1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Renta básica

El desastre del Ingreso Mínimo Vital y la estupidez: Cipolla tenía razón

Son tantos los fallos estructurales y las insuficiencias que tiene el IMV como subsidio condicionado en sí, que la esperanza de que acabe con una parte importante de la pobreza del Reino de España es cero

Jordi Arcarons / Paco Ramos / Daniel Raventós / Sergi Raventós / Lluís Torrens (Sinpermiso) 28/08/2020

<p>La otra pandemia.</p>

La otra pandemia.

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

“Cualquier cuento de horror debería tener un origen o un secreto”, escribía Stephen King en 1983 en su breve narración El camión del tío Otto. El Ingreso Mínimo Vital (IMV) no es un cuento, pero es un horror. No tiene uno sino los dos requisitos de King: un origen y un secreto. El origen es conocido por todo el mundo: las peores condiciones de existencia de gran parte de la población no rica producidas por las políticas económicas puestas en funcionamiento desde 2010 (con un gobierno del PSOE y extremadas poco después por los gobiernos del PP) y las medidas decretadas por el confinamiento del Covid-19. Cada nuevo dato es peor que el anterior. El secreto debería ser también conocido, aunque no es fácil dada la desproporción de los medios que amplifican lo que hace el gobierno español y los mismos medios en lo que se refiere a la difusión y conocimiento de la renta básica incondicional y universal (RB). Muchos medios, es verdad, expusieron al principio del estado de emergencia algunas noticias sobre la RB, si bien introduciendo confusiones increíbles como identificar el IMV con la RB. Pero el secreto es este: el apoyo sin fisuras del gobierno actual, tanto la parte del PSOE como la de UP, a los subsidios condicionados y la aversión de este mismo gobierno a una RB incondicional y universal.

En cualquier caso, el IMV despertó esperanzas entre mucha gente necesitada. Muy normal. También dispuso de muchos defensores provenientes del mundo de los “expertos” (este conjunto tan poco claro como el de los tertulianos). Y además algunos de los “expertos” se convirtieron en poco más que palmeros entusiastas sin el menor atisbo de vergüenza. Eso no es o no debería ser tan normal. Como la derecha extrema y la extrema derecha atacaban con la cantinela de la “paguita”, los defensores del IMV tenían un buen pretexto para redirigir las atenciones y desviar las críticas que no provenían de la derecha con la consabida música de que “hacen el juego a la derecha”. La cosa sonaba ya entonces muy débil, muy débil. Extremadamente autojustificativa. Parecía que se veían venir el chaparrón, el fracaso, el horror. La táctica utilizada con los críticos: la más agresiva. Los críticos del IMV que defendíamos la RB éramos calificados con no mucha amabilidad de pretender “saltos revolucionarios” (sic) hacia la RB; de no entender que el “gradualismo” es la quintaesencia del funcionamiento del mundo (aunque en realidad es su pobre concepción del funcionamiento del mundo lo que ellos mismos defendían, pero no se trata ahora de ponernos quisquillosos); de ser terribles esencialistas que no ven más que la RB y cualquier cosa que se aparte de ella es vista como malvada; que calificar de subsidio para pobres al IMV era pura aporofobia (aunque el propio ministro Escrivá hubiera dicho que era un subsidio para extremadamente pobres qué más da)… Como argucias retóricas podían tener su efectividad. Para mantener a los fieles firmes por un tiempo, quizás también. Que esta argumentación se atuviera a la verdad, a la voluntad sincera de discutir razones, era lo de menos.

Los críticos del IMV que defendíamos la RB éramos calificados con no mucha amabilidad de terribles esencialistas

Todo ello se acompañaba con la propaganda gloriosa (la hemeroteca no perdona). La de que el “IMV” era algo así como un avance histórico del Estado de Bienestar, un hito sin parangón, un rien va plus de la innovación del bienestar. Y que era de ciegos no ver un paso de gigante como el que representaba el IMV en la lucha contra la pobreza. Expresiones que a fuer de ampulosas pretendían esconder su ridiculez y banalidad. Solo faltaban majorettes.

Hasta algunos amigos llegaron a decir con la mejor de las voluntades: no hay que enfrentarse al IMV. Ha despertado muchas ilusiones y no hay que descargar la artillería de entrada.

Han pasado ya casi tres meses desde que el IMV está vigente. Nadie, nadie, ni el más ferviente enemigo del IMV y partidario de la RB llegó a imaginar un escenario tan desastroso, que dejaría en lugar modesto a algunos de los cuentos de horror de Stephen King. Pero los del prolífico autor son al fin y al cabo cuentos, el IMV es una cruda realidad. Ahora los defensores del IMV piden tiempo. Con tiempo el IMV funcionará. ¿De verdad se puede defender esta posición ante la situación de necesidad de gran parte de la población? ¿Cuánto tiempo? ¿Un año, dos? Pocas esperanzas se ofrece para las personas que tienen escasos ingresos, si alguno, que son muchas y cada vez son más. Recordemos además que el IMV está dirigido, según el ministro del ramo, a los extremadamente pobres, con lo que los pobres que no lo sean extremadamente ya están por diseño excluidos, el 80%. De entrada.

De 714.000 solicitudes presentadas en tres meses solo se han resuelto 32.629, el 4,57%

Vayamos a los hechos. Son conocidos porque han sido denunciados por asociaciones profesionales y sindicatos entre otros. Muy brevemente para refrescarlos. Datos que ofrece la UGT. 714.000 solicitudes presentadas. Solo se han resuelto 32.629, el 4,57%. Menos de un 5% de resoluciones: a eso se le llama urgencia social. Y de las resoluciones solamente el 12,7% han sido favorables. Es fácil el cálculo: el 0,58% del total de las presentadas. Poco más de 4.000, ¡de 4.000! De ahí que el secretario general de la UGT declare que el IMV “no lo cobra nadie”. La alternativa de este sindicalista es que se requiere un “sistema más automático” y no con tantos requisitos. Que no concluya con la defensa de la universalidad e incondicionalidad de la RB es pedirle demasiado. Hay que añadir a esta cifra las 74.000 altas de oficio, antiguas familias perceptoras de la ayuda por hijo o menor a cargo, a las que se les ha otorgado directamente el IMV de manera temporal, pero que deberán presentar igualmente en los próximos meses la solicitud como el resto, si es que quieren seguir cobrándolo, lo que causa pavor por lo que les puede esperar.1 Si se mantiene el ritmo de resoluciones positivas, las 714.000 se quedarán en 91.000 concesiones, que sumadas a las 74.000 altas de oficio (no sabemos cuántas decaerán) harían un total de 165.000 hogares, menos del 20% de los previstos, lo que implicaría alcanzar a uno de cada diez hogares en pobreza extrema o uno de cada veinte en pobreza relativa (con datos de la ECV del 2018). No obstante, faltan datos esenciales para acabar de valorar el desastre: cuántos hogares no han tramitado el IMV porque están intentando tramitarlo presencialmente ante las dificultades de hacerlo digitalmente (no hay ninguna información del tapón y las listas de espera en las oficinas del INSS); y cuántos hogares a los que se le concederá el IMV ya percibían un subsidio autonómico, por lo que su mejora en ingresos será marginal (únicamente la diferencia entre el importe autonómico y el IMV).

Ultracondicionado, el IMV es un candidato a batir récords de costos administrativos y de gestión

Junto a los problemas de diseño de la medida, hay otros de carácter operativo que han resultado demoledores. Así, el decreto del IMV dejaba poco definido el rol de otros operadores necesarios para que el IMV llegara a buen puerto: los servicios de las CCAA (en particular, la relación del IMV con las rentas mínimas existentes en cada comunidad), el papel de los servicios de empleo o de los servicios sociales locales. En estos momentos, todo está por desarrollar. Solamente hay convenios con una comunidad autónoma y con 150 ayuntamientos (en el reino hay más de 8.000). Mientras, el tiempo va pasando y las necesidades de las personas se agravan.

Costes administrativos y de gestión. No sabemos, nadie lo puede saber todavía, pero por su concepción de ultracondicionado, el IMV es un candidato a batir récords de costos administrativos y de gestión. Algún día se sabrán.

¿Qué dicen, cuando lo dicen, los defensores permanentes del IMV y del “avance histórico del Estado de Bienestar” que suponía? Que ya habían “alertado de algunos defectos”, que ya habían asesorado sobre determinadas ineficiencias (o cualquier palabra que se les ocurra al efecto), que ya, que ya, que ya… ¡Qué genios! Si se sabía con antelación algunos de los errores del IMV y aún así se lo calificaba con la memez de “avance histórico del Estado de Bienestar”, parece que algo no funciona de forma decente. Pongamos que el IMV hubiera funcionado (“ya lo había dicho”). Pongamos que no funciona como hasta el más fanático defensor del mismo ya está convencido que ocurre (“yo ya había advertido de algunos defectos”). Una táctica 100% ganadora. Poco interesante intelectual y políticamente, además de completamente vacía de información. Esta táctica de los defensores del IMV podemos resumirla de forma más general de la siguiente manera. El modelo (es decir, el de subsidios condicionados) es bueno, si falla es por errores que pueden rectificarse. Que vuelve a fallar, rectifiquemos los nuevos errores. Que vuelve a fallar… lo mismo. Sin descanso. En Europa hay experiencias muy veteranas que están a disposición de cualquiera, y los “errores” son muy parecidos, ¿no debería hacer pensar que el problema es del mismo modelo? Preguntar eso es producto, para alguno de estos fieles del IMV, de lo antigradualistas dogmáticos o ultraizquierdistas (sic) que algunos podemos llegar a ser. Para otras personas más abiertas a entender el mundo, se trata de pura racionalidad.

Uno de nosotros fue invitado a exponer su opinión sobre el IMV y la RB en la llamada “Comisión para la reconstrucción económica y social” el pasado 22 de junio en las Cortes.2 En esta exposición se dijo:

 

Siempre que trazamos una línea para dividir a las personas “merecedoras” y “no merecedoras” de los subsidios condicionados como es el caso del Ingreso Mínimo Vital, se pueden cometer dos tipos de errores. El primer tipo de error es el falso positivo que se comete cuando alguien pasa la prueba y no debería haberlo hecho. El segundo tipo de error es el falso negativo que se realiza cuando alguien falla la prueba y debería haberla pasado. Y los dos errores son muy frecuentes. Una persona recibe lo que no merece, según el criterio establecido entre merecedores y no merecedores, mientras que otra persona no recibe lo que merece. El primero no es importante, pero el segundo error tiene muy malas consecuencias para las personas que han quedado excluidas del subsidio condicionado. Dos estudios ofrecen unos datos muy desconsoladores para los subsidios condicionados. El primero, que agrupaba las ayudas condicionadas en 30 países encontró un promedio de error sorprendentemente alto: 50% quedaban excluidos de las ayudas. Otro estudio con 38 programas de ayudas focalizados a la pobreza en 23 países encontró que se excluye entre el 44 y el 97% de las personas a las que supuestamente dichos programas iban destinados a llegar. Así pues, las medidas que no son universales continuamente presentan este tipo de problemas: no cumplen los objetivos que buscan cumplir en un margen de error inusitadamente alto. Algo se está haciendo mal.

 

Por supuesto que la preocupación de muchos gestores y burócratas políticos es evitar a cualquier precio el primer error: seguro que no ha pasado ni uno. Podemos estar seguros. Costes administrativos y de gestión empleados en buena parte para filtrar posibles “defraudadores”. Aquí se pueden apuntar un gran éxito (sic). Pero el segundo error, el falso negativo, bueno, no queremos encarnizarnos demasiado, pero más que error en el caso del IMV es un desastre por el que deberán (o deberían si todo fuera perfecto) pagar sus responsables. Por justicia e higiene públicas deberían irse. No es en absoluto creíble que no supieran ni anticiparan el desastre que iba a suponer la puesta en funcionamiento del IMV. Y, claro está, si lo anticiparon es que son unos impostores. Si no, unos incompetentes. Debe exigirse responsabilidades, porque hay millones de personas en situación desesperada y porque este desastre ya lo hemos visto en las recientes implantaciones de otras rentas condicionadas mínimas autonómicas. Y un gobierno que no es capaz de remediar una situación socialmente tan crítica para millones de personas, es sencillamente un gobierno inútil para las necesidades urgentes y esenciales de la ciudadanía más vulnerable, un gobierno que no merece el menor crédito. O son unos inútiles soberbios o son un claro ejemplo de estupidez à la Cipolla,3 en ambos casos deberían irse cuanto antes. Aunque es posible que sean las dos cosas: soberbios y estúpidos.

Y consolarse con que la derecha lo hubiera hecho peor, es tremendamente suicida. Mientras, la derecha está contenta, “la paguita” ha cumplido sus expectativas: no generará más vagos a cuenta del Estado, por incomparecencia de este último. Quizás ahora se entiende porqué votaron a favor de la ley o se abstuvieron en su convalidación en el Congreso.

¿La derecha lo hubiera hecho peor? O más tenebrosamente: ¿lo hará peor? Porque el gobierno actual, si no amplía su base social defendiendo de forma decidida a la inmensa mayoría de la población no rica y se deja encandilar por las “grandes razones técnicas” de la política económica que le pide la patronal y la gran derecha económica, y por las razones de estado que le lleva literalmente a babear con la monarquía corrupta borbónica, con alguna tímida protesta de la parte minoritaria del gobierno, estará abriendo paso a que el próximo gobierno sea de la derecha extrema y la extrema derecha. Si opta por razones del erróneamente llamado “realismo” y/o del “mal menor” por las razones de la patronal y de los grandes poderes del estado plagado de nostálgicos del franquismo, este gobierno tiene los meses contados. Poco consuelo será entonces decir que la derecha lo hace aún peor.

“Que nadie se quede atrás”, “rescatar a la gente”, ¿en qué está quedando todo eso?4

En fin, las malas noticias no acaban aquí. Aún suponiendo que el IMV se acabara en meses o años implementándose exitosamente (y que llegase a su objetivo, al 20% de los pobres), y creer tal cosa es más propio de la fe que de la razón, son tantos los fallos estructurales y las insuficiencias que tiene como subsidio condicionado en sí, que la esperanza de que acabe con una parte importante de la pobreza (con toda la pobreza el IMV ya ha renunciado y esto hay que reconocérselo) del Reino de España es cero. Necesitamos un reset total o esto se va de las manos, y, ante los que piden tiempo, no, no hay tiempo.

Notas:

1. Aquí, el lector o lectora encontrará un buen resumen de la situación en que actualmente se encuentra la administración del IMV, con el reconocimiento expreso por parte del ministro Escrivá, responsable último de su gestión, que desde su puesta en funcionamiento tan solo han sido revisadas el 20% de las solicitudes. Suena desconsolador, por no usar algún adjetivo más grueso, dada la situación de alarma en que se encuentran un porcentaje elevado de los hogares que deberían recibirlo.

2. La intervención inicial, las preguntas y las opiniones de los grupos parlamentarios y la respuesta posterior están en este vídeo del Congreso.

3. Para los que no conozcan la definición de estupidez de Carlo M. Cipolla: son estúpidas aquellas personas que intentan hacer el mal en beneficio propio y acaban perjudicándose a ellas mismas también. Que nadie se rasgue las vestiduras: Nuestra tesis es que los diseñadores del IMV intentando ahorrar el máximo del coste de este subsidio condicionado (y ponerse una medalla de gestores excelsos) decidieron definir “pobre” en función del (escaso) dinero que querían gastarse en los pobres (los pobres no merecen la urgencia de la banca) y diseñaron un sistema kafkiano de solicitudes que, combinado con la escasez de medios y el desconocimiento de la realidad social de la población vulnerable, se les ha ido completamente de las manos. Estupidez extrema à la Cipolla para quien, recordémoslo, el estúpido también es peor que el malvado.

4. En una fecha muy temprana del estado de emergencia, 22 de marzo, los mismos autores de este artículo decíamos: “El gobierno tiene los recursos para una intervención fiscal. Esta pandemia global requiere de una respuesta contundente por las repercusiones que va a tener y con la tecnología actual sería posible inyectar liquidez a la mayoría de domicilios. ¡No perdamos esta oportunidad! No es oportunismo, es cambio de objetivos. ‘Rescatar a la gente’ quiere decir precisamente eso: apostar por la mayoría de la población. Algo que resulta ajeno a aquellos que consideran que la política es solo el arte de lo ‘posible’, entendiendo por lo ‘posible’ aquello que no molesta, ni perturba el normal funcionamiento de los grandes poderes privados”.

“Cualquier cuento de horror debería tener un origen o un secreto”, escribía Stephen King en 1983 en su breve narración El camión del tío Otto. El Ingreso Mínimo Vital (IMV) no es un cuento, pero es un horror. No tiene uno sino los dos requisitos de King: un origen y un secreto. El origen es conocido por...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Jordi Arcarons / Paco Ramos / Daniel Raventós / Sergi Raventós / Lluís Torrens (Sinpermiso)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Eugenia

    "Allegro ma non troppo", el libro de Carlo Cipolla, es mi biblia, describe tan bien la gran cantidad que hay de estupidez y estúpidos en este mundo. No se libra ningún grupo humano, no hay excepciones, todos los estamentos los tienen. Basta leer los periódicos o ver los noticiarios para ver cuánta razón tenía Cipolla con sus teorías. Pero esto no es nuevo, desde que el ser humano existe, los estúpidos hacen nata. Mi padre decía: " si los estúpidos volaran, pasaría nublado". Y Ahora se han cargado una medida que pudo ser maravillosa, el IMV.

    Hace 3 años 6 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí