1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Identidad de género y poder

Aunque conserven intereses comunes, la minoría de mujeres poderosas y la mayoría popular femenina divergen ante la desigualad impuesta en el mundo de la vida

Antonio Antón 27/03/2019

<p>Adele Bloch-Bauer I</p>

Adele Bloch-Bauer I

Gustav Klimt

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones

La identidad como reconocimiento está relacionada con el estatus y el poder. Caben diversas reflexiones. La primera es sobre el sentido del concepto de poder, a veces extenso y difuso, y la definición del adversario del feminismo. Se le pueden añadir características básicas como su carácter capitalista o neoliberal y patriarcal. En todo caso, pretendo distinguir los distintos niveles de la dominación y las relaciones de poder, en particular el biopoder en el mundo de la vida y el bloque de poder político-económico, así como su vinculación con la identidad, la paridad representativa y la ambivalencia del ser humano. La segunda reflexión trata sobre la prioridad por la subjetividad de los afectos que sería base de la identidad de género y la emancipación femenina. Respecto de ello hay que explicar la importancia de los vínculos sociales, la diversidad identitaria y su conexión con la interseccionalidad y la inseparabilidad de identidad y estatus social. La tercera reflexión es una valoración general sobre la conveniencia de superar el enfoque de una identidad emocional por una visión más integradora, multidimensional, realista e interactiva del conjunto de la subjetividad, la experiencia relacional de las mujeres y la ciudadanía y los grandes objetivos éticos de igualdad, libertad y solidaridad. Me centraré en la primera.  

Insuficiencias del concepto postmoderno de poder

Desde esa óptica posmoderna, el poder sería omnipresente, estaría en todos los sitios y personas (incluido en la propia mente y cuerpo de las mujeres), cosa realista y fructífera al abarcar todas las dimensiones de la vida. Sin embargo, hay varias cosas a matizar. El problema viene porque con la amplitud y versatilidad de esa palabra se puede difuminar la importancia específica del núcleo de poder dominante y la acción colectiva para transformarlo. Es decir, si todo es poder, nada es poder. Si el poder lo domina todo, no hay margen para la libertad. Bajo la hegemonía del poder solo cabría esperar que sea incompleta para tener una rendija alternativa: los afectos, que son creados por el poder y, al mismo tiempo, lo disputan. El riesgo de esa posición, en la versión individualista, es que la emancipación solo se realiza a través del empoderamiento personal o subjetivo, el cambio cultural y el autorreconocimiento, o bien, en las relaciones interpersonales desligadas del estatus y las relaciones de poder estructural. 

Clara Serra, volcada en las estrategias políticas feministas, supera este peligro reduccionista a lo individual (es evidente la relación de lo personal con lo político); sin embargo, respecto de la segunda parte afirma explícitamente que la base emancipadora femenina estaría en el desarrollo de sus afectos, sus deseos, interpretando que las bases de la política son lo afectivo o deseante; se infravaloran así otras condiciones sociales sobre las que articular la acción política, dando por supuesto un enfoque de progreso. La cuestión es que ese enfoque emocional es insuficiente para conformar una alternativa al liberalismo (y la izquierda) ya que éste no se basa exclusivamente en la racionalidad, en el individuo racional y libre. 

el feminismo no puede quedarse solo con la imprescindible bandera de los afectos, dejar a los adversarios la bandera de la razón y no fundamentar la acción por la igualdad de estatus y relación social en las condiciones concretas de las mujeres y la gente

El liberalismo y, especialmente, el neoliberalismo incorpora elementos emocionales y pasionales, se basa también en el individuo ‘deseante’. El capitalismo tradicional y, sobre todo, el nuevo capitalismo financiarizado, informacional, consumista y super-mercantilizado, con su brazo simbólico-estético, su ética individualizadora y una acción destructiva del Estado de bienestar y los servicios públicos favorables para las mujeres, utiliza la subjetividad emocional de la ciudadanía para la consolidación y reproducción de su poder. Así, ya en los comienzos del capitalismo, según Adam Smith y Bernard Mandeville, su poder y su racionalidad se interrelacionan con los sentimientos morales basados en el principio motor del egoísmo y el beneficio propio. Ahora se añade el deseo consumista, el emprendimiento competitivo y la publicidad ‘motivadora’ como medios de autorrealización y, en sentido contrario, la incertidumbre y el miedo al fracaso como penalización. 

Es decir, esa posición postmoderna de promover los deseos o, simplemente, politizarlos o construir la política en base a esas pulsiones sin valorar las relaciones y ‘necesidades sociales’, no constituye una alternativa adecuada al liberalismo real y menos al neoliberalismo, complementado por la cultura individualista posmoderna. Hace frente, en todo caso, a la pugna cultural frente a racionalidad liberal-conservadora, problemática por su intento de legitimar las políticas de desigualdad, precarización y austeridad generalizadas en la medida que defiende el sentido progresivo y democrático de esos deseos y demandas populares. Y, sobre todo, cuestiona una actitud o mentalidad conservadora-autoritaria restrictiva de los deseos, particularmente de liberación sexual puestos en marcha hace medio siglo; o sea, se enfrenta positivamente al puritanismo, también presente en sectores de las izquierdas. 

Pero esa prioridad por lo emocional no facilita la diferenciación con esa faceta instrumentalizadora de los afectos que es sustantiva del liberalismo y, sobre todo, del neoliberalismo y que debería conllevar una contienda en ese terreno afectivo por su sentido igualitario, y sin relegar los campos racional y relacional. Dicho de otro modo, el feminismo no puede quedarse solo con la imprescindible bandera de los afectos, dejar a los adversarios la bandera de la razón y no fundamentar la acción por la igualdad de estatus y relación social en las condiciones concretas de las mujeres y la gente, incluida la importancia de los cuidados y la solidaridad.

Pero incluso, ese discurso genérico de la prioridad emocional, por la indefinición de su sentido político y la falta de suficientes referencias posicionales y de contexto, se queda corto ante la versión populista de derecha extrema que espolea pasiones reaccionarias (machistas y agresivas) persistentes en sectores conservadores descendentes o inseguros en su situación e identidad. Así, emociones básicas como la ira y la cólera (o su versión moderada, la indignación) deben valorarse según su sentido ético y sociopolítico y su contexto. 

Por tanto, ese componente emocional, necesario y consustancial para el feminismo (y la emancipación popular), es insuficiente como guía progresiva. Sin especificar su significado, es ambiguo y ambivalente y no garantiza una estrategia real por la igualdad y la libertad. Hay que enlazarlo con una racionalidad emancipadora y una estrategia democrático-igualitaria teniendo en cuenta, especialmente, la situación relacional y el cambio real de la desigualdad de las mujeres (respecto de los varones) y entre las mujeres (por motivos de clase social, étnico-nacionales y de opción sexual o ideológica…), en el actual contexto de fuerte desigualdad general impulsada por las cúpulas del poder ‘duro’ y el ‘blando’. 

En definitiva, hay que redefinir el sentido y la relación entre poder e identidad y la interacción de cada tipo de subjetividad (razón/pasión) con el estatus social y la transformación posicional y relacional de las mujeres, respecto de los varones y entre ellas, y el conjunto de seres humanos. Ello lleva a explicar la ambivalencia del ser humano, la relación entre diversidad identitaria e interseccionalidad y el papel e interacción de los afectos y la posición social en la configuración de la identidad feminista. 

Poder y paridad representativa 

Por poder se entiende aquí, sobre todo, el poder establecido (económico-financiero y político-institucional): el bloque social dominante en relación antagónica con los intereses y demandas de la mayoría popular o ciudadana. Se trata de las élites dominantes y las cúpulas de los grandes aparatos estatales y económicos, a veces descritas como el 1% superior de la estructura socioeconómica e institucional. Ese bloque de poder oligárquico (dominador, capitalista y patriarcal) es diferente al poder o la autoridad ejercidos en muchas estructuras estatales, políticas y representativas de la democracia liberal con funciones positivas o neutras, (aunque no tanto en el mundo empresarial o las relaciones internacionales). Igualmente, es distinto y más reticular en el mundo asociativo, familiar o interpersonal. 

En estos casos, relaciones de dominación, intereses compartidos, cooperación y consentimiento están mucho más entrelazadas y en combinaciones diversas. Se puede utilizar esa expresión, poder o dominación, referidas al poder masculino o patriarcal y al de una camarilla corporativa en una asociación, pero conviene clarificar su sentido según ambos contextos; así, es el patriarcado, como sistema de dominación masculina, o los grandes aparatos político-burocráticos los que coparticipan en el grupo de poder que domina el conjunto de la sociedad.

poder (ya lo decía Weber) es dominación, como capacidad y credibilidad de uso de la fuerza, la coacción y la persuasión para imponer conductas, incluso contra su voluntad

Por tanto, ese núcleo de poder no es neutro desde el punto de vista ético y político con una perspectiva democrática-igualitaria-emancipadora, y tiene un impacto y una responsabilidad especial. Forma parte de un sistema de dominación/subordinación, por mucho que esté regulado por el Estado de derecho (legalidad) y tenga cierta legitimidad ciudadana (consentimiento o representatividad electoral), todo lo cual no es irrelevante frente a las tendencias autoritarias. Pero, poder (ya lo decía Weber) es dominación, como capacidad y credibilidad de uso de la fuerza, la coacción y la persuasión para imponer conductas, incluso contra su voluntad. Es decir, el poder consiste en ejercer y mantener una posición estructural de ventaja y desigualdad de una élite (poderosa) y la garantía de su continuidad con la subordinación, opresión o control de mayoría de las personas o grupos dominados. Hay quien lo llama capitalismo patriarcal o neoliberalismo globalizado.

En definitiva, ese bloque de poder hegemónico, conectado en una oligarquía mundial, conviene diferenciarlo del resto de estructuras complementarias de poder o del ‘sistema’ en distintos niveles para el sometimiento autoritario o el control social con sus correspondientes aparatos y normativas, desde el ámbito institucional (fuerza, prepotencia y represión), económico (coacción empresarial, precarización) o patriarcal (violencia machista). En todo caso, ese poder oligárquico expresa y garantiza el sistema de dominación y desigualdad (neoliberal y machista). Además, aunque sea autoritario también suele tener componentes de legitimidad democrático-electoral, y aunque sea especialmente masculino también tiene composición mixta por sexo, a pesar de que sea elitista y desigual, bajo hegemonía machista y con mayoritaria subordinación femenina. 

Aparte de la versión conservadora-autoritaria justificativa de la dominación del poder (estatal y económico), hay dos visiones sobre el carácter del poder establecido. Una, la liberal-funcionalista que afirma su neutralidad y su funcionalidad no dominadora u opresiva; y la palabra liberal se utiliza aquí en el sentido económico e institucional, no de moral o costumbres, aparejado a ser la persona más tolerante y abierta. Otra, la democrática progresista (republicana, de izquierdas y populista-progresiva) que realza su carácter antagónico con la mayoría ciudadana o popular y los valores centrales de igualdad y libertad. De esos diagnósticos se deducen dos proyectos o estrategias contrapuestos. Por un lado, la posición de ocuparlo o participar en él, sin cuestionar su carácter ambivalente. Por otro lado, transformarlo o democratizarlo para debilitar su poder (incluido el de las mujeres que participan en él) y contrapesarlo con mayor capacidad cívico-democrática y participativa, con empoderamiento popular y feminista.

