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Recapitulando

La cosa aún está v.e.r.d.e

Parece que el Govern preveía violencia para el 1-O y la asumió. Pero de ahí a organizarla, hay un trecho. Descomunal, por otra parte

Guillem Martínez 9/03/2019

<p>Una imagen de la sala del Supremo durante el juicio al procés.</p>

Una imagen de la sala del Supremo durante el juicio al procés.

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LA REBELIÓN, PARA EL QUE LA TRABAJA. Un juicio es líquido, etc. Esta semana el líquido del juicio está mojando a los acusados / han empezado a venir los testigos de la acusación. La percepción, por tanto, también ha cambiado. Pero las percepciones de un juicio –latino, continental– también son líquidas. En esta escuela de juicios, vamos, no hay Perry Mason, ni nadie que, acosado por defensa y fiscalía, acabe llorando y diciendo “fue el mayordomo”. Sorprende, en todo caso, que los testigos de la acusación se ordenen en la exposición de dos delitos: rebelión y sedición. Fiscalía aún está poniendo toda la carne en el asador por esas dos figuras. Algo chocante, cuando uno observa la carne –poca– y el asador –descomunal–.

SOBRE LA INCOMPETENCIA COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES. Datos para ver endeble la chica rebelión/sedición. Los Hombres/as G –Rajoy, Soraya SS, Zoido– estuvieron durante la crisis, como se deduce de sus testimonios, de perfil, y delegaron la cosa a mandos policiales y militares/GC. Por lo que declararon bajo juramento, tampoco estaban muy al día de lo que hacía la tropa. Lo tradicional, cuando se te rebela o sediciona algo o alguien, es encerrarse en la war-room y enviar a Franco, la Legión y los Regulares a Asturias. Algo que no se hizo. Por otra parte, la Legión/los Regulares desplazados a la Zona Cero Cat, se han visto disminuidos a lo largo del juicio. En su día, se informó que eran 17.000 unidades. En el juicio, ahora, son 6.000. Si bien mi conocimiento táctico de la solución violenta de conflictos se reduce a lo que aprendí en Transformers, Transformers II y Transformers III, 17.000/6.000 es poco para enfrentarse a una minería que ha accedido a la dinamita. Lo que es un indicio de que no había dinamita. O, incluso, minería. Por otra parte ha quedado claro que los planes policiales eran de chiste –para los días 20-S y 1-O–, o/y que no respondían a los instrucciones judiciales. Además, para el 1-O, la poli/GC dejó de cascar a media mañana, por lo que la protesta en forma de votación siguió el resto del día, sin que nadie declarara la comuna. Es decir, que la rebelión siguió a sus anchas a lo largo del día. Es decir, que más bien no la hubo, porque no la había. Por otra parte, se sigue sin entender las instrucciones judiciales de aquel día. ¿Qué interés judicial había en impedir una votación que, el 1-O, ya no tenía ninguna de las características de un referéndum?

REBELIÓN, PORQUE YO LO VALGO. Lo aportado por los testigos es, no obstante, una estructura para la rebelión o la sedición. A saber: una organización criminal jerarquizada, con capacidad de transmitir órdenes, un cuerpo policial rebelde y armado –los Mossos–, y unas masas organizadas, sensibles de tomar el palacio de invierno, y capaces de, en ese trance, emitir violencia Y sí, hubo violencia. Policial y de la otra. Por otra parte, como en cualquier manifestación cuando se lía. ¿Eso es rebelión? Lo puede ser, si se demuestra que la violencia, por parte de los manifestantes, estaba organizada, es decir, se recibía desde algún despacho de la organización criminal esa. O desde la Sierra Maestra cat. Que sería, ahora que caigo, Montserrat. El testimonio del mosso Castellví –continuará el lunes– parece dar constancia que el Govern preveía violencia para el 1-O y la asumió. Pero de ahí a organizarla, hay un trecho. Descomunal, por otra parte. Supongo que dilucidar eso será el gran qué de este juicio y de su sentencia. Y, los caminos de la violencia, en un caso penal, son inescrutables, además de un marrón y un juego azaroso. Esto no debería de haber llegado a juicio. Debería haber permanecido en la política. Nunca debería haber sobrepasado a dos gobiernos, por otra parte, y como está quedando para sentencia, incompetentes. Pero lo ha hecho. Y las categorías penales para explicar aquel lío político serán forzadas y duras, como todo cuando pasa a lo penal.

UNA ESTRUCTURA PARA LA REBELIÓN. ¿O PARA LA PROPAGANDA? Verbigracia: sí, existió un grupo organizado, jerárquico y que transmitía órdenes hacia abajo, que fueron obedecidas en todo momento. Pero esas órdenes no eran órdenes, sino propaganda. El sentido –y así lo he descrito desde 2012– era crear cohesión en torno a un Govern en un momento de crisis de Régimen –en un momento, vamos, en el que la clase política cat se jugaba el pan e, incluso, la segunda residencia–, antes que una rebelión, que siempre se abortó desde dentro del núcleo irradiador ese. Es más, siempre que se estuvo a punto de un desborde del procés –el 20-S, el 1-O, el 3-O, el 10-O, el 27-O–, hacia tramos no previstos y no dominados por el Govern, ese compendio jerárquico-propagandístico actuó para evitar que eso sucediera. Y con total éxito. Una organización gubernamental-propagandística es más fea que Picio, pero no sólo no es necesariamente delito –salvo para la inteligencia, la honestidad, la higiene social–, sino que es una tradición española. El PP lo ha sido en varias ocasiones. La última culminó el 11-M de 2004. Ahora lo está volviendo a ser, por cierto, mientras avanza hacia la casilla Vox. Y sí, están apareciendo documentos raros emitidos por la jerarquía del procés. El Periódico ha publicado noticias de una Constitución Cat, que vulnera derechos que ya no existen en Hungría. Se ha de decir, en ese sentido, que se encontrarán más documentos y más informaciones de esa guisa. Responden a lógicas propagandísticas, no tanto políticas, no tanto a un itinerario. Responden también a un Govern incapaz, que en plena austeridad carecía de la capacidad intelectual para paliar la situación, y que debía trabajar 8 horas al día, que empleaba en esas chorradas. En aquellos días tuve acceso a comunicaciones internas del Govern. Se comportaban, y se comportan, como si vivieran en una realidad paralela, inconsistente, pero épica. Una locura que, en su día les empujó a preparar un referéndum y, a la vez, a planificar que no se celebrara, como ahora exigen a los CDR que aprieten y, a la vez, se les da hasta en las pestañas. Lo que supone un lío de contradicciones, que pueden llegar a ser penalizadas desde la cosa penal, pero que difícilmente pueden ser aclaradas desde esa lógica. Lo suyo hubiera sido, snif, aclararlas desde la cosa información/control del Govern/del power. Que ese problema, esa locura reaccionaria, ese juego de espejos propagandísticos y con documentos gore no lo solucione la sociedad cat hablando e informándose, sino que se pretenda solucionar en un juicio, con categorías penales y no psiquiátricas, pinta, lo dicho, mal. En el juicio ha salido el dato de que los servicios de inteligencia seguían el procés desde 2014. Vamos, que sabían que no era un proceso de autodeterminación, sino una espiral propagandística e inocua para el Estado.

HISTORIA DE LA DEFENSA. Las defensas prosiguen, apañadas. Más efectivas y con mayor utilidad social –dibujar una idea de verdad y de mentira válidas para la sociedad, si bien eso no es el objetivo de una defensa– conforme apuestan por una defensa jurídica. Son menos efectivas y con menor utilidad social, si bien no electoral, conforme se acercan a una defensa política, que según avanza el juicio, diría, están desapareciendo. Resultan, en algunos momentos, una pérdida de tiempo, incluso. La defensa de Cuixart aprovechará el juicio para vertebrar derecho a la manifestación, a la asociación y a la desobediencia. A ver cómo les va. Curiosidades: la defensa de Cuixart parece que esgrimirá la sentencia de la AN sobre los detenidos en el caso de la manifestación que rodeó el Parlament en 2012. La de Sánchez, en todo lo contrario, la sentencia del TS ante aquella sentencia de la AN, y que acabó llevando a los manifestantes al trullo. Las defensas, diría, son más o menos operativas. Pero mucho más la de Melero, que repercute en las demás. Están paliando el desastre inicial de las defensas. Desastre inicial: desde el 12-S de 2017, Alfonso Cuevillas –abogado no penalista; quiere hacer carrera política; es candidato del PDeCAT por Madrid; hace mítines en iglesias, demostrando la santidad y la inocencia de los acusados; socorro– estuvo en los Consells de Govern. Se supone que asesorando. Lo que puede dibujar un poco la magnitud de la tragedia del asesoramiento recibido por el procés desde 2012. Asistió a los detenidos en la AN y en TC, hasta que los detenidos empezaron a comprender que necesitaban penalistas cachas. Jaume Asens, al parecer dio asesoramiento y criterios eficaces tras el 27-O. Parece ser que fue él quien señaló la posibilidad belga, y la figura de Boye –un abogado relacionado en ocasiones con Villarejo– como abogado de los exiliados. Ahora Asens, Tinent d'Alcalde de BCN, será el candidato de Comuns por BCN, un partido que, en momentos de tensión social vertebrada por un grupo de indocumentados y reaccionarios mal asesorados, que no han profundizado ningún derecho, quizás no se interpuso entre ellos y el Estado –otros que tal– y la sociedad, como hubiera sido mono. Que sea número uno igual es una falta de percepción de todo ello, y del procés, ese objeto derechista, sobre el que la sociedad no tuvo, ni tiene, información.

LAS AVENTURAS DE MARCHENA. El Tribunal está cambiando el orden de los testigos. Primeramente aparecían por orden jerárquico. Ahora, diría, por la jerarquía de los hechos que le interesan al Tribunal. Lo que indica que el Tribunal tiene un mapa en la cabeza. Este juicio interminable –500 testigos; podría durar hasta Navidades–, puede terminar –o al menos ese cambio de orden es un indicio– cuando el Tribunal vea que ya tiene una lectura de la cosa. Una lectura sobre la organización o no de la violencia, y una lectura sobre el uso del dinero público.

LA COMUNIDAD DE SENTIDO PROCÉS. Los medios procesistas siguen intensificando la percepción de hechos que, por otra parte, no afectarán al juicio. Como la violencia policial. Por lo que veo, están describiendo un juicio parcial –no se percibe eso en el juicio; a ver la sentencia–, y lo narran en clave de victoria anunciada, o derrota que asombrará a Europa. Es muy posible que no suceda ninguna de ambas cosas. La propaganda es una locura. De Estado. En el juicio, por cierto, los testigos y acusados aportan como realidad la información vertida desde sus trincheras en aquellos días. Lo que indica, snif, la necesidad de información contrastable para vivir con cierta felicidad. Estamos aquí porque el constitucionalismo y el procesismo –es decir, sus medios; se supone que fueron invitados a ello– crearon sendas realidades indemostrables, que tendrán que ser evaluadas por lo penal. Lo que haría reír, si no hiciera llorar.

LA COMUNIDAD DE SENTIDO V.E.R.D.E. Otra comunidad de sentido importante, que se está vertebrando en este juicio es la cosa Vox, el locus en el que más pronto que tarde se pretende refundar el PP, con una lógica de extrema derecha europea, y de recentralización y acotación de derechos individuales. Una juerga, vamos. En cierta manera, el punto de vista Vox para este juicio coincide con el procesismo: el Gobierno lo hizo mal y a destiempo. Coincide también con el procesista minion, que no con el procesista acusado –todos, por activa, muy activa, y por pasiva, han dicho que el procés no era nada y no tenía nada–, en que esto fue una rebelión que tira de espaldas. Se diferencian en las corbatas. La acusación Vox, y algunos de los –glups– testigos, vienen a la sala con corbata verde. Es la misma corbata de Rajoy cuando la moción de censura. La ha llevado también, en ocasiones, el rey. Hagamos filología. Esa corbata nació en la II República. Era un símbolo monárquico. Era verde, en tanto que v.e.r.d.e son las siglas de Viva el Rey De España. ¿Por qué se reivindica a la monarquía en plena monarquía? Se reivindica, supongo, el cambio de sentido de la monarquía tras su discurso del 3-O. Un discurso que ancoró la democracia en las propuestas y temperamentos de la derecha española. El 3-O, las elecciones andaluzas y este juicio son la puesta de largo de la nueva derecha española, esa cosa que no sabe ganar, sino sólo vencer. Una derecha verde, si bien no ecologista.  

LA REBELIÓN, PARA EL QUE LA TRABAJA. Un juicio es líquido, etc. Esta semana el líquido del juicio está mojando a los acusados / han empezado a venir los testigos de la acusación. La percepción, por tanto, también ha cambiado. Pero las percepciones de un juicio –latino, continental– también son...

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Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).

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1 comentario(s)

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  1. zyxwvut

    Querido señor Martínez. Ignoro si usted leerá esta breve reflexión, pero el enorme respeto que siempre ha sentido por su visión de la situación política de Cataluña, el rigor y amenidad de sus libros (que me han ayudado a entender tantas cosas) y artículos (hasta ahora), y la mezcla de conocimiento y amenidad de su estilo, me ha decidido a dedicar un rato a escribir este comentario, de finalidad más que dudosa. La cuestión es fácil de explicar: desde que comenzó el juicio a una parte de los dirigentes del secesionismo a sus crónicas les falla el “tono”, le veo totalmente perdido, desorientado y errático en el enfoque, en la mezcla de ficción y realidad, y en esa permanente obsesión por trivializar y excusar unas actuaciones de unos profesionales de política que no han dudado en utilizar los sentimientos de sus seguidores (cuidadosamente orientados a lo largo de años de pujolismo), para garantizar su condición de privilegiados a costa de provocar una confrontación civil (no a causa de desigualdades sociales, sino de banderas), de la que esperan seguir aprovechándose. Insistir una y otra vez en repetir la última excusa del secesionismo, ese supuesto “objeto” para “negociar con el estado”, no ayuda a entender lo sucedido, y más cuando las pruebas de la voluntad de crispar al máximo, con sangre y algún muerto a ser posible, para buscar las complicidades internacionales son más que evidentes. Afortunadamente la parte mortuoria de su plan no les salió bien. Como persona que vive en Cataluña he reflexionado mucho, no únicamente sobre todo lo que está sucediendo (que se puede entender bastante bien), sino de esas características que apunto de sus crónicas. Creo que hubo un momento en que falló una de las claves estratégicas de su interpretación de los acontecimientos : el presupuesto de que los artífices del “procés” no irían más allá de la política gestual. Ese presupuesto no se cumplió a partir de las jornadas del 6 y 7 de septiembre: el golpe “blando” parlamentario que se buscó legitimar con el supuesto referéndum del 1-O. Ahí ya se entró en una nueva dinámica que llevó la situación a un nivel distinto, a una crispación y una violencia más definidas que invalidó una clave importante de todas sus crónicas políticas: la que le permitía tratar en plano de igualdad la escenificaciones de ambos nacionalismos. Fomentar el malestar a largo plazo es parte de una nueva manera de que la clase política se perpetúe y eso no se va a solucionar ni con sentencias duras, ni con sentencias blandas. La gran mayoría de los y las que se sientan en el banquillo de los acusados son algo más que mentirosas o mentirosos (cualidad imprescindible para ser parte de la mayoría de la clase política), son hipócritas e intrigantes, llenos de ignorancia, supremacismo y etnicismo. Y ante esa realidad el tono de sus crónicas “patina”. Un respetuoso saludo.

    Hace 5 años 1 mes

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