1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

Sigamos debatiendo sobre prostitución, claro que sí

La prostitución es incompatible con una sociedad sexualmente igualitaria. Tenemos que seguir hablando e iluminando la complejidad

Beatriz Gimeno 19/09/2018

PublicDomainPictures

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT es un medio financiado, en gran parte, por sus lectores. Puedes colaborar con tu aportación aquí.

Cuando comienzo el enésimo artículo sobre prostitución la sensación es de terrible tedio e impaciencia. No parece haber nada sobre este asunto que no se haya discutido, ni explicado hasta la saciedad. Lo que parece quedar es simplemente una batalla política sobre un debate irreductible en el que ya no queda nada que decir. Hace años escribí un libro sobre prostitución que pretendía ser más un estudio del debate tal como se produce que sobre la prostitución en sí. Describí un debate que, en su mayor parte, se configuraba como irreductible y que percibía la realidad a través de marcos mentales cerrados y muy rígidos que impedían interactuar con nada que viniera de fuera. Muchos otros debates actuales siguen este esquema. Se polarizan en torno a dos marcos ideológicos y mucha gente se adscribe a uno u otro según la idea que tenga de sí misma y antes de reflexionar acerca de la cuestión. No es que las que hemos reflexionado sobre prostitución no tengamos buenos argumentos, que sí que los tenemos, pero lo cierto es que la estructura de marcos mentales rígidos permite a mucha gente posicionarse sin necesidad de mucha reflexión. La configuración del debate alrededor de marcos ideológicos muy cerrados permite que cada uno de ellos parezca englobar en sí mismo un mundo completo y se supone que según lo que pienses acerca de la prostitución así será lo que pienses de otras cuestiones como pornografía, aborto, sexualidad, transexualidad, feminismo etc. aun cuando esto pueda no ser cierto en su totalidad. Además, la agresividad utilizada se termina usando para hacer una política de tierra quemada en la que no siempre es fácil poner sobre la mesa una idea nueva que pueda desestabilizar el marco. Cualquier desviación puede ser considerada una traición, cualquier reflexión será considerada debilidad o equidistancia, los matices y las complejidades vuelan por los aires. Esto hizo que hubo un momento en que se hacía tan duro seguir debatiendo en un no-debate que muchas lo abandonamos.

Pero desde que comenzó esta nueva ola feminista es muy perceptible un cambio. Es bastante evidente que el debate se ha movido y que se han incorporado al mismo, especialmente al campo del abolicionismo, muchas jóvenes que han puesto sobre la mesa cuestiones fundamentales relacionadas con el cuerpo y la sexualidad pero que, sobre todo, han juntado las piezas y han señalado la estructura de dominación: se llama patriarcado. Y en este sentido creo que es muy importante regresar al debate y hacerlo desde el convencimiento de que el cambio es posible y de que hay feministas con las que tendremos que caminar y con las que queremos caminar. Si yo misma, como muchas abolicionistas, he sido regulacionista ¿por qué no voy a suponer que eso mismo le puede pasar a muchas otras? Renunciar a convencer no es buena idea en ningún debate político, aun cuando eso no significa que se renuncie a las escaramuzas políticas, al eslogan, a la guerra de guerrilla de los hastags. Pero siempre debe mantenerse abierto un espacio en el que quepa la reflexión, yo no renuncio a eso. En mi caso, cuando comencé a estudiar el debate y el sistema prostitucional en su conjunto no me limité a leer lo que dicen aquellas investigadoras con las que estoy de acuerdo, sino que hice lo contrario, lo que recomienda hacer el sociólogo Gouldner esto es, tratar los propios argumentos como si fueran ajenos. Y así lo he hecho todo este tiempo, siempre leo los artículos abolicionistas pensando en aquellas argumentaciones que pueden ser más débiles y los confronto con lecturas regulacionistas. Y siguiendo con el debate de lecturas que mantengo, quiero analizar aquí dos de los últimos artículos aparecidos porque son muy representativos de las dos distintas maneras de argumentar que he comentado antes.

Estamos contra la prostitución porque es un privilegio sexual masculino que se construye para ellos como un derecho que sostiene sobre sí una enorme estructura simbólica y material

Leí con interés el de Montserrat Galcerán porque yo utilicé profusamente su libro Deseo y libertad: una investigación sobre los presupuestos de la acción colectiva para construir los argumentos del mío. En este caso, su artículo es representativo de un debate que creo que ya está superado. Debatamos, sí, pero no desde la ignorancia de lo que opinamos las abolicionistas o desde la falacia argumentativa consistente en afirmar que decimos lo que no decimos. Por ejemplo, cuando al principio del artículo afirma que el abolicionismo defiende “la abolición porque creen que la prostitución atenta contra el honor de las mujeres, cosifica nuestro cuerpo, nos priva de libertad sexual y va ligada en muchos casos a delitos graves como son actuaciones mafiosas, tráfico de mujeres y niñas y otras barbaridades”. Nunca hemos dicho que la prostitución atente contra el honor de las mujeres (por lo menos no desde el siglo XIX). Hace mucho que ninguna feminista piensa que el honor de las mujeres sea diferente al de los hombres y, desde luego, no hay nada del honor (aun cuando pudiéramos ponernos de acuerdo en definir esta palabra) de las mujeres que esté en juego en la prostitución. Cosifica nuestro cuerpo, sí, como muchas otras cosas en el patriarcado; tampoco utilizamos el argumento de que la prostitución nos priva de libertad sexual y respecto a que la prostitución va unida a actuaciones mafiosas, tráfico y otras barbaridades, esto no lo niega nadie, aunque tengamos diferentes soluciones para combatir dichas barbaridades. Pero nada de eso es lo que nos hace abolicionistas. Estamos contra la prostitución porque es un privilegio sexual masculino que se construye para ellos como un derecho que sostiene sobre sí una enorme estructura simbólica y material que codifica y refuerza significados “fuertes” de género y de desigualdad. Porque enseña a los hombres una manera especialmente desigual de relacionarse con las mujeres; porque la prostitución se ha convertido en una mega industria global cuya materia prima son las mujeres pobres destinadas a satisfacer una demanda alentada ideológicamente y que se ha convertido también en un refugio patriarcal contra los avances del feminismo. Y porque esto tiene consecuencias materiales en las vidas de las mujeres pobres puesto que las destinadas a surtir este mercado tienen que ser mantenidas en la pobreza o de otra manera no habría suficientes para cubrir una demanda en crecimiento. Estamos contra la prostitución porque significa una redistribución radicalmente desigual de los placeres, del valor de los cuerpos, de las categorías de objeto y sujeto; porque cualquier proceso de transformación de la masculinidad pasa por combatir esta institución que no hace sino consolidar y defender, institucionalizando de manera simbólica, legal y de mercado, el privilegio sexual masculino (el que sostiene que los hombres tienen necesidades sexuales que tienen que satisfacer necesariamente). Estamos contra la prostitución porque como dice Bourdieu, la dominación masculina se fundamenta sobre la lógica de los intercambios simbólicos, es decir, sobre la asimetría fundamental entre hombres y mujeres y esta asimetría se fundamenta en diversas instituciones que van cambiando y modificándose según la correlación de fuerzas existente. La prostitución es una de estas instituciones y al contrario que otras, por ejemplo el matrimonio, en lugar de vaciarse de sentido, lo que ha experimentado es un fortalecimiento desde los años 80 del pasado siglo como espacio de reagrupamiento de las masculinidades más vulnerabilizadas, y no solo por el feminismo, sino también por el neoliberalismo. Si a los hombres les quitas todo, al menos dales mujeres, viene a decir Rita Segato. En definitiva, estamos contra la prostitución porque esta institución refuerza el poder de los hombres como clase y es la marca del estatuto subordinado de las mujeres.

Después dice Galcerán que no va a defender la prostitución sino el sindicato que ha pretendido inscribirse hace un par de semanas. Pero algo de defensa de la prostitución tiene que haber ahí cuando el sector reglamententista ha pasado, sin solución de continuidad y sin una mínima explicación, de criticar a la industria del sexo y defender la autogestión de las putas a defender a este sindicato ignorando no solo su posición de ayer mismo, sino también algunas sospechas que sectores desde dentro de la prostitución o del sindicalismo han lanzado contra OTRAS. También ignoran evidencias como que ha habido a lo largo del tiempo varias secciones sindicales de trabajo sexual (CC.OO., CGT) a las que no se ha afiliado nadie nunca. Es curioso como este sector ignora que regular este sindicato en las condiciones actuales lo que significaría de facto sería legalizar a la patronal. Dar derechos a la patronal no redunda en absoluto en derechos para las mujeres que ejercen la prostitución. De hecho, si estuviéramos en el punto cero de las relaciones laborales en otros muchos sectores muchos de los que ahora exigen la regulación del sindicato estarían abogando por no reconocer a la patronal en ningún caso. Autoorganización sí, para combatir a la patronal, no para legitimarla y darle todo el poder, y estamos en una situación en la que podríamos evitar que eso ocurra. Parece que si hablamos de prostitución, para ciertos sectores, no es que no estén en contra, es que casi todo se legitima solo. Debe existir una posición previa, no razonada que explique esta incongruencia y me inclino por pensar que muchas reglamentaristas sucumben a un fenómeno que Slavoj Žižek describe perfectamente como característico de la posmodernidad: que el discurso hegemónico y conservador se hace pasar (consciente o inconscientemente) por antihegemónico para tener más incidencia en un mundo que ha hecho de la transgresión, especialmente en lo que se refiere al sexo, un espacio de consumo ilimitado.

El segundo artículo, de Irantzu Varela, es completamente distinto. De hecho, este es el ejemplo al que hacía referencia al principio de activistas feministas no abolicionistas con las que tenemos que caminar y seguir debatiendo, como ella misma dice en el título de su artículo. No puedo sino decir que comparto mucho del mismo; casi todo excepto las conclusiones. Dice por ejemplo de la prostitución: “(…) sabemos que su existencia está propiciada y legitimada por una visión estructural sobre las mujeres, nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, y que no podemos pedirles a las putas que desaparezcan porque sus explotaciones explícitas nos incomodan, si no vamos a luchar de manera frontal contra las estructuras que las han puesto ahí”. Desde luego que no podemos pedirles a las putas que desaparezcan, y mucho menos porque nos incomoden. Las putas no nos incomodan, todas podemos ser putas en el patriarcado (y figuradamente todas lo somos). Nos incomoda el machismo, y el sistema que crea la prostitución y fabrica a las putas.

el problema es que es el patriarcado el que crea las condiciones de posibilidad para que esas sean nuestras opciones, y no las de ellos, que suelen follar por ganas

Quizá nuestra diferente visión radique en el papel que otorgamos a la función de la prostitución respecto a dicha estructura. “Para acabar con la prostitución tal y como la conocemos, hay que acabar con el sistema que convence a los hombres de que han venido al mundo a conseguir todo lo que se les ponga en la entrepierna, y que nosotras hemos venido a dárselo o a que nos lo cojan” escribe Varela. Pues yo digo: exacto, pero digámoslo al revés: “Para acabar con el sistema que convence a los hombres de que han venido al mundo a conseguir lo que se les ponga en la entrepierna es necesario, entre otras cosas, acabar con una institución que existe, precisamente, para garantizarles ese derecho”. Que todos los adolescentes varones crezcan sabiendo que ese es su derecho y que pueden ejercerlo cuando quieran no ayuda a combatir el sistema, me parece, sino al contrario.  Es contra ese derecho que luchamos. Siguiendo con el artículo de Varela: ¿Se puede follar por dinero?, pregunta ella.  Desde luego, y por muchas más cosas: por dinero, por sentirse querida, por lástima, por miedo, por violencia, por tener una casa, por conseguir un ascenso, por todo eso se puede follar y por muchas más cosas. Pero el problema es que es el patriarcado el que crea las condiciones de posibilidad para que esas sean nuestras opciones, y no las de ellos, que suelen follar por ganas. Para que follemos por dinero es necesario que seamos pobres, para follar por sentirnos queridas es necesario crear el amor romántico, para follar por un trabajo mejor es necesario que sean los hombres los que tienen el poder laboral, para follar por miedo… es necesario tener miedo… y así todo.  Pero sigamos hablando, sigamos debatiendo; estamos de acuerdo en lo fundamental.

Finalmente tengo dudas y algunas certezas: que la prostitución es incompatible de muchas maneras complejas con una sociedad sexualmente igualitaria y que tenemos que seguir hablando e iluminando la complejidad a fin de ser capaces de convencer a compañeras y también de desbrozar el camino hacia la igualdad, que es el bien que defendemos las feministas cuando pretendemos acabar con este privilegio. El feminismo abolicionista ha sido capaz de trascender muchos de los argumentos tradicionales para preguntarnos no solo cómo se construye la explotación de las mujeres, sino cómo se construye el mundo social, con qué categorías, cómo se subjetivan quiénes son sujeto y quiénes son construidas como objeto; con qué herramientas sociales, bajo qué condiciones culturales, simbólicas y materiales se construyen las estructuras de dominación y de legitimación de dicha dominación. Este movimiento feminista se ha preguntado por todo esto y ha puesto encima de la mesa las políticas relacionadas con el cuerpo, porque como dice Celia Amorós, la liberación será corporal o no será.

CTXT es un medio financiado, en gran parte, por sus lectores. Puedes colaborar con tu aportación aquí.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Beatriz Gimeno

Escritora, activista y diputada de Unidos Podemos en la Asamblea de Madrid.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

5 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. jose

    Por cierto ¿en qué se diferencia el personal de la pornografía? ¿No hay problemas ahí? ¿No hay compraventa, etc?

    Hace 5 años 5 meses

  2. jose

    En este asunto hay dos permanentes excluidos, una realidad no planteada y una razón que nunca se baraja en otros casos: Excluidos: prostitutas y personas con capacidad disminuida (en Holanda la Seguridad Social atiende este aspecto). A ellas nunca se las convoca como sujeto principal. Son tratadas con paternalismo hipócrita. Disminuidos: imagino la respuesta y al personaje ocurrente: que se masturben. Realidad: Cuando las prostitutas no tengan ningún ingreso, ¿esos heraldos de la justicia moral se acordarán de ellas? En los otros problemas no se ven soluciones (como en el de los precarios, parados, pensionistas, excluidos sociales y tantos otros).¿Por qué esperarlas aquí cuando todo se haya olvidado? Razón no utilizada: Prohibir la prostitución porque hay mafias etc. ¿Se propondría prohibir el trabaja usual porque hay explotación muertes por ilegalidades, etc?

    Hace 5 años 5 meses

  3. migueleme

    Las abolicionistas siempre argumentan como si el problema fuese exclusivamente hombre-mujer, es decir, como si no existiese la prostitución masculina, es decir, obviando parte de los datos que deberían servir de base para la reflexión.

    Hace 5 años 5 meses

  4. Paco

    Al final, la conclusión es que mientras haya capitalismo habrá todo tipo de explotación. Acabemos con el capitalismo, esa debería ser la lucha.

    Hace 5 años 5 meses

  5. lluis cipres paltre

    Si las putas follan por dinero, les damos antes el dinero y no follaran. Todo lo que no sea tratar la falta de dinero, no es abolicionista, es seguir el sistema capitalista, patriarcal y religioso.

    Hace 5 años 5 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí