La economía colaborativa ingresará un 2.000% más en 2025
Según un estudio de Ostela, las plataformas del sector crecerán de forma exponencial y pasarán de 15.000 a 335.000 millones de euros de beneficios en 10 años
Arturo Tena 3/04/2018

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Impulsado por la crisis económica, el consumo colaborativo es uno de los fenómenos económicos globales más relevantes durante la última década. Y va a más. Los ingresos mundiales de este modelo de negocio para el año 2025 aumentarán un 2.000%, pasando de los 15.000 millones del año 2015 a los 335.000, según un informe reciente de la escuela de turismo Ostela. En España, las previsiones son también al alza. Para el 2025, la economía colaborativa supondrá un total de entre el 2% y 2,9% del PIB estatal, el doble de lo que supone actualmente (entre el 1 y el 1,4%), según datos de la Fundación EY. Solo en transporte, la facturación de ese tipo de servicios aumentará un 30% en 2021 en nuestro país (de 356 en 2017 a 500 millones).
El informe de Ostelea, Plataformas de economía colaborativa: una mirada global, recoge también datos sobre el uso de las plataformas colaborativas en nuestro país, que muestran que su uso no está aún muy extendido entre los españoles: solo el 19% de los ciudadanos ha utilizado alguna vez estas plataformas o compañías. Esta realidad explica, en parte, el gran margen de crecimiento futuro que se le pronostica a la economía colaborativa si los hábitos consumo siguen transformándose. Aún así, España se coloca por encima de la media europea (15%) y en la franja alta de uso dentro de los 28 países de la Unión, solo superada por siete países: Alemania (20%), Estonia (20%), Rumanía (20%), Croacia (24%), Letonia (24%), Irlanda (35%) y Francia (36%). España sí lidera, continentalmente, el porcentaje de población ofreciendo productos o servicios en estas empresas (6%), según datos de EUcolab.
En casi todas las modalidades de plataforma analizadas por la publicación de Ostelea (transporte, vivienda, segunda mano o realización de tareas), las motivaciones principales de los españoles para el uso de estas plataformas son el buen precio y la mayor calidad o comodidad horaria que ofrecen. Es decir, los usuarios utilizan servicios colaborativos por interés práctico y material, no porque comulguen con los principios colaborativos entre personas que, teóricamente, impulsan estas plataformas.
Uno de los aspectos más llamativos del estudio es que incluye también elementos críticos con respecto a ciertas prácticas del modelo colaborativo. Se sostiene que los ciudadanos veían a estas plataformas con simpatía durante sus primeros años, pero “últimamente la opinión pública está adoptando posiciones bastante más críticas”. La razón de este cambio de percepción general está, según el informe, en la manera de actuar de las corporaciones líderes del sector. Un punto fundamental serían las desigualdades en los ingresos entre las personas que ofertan sus bienes o servicios y los de las compañías. Salvo en Airbnb, más del 70% de las personas que las usan para obtener una contraprestación económica ganan menos de 500 euros.
Además, Ostelea destaca también como característica negativa que las empresas colaborativas sean de pura intermediación y que “este tipo de compañías apenas generan valor añadido”. Por último, el informe hace referencia a la falta de regulación para este tipo de economía.
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Espacio de información realizado con la colaboración del Observatorio Social de “la Caixa”.