1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

Las izquierdas ante la catástrofe: Green New Deal o revolución ecosocial

A pesar de toda la evidencia científica sobre la crisis ecológica, el conjunto de las fuerzas políticas sigue mirando hacia otro lado como si no pasara nada

Marcos Rivero Cuadrado 13/03/2019

Brocken Inaglory

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones

Durante el pasado acto de presentación de Más Madrid, Carlos, un chico de 13 años, preguntaba a Manuela Carmena e Iñigo Errejón, con manifiesta preocupación, sobre el punto de no retorno que nuestras sociedades atraviesan a causa de la extinción masiva de especies y el peligro que ello supone para la propia supervivencia del ser humano.

En un arranque de sinceridad, Errejón respondió al joven que “hay una cosa de la que nunca se habla en las campañas electorales porque, como nos pilla grande, como parece que es una cosa que no podemos abarcar, pues lo vamos dejando, de modo que preferimos hacer como si eso no existiera y es una constatación que todos sabemos, pero que no afrontamos: que es que nos vamos a cargar el planeta, que nos lo estamos cargando ya, y que el mundo que le vamos a dejar a las siguientes generaciones será un mundo cada vez menos habitable, más injusto, más árido, más incapacitado para servirnos de hogar… porque lo estamos destruyendo y nunca lo afrontamos en realidad... Lo decimos como catástrofe que nos espera, como en las películas de ciencia ficción que nos dicen que dentro de cien años... Pero, (la catástrofe) está aquí, ha llegado ya”.

La gran verdad incómoda

Efectivamente, la mejor ciencia disponible constata que la catástrofe ecológica no es algo que esté por llegar, sino una realidad con la que convivimos, aunque todavía no seamos o no queramos ser conscientes de ello. El efecto combinado del cambio climático y la pérdida masiva de biodiversidad ya están presionando dramáticamente sobre el conjunto de los ecosistemas naturales de los que depende la vida en este planeta. Mientras que el agotamiento de los recursos fósiles y minerales se suma a estos dos procesos para aumentar la presión sobre el metabolismo económico e industrial del que depende nuestras sociedades modernas, provocando una crisis económica que no acabará nunca.

el metabolismo del capitalismo industrial globalizado genera una riqueza ilusoria y efímera, que está destrozando las bases de la vida en el planeta

Esta es la gran verdad incómoda que la ciencia lleva décadas advirtiéndonos, pero que negamos una y otra vez: el metabolismo del capitalismo industrial globalizado genera una riqueza ilusoria y efímera, que está destrozando las bases de la vida en el planeta y agotando los recursos de los que depende. Y la terrible noticia es que el proceso de colapso civilizatorio ya ha comenzado, tras chocar contra los límites ecológicos del planeta, por lo que la reproducción de nuestra civilización industrial ha entrado en una fase que podríamos llamar, valga la paradoja, “fascismo de supervivencia suicida”: un estadio en el que el sistema trata de mantenerse a costa de una gran exclusión social, aumentando la opresión y la expulsión de cada vez más poblaciones humanas hacia fuera de los márgenes del sistema, donde la pobreza y la muerte es el destino más probable, al mismo tiempo que avanza en su carrera suicida hacia un caos climático catastrófico, al ser incapaz de desengancharse de su adicción fósil, lo que podría llevar, finalmente, a la extinción humana.

Las raíces de la catástrofe

La catástrofe ecológica que no vemos o no queremos ver, pero que se cierne sobre nosotros, no es más que el resultado de décadas de economía capitalista industrial, espoleada por la disponibilidad de los combustibles fósiles baratos y el imperativo del crecimiento económico continuo en un sistema financiado por la deuda.

La alteración del clima, la extinción masiva de especies, la pérdida de los bosques, la acidificación de los océanos, la pérdida de la fertilidad del suelo, la contaminación o el agotamiento de los recursos son el resultado lógico, no accidental, de un sistema económico que requiere de un extractivismo creciente en busca de un aumento continuo de los bienes y servicios, para que puedan ser mercantilizados, logrando así el imperativo del sistema capitalista: el crecimiento económico.

Una catástrofe que parece que nos llega por sorpresa, pero sobre la que la ciencia nos lleva alertando de forma repetida, desde hace más de cuarenta y cinco años, cuando se público el informe sobre “Los límites del crecimiento” en 1972. Y que, sólo cuando el cambio climático, la pérdida masiva de biodiversidad y el agotamiento de los recursos no renovables se convierten en una realidad aplastante que amenaza la reproducción del capital, empieza a preocupar a los gobiernos y no porque hayan aumentado su sensibilidad hacia la naturaleza, sino porque ahora han dejado de salirle las cuentas: el sistema económico, al chocar contra los límites ecológicos del planeta, muestra signos inconfundibles de agotamiento e incapacidad para seguir creciendo y satisfacer las necesidades de las mayorías sociales.

De modo que las raíces de la catástrofe ecológica y el colapso civilizatorio en curso no están principalmente, entonces, en las malvadas decisiones de banqueros, ejecutivos de grandes corporaciones o políticos de turno (que también), sino en la propia lógica del sistema que se basa en el crecimiento económico perpetuo y la producción industrial, a través de un extractivismo sin fin.

El miedo a decir la verdad

Sin embargo, a pesar de toda la evidencia científica acumulada, nos enfrentamos a nuevas citas electorales en las que el conjunto de las fuerzas políticas, la gran mayoría de los medios de comunicación, e incluso la mayor parte de las organizaciones y los movimientos sociales de nuestro país, pero también del conjunto de Europa y del mundo, sigue mirando hacia otro lado como si no pasara nada o fuera un asunto menor; no atreviéndose a hablar con claridad a la ciudadanía sobre los gravísimos problemas de insostenibilidad civilizatoria y de crisis ecológica que enfrentamos, ni a poner a este asunto en el centro del debate social y electoral. Algo que resulta incomprensible a los ojos de una joven, como Greta Thunberg, quien con tan sólo 16 años ha puesto su vida al servicio de esta causa, impulsando las huelgas estudiantiles que hoy se expanden por toda Europa para frenar el cambio climático.

Así que vemos a unos gobernantes, medios de comunicación y organizaciones políticas y sociales que, por el momento, siguen evitando hablar con honestidad acerca del colapso climático y civilizatorio en curso, quizás porque todavía no comprenden el calado real de la situación o porque no se sienten preparados para abordarlo o porque tendrían que revisar de arriba a abajo sus idearios y propuestas políticas o porque quizás tengan miedo a convertirse en demasiado radicales e impopulares.

De momento, sólo podemos aplaudir las palabras que pronunció Greta Thunberg en su excelente discurso durante la última cumbre climática de Katowice, cuando se dirigió a la clase política para decirles: “Tenemos que hablar claro, no importa lo incómodo que sea. Vosotros sólo habláis de crecimiento económico verde eterno, porque tenéis demasiado miedo de ser impopulares. Sólo habláis de moverse hacia delante con las mismas malas ideas que nos han metido en este desastre, incluso cuando lo único sensato es tirar del freno de emergencia. No sois lo suficientes maduros para contar las cosas como son”.

La dificultad de asumir la radicalidad de la verdad

Así que asistimos a nuevas citas electorales sin que ninguna fuerza política de izquierda se esté preparando hoy para plantear un programa radical de transición ecológica hacia un nuevo sistema económico y productivo alternativo al actual orden capitalista global y metabolismo industrial. En el mejor de los casos, sólo se vislumbra un Green New Deal que trate de relanzar el empleo y el crecimiento económico mediante políticas que busquen la mejora de la eficiencia energética y material del propio sistema, tal y como defendieron recientemente Teresa Ribera, la ministra para la Transición Ecológica del Gobierno de España, ante el sector financiero y empresarial español o Pablo Bustinduy, de Unidas Podemos, en una de sus últimas intervenciones en el Congreso de los Diputados. Incluso Equo, el partido político que, sin duda, está más concienciado con la cuestión ecológica en nuestro país parece conformarse con un Green New Deal, tal y como lo anuncian en su web.

De modo que la tragedia de nuestra época, como bien apunta Emilio Santiago Muiño, “es que lo ecológicamente obligatorio parece políticamente imposible” o, al menos, eso es lo que se intuye cuando se opera bajo la realpolitik que se ve constreñida por la ventana de Overton, una teoría que informa a la clase política acerca del rango de ideas que el público puede encontrar aceptable en cada momento, estableciendo lo que se puede plantear sin llegar a ser considerado demasiado extremista como para poder ocupar o mantener un cargo público.

Y siguiendo con el razonamiento de Emilio Santiago, si “en la situación actual de emergencia planetaria, el tipo de intervención política que se requiere se parece más a las transformaciones súbitas y revolucionarias dadas en las naciones industriales bajo la economía de guerra de la Segunda Guerra Mundial”, ¿qué fuerza política se atrevería hoy a echar el freno de emergencia y a plantear una revolución para la próxima década que produzca un auténtico cambio sistémico?

Tanto el Green New Deal como la Agenda 2030 persisten en los mitos modernos del crecimiento económico como paradigma del bienestar

Parece claro: ante la brecha existente entre lo que las mayorías sociales podrían considerar aceptable y un programa radical que exigiera enfrentar la gravedad de la crisis ecológica y el colapso civilizatorio, las izquierdas políticas parecen haber optado por abrazar el nuevo posibilismo del Green New Deal.

El abrazo del oso del Green New Deal y la Agenda 2030

Tanto el Green New Deal como la Agenda 2030 impulsada por las Naciones Unidas, que son hoy referentes para la gran mayoría de las fuerzas progresistas, persisten en los mitos modernos del crecimiento económico y la industrialización como paradigma del bienestar de la humanidad, sin comprender que ellos son parte de la raíz del problema y que, por tanto, no pueden formar parte de la solución.

Unos dogmas de fe que, ante sus horas más bajas, tratan de ser revitalizados por los gobiernos de los países enriquecidos y las corporaciones transnacionales a través de estas “nuevas agendas progresistas y verdes” que, con una visión reformista y tecno-optimista del sistema, pasan por alto las numerosas limitaciones de las energías renovables y de la digitalización de la economía, que hacen inviable generalizar y universalizar los beneficios de estas agendas y que, por tanto, más que tratar de resolver los problemas sociales y ecológicos de la humanidad, parecen ser las nuevas vías con las que las élites tratan de legitimar sus propias soluciones tecnológicas, como denuncia Douglas Rushkoff, para asegurar su propia capacidad de influencia y supervivencia futura ante el inevitable colapso de nuestra civilización industrial en un planeta degradado.

Un Green New Deal que se ve fortalecido en las izquierdas ante la amenaza del neofascismo, representado por figuras como Trump, Bolsolnaro, Le Pen o el potencial tripartito de extrema derecha en España y que configura así una nueva dualidad que pretende definir, de nuevo, los márgenes “de lo posible” y hacernos creer que sólo es realista y sensato elegir entre ellos, dando por buena la continuidad del sistema capitalista en su versión más ecofascista. Éste es el drama político de nuestro tiempo: nos enfrentamos a una década decisiva para la supervivencia de la humanidad y nos encontramos con una izquierda que, ante el miedo de la amenaza del fascismo, parece correr alegremente hacia el abrazo del oso del Green New Deal.

Las demandas revolucionarias de los nuevos ecologismos sociales emergentes

Así que una vez muerta la esperanza en la política institucional que juega siempre dentro de los márgenes de “lo posible”, aceptando las lógicas del sistema, ha llegado el momento de que la sociedad civil global actúe. Y eso es justo lo que está empezando a ocurrir cuando vemos cómo las Huelgas Estudiantiles contra el Cambio Climático se están multiplicando por toda Europa para denunciar al sistema capitalista como causante de la actual crisis ecológica o cómo las acciones directas de Extinction Rebellion, un movimiento de desobediencia civil masiva y noviolenta, se están extendiendo como la pólvora por todo el mundo con las siguientes demandas:

  1. que los gobiernos digan la verdad sobre la gravedad de la crisis ecológica y trabajen, junto a los medios de comunicación de masas, para informar a la ciudadanía,
  2. que se ponga en marcha una movilización mundial a escala de la Segunda Guerra Mundial para lograr reducir las emisiones netas a cero en 2025, promulgando medidas políticas legalmente vinculantes que reduzcan los actuales niveles de consumo, y
  3. que se creen Asambleas Ciudadanas encargadas de supervisar este proceso de movilización.

Movimientos que están abriendo un nuevo ciclo de movilización social que exige una salida urgente, justa y ordenada del capitalismo, mediante una radicalización democrática capaz de alcanzar la justicia climática a través de mecanismos de control social democrático por parte de la ciudadanía sobre cada una de las medidas políticas encaminadas a “frenar el cambio climático” y “adaptar a las sociedades a un escenario de menor disponibilidad de recursos”. Unos mecanismos que serán imprescindibles si no queremos que las medidas tomadas acaben perjudicando a las capas más vulnerables de la población y beneficiando sólo a una minoría social como ya ha ocurrido, por ejemplo, con los emblemáticos casos de los impuestos al diésel en Francia que dieron origen al nacimiento de la revuelta de los chalecos amarillos, como bien denunciaron Emilio Santiago Muiño y Héctor Tejero o las subvenciones al coche eléctrico que, en realidad, se están convirtiendo en un instrumento para beneficiar a los más ricos a costa de las clases populares, como advierte Antonio Turiel.

¿Estarán las izquierdas institucionales a la altura de las circunstancias?

Y en este contexto nos acercamos a las próximas elecciones generales, municipales y europeas que serán determinantes para definir el papel de los gobiernos a la hora de incentivar, acompañar o bloquear las inaplazables transformaciones que deben ser impulsadas en el seno de nuestras sociedades.

Así que no sería de extrañar que, a medida que estos nuevos movimientos ecosociales emergentes cojan fuerza en las calles, la crisis ecológica tome un protagonismo inusitado, apareciendo en los discursos de algunas organizaciones políticas y sociales de izquierda que, hasta ahora, no le habían dado prioridad, pero que presionadas por la nueva opinión pública, busquen ahora presentarse como líderes de la transición ecológica, no tanto para satisfacer las demandas revolucionarias de estos movimientos como para hacerlos compatibles con sus agendas socialdemócratas verdes.

No obstante, también podría ocurrir, aunque es menos probable, que algunas fuerzas políticas y sociales asuman con honestidad y radicalidad este nuevo despertar social y aboguen por iniciar procesos políticos de revisión interna que les lleven a cambiar sus narrativas, estrategias, programas y acciones políticas, algo que Manuel Casal Lodeiro ya ha explorado magníficamente en su obra La izquierda ante el colapso de la civilización industrial. Lo cual, en caso de producirse, sería, sin duda, una gran noticia que ayudaría enormemente a ampliar las posibilidades de realizar las transformaciones sistémicas que necesitan nuestras sociedades.

Habrá que prestar mucha atención para evitar que un Green New Deal acabe por desactivar el espíritu revolucionario de estos nuevos movimientos ecosociales, y tratar de lograr que las izquierdas asuman la radicalidad que necesitamos hoy para frenar el cambio climático y adaptarnos a un nuevo escenario de menor consumo material y energético, mediante un ejercicio de radicalidad democrática y justicia global.

Ahora toca presionar y desbordar en las calles

Pero para eso aún es muy pronto, todavía no somos multitud, así que ahora lo que toca es llenar las calles en las próximas Huelgas Climáticas del 15 de marzo que, con el tiempo, deberán de ampliarse y combinarse también con huelgas de trabajo y, sobre todo, de consumo, con el fin de presionar a los agentes económicos, al tiempo que reducir el consumo de la energía fósil que se reclama, y sumarnos también a las distintas acciones de desobediencia civil noviolenta promovidas por los movimientos de Extinction Rebellion y WeRiseUp 2020 en los próximos meses, con el fin de lograr presionar y desbordar a las fuerzas políticas y sociales institucionales.

¿Estaremos a las puertas de un nuevo 15M? ¿Será el inicio de la revolución ecosocial que necesitamos? Parece improbable, pero, como dijo Margaret Mead, “no dudes nunca de que un pequeño grupo de personas conscientes y comprometidas puede cambiar el mundo. De hecho, siempre ha sido así”.

----------------------

Marcos Rivero Cuadrado es miembro de Solidaridad Internacional Andalucía.

¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Marcos Rivero Cuadrado

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

5 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. hermes

    Mi nombre es Sra. Janet Booher, vivo en Denver CITY, EE. UU. Y la vida vale la pena vivirla cómodamente para mí y mi familia ahora, y realmente nunca he visto la bondad que se me muestra tanto en mi vida, ya que soy una madre con dos hijos. y he pasado por un grave problema porque mi esposo tuvo un terrible accidente las últimas dos semanas, y los médicos afirman que debe someterse a una cirugía delicada para que pueda caminar nuevamente y no puedo pagar la factura de su cirugía Luego fui al banco para pedir un préstamo y me rechazaron diciendo que no tenía tarjeta de crédito, de allí corrí hacia mi padre y él no pudo ayudar, luego, cuando estaba navegando por Internet, me encontré con una compañía de préstamos. Sawda Capital Finance, que ofrece préstamos a una tasa de interés asequible y he escuchado acerca de tantas estafas en Internet, pero ante esta situación tan desesperada, no tuve más remedio que intentarlo y, sorprendentemente, todo fue como un sueño. Recibió un préstamo de $ 300,000 USD y Pagué por la cirugía de mi esposo y le agradezco a DIOS hoy que está bien, puede caminar y está trabajando y la carga es mucho más para mí y podemos alimentarnos bien y mi familia está feliz hoy y me dije a mí misma que gritaré en voz alta al mundo de las maravillas de DIOS para mí a través de esta compañía de préstamos por temor a Dios, Hermes Capital Finance, y le recomendaré a cualquier persona que tenga una necesidad genuina y seria de préstamo que se comunique con esta compañía de préstamos por temor a Dios a través de su oficina Correo electrónico a: marketinghermesinvestment@outlook.com Whatsapp: +1 334 203 7399 Gracias

    Hace 4 años 9 meses

  2. JRF

    Algo que no acabo de comprender en la lectura de estos artículos es que jamás se mencione la presión demográfica. Hasta cuándo nos soportará el planeta independientemente de lo bien que distribuyamos nuestros recursos?

    Hace 5 años

  3. ander

    Sasja Beslik habla muy dulce y paternalistamente a la niña, hablándonos así a todos con dulzura y paternalismo. Y nos dice que el capitalismo tiene la solución para lo que el capitalismo ha creado, sin mas, sin explicar cómo. La desigualdad y el capitaloceno tienen remedio con más capitalismo. Menudo jeta.

    Hace 5 años 1 mes

  4. Félix Talego

    Amigo Marcos. Te felicito por el artículo. Es sencillamente necesario, urgentemente necesario, para sumar a más gente. También para denunciar y desenmascarar a quienes se empeñan en seguir con paños calientes

    Hace 5 años 1 mes

  5. Dubitador

    Un banquero de inversiones ofrece a Greta Thunberg enmendar el sistema financiero y convertirlo en poderoso aliado para el cambio. « Si pudiéramos cambiar el sistema financiero de manera tal que priorice la sostenibilidad antes que la ganancia a corto plazo, podríamos ser el tipo exacto de cambio generalizado y sistémico que usted y sus compañeros activistas han estado solicitando. » https://medium.com/@sasjasocial/an-open-letter-to-greta-thunberg-from-a-gen-x-investment-banker-and-a-plea-for-working-together-d3b299e5df73

    Hace 5 años 1 mes

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí