La Universidad Desconocida abre nueva sucursal
A casi dieciséis años de la muerte de Bolaño, el conocimiento que tenemos de su legado se ha oscurecido. La reciente edición de su ‘Poesía reunida’ sirve para constatarlo
Rubén Ángel Arias 22/03/2019
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Uno. Solo para fumadores: los límites editoriales de la obra poética de Roberto Bolaño
En 2007, se publicó en Anagrama La Universidad Desconocida, título bajo el cual Bolaño se había propuesto ordenar la práctica totalidad de la poesía que había escrito desde su llegada a Barcelona en enero de 1977. Empresa que estaba lejos aún de culminar cuando, en 2003, fallece a los cincuenta años de edad.
Una nota de los herederos abría el citado volumen recopilatorio. El motivo de la publicación, declaraban, había sido el “profundo respeto que nos produce el amor que Roberto sentía por su poesía”. Una frase ostensiblemente cursi y sintomática: se respeta el amor (sea esto lo que sea), la poesía (ídem) ya veremos.
El lector común (si es que existe) tendrá que esforzarse si quiere (y no tiene por qué querer) desentrañar las idas y venidas que el legado textual de Bolaño ha sufrido desde su muerte. Por lo que respecta a su poesía, y con los datos disponibles, puede esbozarse el siguiente itinerario.
Al final de La Universidad Desconocida se incluía un apartado con el título de “Breve historia del libro”, en el cual Carolina López aportaba algunas fechas aproximadas para datar la escritura de los poemas. El problema es que para para aludir a los mismos utilizaba expresiones como “algunos poemas de este libro”, “en su gran mayoría”, “la gran mayoría de poemas” o “casi en su totalidad”, con lo que su bienintencionada contribución, lejos de aclarar, nublaba el resultado.
La sorpresa para el lector común (si es que existe) llegaría en 2010, cuando en el número 314 de la revista Quimera apareció por primera vez el prólogo que inicialmente Ignacio Echevarría y Bruno Montané habían redactado para el mentado volumen. Un texto muy esmerado en el que se describían los orígenes del título y del libro, así como las intenciones que Bolaño albergaba con respecto a los materiales que debía contener. Un prólogo que, además, denotaba un encomiable esfuerzo por otorgar a su poesía un lugar medular en el conjunto de su obra. Su núcleo duro o, mejor, piedra angular. Y piedra es aquí, me parece, un término afortunado, como lo es la metáfora que Echevarría y Montané utilizaban para referirse al papel que La Universidad Desconocida tendría para Bolaño durante el resto de su carrera literaria: sería su cantera. Y es que aquel grueso volumen se convirtió enseguida en el archivo del que Bolaño extrajo, con pocas variantes, los libros de poesía que publicó a partir de 1992, a saber, Fragmentos de la Universidad Desconocida (1993), Los perros románticos (1995), El último salvaje (1995), Los perros románticos. Poemas 1980-1998 (2000) y Tres (2000). Del mismo lugar procede también el conjunto de breves textos en prosa titulado Amberes (2002).
Todo ello extractado con muy pocas variantes, ya está dicho, y con algunas inclusiones. Inclusiones que constituyen, sin duda alguna, la prueba de que Bolaño no dejó de escribir poesía y que, claro, invitan a pensar en la existencia de inéditos en un número, eso sí, muy difícil de estimar.
¿Por qué Bolaño no publicó La Universidad Desconocida en vida y en su conjunto? Echevarría y Montané elaboraban en su prólogo una hipótesis plausible a la vista de lo que conocemos: “Los distintos estratos de que se compone el libro constituían, ya entrados los años noventa, un acorde complejo, no exento de notas disonantes, que no terminaba de armonizar con los rumbos que el mismo Bolaño había dado por entonces a su trayectoria como escritor".
Una prueba concluyente la encontramos en las secciones tituladas “La novela-nieve”, “Calles de Barcelona” y “Nada malo me ocurrirá”, donde se ubican los poemas más literales y prosaicos en su voluntad autobiográfica, y que contrastan abiertamente con aquellos en que, desde una mirada a ratos mítica, a ratos afiebrada u onírica, vuelve sobre su concepción del oficio o construye su particular relato generacional (como puede comprobarse leyendo la segunda edición de Los perros románticos y, también, esa suerte de road trips visionarios titulados “Los Neochilenos” y “Un paseo por la literatura” –incluidos en Tres–).
A esta razón, podría sumarse, a mi juicio, otra muy distinta y complementaria. Y es que a partir de 1996, Bolaño difícilmente podía considerarse a sí mismo el poeta nómada, marginal y rechazado que una y otra vez enunciaba, protagonizaba o era retratado en los poemas de las secciones que acabo de mencionar y que suponen casi la mitad de La Universidad Desconocida. Su relación con lo que había sido empezaría a cambiar con los premios, la fama, las entrevistas, y el furioso romanticismo de entonces vendría a compensarse ahora con la ironía –no menos furiosa– del locutor de radio de los versos de Parra.
Y dos. Las dinámicas oscurantistas: lo olvidado, lo excluido y lo desconocido
En 2018 apareció el libro titulado Poesía reunida que, además de la versión ya publicada en 2007 de La Universidad Desconocida, presume de recoger, por vez primera, cito: "Todos los poemas publicados por Roberto Bolaño [...] que no fueron incluidos por el autor en La Universidad Desconocida”. Presunción que, como enseguida probaré, está muy lejos de ser verdad.
Se han excluido, sin excusa alguna, los dos manifiestos del Infrarrealismo escritos por Bolaño y fechados en 1976 y 1977, en México y en Barcelona, respectivamente.
Se han excluido también, sin siquiera amagar razones, los poemas (“La cantera de las manos”1 , “Carta”, “En el pueblo”2 , “Los motines”3 y “El desierto de los niños”4 ) y la poética (“Rasgar el tambor, la placenta”5 ) que Bolaño escribió y publicó en colaboración con Bruno Montané.
No encontramos tampoco ni una sola mención a los poemas que Bolaño tradujo del francés y que también se encargó de prologar para dos antologías publicadas en 1976 (en Grafiti. Crítica y literatura, número 3) y 1977 (en Plural, número 64).
Faltan, o se desconocen, al menos otros ocho poemas ya publicados anteriormente: “Tú vas a recorrer sensaciones”6 , “Dos muchachas”7 , “Bien bellos son los pájaros"8 , “Dibujaste algunas islas”9 , “Vagan por estas celestes carreteras muchachos”10 , “Una membrana”11 , “Acerca de mi (sagrada) familia”12 (confesión poética arborescente y muy interesante para entender las relaciones que Bolaño mantenía con sus referentes culturales) y “Pistola en el fondo del mar”13 .
El silencio –pues no puede ser desconocimiento– se extiende a dos libros, en buena medida inéditos, que Bolaño compartió –mecanoscritos y fotocopiados– con sus amigos y que, tal vez con un poco más de tiempo, podrían haber pasado a engrosar las páginas de La Universidad Desconocida. Me refiero a Pequeño eclipse (1974-1979) y Montón de estrellas fracasadas (1975-1977). Al segundo de estos pertenece “Postal para Mario Santiago”14, poema fechado en Barcelona, en julio de 1978, y que, con total seguridad, se trata del texto que de manera más contundente señala el potencial mítico que Bolaño percibió en el Infrarrealismo y se dispuso, enseguida, a explotar. Un poema del que no sería exagerado afirmar que, en dieciséis espléndidos versos, contiene el germen de Los detectives salvajes y Amuleto. Un poema que tampoco aparece en Poesía reunida.
Resulta también muy grosero el modo en que se ha recogido Reinventar el amor (1976), el primero de los libros publicados por Roberto Bolaño, pues se lo incluye como si se tratara solo de un poema suelto. Un poema suelto más en la sección accesoria, y postergada sin razón aparente, que los editores han bautizado como “Poemas dispersos” (el doble sentido no ayuda, no).
