hicieron una revolución para perder el poder. Es una paradoja política. Pensaban obtener la independencia y han perdido la autonomía. Este es el resultado dramático de estos acontecimientos. 

¿Qué escenarios futuros prevé?

Los independentistas deben volver a un minimalismo para no perder completamente la autonomía

Creo que los independentistas deben volver a un minimalismo para no perder completamente la autonomía. Y sobre todo declinar el cosmopolitismo de Barcelona, que no debe ser tanto la capital de Cataluña, sino la capital del sur de Europa. No el punto de referencia de los valles catalanes, sino de todo el Mediterráneo. Es la ambición lo que debe ser diferente.

¿Cuál es la visión desde fuera de la presencia de Puigdemont en Bélgica?

Puigdemont elige Bruselas simbólicamente porque es la capital de la UE, pero en realidad porque puede gozar del apoyo de los nacionalistas flamencos. Ha creado una crisis en Bélgica por la fragilidad de su sistema político. Puigdemont juega con el recuerdo de Tarradellas y la épica de los gobiernos en el exilio, intentando que pase el discurso de que en España no hay democracia. No lo consigue, aunque suscita algún interrogante. Es cierto que si hubiese una mayor estabilidad en Europa, se pediría a Rajoy que abriese unos canales de diálogo, quizás con una amnistía…

¿Cuáles han sido los errores de Rajoy?

El de no haber gestionado un problema político imaginando que la victoria sobre el independentismo le traería ventaja electoral. Ha sido un cálculo cínico que además ha producido la no irreductibilidad del cuadro dirigente independentista, el surgimiento de posiciones más nacionalistas que las del PP y el reforzamiento de un partido minoritario como Ciudadanos.

Cuando se utiliza el poder judicial para resolver las controversias políticas, las crisis de sistema acaban por perpetuarse

¿Ha entrado en crisis la Monarquía?

Sí, como factor de estabilidad institucional. Cuando se utiliza el poder judicial para resolver las controversias políticas, las crisis de sistema acaban por perpetuarse. Se rechazan los razonables compromisos de los cuales hablaba Narcís Oller. Enarbolando las Constituciones, que deben siempre ser actualizadas por el paso del tiempo, no se resuelve nada. Los Estados-nación han entrado en crisis con la aceptación de los vínculos externos. Y esto se ha manifestado en manera distinta según cada país: el Brexit, el caso griego, los resultados de los populistas en las elecciones italianas, la crisis catalana…

¿El independentismo catalán puede ser tildado de populismo?

Cuando veo el pueblo que se manifiesta en las plazas animado por una pasión, me hago siempre algunas preguntas. Solemos identificar este espíritu con el neologismo populismo o “pueblocracia”, como la llama Marc Lazar. Sin embargo, en el caso catalán percibo un sentimiento nacional o identitario que es el estatuto de la derrota perenne. Aunque la hayan llamado la revolución de las sonrisas, hay una gran melancolía de fondo. Es la eterna búsqueda de la isla que no existe. Es algo bastante infantil. No he visto la rabia contra el opresor por la liberación, como en Palestina. Aquí se habla de libertad, pero no se puede decir que no haya libertad. Es una melancolía que atraviesa toda Europa, que vive el mayor nivel de bienestar, pero está insatisfecha y frustrada.

¿El cierre identitario puede convertirse en algo más preocupante?

Todo nacionalismo es un movimiento reaccionario. Esta conexión con la identidad y la nación es hija de la gran crisis de las familias políticas que gobernaron Europa tras 1945, la popular-conservadora y la socialista. Cuando entran en crisis, paradójicamente justo después de la derrota de su enemigo internacional –el comunismo–, se vuelve al viejo nacionalismo. Es una ola. No se resuelve con nuevas elecciones. Esta vuelta caprichosa a ideas que no llevan a ningún lado se supera sólo con nuevas ideas. ¿Cuáles? Los Estados Unidos de Europa y la unión política y comercial del Mediterráneo. Las nuevas generaciones deben buscar nuevos objetivos en vez de volver a la épica de sus abuelos. Esto debería enseñarnos la historia.

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Steven Forti

Profesor de Historia Contemporánea en la Universitat Autònoma de Barcelona. Miembro del Consejo de Redacción de CTXT, es autor de 'Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla' (Siglo XXI de España, 2021).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

12 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. RPB

    "Los independentistas deben volver a un minimalismo para no perder completamente la autonomía". Ha ha ha! Muy buena. Supongo que lo dice desde su amplia experiencia en la cuestión catalana y española. Viendo su amplísima experiencia y éxito en la política italiana queda todo dicho. A parte, no tiene ni idea de lo que miles y millones de catalanes queremos. Si una cosa no va a volver en Catalunya es la autonomía. Y eso lo sabe todo el mundo en Catalunya, hasta los que dicen que quieren que vuelva. Vaya "experto"!

    Hace 5 años 11 meses

  2. Manel

    Si España no se federaliza, Catalunya se irá. A los que no se sienten representados cuando se habla del pueblo catalán, y votan Ciudadanos, con eso hacen dos cosas: tratar a Catalunya como una colonia, y lo peor para ellos, que sus impuestos van a parar fuera de donde trabajan. 'Sus' impuestos, porque Ciudadanos no quiere impuestos para ricos.

    Hace 5 años 11 meses

  3. Felipe

    Interesantísimo, Steve

    Hace 5 años 11 meses

  4. Juanjo Díaz

    Necesitamos tiempo para verlo con perspectiva. ¿Alguien se atreve a hacer un pronóstico a diez años? Yo no veo nada claro el

    Hace 5 años 11 meses

  5. jep

    Gracias a Craxi, ahora descubrimos que José Martí, Hugo Chaves o Giuseppe Garibaldi, situados en su contexto histórico, eran unos reaccionarios. Un cierto grado de ingenuidad está siempre y necesariamente presente en todos aquellos que aspiran a cambiar las cosas. Los documentos desclasificados prueban que incluso Stalin era considerablemente ingenuo en asuntos de política internacional. Confiar en la nomenclatura italiana, en cambio, es una muestra de fe ciega, sorda y desmemoriada.

    Hace 5 años 11 meses

  6. Manel Arnau

    Si no se hace un referendum pactado por ambas partes, no podremos saber cual es la mayoría. Seria fácil y lo más democrático. Entiendo el miedo del gobierno español y del españolismo a perderlo, el independentismo catalán está dispuesto.

    Hace 5 años 11 meses

  7. Mark

    Antiguo dirigente socialista, hijo de Bettino Craxi, corrupto de los que ha dejado Italia a los pies de los bancos y la ultraderecha. Aplausos de Corcuera, Llamazares y pollaviejas variados. Bien, CTXT. Qué listos.

    Hace 5 años 11 meses

  8. Mark

    Sí, los "socialistas" italianos entienden muy bien las cosas, ya se ve en Italia. Que busquen como mediadores a gente así dice muy poco de los líderes del Procés. El proximo día que busquen a Felipe Gonzalez como mediador. O a Llamazares.

    Hace 5 años 11 meses

  9. Marta

    Esplendido analisis! Y en relacion al primer comentario: "lo que sienten y piensan los catalanes" no existe, porque todos los catalanes no piensan lo mismo. Por suerte para la democracia.

    Hace 5 años 11 meses

  10. Eloi

    Creo que este señor puede opinar "de lo que quieremos o sentimos los catalanes" TODO LO QUE QUIERA, María. Soy catalán y llevo años escuchando a los processistes opinando sobre "lo que quieren y sienten LOS CATALANES" cuando en realidad es lo que piensa y siente LA MITAD de los catalanes. Y parad ya de hablar en nombre de todos los catalanes, por favor

    Hace 5 años 11 meses

  11. Carlos

    Al comentario de María: Opinar puede hacerlo cualquiera y probablemente saque una conclusión más objetiva quien observa el asunto desde fuera. Pero lo que me sigue asombrando de los catalanes es que no aceptan la realidad más incontestable: el verdadero problema de los independentistas no es el Estado, sino que no han convencido a la mayoría de sus paisanos. En virtud de qué tienen la autoridad para imponer a la otra mitad de la población un cambio radical nada menos que de su status quo político y social. Siguiendo ese criterio, cuando haya un gobierno no nacionalista, se puede imponer al nacionalismo cualquier cosa que se les ocurra, olvidando que el mandato de unas elecciones es para gobernar, es decir, gestionar la vida diaria. Para lo otro, han existido siempre otros medios que no han traído buenos resultados para todos (guerras, revoluciones, en definitiva imponerse por la fuerza a tus paisanos).

    Hace 5 años 11 meses

  12. elrojete

    Estupendo. Me quedo con "Todo nacionalismo es un movimiento reaccionario" y "Las nuevas generaciones deben buscar nuevos objetivos en vez de volver a la épica de sus abuelos. Esto debería enseñarnos la historia.

    Hace 5 años 11 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí