Françoise Benhamou / Economista y profesora de universidad
“Es muy importante transmitir el mensaje de que la cultura no es para las élites, sino para todo el mundo”
CTXT / El Observatorio Social Social 13/11/2018
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Para Françoise Benhamou (Uchda, Marruecos, 1952) entender cómo ha cambiado el consumo cultural con la irrupción de las nuevas tecnologías es una de las principales vías para acercarse a la integración de dos campos tan importantes como la economía y la cultura. Profesora en la Universidad París XIII, en años más recientes ha comenzado a colaborar con instituciones públicas y privadas de estos ámbitos, como la Junta Directiva del Museo del Louvre y la Autoridad Reguladora de Comunicaciones y Publicaciones Electrónicas de Francia.
Según la economista, invertir grandes cantidades de dinero no asegura el éxito a la hora de hacer más accesible la cultura. Así ha sido, por lo menos, la experiencia francesa: tras numerosas inversiones, los datos mostraban que el perfil de los usuarios que consumían cultura era más bien homogéneo, y en su gran mayoría seguían perteneciendo a clases medias y altas, especialmente aquellas que contaban con estudios superiores.
Esta experiencia, la dificultad para abrir la cultura a nuevos públicos, es algo que ella misma ha vivido en el Louvre. Pero, ¿puede la tecnología ayudar a solventar este problema? Según Benhamou sí, pero solo una parte.
La economista pone como ejemplo lo que ocurrió con el videoclip que Beyoncé y Jaz-Z grabaron en el museo y que rápidamente se viralizó en internet. O lo que se puede hacer con las tablets y los videojuegos: “Es necesario que la gente sienta la cultura más cercana y accesible. […]Es muy importante transmitir el mensaje de que la cultura no es para las élites, sino para todo el mundo”.
Pese a esto, las distintas medidas que se han tomado en Francia para hacer más accesible la cultura sigue afrontando problemas importantes. Por un lado, los presupuestos para potenciar estas políticas suelen verse recortados en muchas ocasiones. Por otro lado, según comenta Benhamou, es difícil atraer personas y familias con niveles educativos bajos, pero es todavía más difícil que vuelvan: “El gran desafío es convertir al visitante primerizo en un usuario fiel”.
En lo relativo al precio para acceder a la cultura, en el que se ha aplicado una reducción de las tarifas, parece que el efecto es muy limitado. No ha servido, una vez más, para cambiar el perfil de los visitantes. Para solucionar estos problemas, asegura la economista, es fundamental dar prioridad a la educación: “No me refiero solo a las visitas escolares, sino al hecho de introducir el aprendizaje de las artes a través de la participación de artistas o escritores en las actividades escolares”.
Otro problema que puede surgir con estas nuevas formas de consumo es el propio dominio de la tecnología. Una de las medidas del Gobierno francés, que incluye un pase cultural para jóvenes a través de una aplicación móvil, ha recibido críticas. Primero por el coste que supondrá, pero también porque no está claro si solo serán los jóvenes que ya están insertos en la cultura los que se beneficien de la medida.
La tecnología, advierte Benhamou, plantea además paradojas importantes: permite un acceso más sencillo, pero puede limitar la socialización que implica visitar un museo o un cine. No debe, por lo tanto, actuar como sustitutivo de la experiencia física de consumir cultura.
En cuanto a lo que puede significar la tecnología para los propios artistas, la economista señala de nuevo el carácter ambivalente de la relación. Por un lado, internet y las distintas plataformas de difusión están permitiendo que el trabajo de los artistas pueda llegar a mucho más público. Al mismo tiempo, resurge el debate sobre la remuneración de los creadores, la gratuidad en internet o las dificultades para generar ingresos. Para solucionar estos problemas, Benhamou propone una intervención del sector público. Por ejemplo, regulando los servicios de streaming y que se promuevan acuerdos justos entre artistas y compañías.
La economista señala que todas estas circunstancias se engloban dentro de un concepto que ella denomina "monetización de la cultura". En términos generales, se refiere a la capacidad para generar beneficios y sostenibilidad en la cultura: “La solución para conservar el patrimonio cultural consiste en combinar la financiación pública con la privada”.
Y, ¿las fórmulas para cambiar la idea de que la cultura es gratuita, un pensamiento muy extendido desde la era de internet y la piratería? “La clave para desarrollar el mercado de los productos digitales es encontrar el precio justo”, comenta Benhamou, que también señala a los responsables de la cultura como unos de los principales culpables de la situación, fijando durante mucho tiempo precios que la gente no estaba dispuesta a pagar.
También es necesario, señala la investigadora, un programa integral en todo el sector de la educación que sirva para reflexionar sobre el uso de internet. Algo que no solo debe implicar a los alumnos, sino también a los padres y al profesorado.
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Aquí puedes ver la entrevista al completo https://observatoriosociallacaixa.org/es/-/entrevista-francoise-benhamou