Termino. Los datos que, de manera tan apresurada, he venido exponiendo hasta aquí evidenciarán el pesimismo de mis conclusiones.
A casi dieciséis años de la muerte de Bolaño, el conocimiento que tenemos de su legado se ha oscurecido. Ha contribuido a ello la forma en que los textos publicados más recientemente –pienso en El Tercer Reich, Los sinsabores del verdadero policía, El espíritu de la ciencia ficción y Sepulcro de vaqueros– han sido publicitados y prologados de manera efectista, desconocedora, impertinente. Y es muy comprensible, como es comprensible, claro, cualquier estrategia comercial, pero tal vez convenga decirlo y señalar las fallas sin ambages y con los datos necesarios, siquiera por el bien del lector común (si es que, ya se sabe, existe, y no tiene por qué).
Reinventar el amor (1976), Fragmentos de la Universidad Desconocida (1993), Los perros románticos (1995), El último salvaje (1995), Los perros románticos. Poemas 1980-1998 (2000) y Tres (2000) son, sin discusión posible al respecto, los libros que Bolaño preparó escrupulosamente y dio a la imprenta como poemarios. Los libros que, en consecuencia, responden a una deliberada puesta en escena de su figura como poeta. De ahí que resulte contradictorio y descalabrado que, con el pretexto de la fidelidad hacia el “amor que Roberto sentía por su poesía”, se proponga como testamento poético y foto finish lo que estaba en preparación y que, ya como cantera o archivo o quizá solo como copia de seguridad, permanecía abierto y móvil.
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Rubén Ángel Arias Rueda es autor de la tesis doctoral De la infrarrealidad venimos. Memoria de la vanguardia y poética del oficio en Roberto Bolaño, Universidad del País Vaso (UPV/EHU)
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1Soledad Bianchi (ed.), Entre la lluvia y el arcoiris. Algunos jóvenes poetas chilenos, Rotterdam, Instituto para el nuevo Chile, abril de 1983.
2Sergio Macías (prologuista y antólogo), Los poetas chilenos luchan contra el fascismo, Comité Chile Antifascista, Berlín RDA, 1977. Los dos poemas recogidos en esta antología –“Carta” y “En el pueblo”– aparecieron bajo la doble autoría por un error en la correspondencia con Sergio Macías, pues ambos fueron escritos por Bruno Montané, a quien debo esta observación. Los menciono aquí con el propósito de subsanar el equívoco. Equívoco en el que incurre el mismo Bolaño al trasladar la referencia a su bibliografía (véase Jorge Herralde, Para Roberto Bolaño, Barcelona, Acantilado, 2005, p. 80).
3.Calandria de tolvaneras, nº 2, México, 16 de noviembre de 1984.
4La zorra vuelve al gallinero. Revista de Arte y Poesía, 2, México, primavera de 2000.
5 Soledad Bianchi (ed.), Entre la lluvia y el arcoiris. Algunos jóvenes poetas chilenos, Rotterdam, Instituto para el nuevo Chile, abril de 1983. Publicado por primera vez en la revista Rimbaud, vuelve a casa, Barcelona, 1977.
6Punto de Partida, 5152, México D.F., 30 de enero de 1977.
7Punto de Partida, 5152, México D.F., 30 de enero de 1977.
8Punto de Partida, 5152, México D.F., 30 de enero de 1977.
9Punto de Partida, 5152, México D.F., 30 de enero de 1977.
10Andrés Braithwaite (ed.), Gutiérrez, Santiago de Chile, noviembre 2005.
11Andrés Braithwaite (ed.), Gutiérrez, Santiago de Chile, noviembre 2005.
12Soledad Bianchi (ed.), Entre la lluvia y el arcoiris. Algunos jóvenes poetas chilenos, Rotterdam, Instituto para el nuevo Chile, abril de 1983.
13Hispamérica. Revista de literatura, 89, Vol. XXX, 2001.
14Andrés Braithwaite (ed.), Gutiérrez, Santiago de Chile, noviembre 2005.
¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
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