TRIBUNA
La derecha española: entre la irresponsabilidad democrática y el error estratégico
La polarización y el discurso catastrofista favorecen al voto a Vox, algo especialmente significativo en lo relativo a la inmigración. También en la situación en Cataluña, aunque en mucha menor medida
Mariano Torcal 9/12/2019

PP, Vox
Pedripol
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Hay dos hechos claramente observables a partir del análisis de los resultados de las pasadas Elecciones del 10-N. La trasferencia de voto entre bloques ideológicos de izquierda a derecha y a la inversa, es decir, entre los componentes de los bloques de derecha e izquierda, ha sido muy reducida. El segundo aspecto es que la transferencia del voto dentro de cada bloque ideológico ha sido mucho mayor entre los partidos de derecha que entre aquellos que conformaban el bloque de izquierda, favoreciendo al crecimiento de Vox. Esto ha desatado una especulación sobre los motivos que han propiciado la transferencia del voto del PP y de Ciudadanos en favor de dicho partido, favoreciendo la aparición de todo tipo de argumentos variopintos que se escuchan en tertulias de los medios de comunicación, y que, en cualquier caso, resultan poco fundamentados en datos reales.
Sin embargo, pese a la superficialidad de muchas argumentaciones, esta no es una cuestión baladí. Por un lado, porque es importante conocer qué aspectos de la competición han coadyuvado al crecimiento de esta organización política ultraconservadora de la que apenas sabíamos nada apenas hace un año. Segundo, porque con independencia de la responsabilidad moral de la derecha democrática respecto de la necesidad o no de propiciar el aislamiento electoral de dicha formación, es necesario descifrar si los cálculos tácticos y electorales que se argumentan para no hacerlo son erróneos o no. En otras palabras, necesitamos saber si la adopción del PP de ciertos temas de matiz iliberal, como el discurso en contra de las políticas migratorias, las políticas de lucha contra la violencia de género y la llegada de inmigrantes a nuestro país y Europa, le perjudican electoralmente o no en su competición con esta fuerza política. Imagino que es esto a lo que los “expertos opinadores”, que tanto proliferan en los medios, llaman “blanquear a Vox” (nunca me ha quedado claro que quieren decir con esto).
En este artículo vamos a abordar y presentar datos al respecto que espero ayuden a dilucidar toda esta cuestión. En concreto, voy a tratar de mostrar la importancia que distintos factores puedan tener a la hora de explicar la transferencia de votos entre PP y Vox y entre Ciudadanos y ese mismo partido, que son las dos principales vías de agua que han propiciado el crecimiento electoral de dicha formación ultraconservadora. Para ello, afortunadamente, contamos, como hice en mi pasado artículo para esta misma publicación, con los datos de un proyecto sobre polarización política en España financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (proyecto número CSO2016-79772-P) y que yo mismo coordino. En concreto, y recordando lo que ya contaba en dicho artículo, se trata de un estudio de encuesta de tipo panel realizada a 2.500 individuos con cuatro olas realizadas entre los meses de diciembre a junio de este año, de las cuales, dos de ellas corresponden en el tiempo con las campañas electorales de las elecciones del 28 de abril y el 26 de mayo pasados.
Como también decía, este tipo de datos permiten apreciar cómo la variación de ciertas opiniones y preferencias en el tiempo pueden explicar el cambio en la probabilidad de votar a distintos partidos. En este caso, se han generado dos variables que miden la probabilidad de votar al PP menos la probabilidad de hacerlo por Vox, por un lado; y lo mismo con respecto a Ciudadanos, por el otro. El resultado son dos variables que van de “-10” a “+10”. El valor de -10 en el caso de la competencia Vox/PP representa a aquellos que tienen una probabilidad de optar por Vox máxima al tiempo que expresan una nula de hacerlo por el PP. El valor más elevado, “el 10”, representa lo contrario, es decir, aquellos que declaran una probabilidad máxima de apoyar a este último y, al mismo tiempo, una voluntad absolutamente nula por hacerlo por Vox. Claramente el valor intermedio de 0 representa aquellos individuos que expresan exactamente la misma probabilidad de votar a ambos partidos. Esta escala, que también hemos creado para la competencia Vox/Ciudadanos nos permite estimar exactamente cuáles son los factores explicativos más importantes a la hora de estudiar la competencia Vox vis-a-vis PP por un lado, y compararla con aquellos determinantes en la competencia Vox vis-a-vis Ciudadanos por el otro. En otras palabras, y como decíamos en dicho artículo publicado hace unos días en CTXT sobre la probabilidad de votar a Vox, estos datos nos permiten, bajo ciertos supuestos estadísticos, observar dinámicas de cambio en la competencia de estos partidos que van a más allá de momentos concretos y que puede extrapolarse en el tiempo.
Para entender el sentido de los gráficos con los resultados que voy a presentar a continuación hay que tener en cuenta dos aspectos. Primero, se trata de analizar si ciertos cambios en el estado de opinión tienen relación o no con la competición entre partidos. Para ello se muestran los coeficientes estadísticos estimados de un conjunto de potenciales factores explicativos para cada una de las dos variables que miden la competencia entre partidos: Vox/PP y Vox/Ciudadanos. Aclárese, una vez más, que la relación será nula si el coeficiente es cero (justo en la línea roja) o cuando su correspondiente intervalo de confianza (es decir las líneas horizontales en torno a estos coeficientes con una probabilidad de un 95%) cruza la línea vertical roja. Si este fuera el caso, debe interpretarse que dicho factor carece de importancia en la competencia entre los pares de partido. Si el coeficiente aparece a la derecha de dicha línea, ese factor favorece a la probabilidad de optar por el PP o Ciudadanos frente a Vox, mientras que si lo hace a la izquierda se trata de un factor que favorece el voto a la formación ultraconservadora en perjuicio de los otros dos partidos. Segundo, y como se ha dicho, tenemos dos fenómenos que explicar: uno es la competencia Vox/PP, cuyos resultados se han presentado en color azul, y otro la que existe entre Vox/Ciudadanos, cuyos coeficientes y líneas aparecen en naranja. De este modo puede observarse si existen diferencias en la importancia relativa de cada uno de estos factores a la hora de expresar la probabilidad relativa de optar por Vox en lugar de los otros dos partidos de la derecha.
Pero ahora, pasemos a mostrar y discutir los resultados de los análisis de los datos. En primer lugar se ha tratado de ver el peso de la ideología, la identidad nacional y la identidad regional. Para empezar, como podemos ver en el gráfico 1, los posicionamientos ideológicos en la escala resultan irrelevantes a la hora de explicar la competición de Vox/PP y de Vox/Ciudadanos. Es cierto, como decía en mi anterior artículo, que la ideología es determinante a la hora de optar por apoyar a Vox (lo hacen mayoritariamente los situados en las posiciones de derecha), pero debe matizarse que cuando tratamos de explicar la competencia con los otros dos partidos de la derecha, este aspecto carece de importancia. Esto significa que el argumento esgrimido por el profesor Sánchez-Cuenca basado en datos ecológicos respecto del crecimiento de Vox por provincias en las últimas elecciones en cierta manera es correcta, si de lo que se trata es de ver el peso ejercido por la ideología en la transferencia de votos procedentes de los otros dos partidos de la derecha. En este caso, la ideología claramente deviene irrelevante.
Curiosamente, ocurre lo mismo con el grado de identidad nacional española: no es capaz de propiciar el voto favorable a ninguna de estas formaciones. Por tanto, la carrera declarada entre los líderes de las formaciones de derecha para ver quién es “más español” resulta irrelevante a la hora de luchar por el voto de este lado del espectro ideológico. De estos tres factores, el único relevante es el grado de identidad con alguna región o comunidad subestatal, que en este caso favorece a Ciudadanos. Esto quiere decir que para el votante de este partido la identidad española no resulta incompatible con la presencia de cierta identidad subestatal/regional: no se tratan de identidades excluyentes, sino de identidades compatibles y anidadas. Esto mismo ocurre pero en mucha menor medida para el votante del PP. En suma, no es la identidad nacional el factor que favorece el cambio hacia Vox desde estos partidos, si no que dicha identidad sea formulada en términos excluyentes con respecto a otras identidades existentes en el territorio estatal. Aun así, y en general, ninguno de estos grandes elementos ha propiciado el gran crecimiento electoral de Vox a costa de los otros dos partidos de la derecha.
Entonces, ¿qué factores más coyunturales favorecen el crecimiento de Vox en detrimento del PP o Ciudadanos? El gráfico 2 representa una lista de temas de actualidad al que al entrevistado se le pregunta si considera que han mejorado o empeorado en una escala de 0 a 10. Si el coeficiente está a la izquierda, es decir, es negativo, la mejora de la situación en ese tema concreto favorece a Vox, mientras que si está a la derecha favorece a los partidos de la derecha. En concreto este gráfico muestra el efecto que la mejora en la valoración de varios aspectos importantes por parte del entrevistado influye en la probabilidad de votar a Vox vis-a-vis PP, y Vox vis-a-vis Ciudadanos.
Lo primero que este gráfico muestra es que la evolución por parte de cada entrevistado en la valoración de la situación en temas como la situación del desempleo, las pensiones y la violencia contra las mujeres apenas les afectan a la hora de expresar su probabilidad de apoyar a Vox en lugar de los partidos de la derecha democrática. Algo parecido ocurre con la corrupción, si bien en este caso, su mejora favorece al PP en detrimento de Vox, algo que no ocurre con Ciudadanos cuyo efecto en la propensión a votarle frente a Vox es nulo. Segundo, y muy importante, la mejora de la situación sobre la inmigración claramente favorece a los partidos de la derecha democrática (además su efecto es el más importante). A estos partidos desde el punto estratégico, sólo les interesaría resaltar este tema cuando lo hacen en términos positivos. Por tanto, hablar de inmigración favorece a estos partidos, situándolos en la agenda de la discusión, pero siempre deberían hacerlo con un framing o enfoque positivo y alejado del catastrofismo demagógico que plantea Vox. Esto implica que desde el punto de vista estratégico electoral a la derecha democrática en este país le interese más afrontar la discusión sobre el fenómeno migratorio con realismo y con propuestas constructivas. Todo lo contrario siempre favorecerá a Vox.
Tercero, respecto de Cataluña, la situación es todo lo contrario, cuanto más evoluciona positivamente más les perjudica a estos partidos en favor de Vox. Lo que nos lleva a un razonamiento semejante, ya que con independencia de la responsabilidad exigible a partidos con visión moderna y constructiva de Estado, deberían tener en cuenta que sobre este asunto cuanto más prolifere un discurso catastrofista, más votos se van a escapar en favor Vox y en detrimento del PP y de Ciudadanos. Por último, debe hacerse notar que la mejora o empeoramiento de las respectivas situaciones afectan de modo semejante al PP y a Ciudadanos (obsérvese como los coeficientes son semejantes y sus intervalos de confianza se solapan).
Por último, y como decía en mi anterior artículo, otro aspecto preocupante es el creciente nivel de polarización afectiva de nuestra sociedad y como esta puede estar relacionada con el crecimiento de Vox. La polarización es lo opuesto a la tolerancia. La polarización afectiva se caracteriza, como han discutido en sus diferentes trabajos sobre polarización y populismo los profesores Carlin y Sarsfield, por el debilitamiento de orientaciones de los individuos fundamentales para la organización de la vida social, como lo son las que van desde la aceptación de las diferencias entre ellos, hasta la predisposición a cooperar unos con otros. En este sentido, la polarización erosiona las bases de la convivencia política y social y representa, por lo tanto, una amenaza a los cimientos mismos de la sociedad organizada. Cabe preguntarse, entonces, qué relación tiene el aumento o disminución de este fenómeno divisorio con la competencia entablada por los dos partidos de la derecha democrática con Vox.
En el gráfico 3 mostramos la relación en la evolución de la confianza en diversos grupos sociales en torno a los cuales se está actualmente gestando dicha polarización. Lo más destacable de estos resultados es que la confianza en los inmigrantes favorece claramente a los partidos de la derecha democrática, mostrando una vez más que su despolarización les favorece electoralmente, y que acrecentar el debate en esos términos, lo único que hace es favorecer el crecimiento electoral de Vox. Respecto de los otros grupos, la situación es más variopinta. Por ejemplo, respeto de los catalanes, el aumento o disminución de la confianza en los mismos, no afecta a la competencia Vox/Ciudadanos, y solamente perjudica al PP en favor de Vox en alguna medida, pero muy pequeña (algo que resulta en cierta medida extraño, pero comprensible, ya que la referencia es a todos los catalanes). Además, en cualquier caso, esa relación deja de ser estadísticamente significativa con un intervalo de confianza del 99%. Respecto del grado de confianza hacía el resto de grupos, ninguno parece tener relación a excepción de la que los entrevistados expresan hacia las “practicantes de otras religiones”, que parece favorecer a Ciudadanos en detrimento de Vox, mostrando el talante más tolerante de sus votantes.
En suma, la polarización y el discurso catastrofista favorecen al voto de Vox, algo especialmente significativo en lo que hace referencia a la inmigración. También puede decirse lo mismo respecto de la situación en Cataluña, aunque en mucha menor medida. Si bien en este caso, no es propiciada tanto por la polarización identitaria contra los catalanes como grupo social, sino más bien a la proyección alarmista de la situación política en esa región. Por todo lo anterior, la derecha democrática tiene que ser consciente que ciertos planteamientos asumiendo discursos radicales e iliberales, o que proyecten situaciones muy negativas, cuando no falsas, respecto de la inmigración o la situación política en Cataluña, les perjudican electoralmente en favor de la formación ultraconservadora. No combatirlos y adoptar ciertos discursos pensando que les va a restar votos en favor de Vox es claramente un error de cálculo electoral, además de una irresponsabilidad democrática.
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Mariano Torcal es catedrático de Ciencia Política Universidad Pompeu Fabra Presidente del Comité Nacional de la Encuesta Social Europea y su antiguo Coordinador Nacional.
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