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Silvia Federici / Activista, historiadora e investigadora feminista

“El sexo para las mujeres ha sido siempre un trabajo”

Nuria Alabao 15/11/2018

<p>Silvia Federici.</p>

Silvia Federici.

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En sus charlas en España o Argentina llega a reunir a miles de mujeres que siguen a esta veterana historiadora y activista, hoy una verdadera referencia del feminismo autónomo. En su último libro publicado este año, El patriarcado del salario, Silvia Federici dialoga o más bien actualiza el marxismo a partir de los análisis feministas de la reproducción social. Tema que ya trabajó en la que es probablemente su obra más conocida: Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria (Traficantes de Sueños, 2004), donde hace una aproximación histórica al despegue del capitalismo poniendo el foco en el trabajo no remunerado de las mujeres.

Durante los años 70, Federici fue una de las principales animadoras del movimiento que reclamaba un salario para el trabajo doméstico como herramienta de lucha y emancipación de las mujeres. Precisamente, su próximo libro es una recopilación de textos sobre esta cuestión que la editorial Traficantes de Sueños sacará a principios del año que viene. Federici dice que vendrá a presentarlo en marzo porque tiene ganas de participar en la manifestación feminista española que ya se ha convertido en una referencia mundial del movimiento de mujeres.

Federici es una de las firmantes del manifiesto “Nunca sin nosotras” que pide la retirada de la denuncia contra el sindicato de trabajadoras sexuales OTRAS. Hablamos con ella por videoconferencia para saber sus razones para firmar y para que comente cómo sus investigaciones pueden alumbrar el tema de la prostitución.

En España estamos asistiendo a fuertes polémicas relacionadas con un sindicato de trabajadoras sexuales que el Gobierno quiere ilegalizar y al que han demandado algunas organizaciones feministas. ¿Qué piensa de este debate?

Creo que una postura así por parte del Estado y de los grupos feministas que son abolicionistas es muy hipócrita. Claro, yo también soy abolicionista: quiero abolir el capitalismo; quiero abolir el trabajo asalariado; quiero abolir la explotación. También quiero abolir el que las mujeres tengamos que vender nuestro cuerpo y nuestro cerebro para poder sobrevivir. Muchas veces vender tu cerebro es peor que vender tu cuerpo. Entonces, ¿qué abolicionismo queremos? No podemos decir: este tipo de explotación es aceptable y esta no. Eso implica establecer jerarquías entre las mujeres en relación a qué tipo de explotación están sometidas o soportan. Es verdaderamente una forma de moralización que no tiene en cuenta que esas mujeres igual no tiene otra alternativa mejor.

Es una cuestión política fundamental reconocer que la prostitución –sobre todo para la mujer– tiene que ver con una condición estructural, con algo que está enraizado en la posición económica y social de las mujeres desde hace mucho tiempo. Desde el principio del capitalismo las mujeres siempre han tenido que venderse, no solo en el mercado laboral, sino también en el mercado del matrimonio. El matrimonio con la cobertura del amor ha sido un mercado que implicaba la posibilidad de supervivencia económica. Entonces, prostituirse de una manera o de otra ha sido –y sigue siendo– el destino de las mujeres. Pensar que las mujeres únicamente venden su cuerpo en la calle o en un burdel es una ilusión, es una mentira. Las mujeres se venden de muchas formas y usan su cuerpo porque muchas veces no hay alternativa. Por ejemplo, en los Estados Unidos las mujeres que trabajan como camareras no tienen un salario regular sino que dependen de la propina. Cuando se acercan al final de mes, tienen que resultar atractivas y ser amables para buscar propinas más altas. Muchísimas veces en los lugares de trabajo asalariado la mujer ha necesitado utilizar su cuerpo para mantener su salario, para conseguir mejorías o para no ser despedida, porque a veces no puedes decir que no a tu jefe por miedo. Hay que ver esta cuestión como estructural de las mujeres sin recursos que desde hace mucho tiempo han necesitado usar sus cuerpos de muchas formas para sustentarse.

Otros argumentos de las abolicionistas giran en torno a los efectos simbólicos de normalizar la prostitución y dicen que legitimar la prostitución es legitimar a los proxenetas y a la industria del sexo.

Pensar que solo la prostitución está conectada con la violencia es también una forma muy ciega de ver las cosas. Violencia no es solo violencia física. Cuando tienes que trabajar quince horas seguidas y no puedes ni ir al baño o no puedes descansar hasta que completas tu trabajo; cuando trabajas en un lugar donde se fumigan pesticidas o en una zona tóxica –en la electrónica por ejemplo– eso es violencia. Si hablamos de luchar contra la violencia hay que luchar contra todas las violencias, no vamos a elegir diferencias que son verdaderamente ficticias, porque se muere y se sufre de muchas maneras.

Es importante para el movimiento feminista destacar que la violencia no es una cosa uniforme, que la violencia se escribe de formas distintas pero que tiene un elemento común. No nos corresponde a nosotras establecer jerarquías, decir quiénes son las mujeres buenas o las malas o las forma de explotación que podemos aceptar y las que no. Si desde un lugar donde tienes varias opciones le dices a otra mujer: “No debes hacer esto”, estás hablando desde una posición de privilegio. Claro que a ninguna mujer le gusta venderse de esta manera, pero no es la única forma de venderse. ¿Qué vamos a decir de las mujeres que trabajan en los ejércitos o en las cárceles? ¿Es mejor dedicarse a eso? ¿Y las que nos golpean en las manifestaciones cuando protestamos? Entonces, mi filosofía y política feminista es que debemos luchar para expandir las posibilidades de sustentarse de las mujeres, para reducir o abolir la necesidad de venderse, no solamente de vender nuestros cuerpos, sino también de vender nuestros brazos, vender nuestras mentes o nuestros corazones. Pero si a una mujer le permite mayores posibilidades vender su cuerpo que trabajar en una máquina veinte horas al día, yo no voy a ser la que le diga que no puede hacerlo.

También soy contraria a la glorificación del trabajo sexual, ni glorificar ni degradar. Es una forma de trabajo y la lucha está en que podamos organizarnos en todos los trabajos y organizarnos también para que tengamos posibilidades de escapar de todos ellos y no tener que estar obligadas a vendernos de ninguna manera.

También se dice que no se puede separar trabajo sexual voluntario y la trata de mujeres con fines de explotación sexual.

No hay que negar que la trata existe pero no se puede pensar que todo es trata y que todas las mujeres que se dedican al trabajo sexual son víctimas. Hay miles y miles de mujeres que dicen que están angustiadas porque algunas feministas las degradan así o porque intentan ir contra sus clientes. Pero existe toda una evidencia empírica que demuestra que miles de mujeres ejercen voluntariamente.

¿Qué hacemos con la prostitución en el debate de la legalización?

Para mí hay dos caminos diferentes: el camino de la legalización y el de la descriminalización. En el primer caso significa que el Estado pone toda una serie de reglas. En el otro, que el Estado no se entromete, que simplemente es un trabajo que no se considera un crimen. Muchos movimientos de trabajadoras sexuales luchan por la descriminalización y yo estoy con ellas.

¿Cree que las luchas para el reconocimiento del trabajo doméstico de las que ha formado parte en los años 70 y todas las discusiones sobre la consideración de lo que es o no trabajo pueden iluminar algo el debate sobre el trabajo sexual?

Este discurso tiene que ver con la discusión sobre la división sexual del trabajo en la sociedad capitalista. La tarea histórica de las mujeres ha sido la de reproducir la fuerza de trabajo –parir y criar a los futuros trabajadores–. Ahí está contenido el significado que ha tenido el sexo para las mujeres: ha sido siempre un trabajo. Esto se puede verificar porque desde el principio del capitalismo la sexualidad de la mujer ha sido regulada por el Estado en todas sus formas con penalizaciones muy fuertes que podían implicar incluso la muerte. Por eso decimos que para las mujeres la sexualidad nunca ha sido un placer, siempre ha sido una obligación. Por ejemplo en el matrimonio era una tarea al mismo nivel que limpiar, cocinar o cuidar de los niños. Si estabas cansada por la noche o no querías no podías decir que no, porque se presumía que cuando te casas, el hombre tiene derecho a tu cuerpo en cualquier momento. Muchísimas mujeres han intentado defenderse. La famosa frigidez de las mujeres debe ser vista como una forma de lucha, una forma de absentismo, una forma de decir “No”, de no participación en una situación en la cual prácticamente nunca puedes controlar las condiciones de tu actividad sexual, que siempre se mostraba muy reglamentada, muy penalizada y muy canalizada de formas que complacían a los hombres pero que no estaban destinadas al placer de las mujeres.

Es importante comprender que cuando se habla de trabajo sexual hay un continuo entre el sexo doméstico de la familia y el sexo que se vende en la calle. En el caso de la familia, la mujer también estaba con un hombre porque él le garantizaba la seguridad económica y eso implicaba –y todavía hoy en según que lugares– la condición de deber copular con él cuando él quería.

Muchas trabajadoras sexuales han dicho que el movimiento de liberación de las mujeres de los años 70 que ha examinado mucho esta condición del trabajo doméstico ha dado poder a las prostitutas para movilizarse y para visibilizarse y poder decir: “somos trabajadoras”. Antes eran siempre las mujeres invisibles detrás de la puerta de los burdeles o en la calle de noche. Eran las mujeres de las cuales no se podía hablar. El movimiento feminista les ha dado la posibilidad de hablar y de decir: “Estamos aquí. Somos trabajadoras, no nos llaméis prostitutas porque tiene connotación degradante, llamadnos trabajadoras del sexo”… El coraje venía del impulso del movimiento feminista que había empezado a contestar la sexualidad que la mujer vive en el capitalismo.

No se puede hablar de prostitución sin hablar del régimen de fronteras. Muchas de las que se dedican son inmigrantes, y una buena parte no tiene papeles, es decir casi ningún derecho, están obligadas a la clandestinidad total. ¿Cómo están vinculadas estas dos cuestiones, la de la vulnerabilidad de las mujeres migrantes sin derechos y la prostitución?

Está muy claro que cuando se ataca a las trabajadoras del sexo sobre todo se ataca a las mujeres que se han dedicado a la prostitución porque tenían menos opciones económicas. En muchos casos porque han decidido que podían ganar más sueldo con el trabajo sexual que en otros trabajos. Este es el caso por ejemplo de muchas mujeres que habían migrado para trabajar como empleadas domésticas o en el trabajo de cuidados y después se han dado cuenta de dos cosas. La primera, que no ganaban casi nada, sobre todo si no tenían papeles legales, pero incluso teniéndolos los salarios son muy bajos. En segundo lugar, que como trabajadoras domésticas o de cuidados en una casa eran vulnerables a muchísimos abusos sexuales que no podían denunciar porque no tenían papeles o porque se podían quedar sin trabajo. Estos trabajos no están libres de violencia. Entonces algunas piensan que es mejor prostituirse porque puedes ganar un poco más, conociendo los riesgos también, claro.

Pero hoy las prostitutas no son solo víctimas, se organizan también. Hoy hay un movimiento, no estamos en el año cero del trabajo sexual, hay un movimiento de mujeres que se organizan, que se movilizan a nivel internacional en Australia, en Bolivia, en India. Por ejemplo cuando se juntan y buscan un lugar donde trabajar y así se pueden proteger si algún cliente intenta abusar de ellas. Lo sé porque he estudiado un poco la situación de las trabajadoras del sexo en Italia, en gran parte de origen africano. Ellas también se organizan pero están sujetas a muchísimos chantajes, es un trabajo de riesgo. Las mujeres que se enfrentan a las formas más violentas de trabajo sexual son las mujeres negras africanas extranjeras de extracción proletaria.

También he visto que estas mujeres rechazaban considerarse mujeres malas o degradadas. Decían: “Bueno, es un trabajo terrible pero mi hermana puede ir a la escuela, pero mi papá y mi mamá ahora tienen una casita; esto les ha permitido no tener que vender la tierra…”. Y se sentían orgullosas porque habían contribuido al bienestar de su familia. Lo que pasa es que ahora en muchas metrópolis las trabajadoras sexuales migrantes son las que ocupan todavía los escalones más bajos, las que trabajan en la calle y las que se arriesgan más.

Usted también ha trabajado estas cuestiones en Calibán y la bruja, ¿cuál es la relación entre la prostitución y la acumulación originaria que se basó en la expropiación de los bienes comunes?

La transición al capitalismo nos da una imagen muy clara de la situación de las mujeres en la sociedad. Por un lado la prostitución se expande. La historia nos dice que había prostitutas en todas las esquinas de muchas ciudades en el siglo XVI y XVII, mujeres jóvenes desplazadas de su tierra y separadas de los bienes comunes. Hay un proceso de masificación de la prostitución. Y por otro lado, el Estado introduce la penalización. Incluso en muchos países europeos llegará a haber pena de muerte cuando antes del surgimiento del capitalismo la prostitución era legal. O sea, se convierte en trabajo ilegal y al mismo tiempo se expande porque es uno de los pocos recursos que la mujer tiene para sobrevivir. Esto da cuenta de toda la hipocresía del Estado. Nace mano a mano con el trabajo doméstico no pagado, con la desvalorización de la reproducción de la vida y de la fuerza de trabajo.

La inquisición por su parte empieza a introducir también torturas: como una en la que ponían a una prostituta atada a una silla y la sumergían en agua para asfixiarla o le cortaban la nariz y las acusaban de inmoralidad sexual, de ser prostitutas. Esta es una de las acusaciones más frecuentes en los juicios contra las brujas –a pesar de que muchas veces eran viejas–. Entonces, la prostituta es la imagen de la mujer que copula con el demonio por dinero. Esa imagen ha sido fundamental en la demonología. La prostituta ha sido fundamental en la construcción de la imagen de la bruja: la mujer que pide dinero por sus servicios sexuales, la mujer que pide dinero por la reproducción es la más mala, es la sirvienta del demonio. Esto es muy eficaz para disciplinar a todas las mujeres. Si eres mujer no tienes acceso al trabajo asalariado que es masculino, pero te queda el matrimonio donde el sexo no se puede cobrar pero forma parte del pacto así como el resto de tareas domésticas.

Estamos en medio de una oleada internacional feminista, ¿cómo deben ser tratados estos temas? ¿Qué tiene que hacer el movimiento social con el movimiento de prostitutas?

El movimiento de las trabajadoras sexuales empieza de forma fuerte en Europa en 1975, después de que algunas de ellas ocuparan una Iglesia en Lyon –Francia–, para denunciar la matanza de prostitutas que era la consecuencia de una nueva ley que ponía límites al ejercicio de la prostitución en hoteles. Muchas fueron asesinadas por trabajar en calles periféricas y desprotegidas. El movimiento feminista no se esperaba algo así. A la Iglesia llegaron muchísimas mujeres y prácticamente en dos meses se creó un movimiento a nivel europeo –en Francia, en Italia– dónde estábamos todas, también las feministas. Estaría bien investigar cómo se ha producido después esa división en el feminismo sobre esta cuestión que yo creo que fue a partir de 1980.

¿Por qué durante esa década?

Puede ser porque comienza el discurso de la trata. Está claro que en muchos casos es verdad. Lo sabemos porque en algunos países muchas veces son niñas las que son prostituidas y esto es muy importante verlo. No hay que ignorarlo, hay que luchar contra ello. Muchas veces son las madres que las vendan. En Filipinas o en varios lugares de la India puedes ver que se venden a niños y niñas en mercados donde los compradores de carne humana contactan con los parientes.

¿Y por qué las venden? Las venden porque están endeudados por culpa de las políticas del Fondo Monetario Internacional, de la Unión Europea o del Banco Mundial. Los ajustes estructurales han endeudado a un montón de gente. La política extractivista expulsa a la gente de las tierras de cultivo que se endeudan y venden a sus hijos para tener un poco de dinero. Esta es la situación. Es muy importante, no se debe negar que hay toda una historia de violencia, como existe también en el trabajo asalariado, por ejemplo, en el trabajo de las trabajadoras domésticas.

Aquí las discusiones dentro incluso del movimiento son muy virulentas. ¿Por qué cree que es un tema que divide de forma tan brutal al feminismo?

Creo que muchas feministas deben reflexionar sobre las consecuencias de su conducta porque profundizan divisiones que han sido muy útiles al capital y al Estado para romper la lucha de las mujeres. Siempre nos han dividido: la buena y la mala o la madre y la prostituta. Cuando te sales de la norma una de las primeras cosas que hacen para disciplinarnos es decir: “te estás comportando como una puta”.

Basta de divisiones. Primero, yo creo que es un peligro para el movimiento. Lo vemos con la prostitución y también en la cuestión de los y las trans. Hay que preguntarse a quién vamos a beneficiar. Segundo, el movimiento feminista debe comprender que no se puede cambiar el mundo solo cambiando nuestras identidades, se deben cambiar las condiciones materiales de nuestra vida. Entonces, ¿quieres abolir la prostitución? Bueno, pues luchemos para que todas tengamos recursos materiales, luchemos para apropiarnos de la tierra y para reapropiarnos de los servicios para que las mujeres no tengan que venderse. Luchemos, no solamente por el aborto, sino contra la esterilización, contra los intentos de los Estados de prohibir a las mujeres ser madres. El aborto es solo una parte del control sobre nuestros cuerpos, debemos luchar también contra todas las medidas que nos impiden decidir si queremos o no ser madres.

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Autor >

Nuria Alabao

Es periodista y doctora en Antropología Social. Investigadora especializada en el tratamiento de las cuestiones de género en las nuevas extremas derechas.

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22 comentario(s)

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    Hace 4 años 1 mes

  2. Yunclas

    Me resulta curioso que desde una posición en contra del trabajo asalariado y la mercancía se quiera dignificar la mercantilización del uso del cuerpo de la mujer y del sexo en general. No entiendo que se obvie que la prostitución responde hoy en día en estos territoriso donde vivimos a una demanda del patriarcado de los países imperialistas de carne femenina con destino al uso sexual de los hombres con capacidad económica en el mercado del primer mundo. Y esta carne femenina es traída de los países de la periferia subyugados por el orden imperialista para tal fin. Es también muy raro que se utilice el argumento de que las mujeres se vieron forzadas siempre a utilizar el trabajo sexual para dar por hecho que haya que legalizar tal cosa. Incluso se argumentan otras situaciones de abuso legalizadas como el matrimonio patriarcal ( dominación del hombre- subyugación de la mujer para completar el ciclo de reproducción del Capital) con muchas semejanzas a la prostitución para dar por bueno ésta última. Creo que Silvia conoce muy bien la tradición histórica de crítica al matrimonio patriarcal y a la prostitución , tanto del movimiento feminista radical ( especialmente en los 60-70) como de las teorias revolucionarias marxistas y anarquistas. Actua un poco de manera sectaria al identificar a las abolicionistas como anti-prostitutas cuando ella sabe perfectamente que no es así. El Abolicionismo señala a puteros y proxenetas como los objetivos físicos contra los que luchar, y no las prostitutas. También el argumento manido que las abolicionistas son de clase media que no conocen la realidad de las prostitutas es bastante pobre además de mentira. Marx era de clase media y no por ello el análisis teórico de Silvia deja de beber totalmente del marxismo. Pero además es que hay y hubo en el feminismo desde las Mujeres Libres del 36 a las Rote Zora de los 70/80 una crítica práctica contra la mercantilización del cuerpo de la mujer en el sentido abolicionista. Por otra parte si consideramos en un suponer la prostitución en una relación asalariada al uso, vemos que es que no cumple lo mínimo en derechos conseguidos. Porque sería imposible con la ley de seguridad en el trabajo (uso guantes, mascarilla, gorro para el pelo etc etc) . Lo que están pidiendo además de todo lo dicho es que se rebajen las condiciones mínimas legales que están ahora establecidas en cualquier empleo. Es un sin sentido total. Si queremos luchar contra lo establecido por favor no lo establezcamos más.

    Hace 5 años 4 meses

  3. invitado

    Y por cierto, una gran ronda de aplausos para los esclavos "voluntarios", como uno mismo, claro está, que no se atreven a, y ni siquiera son capaces de imaginar que quepa, ciscarse en el trabajo creador de valor (capitalista), y desear con todo el odio posible su abolición (sin que ello signifique negarse, en un momento dado, a mejorillas parciales en eso de tratar los cuerpos y las almas de cada quisque como minas que hay que explotar).

    Hace 5 años 4 meses

  4. invitado

    una más: A lo que te comenta Alex, y con la misma simpatía por el análisis de Federici y por tu propio comentario, salvo el final, me gustaría anhadirle lo siguiente: y si yo, que me identifico, que se le va a hacer, con una identidad de género más o menos masculina (ceros y unos, sólo los hay en el mundo ideal de las matemáticas, ciertamente no en la realidad, donde todo es de más o menos), por virtud de un feliz accidente, dejase hablar a lo que en mi tengo de mujer (esto es parecido que decir que la Sra. Botín es mucho más hombre que yo), qué dogmatismo y biologicismo implica tu interdicción de pensar (que es lo mismo que hablar) sobre un tema político tan importante como la liberación de la mujer (del concepto histórico-culturalmente fabricado de mujer)? Otra cosa es que nos hubieses pedido a los más o menos machos cautela, empatía, e intentar hablar desde fuera de la identidad dominante...

