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ANÁLISIS

El empleo ya no es solución

La desregulación sistemática a la que se somete el mercado laboral merma posibilidades lejos de generarlas, coartando así la función de inclusión social activa que se le presupone a la inserción laboral

Sara Menéndez / José A. Llosa (Workforall) 17/10/2018

<p>Umbral de pobreza.</p>

Umbral de pobreza.

J. R. Mora

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El modelo social europeo concentra todos sus esfuerzos –y la inmensa mayoría de sus fondos– en la inserción laboral. Este equipo de investigación, centrado en el análisis de condiciones laborales, está, paradójicamente, cada vez más convencido de que el trabajo como medida de inclusión tiene muchas lagunas en la inmediatez del momento actual, y no pocas sospechas si pensamos en el futuro del empleo. La desconfianza del trabajo remunerado como medida de inclusión social eficaz responde a dos sucesos sociales que ya analizamos en publicaciones previas: los trabajadores pobres y el trabajo de cuidados.

Como sabemos, en 2008 la crisis económica agudizó y aceleró la precarización del mercado laboral, un fenómeno que se estaba instaurando por medio de la flexibilidad laboral. En palabras de Luis Enrique Alonso, la precariedad es un elemento “estructural” del actual modelo económico, un factor esencial para su funcionamiento óptimo. El mercado laboral necesita, así, la inestabilidad de nuestros contratos y salarios para que las empresas puedan mantener el lugar que desean en él. De ahí se derivan varios fenómenos significativos. Uno de ellos, el que pone más claramente en jaque la insuficiencia de la inserción laboral como medida de inclusión, es el de los trabajadores pobres.

Según la OCDE, España es el quinto país del mundo con mayor tasa de trabajadores pobres. El quinto del mundo y el primero de Europa. Si acudimos a los datos oficiales del INE, se observa claramente que desde 2013 el desempleo va decreciendo, pero el porcentaje de trabajadores pobres aumenta. Se trata de dos fenómenos relacionados, pues la temporalidad de los contratos convierte las trayectorias laborales en una rueda de fases sucesivas de empleo temporal y desempleo. Ocurre especialmente en grupos sociales más vulnerables, como son las madres solas, personas mayores de 45 años, parados de larga y de muy larga duración, que se ven en la tesitura de aceptar condiciones laborales de muy mala calidad. Y la pobreza, ya sea trabajando o no, lejos de ser un bache vital, se cronifica y se hereda.

El informe Trabajadores Pobres y Empobrecimiento en España de la Fundación 1º de Mayo (2012) recoge los factores de riesgo de caer en la pobreza laboral. Por un lado, tenemos los clásicos: los contratos temporales, las jornadas parciales, el trabajo informal y el autoempleo. Es muy importante tener presente este último, porque si bien el emprendimiento parece la forma de escapar de relaciones laborales perversas o del desempleo, se acompaña de unas condiciones que nos pueden sumir en la pobreza a una gran velocidad. Pero se suman factores sociodemográficos, como el ser mujer, ser joven, ser mayor de 45 años, tener un nivel educativo bajo, ser inmigrante o tener diversidad funcional. 

Existe otra condición determinante para caer en riesgo de pobreza y exclusión social, que es el tener hijos. Prioritariamente debido a una inatención desde la política pública a los asuntos relativos a crianza y cuidados. Este es un fenómeno común en los países del área mediterránea de Europa, con una mayor tradición de otorgar a la familia extensa el rol de apoyo instrumental, especialmente para el cuidado de hijos y mayores. Esto parece ser un freno, o excusa, de la Administración a la hora de poner en marcha recursos eficaces de conciliación y de cuidados. Pero contar con esa familia extensa, o que ellos quieran o puedan desempeñar labores de cuidado, no es un derecho, sino una circunstancia. Máxime cuando la movilidad geográfica por motivos laborales es un problema entre la población joven. Resulta insostenible exigir movilidad a los trabajadores, especialmente a los jóvenes, mientras que no hay políticas de crianza, y a la vez solicitar un empuje demográfico ante sociedades indefinidas.

Aun así, con familia o no, estas tareas y trabajos no remunerados recaen en un porcentaje significativamente mayor en las mujeres, una de las condiciones que alimentan la feminización de la pobreza. Así, la realidad del trabajo femenino ya la conocemos: parcialidad, desempleo, acoso a la maternidad, techos de cristal... En este sentido, no olvidemos el colectivo de familias monoparentales, encabezadas por mujeres en 3 de 4 casos, como uno de los más vulnerables a caer en riesgo de pobreza.

Sin embargo, habría que pensar en las causas de esta situación –que nos dan respuesta de las soluciones–. Mientras no haya reconocimiento para el trabajo de cuidados, no haya políticas de crianza más allá de los parches de conciliación, y mientras los cuidados se nos sigan atribuyendo a nosotras, no hay más posibilidad que situarse ante un marco social discriminante para todas las mujeres.

En definitiva, y volviendo a la idea inicial, debemos repensar la inclusión social, y no construirla sólo desde el empleo. Debemos recordar las personas que no van a poder acceder a ningún tipo de trabajo remunerado en lo que les queda de vida laboral. Además, poniendo el foco en otras vías de inclusión social, quizá podamos ayudar, en cierta medida, en la consecución de unas mejores condiciones de trabajo cuando los colectivos más vulnerables no se vean obligados a caer en la espiral del trabajo pobre. Así, empleo no es una solución, no es una manera de seguir tirando, sino que actualmente forma parte del problema.

En el fondo de este planteamiento radica la necesidad de pensar en el trabajo de las personas en nuevos términos. La visión reduccionista de la producción capitalista sigue siendo tan válida hoy, como en el momento de su formulación: el empleo representa la venta del trabajo. A partir de ese punto, el trabajo se convierte en elemento central de la vida en sociedad, ya que el trabajo, como motor de producción, es la moneda de cambio económica. Es difícil pensar en la justicia social en base al trabajo como empleo, ya que sustenta un modelo de mercantilización de nuestra vida, que siempre, y de manera incondicional, terminará superponiendo el valor de mercado sobre la dignidad de las personas.

En términos concretos, los momentos de crisis son momentos de reflexión. Igual que en Mayo del 68, que también está de aniversario, los estudiantes franceses reflexionaban de modo rupturista que “es proletario el que no tiene ningún poder sobre su vida cotidiana y lo sabe”; el cambio de enfoque sobre el trabajo como empleo nos lleva, necesariamente, a que esa reflexión sea perfectamente vigente en la actualidad.

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NOTA: Este artículo recoge y amplía parte de la intervención de Sara Menéndez en la Comisión Especial de estudio de la situación pobreza y desigualdad social de la Junta General del Principado de Asturias.

El modelo social europeo concentra todos sus esfuerzos –y la inmensa mayoría de sus fondos– en la inserción laboral. Este equipo de investigación, centrado en el análisis de condiciones laborales, está, paradójicamente, cada vez más convencido de que el trabajo como medida de inclusión tiene muchas lagunas en la...

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Sara Menéndez / José A. Llosa (Workforall)

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8 comentario(s)

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  1. fab

    Con derechos humanos, democracia, redistribucion y moneda, la base y origen de todo el sistema monetario es una RBU. El trabajo remunerado para otros y el comercio, son cosas que se hacen para sacarse un buen extra adicional (no para que no te maten y te arruinen si no lo haces).

    Hace 5 años 5 meses

  2. cayetano

    A José María, ¿qué eres de la gran patronal?, te ha faltado dar las gracias a los trabajadores pobres y no sólo a sus centrales sindicales mayoritarias, que no únicas. No es que sea fans de UGT y CC.OO, pero responsabilizar de la pobreza laboral a los sindicatos parece exagerado. Y a simple lectura, no sé sabe desde que lado del tablero ultraradical lo haces. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 5 meses

  3. José María Crespo

    Según la OCDE, España es el quinto país del mundo con mayor tasa de trabajadores pobres. El quinto del mundo y el primero de Europa. ¡Gracias UGT! Gracias CCOO!

    Hace 5 años 5 meses

  4. cayetano

    A Braulio, que el Capital no servirá como medio de relaciones sociales es casi seguro, pues es el enves del Trabajo( en proceso de marginación y automatización). Pero la desaparición del Capital no alumbra per sé otras relaciones de mediación más benévolas. La Historía hasta la fecha no ha dado saltos, y cabríaque existiendo ya relaciones de dominio basadas en la propiedad, el postcapitalismo fuera distópico. Distópico hasta el extremo de acabar con parte de la población, innecesaria para el Capital y Trabajo que no existen en dicho futuro, y acabando con el problema de regeneración planetaria por genocidio masivo de población, sea directa e inmediatamente o lenta e indirectamente. Diciéndote esto pretendo situarte ante una realidad que no está predicha, y que no es maniquea, ni silógica. La realidad no se describe con un si quereis capitalismo pues que os jodan, los cinco jinetes de la apocalipsis. Cosa que podría pasar, pero no necesariamente. Pero también que se jodieran miles de millones, y continuaran relaciones de dominio fundadas en la propiedad y probablemente más bárbaras, si cabe. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 5 meses

  5. braulio

    Mientras asumáis el Capital como una herramienta valida de relaciones humanas en general, y de relaciones comerciales, de negocios y de producción, la Humanidad entera está abocada al completo sufrimiento e injusticia. El final del Capital se aproxima inexorable, falta decidir si en el futuro decidirán que les lleve a todos por delante o tomen las decisiones adecuadas y la humanidad cambie hacia el comunismo libertario o la anarquía gradualmente. Los problemas inasumibles se aproximan y no queda ya tiempo para retractarse. Enhorabuena por aceptar los frutos podridos del Capital, ahora y en el futuro no tan lejano la Humanidad lo pagará caro en mayor medida y más claramente que antaño y en el presente. Y solo quedará hacer Justicia, o padecer aun más el injusto sacrificio.

    Hace 5 años 5 meses

  6. cayetano

    A José Lázaro y Sergio B. No pienses que dices una chorrada con delinquir para asegurarte techo; en Japón -cuyo sistema penitenciario no conozco- que l@s ancian@s delincan para ingresar en prisión y contar con los cuidados que dices y compañía parece que no es extraordinario. Sergio creo recordar que han existido sistemas heredados de los gremios, pero sindicales que era necesaria la pertenencia al sindicato para la contratación empresarial. En la ficción cinematográfica de Hollywood se desdibujaban los perfiles de las prácticas de dichos sindicatos asimilándolas a la mafia, hasta al punto que a esta se la llamó sindicato del crimen. De lo que el artículo habla sin nombrarlo, es del proceso de aceleración productiva bajo el capitalismo que marginaliza al trabajo respecto al conjunto de la producción, reduciendo su papel como valor de mediación en la relación y estatus social. Esta realidad estructural que no sintomática o coyuntural de la fase actual del sistema capitalista, es la que requiere de iniciativas como la RBU o el TSG. Cuando han sido posibles otras alternativas, sin necesitar intervención del Estado (sin paliar perjuicios y daños) ha operado el destruccionismo creativo Shumpeteriano. Sin embargo, la teórica sustitución del cuerpo empresarial obsoleto y caduco por el eficiente, no está alumbrando creacionismo alguno. Más bien el crecimiento económico sigue sostenido sobre depredación vía precarización laboral y clase media menguante, junto a nuevas burbujas financieras sobre activos financieros nuevos y el clásicos como el inmobiliario. De momento el nuevo cambio de modelo productivo a impulsar por el actual gobierno, sólo balbucea ante su debilidad, aunque al menos ya emite sonidos. Pensar hoy día que la alternativa a la no intervención del Estado es la libre competencia de la acción de ciudadanos individuales, es no saber dónde estamos. La economía en su conjunto se ve afectada por sectores económicos estratégicos, que en España son oligopolios unos, y otros de alta concentración corporativa (finanzas, energía, turismo, construcción, comunicaciones…). De forma, que no sólo los precios-indicadores de la realidad económica- son resultado de la colusión de las mismas. Sino que no estaríamos muy errados si pensáramos que el qué hacer económico en buena medida está organizado o planificado por la acción de las mismas, sea en unos casos por pacto tácito, o implícito por comportamientos similares al juego del prisionero (en que la opción de una corporación dominante restringe el margen de acciones del resto). Con ello, tampoco se defiende como varita mágica cualquier fórmula de intervención estatal. Pero sí se prefiere que las líneas estratégicas del qué hacer económico sean de origen estatal-democrático, a origen de voluntad privada y ademocrática de grandes corporaciones económicas. Podrás decirme que sería preferible la acción directa e individual del ciudadano, a lo que además de reparos filosóficos a su propia formulación, cabría plantear que el propio contexto económico lo coloca en el terreno de la fantasía. Como sería fantástico que el gobierno respondiera a la libre voluntad de los ciudadanos en igualdad de oportunidades, cuando somos humanos y nuestra capacidad esta limitada a conocer (interactuar previendo respuestas) como máximo a un grupo de 250 personas. A partir de la cifra de 250 personas cualquier delegación o representación comienza a distanciarse del conocimiento directo, para comenzar a ser cada vez más simbólica. Y a dicha incapacidad hemos de sumarle la ya mencionada desigualdad de oportunidades que reside, entre otras, en la alta concentración económica de los sectores estratégicos de la economía. De esa incapacidad humana para conocer más allá de 250 y de la desigualdad de oportunidades, entre otras, deviene la importancia de las políticas de transparencia para la salud democrática. Un cordial saludo.

    Hace 5 años 5 meses

  7. Sergio B

    Lo que no se yo si es solucion es intentar que el gobierno sea el empresario de todo el mundo. Si no se dejase a los empresarios depredar en los trabajadores, no seria necesaria intervencion del gobierno y por mi parte, que lo unico que me da mas asco que un politico es un empresario, me parece que eso seria mejor. Lo que se necesita es empoderamiento de los trabajadores no sustituir un empresario por un burocrata, que no es peor, pero es un problema igual. Si hay que ayudar a todos, pero yo prefeririar que parte de usar mis impuestos para una renta universal, el gobierno organizara empresas para la gente explotada y despues pasase la titularidad a los trabajadores, no que se la vendiese a un amigo. La limpieza de madrid deberia hacerla la empresa “madrid de limpieza” propiedad de los trabajadores de limpieza de madrid y con el dinero que le saquen al ayuntamiento que se las apanen entre ellos. Las kellys no deberian de hacer huelga, deberian de hacer una empresa de limpieza, la unica empresa de liempeza del pais si todas se apuntan a ella y negociar los precios y los sueldos que les saliesen de las narices, para ello necesitarian un apoyo claro del gobierno, que lo organizase, lo publicitase y que fuera imposible enganar a nadie, desde pequenito que lo sepas, si quieres limpiar en un hotel, apuntate a la empresa de las kellys, no aceptes tratos con nadie mas que solo va ha explotarte. Es un comienzo, pero lo que deberia ilegalizarse es la venta del trabajo en si, nadie deberia de poder comerciar con el trabajo de los demas, tu trabajo lo haces en tu empresa y tu recibes los beneficios de ello, ni emprendedores, ni gobiernos y mucho accionistas, deberian recibir dinero de sus trabajadores, no deberia haber sueldos sino solo beneficios a repartir entre los que han trabajado. No digo que eso fuera a acabar con las desigualdades, por que cada cual iria a la suya en su empresa, pero al menos no tendriamos parasitos chupando la mitad de la produccion por no hacer nada. Si dejamos al parasito casi matar a la gente para luego ayudarla a que no se muera, no se hasta donde estamos ayudando a la gente o al parasito. Sin estado del bienestar estamos peor, pero tambien mas cabreados y a lo major podemos darnos cuenta de que no necesitamos caridad ni ayuda del gobierno lo que necesitamos es que parasitarnos y aprovecharse del fruto de nuestro trabajo sea ilegal. Yo no quiero que la accion del gobierno sea ayudar a los pobres o redistribuir la riqueza, quiero que corriga lo que hace que en la sociedad haya pobres y desigualdad y eso no son ayudas o reconocimientos, se necesitan cambios importantes de paradigmas.

    Hace 5 años 5 meses

  8. José Lázaro

    Hay dos aspectos prácticos de este debate que me resultan imposibles de digerir y que creo q se obvian por esa mala costumbre tan generalizada estos días de no llamar a las cosas por su nombre. O no ponerlas en contexto. Respecto a los trabajadores con rentas bajo el umbral de pobreza, y salvando los rasgos identitarios, se trata de esclavitud en clave moderna. Una esclavitud en las q las condiciones dadas a los esclavos son peores q las q se les daban a los africanos en las plantas de algodón del sur de EE. UU. o qué decir de los esclavos en las sociedades romana o ateniense. Hoy en día la renta por la q se “cambia” el trabajo del esclavo, no le da para costearse un techo, comida o medicinas. Las cadenas siguen existiendo, aunque sean las de la necesidad. Y el abuso legal, blanqueado por leyes a toda sazón injustas, no es mejor que el de la época. Es trágico ver a gente q pasa horas en el metro o en autobuses, por no decir caminando, para ir a un lugar donde ser explotadas. A orillas del río Mississippi colgaban a los negros rebeldes de los árboles o violaban a sus mujeres. Hoy la maquina neoliberal empuja a los esclavos al suicidio y a muchas mujeres a la prostitución. ¿Y por qué nadie habla de derogar la esclavitud en España? ¿Es que queda alguna duda de que nuestra “democracia” codirigida por la Troika no es más que un simple régimen esclavista? Yo no veo la diferencia. ¡Y estamos en 2018! La segunda reflexión es sobre el sistema penitenciario. Y dejemos a un lado la idea de algunos de convertir nuestras cárceles en campos de concentración. Mi pregunta es: ¿Qué sociedad pensamos q estamos construyendo cuando a nuestros mayores y a los menos privilegiados, entre los que incluyo a los parados de larga duración y a los trabajadores pobres, no les damos cobijo, comida caliente o atención médica como lo hacemos con aquellos q roban, matan o violan? Aún no entiendo como no hay más gente desesperada q se lía la manta a la cabeza y busca una buena excusa para q lo enchironen. Al fin y al cabo, no se morirían solos, abandonados, muertos de frío y de hambre en un cuartucho o bajo unos cartones en un cajero. Por último y en línea con lo de la asistencia. Desde la posición privilegia que da la tecnología, se aprecia ya claramente q el mercado laboral del futuro pasa por la atención social, los cuidados a enfermos y personas mayores, y pasa por q ese trabajo lo lleven a cabo humanos y no máquinas, q están lejos de ser capaces de hacerlo. Por ello es necesario acelerar la inserción de ese mercado y esas oportunidades en nuestro mundo laboral y tecnológico. Estamos perdiendo otro tren y ahora ya no pasan cada 15´.

    Hace 5 años 5 meses

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