1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Rocío Molina / Bailaora

“Prefiero la fiesta del infierno que el paraíso de lo ordenado y lo bello”

Enrique Fuenteblanca 8/12/2020

<p>La bailaora Rocío Molina.</p>

La bailaora Rocío Molina.

Simone Fratini

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Rocío Molina es una de las bailaoras más sorprendentes del flamenco actual. Su trayectoria está caracterizada por una gran intensidad y ha servido para cuestionar las fronteras y las  posibilidades del arte flamenco. Charlando en la sevillana Plaza del Pelícano, Rocío habla de  su infancia en una familia sin tradición flamenca. Reflexiona sobre sus orígenes y explica  cómo se refugió en el baile para encontrar una verdad distinta a la de su casa. Cuenta que hizo de la carencia virtud, imaginando un flamenco nuevo: “Le di rienda suelta a la imaginación y empecé a formar, sin ningún tipo de límites y de prejuicios, un flamenco libre. Lo hice desde niña, con mucho deseo, ilusión y como una obsesión, sabiendo que ese lugar era lo único real que había en mi casa”. Sin duda, cuando vemos a Rocío Molina sobre el escenario, podemos contemplar una forma singular de libertad basada en el arte de explorar  los límites del movimiento y la expresión. Podemos observar cómo se imagina, y por ello evoluciona, un arte maravillosamente vivo.  

Durante mucho tiempo, te has enfrentado a los hándicap de un cuerpo no normativo en el  mundo de la danza: ser mujer, joven, ser madre. ¿Crees que esto te ha llevado a tener una  conciencia singular de tu entorno y de tu manera de expresarte? 

Sí. Creo que ha sido un aprendizaje a base de mucho sufrimiento. No me malinterpretes, no quiero ponerme en ningún lugar especial. Es solo que haber pasado otro tipo de fatigas me ha  enseñado a tener mucha seguridad. Siendo tan joven eso era un problema, era “el problema”. Aprender a sentirme segura o tener la decisión de “hacer”. Podía estar muy equivocada. ¿Qué criterio podría tener una niña de 11 años? Pero aprendí a negociar con mis músicos desde niña y estaba segura de lo que hacía. Es algo fuerte. Yo no le desearía eso a mi hija, pero era el ritmo que yo marcaba y era lo que yo buscaba. Mi madre me apoyaba, siempre estaba ahí y ella también lo pasó mal y sufrió conmigo. Yo creo que esto me enseñó a tener esa seguridad y a convencerme de que, con mi rareza o mi diferencia, tenía que continuar hacia delante.  

Ese ritmo que tú marcabas, ¿tiene que ver con tu idea del impulso? Se trata de un concepto  que has trabajado a lo largo de tus proyectos artísticos y que te ha servido para nombrar una  serie de performances que creo que son fundamentales para entender tu obra. ¿Cómo nace esta idea? 

La idea nació de un par de improvisaciones que comencé a hacer y, sobre todo, de la  necesidad de romper la forma de entrar en el estudio. Ya no me gustaba la idea de pensar qué  iba a hacer y de sentarme a intentar que saliera el paso. Necesitaba encontrar otros caminos  para la creación, aunque terminaran en una forma o en una coreografía. Entonces empecé a jugar con la improvisación. Hice una primera improvisación en el Mercat de les Flors, en Barcelona, y allí tuve una liberación. Me di cuenta de que quería tomar ese camino. A mí siempre me ha gustado la disciplina y he disfrutado de ella, aunque ahora ya no. Entonces hice un estudio sobre la improvisación de flamenco y preparé todo un esquema para poder ir ganado calidad en ella (en los tiempos, en los pesos del cuerpo, en la liberación del lenguaje y todas esas cosas). Empecé el estudio y cada día me grababa, como en un laboratorio. Luego recopilaba las impresiones del día.

Hice una primera improvisación en el Mercat de les Flors, en Barcelona, y allí tuve una liberación. Me di cuenta de que quería tomar ese camino.

Empecé a descubrir que el objetivo ya no era una forma, sino que se empezó a transformar en sensaciones y que lo que tú describes después de una improvisación no es el paso que has hecho, sino la sensación que ha quedado. También dejaba impresiones técnicas: “El conflicto con el peso, la pierna izquierda no ha funcionado…” Pero, sobre todo, me empezó a interesar mucho la impresión emocional y ese tipo de feedback. Eso tenía que darse a través de estos “impulsos” y de una improvisación que no pasara por el pensamiento. Primero cuerpo, “echarlo como si fuera un animalito”, y que luego el cuerpo te diga lo que estás haciendo. En realidad eso es lo que hago siempre ahora. Cada vez me cuesta más activar la mente. De hecho, la desactivo para que el cuerpo vaya solo. Primero cuerpo, siempre. 

Esta bienal ha sido algo especial. Has llegado a estrenar dos espectáculos el mismo día. ¿Qué sensación guardas después de un trabajo tan intenso? 

Llegar a estrenar ha sido una liberación. Es un proyecto que decidí cancelar porque no quería revolucionar tanto el cuerpo. Con la crianza de mi hija, no podía ni quería, quería dedicarme a ella y no a tanta productividad. Entonces me di más tiempo para poder escucharme. Me dije: 

“No quiero hacer un producto. Lo que quiero es entender qué me quiere decir esto”. Me ha pillado en la mayor (y creo que única) crisis artística que he tenido. No quería bailar por primera vez en mi vida. No quería montar ni coreografiar. Tenía muchas cargas empresariales  como compañía y me estaba pesando mucho. No podía con tanto. Eso y la crianza era demasiado. 

Sabía que quería un estudio sobre la guitarra. Empezamos probando en Montemor-o-Velho,  en Portugal. Allí estuvimos con Yerai Cortés, Eduardo Trassierra, Dani de Morón. Hicimos varios Impulsos y estuvimos probando cosas durante una semana en un secadero, y muy bien. Sabía que no quería espectáculo, concepto de investigación ni renovar nada. “Toca, y yo voy a  bailar”. Me podía mover muy poco y con mi crisis no sabía dirigirlos bien. Estábamos en la nada todo el rato. Hice un impulso con Rafael Riqueni en Sevilla, y luego dos más en Nimes. Allí  es cuando renace ese nuevo cuerpo que yo no conocía. Fue gracias a Riqueni, que es la guitarra que me lleva acompañando toda la vida porque, en cada producción que hago, hago escuchas de sus discos. Una botella de vino, Trassierra (mi guitarrista) al lado y escuchamos a  Riqueni. A partir de ahí, decimos: “Partiendo de aquí vamos a empezar a montar algo”. Cuando le bailé a él por primera vez, entendí que había un cuerpo nuevo. Su música me lo hizo entender. Eso que me ocurrió con Riqueni se lo intenté transmitir a los chicos. Les decía: “Mira, no vamos a tocar, vamos a adormecer el ego, ¿vale? Toca una nota, solo una nota, por  favor”. Y pasábamos quince minutos tocando una nota. Imagínate, estos “bichos” estaban de los nervios. Me preguntaban a dónde quería llegar, qué haríamos luego. “Es que la nota tiene que tocarse cuando el cuerpo despida la energía justa”. Me preguntaban: “Y luego, ¿qué  pasa?” Luego hay que dar la misma nota. 

Empecé a comprender que lo que me ocurría con Riqueni solo me pasaba con él. Incluso bailo de otra manera con él.

Claro, yo le estaba pidiendo a estos chicos la misma esencia de Riqueni. Ellos lo han entendido y se metieron muy bien en esa dinámica. Pero no podía ser. Empecé a comprender que lo que me ocurría con Riqueni solo me pasaba con él. Incluso bailo de otra manera con él. Mi  movimiento cambia, no coreografío porque la coreografía no tiene valor, solo la relación entre él y yo. Su música, su fragilidad. Es tan bonito que se equivoque, que cambie…  

La Trilogía de la Guitarra tiene que ser un estudio aparte. Cuando me metí con los chicos a hacer algo más de material, me daba cuenta de que, para profundizar sobre la guitarra flamenca, necesitaría al menos cuatro horas de espectáculo. Además, cada intérprete y cada  compositor son un mundo distinto. Yo no puedo juntar tres guitarras en una hora y media de espectáculo. Es imposible, se quedaría todo a medias y no llegaría al fondo. Entendimos que tenían que ser dos guitarras, que se unen mejor, y una trilogía para poder hacer un recorrido. A partir de ahí, todo empezó a tomar su curso.  

En este caso, se trata de un estudio de la guitarra flamenca. También has investigado mucho sobre diferentes tipos de materiales (lienzo, pintura, plástico…), sobre diferentes tipos de lugares (el secadero, la Fábrica de Artillería, el museo…). Desde esta perspectiva, podría decirse que utilizas el baile como una forma de conocimiento sobre el entorno que te rodea.  Me parece muy interesante cómo llevas ese estudio al escenario y ofreces otra perspectiva sobre el flamenco.  

Igual esta respuesta te decepciona un poco porque, en realidad, no me interesa esa investigación. Yo la pongo en escena porque, en un momento dado, todos los elementos empiezan a relacionarse. Las emociones, las vidas, las notas, las músicas, los pasos. Como  cuerpos vivos, todo se necesita y se afecta. Pero yo evito coger un objeto e investigarlo. Quizás antes sí lo he hecho, pero decidí dejar de hacerlo hace tiempo porque, al activar la cabeza, obligo a la bailaora a sentarse, y eso no me gusta. Esto no significa que no me guste coger un  libro de filosofía, sino que lo cojo de forma natural y no “para algo”. Este libro ha aparecido en  mi vida y este libro me va a afectar, he dado un paseo y he visto una pintura o un cuadro y, sin  saber lo que es, luego en el estudio me doy cuenta de que hay algo que ha cambiado. A veces he escuchado una conversación en la pescadería que me ha afectado. Eso es lo que a mí me interesa y ese es mi estudio: poner una antena, conectarte contigo misma y con lo que te  rodea. Entonces los materiales empiezan a relacionarse unos con otros. Ahí es cuando  aparecen de forma azarosa muchas veces los materiales. Desde el plástico hasta la tierra, lo que sea.

De forma atrevida, estoy diciendo que mi trabajo se está basando cada vez más en la ignorancia. A mucha gente le puede parecer una barbaridad, pero es verdad. Hago lo que  tengo que hacer y profundizo en mis movimientos. Mis movimientos necesitan a veces una pausa, hacer un ensayo y parar para que el cuerpo asimile lo que ha pasado. Ni siquiera suelo escribirlo. He escrito mucho. He trabajado escribiendo cartas sobre las cosas que me pasaban. Está bien escribir, para que quede el registro. Pero me ha pasado tantas veces que he tenido una emoción y luego, al ver el vídeo, no se correspondía en nada… Me gusta trabajar en esa ignorancia. Yo no puedo ser investigadora de otras cosas porque no me da tiempo. Todo lo que hago es vivir mi baile y no me da lugar a eso. Lo que sí hago es rodearme de buenos equipos y lo que hacen es aportar miradas diferentes. El concepto de las cosas lo pone luego la gente. A veces te dicen algo y te sorprende, terminan por resolver algo de tu obra que tú misma no sabías. Hay muchas imágenes que genero porque me recuerdan a una pintura o a otra cosa y me gusta hacer esas relaciones. Pero son muy casuales, ahí no está mi intención. 

En Caída del Cielo, hablabas de un viaje hacia la libertad en forma y esencia. Pienso que, esa  misma caída del cielo, en la que un cuerpo se reconoce y celebra como mujer, se parece al  mismo proceso artístico en el que se ha desarrollado tu obra. Me interesa mucho esa visión  “apocalíptica” porque el apocalipsis, a diferencia del desastre o la catástrofe, anuncia nuevas luces, una forma de verdad o de expresión más radical. Por ejemplo, encuentro esto en Grito Pelao, proyecto que realizas con Silvia Pérez Cruz y en el que tu movimiento es completamente diferente a obras anteriores. Parece que todo pasa por etapas, que se cierran y se llega a nuevos límites, a pequeñas verdades y celebraciones. 

Sí, pienso que es verdad. Caída del Cielo es un descenso desde lo más sublime hasta la  oscuridad. Parece que la oscuridad es lo más trágico: la muerte, el dolor, la pena. Para mí es toda esa fiesta del infierno donde yo prefiero estar antes que en el paraíso de lo ordenado y lo  bello. Prefiero sentirme más viva de esa otra manera, sentir que estás cerca de la muerte. Pero pasa que, una vez que ha pasado esa caída y se ha tocado fondo, lo realmente bonito es ver cómo todo se invierte. La caída del ángel tiene la forma de una “V”, hacía arriba. Entonces todo ese exceso se acelera hacia arriba, en forma de luz, de vida. A lo mejor estás más muerto que nunca, pero al menos lo has vivido.

Y ahora, a pesar de ser un momento extraño debido a la pandemia que estamos viviendo,  ¿te encuentras en un momento de muerte o de vida?  

Ahora estoy muy viva, quizás el problema es que demasiado viva. Acabo de hacer la curva del  ángel. Yo pensaba que Rocío se iba a quedar tranquila, pero no. Han sido dos años de apatía y de oscuridad completamente negra. Pero aparte de esta situación, acabo de tener otro renacer que aún tengo que aprender a manejar. Ya sabes, esa Rocío un poco destructiva que a ver por dónde sale. 

Sigo buscando esos límites pero siento que me acepto un poco más. Antes los buscaba porque huía de algo. Ahora no huyo.

Es un momento extraño. Intento dar espacio a lo que está sucediendo y entender cómo va a afectar todo esto al arte, cómo podemos empezar a volver a vivir. En nuestro día a día, en la crianza, en el arte. Es complicado, pero intento ser honesta dentro de esta situación. Afortunadamente, vamos creciendo y el tiempo nos enseña cosas. Así que sigo con esa energía, pero con un poco más de sabiduría. También hay una calma y la aceptación de lo que soy. Sigo buscando esos límites pero siento que me acepto un poco más. Antes los buscaba porque huía de algo. Ahora no huyo.

Rocío Molina es una de las bailaoras más sorprendentes del flamenco actual. Su trayectoria está caracterizada por una gran intensidad y ha servido para cuestionar las fronteras y las  posibilidades del arte flamenco. Charlando en la sevillana Plaza del Pelícano, Rocío habla de  su infancia en una...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí