Las posibles irregularidades cometidas por el jugador del Real Madrid, Sergio Ramos, a la hora de pasar unos controles antidopaje después de dos partidos y la decisión de los principales dirigentes de la UEFA de encubrir las millonarias ayudas ilegales de Catar y Emiratos Árabes Unidos al PSG y el Manchester City, respectivamente, por “razones políticas”, son los últimos golpes de efecto dados por Football Leaks. El portal digital se ha convertido desde hace tres años en el azote de futbolistas, agentes, fondos de inversión, instituciones y directivos, al desvelar hechos que permanecían ocultos y datos confidenciales sobre transferencias, sueldos y cláusulas contenidos en contratos oficiales que, en varios casos, han terminado desembocado en investigaciones oficiales y sentencias por delitos de tipo económico. El objetivo que busca es “desvelar la parte oculta del fútbol, porque un negocio que carece de transparencia es un paraíso para la corrupción, el lavado de dinero y el fraude fiscal”. Las características de la actividad que realiza este sitio web generan varios interrogantes con respuestas no siempre fáciles.

Cristiano Ronaldo, Neymar, Modric, Falcao, Bale, Özil, Di María, De Gea, Xabi Alonso, Agüero, Simeone o el conocido agente Jorge Mendes son sólo algunos de los profesionales relacionados con el mundo del fútbol que han visto cómo se hacían públicos en los últimos tiempos documentos privados suyos firmados con clubes o empresas. Desde Football Leaks afirman haber tenido acceso a más de 70 millones de documentos con un total de 3,4 terabytes de datos que abarcan hasta el presente año. ¿Quién está detrás de esta labor? A diferencia de la popularidad que atesora Julian Assange, el programador y activista que puso en marcha en 2006 el portal Wikileaks, donde se revelaban contenidos sensibles e incómodos para los gobiernos, apenas se tienen datos del cerebro de Football Leaks.

Hasta la primavera de 2016, toda la información era publicada a través de una dirección de internet, pero a partir de entonces su responsable la puso a disposición del semanario alemán Der Spiegel. Lo único que se conoce de él es que es portugués, que habla cinco idiomas y que se hace llamar John (nombre ficticio), según le dijo al periodista Rafael Buschmann en su primera reunión, celebrada en las gradas del estadio del Hamburgo durante un partido. Prefiere mantener su identidad y la de sus colaboradores en secreto, dice, “porque nos hemos creado enemigos poderosos y tenemos que protegernos”. Rara vez pasa más de dos noches en un mismo lugar y usa un software en su teléfono que codifica el GPS, por lo que su posición se muestra como si estuviera cerca del Polo Norte.

¿Cómo obtienen los datos que revelan? Se les ha acusado de acceder sin permiso a los ordenadores de clubes y organismos internacionales como la FIFA. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, cree que parte de las filtraciones proceden del  sistema de correlación de transferencias de la FIFA (TMS), donde todos los clubes tienen que volcar los datos de los traspasos realizados. John niega las acusaciones: “No hemos hackeado a nadie. Lo que tenemos es una buena red de fuentes que nos proveen de documentos”. En su página web tienen una dirección de correo electrónico donde cualquiera puede enviar información.

La posibilidad de que los datos fueran obtenidos de forma ilegal la tuvieron muy presente los responsables de Der Spiegel y sus socios de EIC (European Investigative Collaborations), una red europea de medios de comunicación que apuestan por desarrollar investigaciones internacionales en profundidad. Pero a pesar de no poder determinar con seguridad como se habían conseguido, consideraron que tenían el suficiente interés público y la relevancia como para publicarlos en sus respectivos países después de una labor de verificación de la información realizada por 60 periodistas durante más de seis meses.

El hecho de que ya no sea Football Leaks la que difunda directamente la información sino que lo haga valiéndose de varios medios europeos supone, según Javier Rodríguez Ten, doctor en Derecho y profesor de la Universidad San Jorge. “buscar el paraguas de la libertad de la información y la fragmentación de las regulaciones aplicables. Si no eres un medio y lo que haces es publicar documentación de terceros es diferente a que un medio de comunicación considere noticiable un hecho y lo lance, amparado por la libertad de información y la confidencialidad de fuentes para mantener el secreto, y más si son varios medios en Estados diferentes. Si supone que posteriormente haya que hacer frente a algún tipo de indemnización porque lo publicado es incorrecto, se verá si se asume o se opta por revelar, lo cual tendría otro tipo de consecuencias”.

A petición del despacho de abogados Senn Ferrero, que había asesorado a Cristiano Ronaldo y a otros futbolistas en materia fiscal, el juez Arturo Zamarriego emitió en diciembre de 2016 una sentencia por la cual prohibía al consorcio EIC seguir publicando documentación hasta que se realizara una investigación legal de su obtención, alegando que procedía de un robo en dicho despacho jurídico. Posteriormente llegó a imputar al presidente de Unidad Editorial, al director de El Mundo (periódico español que pertenece a EIC) y a tres redactores.

En aquel momento, la organización Reporteros sin Fronteras denunció la decisión del juez a través de su presidenta, Malén Aznárez, luego fallecida. “El derecho a la información es un derecho, ante todo, de los ciudadanos, y privarles de una información relevante mediante una denuncia es una práctica contraria a este derecho del público, y algo, por desgracia, demasiado habitual. Los medios de información sólo hacían su trabajo periodístico: sacar a la luz unos hechos presuntamente delictivos y que interesan a todos los ciudadanos, ya que se trata de un fraude fiscal”. En febrero de este año, la jueza María del Pilar Martínez Gamo acordó el sobreseimiento de la causa tras la renuncia del despacho a seguir con las actuaciones penales. Rodríguez Ten señala que “en España, la libertad de información es un derecho fundamental y restringirlo es casi censura, es una medida a adoptar en casos muy graves y excepcionales”.

Sobre Football Leaks se han vertido incluso acusaciones de extorsión. Así lo hizo el consejero delegado del fondo de inversión Doyen Sports, Nelio Lucas, que denunció a la policía haber recibido en octubre de 2015 varios correos electrónicos desde una dirección ubicada en el buscador ruso Yandex, en el que le invitaban a ponerse en contacto con un abogado portugués para acordar el pago de una cifra de entre 500.000 euros y un millón con el fin de eliminar la información y no sacarla a la luz. Lucas no pagó y avisó a la policía portuguesa, que investiga desde hace tiempo las actividades del portal digital. Sin embargo, un comunicado colgado en la web de Football Leaks negó tales hechos. “Una vez más, tenemos que decir que nunca contactamos a Doyen Sports y que todas sus acusaciones son pura fantasía creadas en connivencia con el inspector jefe de la policía portuguesa, Rogerio Bravo, en otro intento desesperado por desacreditarnos”.

En los últimos tiempos, las informaciones aportadas por Football Leaks ya no se centran sólo en los aspectos económicos de los actores que intervienen en este deporte, sino que también informa de hechos de otra índole, como las irregularidades de Ramos en los controles antidopaje, la intención de varios clubes de crear una Superliga europea al margen de la UEFA, o el acuerdo de confidencialidad entre Cristiano Ronaldo y Kathryn Mayorga, publicado por Der Spiegel, por el que la mujer recibió un dinero del futbolista a cambio de no denunciarle por un presunto delito de violación ocurrido en 2009 en Las Vegas.

No parece que las posibles demandas a interponer vayan a frenar por el momento la actividad de Football Leaks, “que seguirá”, afirman, “hasta que no tengamos más documentos”. En realidad a John le preocupan más “los secuaces que han sido enviados para encontrarme por parte de agentes deportivos y agencias de marketing deportivo” según reconoció en una entrevista a Der Spiegel. “Hay que seguir con esta lucha”, asegura, “porque hay que detener a los que se enriquecen injustamente a través de este deporte. Es la hora de limpiar finalmente el fútbol”.