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LLAMAMIENTO

“Europa solo podrá continuar existiendo si los europeos nos apoyamos mutuamente”

Intelectuales, artistas, economistas y políticos de Alemania y Austria piden a la Comisión Europa la creación de un ‘Fondo Corona’ para asumir el endeudamiento provocado por la pandemia de forma conjunta

J. Habermas / J. Fischer / M. Von Trotta y 70 firmas más 10/04/2020

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Peter Bofinger, Daniel Cohn-Bendit, Joschka Fischer, Rainer Forst, Marcel Fratzscher, Ulrike Guérot, Jürgen Habermas, Axel Honneth, Eva Menasse, Julian Nida-Rümelin, Volker Schlöndorff, Peter Schneider y Margarethe von Trotta.

Los y las arriba firmantes dirigen directamente este llamamiento a la Comisión Europea.

En los últimos días se han contabilizado en Italia y España miles de muertes por coronavirus. En Italia han sido 1.000 los muertos en las últimas 24 horas y en España, 800 [principios de abril]. Estas noticias no provienen de otro planeta o de un continente alejado del nuestro. Las cifras nos llegan desde nuestros países vecinos, a los que estamos unidos. Nosotros, los autores de este texto, pertenecemos a los que aman la cultura mediterránea. Pero no es necesario amar esta cultura para horrorizarse por el tamaño de la destrucción que el coronavirus está dejando en estos países.  

La pandemia ha dado lugar en toda Europa a testimonios impresionantes de ayuda mutua y de solidaridad. Miles de jóvenes se prestan como voluntarios para ayudar a los mayores confinados en sus viviendas. El Land de Sajonia está acogiendo pacientes graves de Italia afectados por el coronavirus. El Sarre ofrece ayuda a pacientes franceses que no han tenido acceso a los cuidados necesarios. Otros bundesländer, así como el Estado Federal, también están ofreciendo su apoyo. Se está instaurando un nuevo clima. La disposición a ayudar, la empatía y la esperanza son cada vez más populares. 

Sin embargo, por lo que concierne a la cuestión decisiva, los países del norte responden a sus hermanos y hermanas del sur con reticencias. Rechazan la propuesta de un fondo garantizado por todos los países de la UE, con el cual  sería posible asumir conjuntamente las enormes pérdidas generadas por esta crisis. Este fondo evitaría que el shock que, en principio, va a afectar a todos los países miembros termine por desbordar a aquellos que, antes de esta crisis, ya luchaban contra una alto endeudamiento público.   

Por esta razón, la Comisión Europea debería establecer un “Fondo Corona” que esté en condiciones de endeudarse en los mercados de capital internacionales a largo plazo. Desde este fondo fluirían los recursos en forma de transferencias a los Estados miembros. Gracias a este dispositivo se impediría que aumentara el endeudamiento de cada Estado miembro. El fondo obtendría del presupuesto común europeo los recursos para subsanar los intereses ligados a esa deuda.

El fondo que proponemos no debe confundirse con el modelo de los eurobonos que se propuso como solución a la crisis del euro entre 2010 y 2012. En el caso de los eurobonos se trataba de establecer una responsabilidad conjunta por una parte importante del endeudamiento nacional anterior a la crisis financiera. En el caso de los coronabonos se trataría de asumir la responsabilidad conjunta del endeudamiento de los próximos meses. Se trataría de una medida temporal que permitiría a Italia y a otros países en riesgo existencial sobrevivir a esta crisis, así como a los meses que la seguirán. Negarse a hacer algo significa omitir nuestro deber de ayuda.  

Nos cuesta sobremanera entender por qué la canciller y el vicecanciller alemanes muestran tantas reservas frente a este paso tan necesario para la solidaridad y estabilidad europeas. Nuestra solidaridad también está ligada a una conciencia común sobre esta crisis. En el momento presente, tenemos que encontrar fórmulas que dejen claro que vamos juntos de la mano, que estamos todos “unidos por el hechizo”, tal como reza nuestro himno. ¿Para qué puede servir la UE si en tiempos del coronavirus no muestra que los europeos se apoyan mutuamente y luchan por un futuro común?  No se trata tan solo un deber por solidaridad, sino que también responde a nuestro propio interés. En esta crisis estamos todos los europeos en el mismo barco. Si el Norte no ayuda al Sur, entonces no solo se perderá a sí mismo, sino también a Europa. 

Se unen al llamamiento: 

Johanna Adorján, Adriana Altaras, Aleida Assmann, Jan Assmann, Sibylle Berg, Manuela Bojadžijev, Nora Bossong, Emma Braslavsky, Sonja vom Brocke, Heinrich Detering, Heinz Drügh, Carolin Emcke, Yannic Han Biao Federer, Gunther Geltinger, Dietrich Grönemeyer, Sabine Hark, Josef Haslinger, Jakob Hein, Wilhelm Heitmeyer, Julia Holbe, Rahel Jaeggi, Hilary Jeffery, Dirk Jörke, Esther Kinsky, Wolfgang Kaschuba, Jörn Klare, Albrecht Koschorke, Claus Leggewie, Svenja Leiber, Stephan Lessenich, Sibylle Lewitscharoff, Steffen Mau, Kristof Magnusson, Ethel Matala de Mazza, Thomas Meinecke, Eva Menasse, Robert Menasse, Christoph Menke, Robert Misik, Oliver Nachtwey, Falk Nordmann, Christoph Nußbaumeder, Claus Offe, Christoph Ransmayr, Moritz Rinke, Hartmut Rosa, Sasha Marianna Salzmann, Frank Schätzing, Wilhelm Schmid, Peter Stamm, Dorian Steinhoff, Mark Terkessidis, Philipp Ther, Stephan Thome, Uwe Timm, Joseph Vogl, Michael Wildt, Hubert Winkels, Roger de Weck, Thomas Winkler, Michael Zürn. 

------------------

Traducción: Justo Serrano, investigador Universidad de Groningen (Países Bajos)

 

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7 comentario(s)

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  1. Javier - Txuruá

    Hola, no entiendo nada de macroeconomías ni cosas de esas. Pero, como dice la sabiduría popular: Opinión y culo, casi todos tenemos uno. Mi opinión se acerca a la de Cayetano: NO ENGORDAR EL TRILERISMO FINANCIERO. Que no vuelvan a "chulearnos" como hicieron con ocasión de la Crisis/Estafa de la década pasada. Qué iluso... ¿no?

    Hace 3 años 11 meses

  2. Leia

    Tengo que reconocer que todo esto me supera. Pero, algunas veces pienso que, si tuviéramos un banco público, no tendríamos el problema de que los bancos hagan el típico negocio a costa de lo público. No recuerdo bien pero, me parece, que Bankia es casi público, por lo que, si si se hace del todo público, se podría recibir el dinero "europeo" a través suya y no tener (el estado) que pagar intereses. Otra cosa sería que, dado que los bancos recibieron "graciosamente por el gobierno del ppodrido) una barbaridad de millones, empiecen a devolverlos, que buena falta que hace. ¡Ah! y que todo/as esos ricos, que se llevan el dinero conseguido por no pagar los impuestos correspondientes, empezasen a pagarlos.

    Hace 3 años 11 meses

  3. pablo

    Europa seguirá existiendo con índependencia de las decisiones que tomen los 27 países que componen la Unión Europea y todas sus instituciones y de las decisiones que tomen los 50 países que conforman actualmente Europa. Europa es un continente.

    Hace 3 años 11 meses

  4. asicum otra vez

    ¿De verdad que mientras estamos todos encerrados en casa “voluntariamente”, confiamos y esperamos ingenuamente que los mismos que nos han metido en este lio nos saquen de él? Sinceramente, yo no creo que la UE (unida o desunida) ni los propios gobiernos nacionales vayan a encontrar una solución al problema de "todos" porque no es su principal motivación. Si acaso, diseñarán rápidamente un plan para dar eficazmente con SU solución a SU problema. No habrá "Plan B" ni "Plan C" ni...No trabajarán por una solución mayoritaria, sino por una minoritaria, como siempre ha pasado en tiempos de crisis. Y casualmente éstas son una característica inherente a la idiosincrasia organizativa socio-económica de la partitocracia aliada con los poderes fácticos. Circunstancia que, por otro lado, les permite perpetuarse cómodamente en el poder al no encontrar ningún tipo de resistencia, y así poder construir sus nuevos cuentos morales doctrinarios para perfilar los deseos vitales: pasamos de los viajes turísticos internacionales relámpago al yomequedoencasa en milésimas de segundos y sin despeirnarnos, en una especie de rewind imperceptible.

    Hace 3 años 11 meses

  5. asicum

    Curioso que estos días marxistas y liberales unan sus fuerzas en su reaccionario rechazo a detener la productividad en beneficio del progreso económico, ya sea social o capital respectivamente. Unos pedían el confinamiento forzoso total y pronto empezaron a ponerse nerviosos cuando vieron caer a “sus proletarios del mundo” y otros pedían que todo siguiese igual como si nada y pronto empezaron a ponerse nerviosos cuando vieron aparecer las orejas del lobo. Así que, ahora se preguntan ¿por qué no tratar de buscar ese equilibrio socio-económico perfecto en favor de la productividad, pero sobre todo por encima de la vida de las personas, tanto de las que se van como de las que se quedan? Funambulistas económico genocidas de lo humano, separados por intereses distintos pero hermanados para un objetivo compartido: inmovilizar la vida para movilizar el trabajo. Sustituir una experiencia vital realmente vivida por una experiencia vital realmente laborada, ya sea por y para otros (explotación) o para uno mismo (dignificación) en pro del avance socio-económico. Dejar colapsar el sistema sanitario inevitablemente lleva al colapso económico por exceso de gasto sanitario, dicen unos. Paralizar la economía inevitablemente lleva al colapso sanitario por falta de recursos económicos, dicen otros. Las vidas no importan, solo los números. VIVIR NO ES NECESARIO. PRODUCIR SÍ. Esta pandemia no es sino consecuencia directa de esta forma de administrar la vida. Ha salido todo mal otra vez (¿intencionadamente?), y los ideólogos de estos sistemas de organización social, los capitalistas de estado y los liberalistos, a su vez no son capaces de encontrarle una solución humanitaria porque siguen viéndolo todo bajo términos dígito-comerciales por y para sus intereses ideológicos y económicos. Marxismo (burguesía) y liberalismo (Finanzas S.A) se unen en su verdad reaccionaria en contra de la vida plena y libre mediante mecanismos de dominación y control diferenciados, sí, con objetivos distintos, sí, pero en ultima instancia, compartiendo ritualmente un mismo fin: atisbar cualquier indicio de vida libre para correr rápidamente tras ella y proceder a extinguirla con total inmunidad. Curioso que es a la muerte lo único a lo que la vida no es inmune, y si hay algo que caracteriza a los fascismos por encima de cualquier otro tipo de comportamiento social es la preponderancia de la muerte sobre la vida en todos sus aspectos.. Es en esa contradicción donde se encuentra la fragilidad de la vida. Si no la cuidamos nosotros primero y la dejamos en manos de estos energúmenos la tragedia de las muertes de los primeros meses se pude convertir en una pesadilla de vida para años. ¿Qué hacemos entonces?

    Hace 3 años 11 meses

  6. amaia

    Hay que hacer algo más inteligente y con vista más panorámica. Hay que liberar el BCE para que haga la función de un Banco Central (Eurozona) al mismo tiempo que democratizarlo y controlarlo públicamente.

    Hace 3 años 11 meses

  7. cayetano

    He leído algunos artículos al respecto, de Fernando Luengo y de Juan Torres, de otros en días anteriores, buscando desnudar las motivaciones de oropeles e ir al núcleo fáctico de, digamos, el escollo fundamental, la singularidad básica u obstáculo material. Leyendo sobre la cuestión encontramos un dilema real, que se reduce no a optar por inundar la sociedad de financiación (lo que están haciendo todos), sino con qué instrumentos procedemos a esa necesidad reconocida. Y ese escollo es el primero que nos encontramos, pero que curiosamente no atrae focos, ni acentos informativos. El debate real se oculta por encontrarse en sí estos instrumentos de recuperación entrarán en la cuenta de beneficios del sector financiero, a la sombra o no. Y es que si el préstamo no entra en el circuito financiero privado no es negocio, dado que estaríamos ante un préstamo no del BCE a la privada para prestar a la pública, sino de un préstamo entre organismo públicos de la misma titularidad (no engordaría el trilerismo financiero). Es decir, nos deberíamos el dinero a nosotros mismos, y aunque no podamos decir que sería un todo queda en casa, desde luego los costes financieros no supondrían ni negocio, ni riesgo para la estabilidad financiera de los estados al abordar la reconstrucción de la vida social y económica de sus países. Ahí es donde estamos realmente, ese es el obstáculo real que nos diferencia de los estados garantes de sus entidades financieras, acreedoras tradicionales del Sur que una vez más pretenden usar los recursos públicos para hacer caja en su propio beneficio. Un sistema financiero que recibiría como intermediario el dinero público con las ventajas financieras que reclamamos para los Estados. Y ahí es donde encontramos el quid de la cuestión, la elección de quién se va a beneficiar de la financiación pública, los estados o el sistema financiero. Lo demás son cortinas de humo y cuestiones menores que esconden el núcleo y motivación principal, los intereses financieros de los acreedores tradicionales, que no son los pueblos septentrionales europeos sino sus entidades financieras. Darles muchas vueltas, sólo contribuye a ocultar la realidad de la cuestión, its the cuestión. Un cordial saludo.

    Hace 3 años 11 meses

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