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elecciones históricas

El momento Scholz

Los dilemas del fin de la Era Merkel y la complejidad de la revolución verde en Alemania

Marcos Reguera 30/09/2021

Marcos Reguera

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Los resultados de las elecciones alemanas han cumplido en buena medida lo pronosticado por los sondeos: el SPD consigue imponerse a la CDU, que sin embargo resiste mejor de lo esperado situándose a menos de 2 puntos de los socialdemócratas, por lo que siguen teniendo opciones de formar gobierno. La caída en votos ha sido más pronunciada para la CDU que para sus socios bávaros de la CSU, ya que la derecha bávara no ha retrocedido tanto en términos porcentuales (-1% frente al -8,8% de la CDU), pero ha recibido una derrota simbólica que dificultará a Söder sus planes para defenestrar a Laschet. 

Gráfico, Gráfico de barras

Descripción generada automáticamente

Fuente: Tabla elaborada por Clean energy wire (27/09/2021) 

Los Verdes consiguen una victoria agridulce: es el partido que más crece y, sin embargo, se queda lejos de sus expectativas de convertirse en alternativa de gobierno tras haber cometido muchos errores de comunicación y haber aguantado una campaña durísima en su contra. Aunque el FDP no ha crecido en exceso (teniendo en cuenta el gran retroceso de la CDU) consigue hacerse imprescindible para gobernar, y esta es la clave de su victoria. 

Las dos grandes perdedoras junto a la CDU son las dos fuerzas anti-establishment que capitanearon la oposición a Merkel desde el inicio de la crisis. La AfD pierde su posición como principal partido de la oposición obtenida tras la formación de la gran coalición de 2018. Esto se traducirá en una pérdida sustancial de financiación y poder sobre los comités del Bundestag, así como en términos de visibilidad en los medios de comunicación. La lucha entre sus dos corrientes (la pragmática dirigida por Alice Weidel y la integrista que tiene a Alexander Gauland como su referente) es solo cuestión de tiempo. 

Por otra parte, Die Linke (La Izquierda) sufre su peor derrota desde su fundación. Con un 4,9% de votos podría haber perdido su grupo parlamentario (ya que el umbral mínimo para entrar en el Bundestag es del 5%). La razón por la que consiguen representación son los tres votos de tipo circunscripcional (dos en Berlín oriental y uno Leipzig II), que les permiten mantener los 36 escaños restantes obtenidos por el voto directo a la lista.

Esta derrota pone a Linke en una posición muy complicada. Hay consenso entre los especialistas en que los candidatos del partido han hecho un discurso muy dogmático, que ha dialogado poco con el debate político de estas elecciones, por lo que ha sido muy fácil ignorarles. 

Los “kingmakers” y el problema del modelo económico alemán

En los próximos meses tendrán lugar las duras negociaciones para formar el nuevo gobierno alemán, y para comprender la complejidad de este proceso es necesario hablar de los dos “kingmakers”, los partidos que condicionarán qué candidato se hará con la cancillería. 

Aún no sabemos cuál será el tripartito que gobernará Alemania. Si será la coalición semáforo (SPD+G+FDP) o Jamaica (CDU/CSU+G+FDP). Solamente hay dos certidumbres relativamente claras.  

1. Es muy poco probable que se repita la gran coalición: en primer lugar, porque la suma entre SPD y CDU se queda a las puertas de la mayoría absoluta, con un 49,8% de los representantes. Por otra parte, la idea fue rechazada antes de conocerse este dato, tanto por Scholz como por Laschet. Finalmente, resulta poco creíble que la CDU vaya a aceptar subordinarse al SPD, pues sería una derrota simbólica apabullante para los democristianos. Tampoco es probable que el SPD vaya a subordinarse a un CDU que ha obtenido menos votos que ellos.

2. Esto significa que en cualquiera de los escenarios tanto los verdes como los liberales van a estar presentes en el gobierno. 

Ahora bien, esto dificulta enormemente las negociaciones de la coalición, ya que el FDP no se encuentra cómodo con el proyecto compartido por el SPD y Los Verdes de relanzar un nuevo modelo económico por medio de una expansión del gasto público, mientras que Los Verdes no se encontrarían cómodos en un hipotético gobierno de la CDU y FDP en el que tuvieran que renunciar a buena parte de su programa de reforma ecológica por contentar al empresariado alemán, y en especial al sector automovilístico. 

Los Verdes no han sido capaces de recoger todo el voto con preocupaciones y prioridades ecológicas

El problema que va a estar en el centro de las discusiones para la formación de cualquiera de los dos gobiernos de coalición (sea liderado por el SPD o por la CDU) va a tratar sobre cómo se materializa el giro verde de la economía alemana. La mayor preocupación del electorado alemán en esta campaña ha sido el cambio climático, seguido por la justicia social. Esto explica el éxito del centroizquierda en esta cita electoral. El sabor agridulce del ascenso sin victoria de Los Verdes se debe a que en estas elecciones sus posiciones políticas han sido hegemónicas y eso, sin embargo, no se ha traducido en que se convirtieran en primera fuerza. A este resultado ha contribuido una mala gestión de la comunicación política del partido, incluida la polémica sobre la falsa autoría de un libro que Baerbock había firmado como suyo, y que más tarde se descubrió que era autoría de un escritor a sueldo. A esto hay que añadir una campaña de desprestigio enorme sobre el partido al ser tachados de radicales (a pesar de que Baerbock sea líder de los “Realos”, el ala moderada). 

La paradoja que han vivido Los Verdes es que, a pesar de que la temática ecológica ha sido el eje central de la campaña electoral, y ellos son reconocidos como el partido ecologista por excelencia, no han sido capaces de recoger todo el voto con preocupaciones y prioridades ecológicas. Esto se ha debido a que el resto de partidos han sabido reaccionar a tiempo adoptando varias de las reivindicaciones ecologistas, adaptándolas a su ideología y programa político, por lo que muchos de sus votantes preocupados por el cambio climático no han tenido necesidad de migrar a Los Verdes. De manera que paradójicamente, como todos hablaban de cambio climático, los verdes han perdido la prima de singularidad de ser el partido del medioambiente. Este ser centrales sin ser los primeros les otorga, sin embargo, una gran importancia en las negociaciones.  

Lindner ha organizado una campaña muy similar a la formulada por Ayuso el 4 de mayo del 2021: libertad, libertad y libertad

Ahora bien, el otro “kingmaker” de la ecuación, el liberal Christian Lindner no va a regalar tampoco sus votos. En estas elecciones Lindner ha organizado una campaña muy similar a la formulada por Ayuso el 4 de mayo del 2021: libertad, libertad y libertad. En donde el significante de libertad ha tenido como referente el ideal de la libre empresa sin restricciones sumado a las protestas contra las restricciones anti covid. Sin llegar a ser un negacionista, ha sabido aprovechar el descontento frente a las restricciones impuestas por el gobierno germano, ganándose las simpatías del movimiento antivacunas alemán, que no solo es más fuerte que en España, sino que además es profundamente conspiranoico y tendente al anarcocapitalismo. De hecho, el movimiento antivacunas alemán ha tenido su propio partido político, el “Basisdemokratische Partei Deutschland” o Partido de Democracia de Base Alemán, que ha obtenido más de medio millón de votos y cuyas diferencias con el FDP de Lindner son sólo de grado. Este individualismo libertariano económico y sanitario de Lindner ha sido clave en su victoria. Por otra parte, Lindner se ha erigido como el sucesor espiritual del ordoliberalismo de Wolfgang Schäuble al reivindicarse como halcón de la ortodoxia fiscal, la contención del gasto público y la demonización de los países del sur de Europa.

En el debate postelectoral que transcurrió con todos los candidatos en la televisión pública tras las votaciones, Lindner convocó a Baerbock a una reunión en la que discutir sus posiciones antes de que los dos grandes partidos (Scholz y Laschet) les llamasen para negociar sus votos. Verdes y liberales son conscientes de que tienen muchas posiciones difíciles que salvar entre ellos, pero no van a permitir que sus diferencias sean explotadas por los dos grandes partidos en su propio beneficio, y van a coordinarse en la medida de lo posible para sacar un trato ventajoso al SPD o a la CDU.

No toda la industria alemana está preparada para enfrentarse al reto de la digitalización o a la producción de componentes necesarios para los nuevos productos ecológicos

Como he comentado anteriormente, el tema central de la negociación va a ser cómo se materializará la transición del modelo económico alemán hacia una economía verde. Este artículo de El Confidencial apunta a la clave del gran desafío al que se enfrenta Alemania de cara a estas elecciones. A saber: cómo reinventar el modelo productivo industrial alemán ante el desafío de las revoluciones verde y digital. Esta contradicción adquiere una mayor relevancia en el sector clave de su industria, el automovilístico. Si bien la industria alemana es de alto valor añadido, no toda su cadena de valor está preparada para enfrentarse al reto de la digitalización o a la producción de componentes necesarios para los nuevos productos ecológicos. La amenaza del cierre de muchas empresas pequeñas y medianas que no van a poder realizar este tránsito puede disparar el paro en un país que ha conseguido maquillar muy bien sus cifras gracias a los minijobs y a un sofisticado sistema de computación del paro implementado cuando se elaboraron las políticas del Hartz IV en tiempos de Schröeder. 

Esto explica en parte por qué los partidos conservadores han conseguido resistir bastante bien la embestida del SPD en las regiones de Baviera y Baden-Württemberg, en donde la industria automotriz tiene una especial relevancia. Si hay una cuestión que ha quedado clara en estas elecciones es que en Alemania existe una conciencia sobre la obsolescencia de su modelo económico ante el auge de China y los avances llevados por las empresas estadounidenses de Silicon Valley. En estos momentos está aconteciendo en el eje del Pacífico una nueva revolución del modelo productivo,  en el que la digitalización y la sostenibilidad van a ser dos piezas fundamentales para la competitividad de los sectores industriales de alto valor añadido. Alemania sabe que tiene potencial para acometer esta transformación, pero no sabe bien cómo hacerlo sin que esta reconversión industrial conlleve un aumento significativo del paro, lo que acabaría con la paz social que ha imperado durante toda la Era Merkel. 

La izquierda quiere aprovechar los fondos del plan de recuperación europeo para que esta revolución verde sea guiada por el Estado desde una perspectiva neo-desarrollista con un espíritu ecológico. Este “ordoprogresismo” (noción sobre la que Jacobo Ferrer y yo hemos venido trabajando) intentaría renovar las políticas neoliberales de la tercera vía desde un enfoque neo-desarrollista, garantista y ecológico para paliar los elementos más dañinos del debilitamiento de la cohesión de las economías nacionales, tanto en sus aspectos gubernamentales como de sostenibilidad medioambiental. La derecha, por el contrario, quiere abanderar una suerte de ordoliberalismo verde, donde sean las grandes empresas las que tengan la iniciativa de establecer cómo se llevará a cabo esta transformación, y en donde el papel del Estado se limite a eliminar trabas burocráticas y a conceder beneficios fiscales. Si bien la primera de las opciones es la preferida por Scholz, y Baerbock, Lindner va a presionar porque sea el segundo modelo el que se imponga, y este va a ser el gran debate que va a condicionar la formación de gobierno en Alemania. En principio tienen hasta marzo para negociar un acuerdo de gobierno. Mi predicción es que tendremos Merkel por lo menos hasta navidades.

Scholz ha sido la fórmula que ha encontrado el electorado alemán para no tener que afrontar el fin de la era Merkel y de su modelo productivo

En cualquier caso, resulta patente que un factor importante en la victoria de Scholz ha sido su paradójico perfil de tecnócrata continuista que apuesta por el cambio. Scholz representa con su personaje la gran contradicción en la que se encuentra sumida Alemania: como vicecanciller de Merkel puede reivindicar una continuidad con el legado de la canciller saliente, mientras que al ser del SPD puede enarbolar al mismo tiempo un discurso de ruptura con dieciséis años de gobierno de la CDU. Scholz ha abrazado muchas de las demandas ecológicas reivindicadas por Los Verdes, pero las ha adaptado a un marco socioliberal en el que intenta preservar buena parte de los dogmas de mercado de la tercera vía, a la par que pretende recuperar el programa redistributivo de la vieja socialdemocracia.  

Al igual que en el siglo XX la socialdemocracia prometió una vía hacia el Estado social en la que se evitaba la revolución (por medio de la reforma), en estas elecciones Scholz ha prometido una vía reformista hacia un paradigma ecológico con el que evitar la revolución verde: defiende simultáneamente la reforma del modelo productivo, la preservación de los puestos de trabajo, de los derechos de los trabajadores, así como de los beneficios empresariales del sector exportador alemán. 

Scholz ha sido la fórmula que ha encontrado el electorado alemán para no tener que afrontar el fin de la era Merkel y de su modelo productivo. Ni es enteramente lo de antes, ni es un corte radical con el pasado. Pero ¿podrá dar respuestas a tantas promesas antitéticas?

Aspectos geográficos y demográficos del voto

 Mapa

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Fuente: Mapa elaborado por Bundeswahlleiter 2020 para Europeelcts.eu (27/09/2021) 

Volviendo al análisis de las elecciones, si consideramos los resultados por circunscripciones vemos que por tónica general la CDU ha resistido en el sur y la cuenca del Rin, es decir, en todas las circunscripciones mayoritariamente católicas donde además se concentra la industria automovilística. El SPD se afianza en el este y monopoliza el noroeste, corazón de la Alemania luterana, con especial implantación en las grandes ciudades. Los Verdes triunfan también en las grandes ciudades, en Baden y Schleswig, pero fracasan en su penetración al mundo rural. La AfD vence en Sajonia y Turingia, pero retrocede en el resto de Alemania. Die Linke pierde apoyos en casi todos sus feudos históricos del Este, siendo solamente hegemónico en Berlín oriental.

 Gráfico, Gráfico de barras

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Fuente: Tabla elaborada por Europeelcts.eu (27/09/2021)

Considerando la comparativa entre Alemania del este y del oeste (barras de color intenso para el oeste y de color difuminado para el este), vemos que existe una cierta asimetría en el comportamiento electoral entre ambas regiones, lo que viene siendo habitual en las elecciones federales alemanas. El único partido que puede reivindicarse como propiamente nacional por sus resultados es el SPD, que consigue igualar prácticamente sus apoyos en ambas regiones. En el oeste encabeza la contienda partidista frente a la CDU, mientras que en el este es el gran partido que se opone a AfD. En el oeste SPD y CDU se encuentran prácticamente empatados. La CDU y la CSU son predominantes en el Sur y en el Rin, mientras que el SPD domina las ciudades y la antigua Prusia occidental. La Izquierda vuelve a convertirse en un fenómeno del este, pero incluso allí se desploma empatando con partidos que no habían tenido previamente implantación en ese territorio, como Los Verdes y el FDP. Esta es la primera vez que Los Verdes superan a la izquierda en el Este, y el resultado del FDP en Alemania oriental es también bastante sorprendente. Se consolida la AfD como el gran partido antisistema en el este a costa de Die Linke, y es posible que el FDP se haya afianzado allí como partido de protesta. 

Gráfico, Gráfico de barras

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Fuente: Tabla elaborada por Europeelcts.eu (27/09/2021) 

Gran división del voto por edades: la CDU y el SPD monopolizan el voto senior, mientras que Los Verdes y el FDP triunfan entre los jóvenes. El auge del voto al SPD entre los ancianos frente al tradicional monopolio de la CDU se debe al debate sobre las pensiones. La tercera edad considera que el SPD va a defender de manera más decidida la subida y blindaje de las pensiones frente a una CDU que puede verse tentada de recortarlas o privatizarlas.

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

De hecho, la gran subida en porcentaje de votos del SPD se debe principalmente a los apoyos obtenidos excepcionalmente entre la tercera edad. El partido ha sufrido una sangría de votos en sus estratos más jóvenes que han huido en masa hacia Los Verdes. Pero Scholz ha sabido compensar esta dinámica robándole a la CDU el electorado anciano por el tema de las pensiones. En un país envejecido como Alemania, quien controle al electorado de tercera  edad tendrá una prima electoral bastante considerable. Esto es importante porque en la actualidad la generación del baby boom está en proceso de jubilación, y su increíble peso demográfico va a tener un gran impacto en la aritmética electoral. Por este motivo el tema de las pensiones va a ser cada vez más importante y no solo en Alemania, también en una Europa cada vez más envejecida. 


Gráfico, Gráfico de barras

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Fuente: Tabla elaborada por Europeelcts.eu (27/09/2021)

El auge del FDP es consistente con el giro libertariano y anarcocapitalista que se está observando en otros países, sobre todo entre los votantes de la generación Z

En el polo contrario tenemos el voto joven, que pasa de apoyar a una CDU que parecía asegurarles un futuro y estabilidad laboral, a concentrarse principalmente en Los Verdes y el FDP. El auge del FDP es consistente con el giro libertariano y anarcocapitalista que se está observando en otros países occidentales, sobre todo entre los votantes de la generación Z. Lo mismo puede decirse de Los Verdes, que están heredando el nicho de partido protesta que hasta entonces monopolizaban la izquierda postcomunista y el populismo de izquierda que surgió tras la crisis del 2007, así como de las protestas posteriores de los años 2010-11. Esta foto, a mi juicio, representa una cultura política distinta a la protagonizada por la generación millenial hace una década en las protestas del 15-M y las distintas versiones de Occupy Wall Street, y representa un cambio en la cultura política de la juventud, cuyas lógicas de politización y movilización se encuentran mucho más influidas por los referentes de las redes sociales que hace una década. Resulta llamativo que en el caso alemán y entre la juventud, tanto la derecha populista como la izquierda radical caigan en apoyos con porcentajes similares. Sin embargo, no se trata de una dinámica universalizable para la derecha populista global, que resiste bien en otros países, si bien desde la caída de Trump la estrella ascendente de estos partidos parece estarse apagando. La crisis de la izquierda radical sí parece ser generalizada, y responde a un cambio de ciclo en el que nuevas prioridades políticas emergen eclipsando las protestas anti-austeridad, lo que obligará a los partidos de izquierda alternativa a tener que reinventarse si no quieren ser arrinconados en la irrelevancia del debate público.

Trasvase de votos por partidos y redefinición del sistema de partidos alemán: 

SPD: 11,949,756 votos (25.7%) +5,2%

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

El SPD consigue crecer fuertemente gracias a un trasvase de votos desde su izquierda y derecha. Scholz ha conseguido enarbolar un discurso presidido por la idea de dignidad, que articulaba reconocimiento, redistribución y tecnocracia como pilares fundamentales de su proyecto. De esta manera ha conseguido recuperar a votantes desencantados del Este que votaban a la AfD y a Die Linke como forma de protestar ante el estancamiento y olvido de su región. También ha conseguido arrebatar al electorado de tercera edad que tradicionalmente se había decantado por la CDU. En el oeste ha arrebatado votantes al FDP por su perfil tecnocrático y europeísta. El único flanco en donde ha tenido pérdidas ha sido entre el voto joven que ha desertado en masa hacia Los Verdes. De esta manera el SPD ha conseguido presentarse hacia el electorado como un partido que va a conservar los fundamentos de la Alemania merkeliana adaptándola con reformas al sistema. Esto les ha servido para construir una coalición de votantes que provienen tanto de la izquierda como de la derecha histórica, al precio de perder a los votantes que desean un cambio más profundo para el país. 

En todo caso, y al igual que ocurriera con Biden en los Estados Unidos, parece que la fórmula que ha encontrado la socialdemocracia para salir de la crisis en la que lleva instalada desde hace una década ha consistido en adoptar un proyecto de reforzamiento de las economías nacionales, inspirándose en las demandas redistributivas y ecológicas planteadas por su izquierda (el Green New Deal en los Estados Unidos y la revolución verde en Alemania), para adaptarlas a una gubernamentalidad neoliberal y desarrollista que, sin romper del todo con el esquema de la tercera vía de las décadas pasadas, supondría una enmienda a muchos de sus postulados. Está por ver hasta qué punto este cambio de orientación político-económico es estructural o circunstancial, y si supone una transformación efectiva y generalizada de la socialdemocracia europea.

CDU/CSU: 11,173,806 votos (24.1%) -8,8%

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

La CDU ha sufrido pérdidas considerables ante el SPD (voto tercera edad), Los Verdes (voto joven y voto de clase media acomodada preocupada por el medio ambiente) y frente al FDP. Este voto perdido ante el FDP es una combinación del electorado ordoliberal más ortodoxo (preocupados por la disciplina fiscal y la contención del gasto público tanto en Alemania como en la UE), junto a un voto de protesta contra las medidas del gobierno de la gran coalición por las restricciones de la covid. El partido ha perdido 440.000 votantes que han depositado su papeleta en formaciones que no han conseguido representación parlamentaria. Este casi medio millón de votos democristianos perdidos contrastan con los 130.000 de los socialdemócratas, y cabe preguntarse si el punto y medio de diferencia de votos que les separa se podría haberse salvado si el votante conservador hubiera sido más disciplinado. Las únicas ganancias que consiguen son a costa de la AfD, debido al endurecimiento del discurso anti izquierdista de Laschet y, paradójicamente, también de La Izquierda, robándole votantes en Alemania del este (esta es una dinámica que sin embargo lleva sucediendo desde la unificación, y lo que vemos aquí en realidad es la ralentización en el largo plazo de esta). Las pérdidas son mayores para la CDU que para su hermana bávara de la CSU, pero el daño simbólico afectará a las dos, arrojando muchas preguntas sobre cómo se resolverá la crisis del partido en un futuro.

Verdes: 6,848,215 votos (14.8%) +5,9%

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

Los Verdes son el único partido que crece a costa de todos los demás sin ceder votantes a nadie. Es muy significativo (aunque nada sorprendente) que su mayor caladero de votantes sea la CDU. Esto se explica por las transformaciones en la mentalidad hegemónica de la cultura política alemana, en donde el giro ecológico ha calado profundamente entre la clase media germana. La CDU pierde un pellizco importante del voto de clase media urbano y suburbano ante Los Verdes, que consiguen simultáneamente hacerse con el voto joven de protesta que tradicionalmente apoyaba a la izquierda. De esta manera, Los Verdes reproducen con su captación de votos las dos almas que cohabitan en el partido: La “Realo”, actualmente en el poder y más pragmática, que defiende un liberalismo verde de políticas de reciclaje, carriles bici y empresas eco-friendlyfrente a una vertiente ecologista radical, los “Fundis”, que plantean un cambio de modelo de crecimiento económico y que seducen a los jóvenes que aspiran a una transformación socioeconómica del país. El partido ha sido menos exitoso apelando al electorado más tradicional, rural o de zonas económicamente deprimidas, que prefieren canalizar su malestar o aspiraciones de cambio a través del SPD y la AfD. 

FDP (liberales): 5,316,698 votos (11,5%) +0,8%

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

El FDP ha sido en estas elecciones el partido del equilibrio homeostático. Lo perdido lo compensa con lo ganado. El partido ha crecido muy poco teniendo en cuenta la caída de casi 9 puntos de la CDU, pero sus votos son suficientes para hacerle imprescindible de cara a elegir al nuevo gobierno alemán, que indefectiblemente tendrá que contar con ellos. El dato más curioso de su trasvase de votantes lo representan los 100.000 votos arrancados al partido de la izquierda. Este cambio en la tendencia de voto es muy extraño, pues desde un punto de vista de la política económica los dos partidos son antitéticos. Mi hipótesis es que estos votantes provienen de Alemania del este, pues en esta región el partido ha experimentado un fuerte crecimiento con respecto a sus resultados tradicionales. Es posible que estos votantes sean jóvenes que en el anterior ciclo político apoyaron el populismo de izquierdas, y que en la actualidad se hayan convertido a posiciones libertarianas (anarcocapitalistas) por medio de las redes sociales, donde los influencers de esta ideología son muy activos. Las ganancias que la FDP ha conseguido a costa de la CDU y de AfD, en buena medida, las ha logrado gracias a su oposición a las restricciones públicas para frenar la covid. Su discurso de libertad ha seducido a mucho votante liberal conservador, así como a seguidores del negacionismo y del movimiento antivacunas, con mucha más fuerza en Alemania que en el sur de Europa. Es posible que esta dinámica se haya repetido también entre negacionistas y antivacunas de izquierdas, que se hayan visto seducidos por el discurso de “libertad” frente a las restricciones del gobierno. El trasvase de votos desde la CDU se debe además a las posiciones de ortodoxia fiscal de Lindner, que consigue aunar en su discurso un liberalismo irredento de corte libertariano de origen americano junto con el mantra clásico del ordoliberalismo alemán. El partido sin embargo pierde votos con respecto al SPD (perfil tecnócrata de Scholz) y muy especialmente ante Los Verdes entre los votantes de perfil liberal más céntrico y europeísta, para los que el discurso de Lindner resulta muy extremo.

AfD: 4,802,097 votos (10,3%) -2,3%

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

La AfD pierde votantes ante todos los partidos menos Die Linke. Esto se debe al afianzamiento de la ultraderecha como la fuerza de oposición en Alemania del este, el partido que consigue articular el resentimiento ante el fracaso de la unificación alemana en términos de viabilidad económica y proyecto de futuro para la región (posición que antes del 2017 ocupaba Die Linke). Las pérdidas frente al SPD son principalmente en el este gracias al discurso de dignidad enarbolado por Scholz (su gran acierto discursivo) que resuena con fuerza en la alemania “ossi”, que desde la reunificación ha sufrido una estigmatización por no ser lo suficientemente productiva y moderna. El fuerte trasvase al FDP se debe a la oposición capitaneada por los liberales contra la obligatoriedad de la vacunación y contra las restricciones de la covid, que ha supuesto una competición con la ultraderecha en este campo. El trasvase a la CDU se debe al endurecimiento del discurso de este partido, mientras que la pérdida de votos hacia Los Verdes (la menos pronunciada de todas) tiene su origen en el cambio climático como desafío público que desplaza a la emigración como principal preocupación a la seguridad nacional.

Die Linke: 2,269,993 votos (4.9%) -4,3%

Tabla de elaboración propia con datos de Infratest Dinap (27/09/2021)

La izquierda radical son los únicos perdedores netos de la jornada electoral ante el resto de formaciones. Sufren una fuerte descapitalización frente a los otros dos partidos de la izquierda que, por medio del discurso ordoprogresista y ecologista consiguen romper y atraer para sí a la coalición de votantes del partido. Esto es resultado del nuevo ciclo político, en el que se está configurando una racionalidad política distinta a la que ha dominado en los años posteriores a la crisis económica, en la que los partidos de izquierda radical y populista tuvieron su auge como vehículos de indignación ante las políticas de austeridad. El fin de este ciclo político ha provocado que aquellos partidos que no hayan incorporado el giro ecologista y neo-desarrollista a sus reivindicaciones estén quedándose desactualizados en el debate público. En el caso de Die Linke estas pérdidas no se limitan solo a los partidos competidores en la izquierda, también se traduce en la incapacidad de atraer nuevos votantes, e incluso en una pérdida de votos hacia partidos de la derecha, que consiguen ocupar posiciones de protesta y oposición frente al nuevo consenso ordoprogresista y verde.

El momento Scholz representa la gran oportunidad de la socialdemocracia europea para reinventarse. Se trata de un fenómeno estrictamente alemán, resultado del final de la Era Merkel y de todas las incógnitas que esta trae consigo para la locomotora de Europa. Alemania ha experimentado una década y media de prosperidad y crecimiento aprovechando su posición privilegiada dentro de la arquitectura político-económica europea, y gracias al músculo de su sector exportador. Pero tanto factores exógenos como la revolución digital protagonizada por el ascenso de China y Sillicon Valley, como endógenos representados por el auge ecologista protagonizado por el partido verde plantean incógnitas sobre la pervivencia del actual modelo económico de Alemania. 

El momento Scholz es el resultado de todas estas circunstancias, las de una sociedad alemana que sabe que debe cambiar, pero que no tiene muy claro el camino para hacerlo, tan solo la certeza de que esta transformación debe abordar los desafíos del cambio climático, una mayor redistribución económica y la preservación de los puestos de trabajo y las pensiones. En este contexto, el momento Scholz resuena con los ecos del nuevo giro ordoprogresista de la administración Biden, y quizás sea la oportunidad que la socialdemocracia europea ha estado esperando durante la última década para reinventarse bajo los principios del neo-desarrollismo, el expansionismo fiscal y el ecologismo.

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Marcos Reguera es investigador visitante en la Universidad de Cambridge (UPV/EHU).

* Fe de errores: en la primera versión de este artículo se afirmaba que Oskar Lafontaine estaba muerto, cosa que no es cierta.

Los resultados de las elecciones alemanas han cumplido en buena medida lo pronosticado por los sondeos: el SPD consigue imponerse a la CDU, que sin embargo resiste mejor de lo esperado situándose a menos de 2 puntos de los socialdemócratas, por lo que siguen teniendo opciones de formar gobierno. La caída en votos...

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