    Hace 5 años 4 meses

  5. Roberto

    Algo mal se debe estar haciendo cuando una ideología es tan encorsetada y rígida que acaba excluyendo a la mayoría de la población. O cuando una ideología se aleja del debate social sereno y racional, para parecerse cada vez más a un dogma religioso que rechaza cualquier discusión a sus planteamientos, tachándolo de contrario a su ley y, por tanto, abominable. Prohibir la prostitución negando un análisis sincero de las causas que lo incentiva, no es muy diferente de prohibir el aborto. Y si ni siquiera se permite adentrarse en definir qué es prostitución, entonces la pelea no puede ir más allá de convertirse en una guerra hueca que busque imponer unos prejuicios sobre otros.

    Hace 5 años 4 meses

  6. Bernard MOREL

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    Hace 5 años 4 meses

  7. Vyno

    Las feministas a favor de la prostitución, como dice la entrevistada, nunca ponen el foco en el proxeneta. Pretenden construir un mundo que medie entre las lógicas patricarles y el feminismo ¡Woau! Este si que es un feminismo radical. Siempre juzgando a las demás de moralistas y puritanas, en vez de ir contra el proxeneta y sus lógicas patriarcales. Un hombre que tiene una relación sexual sin ser deseado es un violador. Funcionales diversos que consumen prostitución, hay pobrecitos vamos a dejarles que los pobres no tienen otro remedio. Es una actitud de mierda paternalista, con una idea del placer, el deseo y el amor injustificados, es pensarlos como personas que no pueden desarrollarse en ningún ámbito de la vida y es una forma horrible de pensar a estas personas.

    Hace 5 años 4 meses

  8. fer

    Cómo ha medido esta mujer, que método ha usado para llegar a sus conclusiones? En que encuestas se basa? Qué estudios clínicos, pruebas, test, se han usado? En que autores, estudios o publicaciones se ha basado para deducir resultados generales? Podría ser que para todas las mujeres del mundo, millones de personas y de circunstancias diversas, el sexo haya sido siempre, miles de años, un trabajo (?), pero habría que justificar con algún dato una afirmación así. Diiiiiiiiigo yoooooo. Charlatanes y charlatanes.

    Hace 5 años 4 meses

  9. jose

    La ministra de trabajo dice que no hay prostitución vocacional. Nadie lo ha dicho, como no hay mineros ni jornaleros ni desahuciados vocacionales. Lo que hay son prostitutas/os que dicen, textualmente, que prefieren ganar 50€ en media hora en ese trabajo que fregar para una señorona abolicionista por 800€ al mes durante 10 horas diarias, A ver si los moralistas/estigmatizadores hablan de esto también. En Holanda es un asunto contemplado socialmente, pensando tanto en el la trabajador/a sexual como en el cliente discapacitado. Sería muy oportuno darles la palabra con la misma frecuencia con que se le da a las personas ajenas a la profesión. Hay una asociación incluso premiada por Europa que jamás ha sido invitado a estos foros.

    Hace 5 años 4 meses

  10. Alex

    A « Una más ». A mí también me ha encantado el artículo. Además acabo de leer Calibán y la bruja y es un libro necesario, urgente e inteligente. Sobre los comentarios que haces a las dos personas que han dejado los suyos, estoy de acuerdo contigo. Pero lo que dices al final es horrible. El patriarcado es una opresión tremenda que hemos sufrido en todo tiempo y en toda cultura, y no me cabe la menor duda de que las mujeres son y deben ser las arquitectas de su liberación. Eso es indudable. Pero no podemos despreciar a la otra mitad de la humanidad. La injusticia patriarcal la sufre la humanidad entera. A los hombres también les concierne, y a mi parecer debemos hablar con ellos, debemos hablar y respetar el derecho a equivocarse. Pero decir “cerrad el pico que estáis más bonitos”… No, por favor. Plantear las cosas en términos de “nosotras tenemos derecho a hablar” y “vosotros a cerrar el pico” (que es lo que vienes a decir) es agua de mayo para el patriarcado. En mi infancia he aguantado esos comentarios en mi familia en los que después de comer se decía “las mujeres a hablar de sus cosas y los hombres de las suyas”. El movimiento feminista está fuerte en los últimos tiempos. Pero ¡ojo al parche! El patriarcado no se va a quedar de brazos cruzados. Una contraofensiva se prepara. La veremos. Y en este asunto hay un montón de hombres que quieren que esto cambie, que lo quieren de verdad. Yo no he nacido en Palestina y lloro por los palestinos. No soy de Nicaragua y luché como brigadista en la revolución sandinista. Las mujeres deben ser las arquitectas de su liberación, ¿cómo no verlo así? pero el problema es de la humanidad entera. Cuando hablas a los hombres con ese desprecio, estás utilizando el lenguaje del patriarcado y lo estás nutriendo.

    Hace 5 años 4 meses

  11. Silvia

    Me gusta mucho "El calibán y la bruja", pero no estoy nada de acuerdo con Federici en este tema. Es verdad que las opciones de las mujeres han sido el matrimonio o la prostitución, y que el sexo también puede haber sido forzado en ambos casos, pero la mayoría de mujeres preferían casarse y tener sexo con un hombre máximo una vez al día, que con veinte al día. Además las mujeres hemos conseguido que, aunque todavía existan lugares donde ocurra eso, ahora tenemos también otras opciones, e incluso podemos no casarnos y ser lesbianas. Por tanto hay que abolir tanto el matrimonio patriarcal como la prostitución, que es una de las formas de explotación más humillante que sufrimos las mujeres y que es patriarcal 100%. Por lo que yo he leído y estudiado, es falso que haya miles de mujeres que quieran ser prostitutas, y leyendo sus propios libros, pero también investigaciones sobre la prostitución en la historia y ahora, en tiempos de bonanza hay muy pocas prostitutas.

    Hace 5 años 4 meses

  12. Juan

    La motivación de este artículo creo haber entendido que es, por qué apoyar y solidarizarnos con el sindicato de trabajadoras sexuales. La entrevistada expone sus puntos de vista, puede haber otros. En todo caso, considero que el foco del debate sería más interesante y constructivo con respecto al propósito central del artículo. Por otro lado, la critíca pura y dura, sin argumentaciones, propuestas o reflexiones, no aporta nada. De modo que, gracias por nada.

    Hace 5 años 4 meses

  13. una más

    Me ha encantado el artículo, muchas gracias. Me apena bastante leer comentarios que tratan a Federici de frustrada. Juan Luis, deberías leer un poquito más sobre feminismo porque lo que estás haciendo es machismo de manual: juzgar la vida privada de una mujer que se atreve a intervenir (en este caso intelectualmente) en un espacio normalmente dominado por hombres (en este caso la política). Con ese comienzo invalidas cualquier tesis que quieras presentar. Y a la persona que habla de esclavitud (Jorge) le diría que se lea otra vez el artículo porque parece no haber entendido nada, NO EXISTE UNA POSICIÓN PROTRATA DENTRO DEL FEMINISMO!!!!!!! no es tan difícil de entender, lo que estáis haciendo es confundir, es malicioso y muy perjudicial, no aporta nada más que confrontación. Y ya que me he atrevido a escribir un comentario me gustaría dar el último consejo del día: señores, dejad de opinad sobre feminismo, el bueno, el malo, lo que tenemos que hacer... y negadnos por favor el placer de vuestra sabiduría. En esta lucha, hacia afuera, no pintáis nada de nada. Limpiar más el váter y controlar los comentarios machistas de los colegas será suficiente para apoyar nuestra lucha. No queremos vuestra opinión sobre cómo debemos pensar o hacer las cosas. En esta lucha, y por una vez, vosotros no sois lo importante, así que dejad de estorbar, por favor.

    Hace 5 años 4 meses

  14. Carlos

    "para reducir o abolir la necesidad de venderse" hace falta una renta básica universal. Lo expone muy bien la compa Coral Herrera. “Pasé tiempo leyendo y hablando sobre el tema de la prostitución antes de posicionarme sobre el tema. Lo vi claro cuando comprendí que con una Renta Básica Universal, serían poquísimas las mujeres que se dedicarían a ello. Y no sólo eso, sino que además las mujeres tampoco se casarían con puteros, machistas, ni maltratadores, ni tendrían porqué someterse a la gestación subrogada. Es la necesidad lo que nos empuja a la explotación, así que pienso que hay que eliminar con la pobreza, y que la Renta Básica sería una de las mejores herramientas para acabar con la alianza criminal entre capitalismo y patriarcado. Claro que esto supone un problema muy gordo para los ricos, porque no tendrían mano de obra esclava para enriquecerse tan salvajemente como lo hacen ahora. Y por eso supongo que será tan difícil lograr la Renta Básica, sobre todo en los países más pobres en los que los ricos son pocos, pero inmensamente ricos. Pero hay que luchar para que los partidos de izquierdas la incluyan en sus agendas. Aquí un post que escribí sobre cómo la Renta Básica cambiaría la vida de las mujeres, y nuestras relaciones sexuales, y sentimentales con los hombres.” http://www.pikaramagazine.com/2017/09/la-renta-basica-las-mujeres-y-el-amor/

    Hace 5 años 4 meses

  15. Alex Sebastiën

    Según veo en los comentarios, quizá se esté confundiendo la trata con la prostitución. Por otro lado, no hay que olvidar que es este sistema el que "obliga a tener necesidades". De no ser así, no habría personas que se vieran obligadas a realizar un trabajo que no quieren hacer. ¿Cuántas personas en la actualidad tienen la libertad de elegir en dónde y en qué trabajar? La persona que ejerce la prostitución no ejerce ningún daño. El consumidor, sí. ¿Quiénes somos nosotrxs, lxs que vemos esto desde fuera, para juzgar la actividad o criticar a la persona que elige trabajar del sexo?

    Hace 5 años 4 meses

  16. juncal

    Hace 5 años 4 meses

  17. AT

    Los hombres heteros casi siempre pagan de una u otra manera por sexo .

    Hace 5 años 4 meses

  18. Blanca

    Hay que fastidiarse con lo que hay que leer: el sexo como un trabajo equiparable a fregar la cocina o cuidar a los niños... Luego la tontuna de pensar que por legalizar la prostitución las trabajadoras sexuales dejarán de estar socialmente mal vistas. Y, por último: ni una palabra contra los puteros y los proxenetas. ¿Toda una vida dedicada al activismo feminista para llegar a estas conclusiones? Pues poco le ha cundido.

    Hace 5 años 4 meses

  19. Cepuy

    Quiere acabar con el capitalismo pero se fue a vivir a la sociedad más capitalista del mundo, no se fue a la URSS, teóricamente la más. "Quiero abolir el trabajo asalariado", después de esta imbecilidad ¿alguien puede hacerle caso en algo?

    Hace 5 años 4 meses

  20. joseba

    ...para las mujeres todo ha sido siempre un trabajo...

    Hace 5 años 4 meses

  21. Juan Luis

    Menuda sarta de frustraciones y decepciones vitales para inducir a rendirse ante el macho proxeneta o el patriarca capitalista. Menos mal que el desvario se agota al finalizar el pasquín pro esclavista. Lo del sexo siempre fue un trabajo para la mujer para hacéroslo mirar Silvia y Nuria. Me quedo con la conclusión final que parece aportar algo de lógica y lucidez ante tanto desencanto personal: "Bueno, pues luchemos para que todas tengamos recursos materiales, luchemos para apropiarnos de la tierra y para reapropiarnos de los servicios para que las mujeres no tengan que venderse."

    Hace 5 años 4 meses

  22. Jorge

    Por supuesto que el trabajo tal como está concebido hoy en día es una explotación, pero compararlo con la esclavitud sexual me parece abominable. De momento, en los trabajos no te secuestran las 24 horas del día, no te quitan el pasaporte, y no amenazan con matar a tu familia si no haces tu trabajo... La GRAN MAYORÍA DE MUJERES son forzadas a ejercer la prostitución... Todos los estudios indican que son más del 90 %. Si el 10% restante la ejercen "libremente", además de cuestionable, no justifica que se legalice la prostitución porque blanquería el 90% de mujeres (y hombres tb) que son esclavizados.

    Hace 5 años 4 meses

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