En resumen, conceptos como transversalidad hay que entenderlos referidos a la mayoría social y su expresión democrática, no respecto de la cúpula poderosa, corresponsable de la desigualdad. Dicho de otra forma, no se puede mantener la neutralidad o la equidistancia entre los dos polos; eso sería consenso centrista o feminismo ‘liberal’. El feminismo está vinculado con los derechos humanos y contra la opresión de las mujeres, no es transversal o equidistante en relación con las dinámicas discriminatorias, racistas o antidemocráticas. Así, no es neutral respecto del bloque de poder estructural, obstáculo para la igualdad y la emancipación femenina y del conjunto de la sociedad. Como mínimo es democrático y de progreso, incompatible con posiciones reaccionarias, regresivas y autoritarias, y debe desarrollar un modelo social igualitario, elemento clave de su identidad.

En consecuencia, nos encontramos con una paradoja respecto del alcance y el sentido de exigencias igualitarias básicas, democráticas y feministas, como la participación institucional, la rotura del techo de cristal o la paridad representativa (concepto que realza Nancy Fraser). Son fundamentales para revertir las desventajas por sexo en múltiples ámbitos y escalas jerárquicas. No obstante, cuando nos acercamos al bloque de poder estructural (económico-financiero, político-institucional, étnico-nacional y patriarcal) adquieren otro significado. Desde luego, son positivos los deseos y las reformas que tienden a equilibrar la presencia femenina en las altas estructuras de poder (desde los consejos de administración de las empresas del IBEX-35 hasta las altas instancias judiciales y de seguridad, la propia monarquía y la gobernanza europea y mundial); pueden tener efectos simbólico-culturales favorables a la extensión de la igualdad. 

la prioridad y el embellecimiento de esa mejora participativa en la composición paritaria de las élites dominadoras obscurece la desigualdad y dominación que ejerce ese bloque en perjuicio de la mayoría de las mujeres (y hombres) y de las capas populares

Pero la prioridad y el embellecimiento de esa mejora participativa en la composición paritaria de las élites dominadoras obscurece otra realidad: la desigualdad y dominación que ejerce ese bloque (también con su composición mixta) en perjuicio de la mayoría de las mujeres (y hombres) y de las capas populares (trabajadoras y medias), particularmente precarias y de origen inmigrante y racializadas. Es decir, se refuerza el conflicto o antagonismo entre las propias mujeres y la corresponsabilidad de las de arriba en la opresión, marginación y explotación de las de abajo (y en medio), rompiendo la solidaridad de género. 

Desde una visión restrictiva o liberal de la igualdad de género, se destaca solo la mejora de la posición de (esas) mujeres que acceden al poder establecido. Por ejemplo, hay que reformar la Constitución para facilitar la sucesión femenina en la Corona, eliminando la norma retrógrada y machista de la prevalencia del varón; pero, al mismo tiempo, hay que exigir la democratización de la institución de la Jefatura del Estado, es decir, la instauración de la República, con la posibilidad de acceso de más mujeres y mayor control democrático.

hay que exigir la democratización de la institución de la Jefatura del Estado, es decir, la instauración de la República, con la posibilidad de acceso de más mujeres y mayor control democrático 

Desde una perspectiva transformadora progresiva ese bloque de poder, independientemente de su mayor o menor composición femenina (lo cual no es irrelevante) y con su corresponsabilidad, incrementa la desigualdad y la división con la mayoría popular de las mujeres; perjudica la solidaridad de género (sororidad). Aunque conserven intereses comunes, la minoría de mujeres poderosas y la mayoría popular femenina divergen ante la desigualad impuesta en el mundo de la vida. No se trata de confrontar una óptica como ‘mujer’ y otra mirada por su pertenencia a una clase social, sino de constatar la distinta posición de intereses y estrategias políticas y feministas en el interior de las mujeres, que afectan al sentido de sus respectivas identidades. Las mujeres reales padecen múltiples opresiones y discriminaciones y la defensa de (todos) sus derechos las puede llevar al conflicto con la élite femenina poderosa. Su identidad es múltiple. Su emancipación no se puede separar de la igualdad respecto de los varones y entre las propias mujeres y el conjunto de la sociedad, frente al poder opresivo y desigual. 

-----------------------

Antonio Antón es profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid.

¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Antonio Antón

Profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid. Autor del libro Identidades feministas y teoría crítica.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí