1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

FERNANDO COLOMO / CINEASTA

“Nunca me interesó la comedia, es la industria la que me ha metido ahí”

Jaime Lorite 30/12/2021

<p>Fernando Colomo, en un vídeo promocional reciente.</p>

Fernando Colomo, en un vídeo promocional reciente.

Youtube

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Nadie sabe qué significa “vivir a la madrileña”, pero toda propuesta de acepción debería pasar por concentrar el simbolismo de pasar una tarde conversando en el Café Comercial con Fernando Colomo (Madrid, 1946), el director que inmortalizó parte del callejero más popular de la ciudad en clásicos como Bajarse al moro (1988). El cineasta lamenta que la reforma haya quitado parte del encanto al antiguo al local para hacerlo “más turístico”, si bien sus espejos en la pared siguen permitiéndole, por ejemplo, cerciorarse de que el joven con un ordenador en la mesa de al lado que le reconoce y saluda al terminar la entrevista ha pasado el rato “viendo una foto de una chica en pelotas”, como señala al salir. Colomo despide un año 2021 de gran actividad en el que ha estrenado dos películas, Poliamor para principiantes y Cuidado con lo que deseas, pero también ha sufrido el golpe de la pérdida de su amiga y colaboradora Verónica Forqué, con quien rodó sus títulos más populares.

¿Conservaba la relación con Verónica Forqué? 

Sí, aunque no nos veíamos desde antes de la pandemia. Habíamos hablado después alguna vez por teléfono. Su muerte ha sido una sorpresa absoluta. Es verdad que todos estábamos preocupados al verla en MasterChef, no la reconocíamos y no sabíamos qué hacía ahí. Ha sido demoledor, me he quedado hecho polvo y todavía no acabo de asimilarlo. Éramos muy amigos. Mis mayores éxitos han sido con ella, era espléndida.

Éric Rohmer, era un modelo para mí porque hacía películas muy baratas, con equipos de cinco personas

Tanto ella como usted son iconos de la comedia madrileña, aunque sus películas de los 80 tenían un regusto más francés que las de Almodóvar o Fernando Trueba. ¿Estaba influido por el cine de allí? 

Mi referencia siempre fue la Nouvelle Vague. La decisión de ser director viene de cuando vi con 15 años la primera película de [François] Truffaut, Los cuatrocientos golpes (1959), donde el protagonista tenía mi edad. Estuve fascinado por el [Jean-Luc] Godard de la primera época y también lo estuve después por Éric Rohmer, que era para mí un modelo porque hacía películas muy baratas, con equipos de cinco personas y rodaba mucho. Almodóvar, Trueba y yo vivimos los mismos momentos, pero creo que nuestro cine es distinto. Sin duda, Almodóvar tenía otros referentes.

¿Y el musical? Se me ocurren escenas de sus películas que lo evocan, como en Los años bárbaros (1998), con el montaje de los protagonistas esquivando los ojos de Juan Echanove mientras suena Con una mirada, de Jorge Negrete. O la coreografía de Paco León en el supermercado en La tribu (2018).  

Siempre me ha gustado mucho. De una forma intuitiva, es verdad que mis películas tienen esos guiños. En Bajarse al moro hay también actuaciones de Pata Negra, que no formaban parte de la obra de teatro original. He tenido esa tendencia, incluso en películas que creo menos conseguidas, como Miss Caribe (1988). Me hubiera encantado hacer un musical. Hace poco intenté levantar un proyecto que era un homenaje a Cantando bajo la lluvia (1952), una de mis películas favoritas, pero no va a salir. Al ser de época, es muy caro. 

Usted llega a la dirección de cine desde la arquitectura. ¿Cómo es esa transición? 

Al terminar el preuniversitario, yo quería entrar en la Escuela Oficial de Cine, de donde salieron [Carlos] Saura, [Mario] Camus, [Francisco] Regueiro o [Basilio Martín] Patino. Pero había que tener 21 años y yo tenía 17. Mi idea entonces fue hacer Bellas Artes, pero mi padre se cerró en redondo y acabé estudiando Arquitectura, ya que era donde estaba mi hermano y tenía los libros, las escuadras y todo. En 4º me matriculé para Dirección en la Escuela de Cine, pero me di cuenta de que había más de 250 inscritos para ocho plazas. En Decoración solo había siete personas apuntadas. Como, además, se comentaba que las de Dirección estaban ya dadas a unos enchufados, pedí un cambio de matrícula. Al final creo que fue bueno. Me hizo ser consciente de que no podría contar con ningún productor, al no tener el título. Si lo hubiera tenido, ¡habría conservado una esperanza vana en ello! Lo que hice fue ponerme a trabajar como arquitecto municipal de un pueblo de Madrid, Villa del Prado. De ahí, empecé a producirme cortos en 35 mm con lo que iba ganando, para ir aprendiendo el oficio y luego ampliar mi productora, Salamandra, con compañeros arquitectos a los que fui pidiendo pequeñas cantidades. 

¿Era una productora de cine formada por arquitectos? 

Sí. Había también alguna que no era arquitecta, como dos profesoras muy majas de la Escuela que aportaron algo de dinero. 

¿Le ha ayudado la arquitectura a la hora de hacer cine, sea diseñando usted mismo algún decorado o pensando de otra manera la planificación?   

Es una disciplina muy estricta, te hace organizar la cabeza. El guion tiene mucho que ver con el proyecto, también ahí hay simetrías, que son los tres actos, y debe estar todo englobado. Con la arquitectura no puedes hacer las cosas al tuntún, meter una habitación donde sea y poner un pegote. También me ha ayudado a hacer storyboards más rápido. Como decorador… Es una historia graciosa, porque al final opté por terminar Arquitectura. 

¿No hizo Decoración? 

En la Escuela de Cine, si tenías más de seis faltas, no te podías presentar a examen. Yo no estaba dispuesto a estar todas las tardes yendo a clases de Decoración, entonces lo dejé. Hice las tres marías, Tecnología Cinematográfica, que era una chorrada, Historia del Cine y otra de la que no me acuerdo, con la idea de concurrir el año siguiente otra vez a Dirección, pero ya no hubo convocatorias, porque apareció la Facultad de Ciencias de la Información. Dos años después, decidí volver a matricularme en Decoración, aprovechando que ya tenía el ingreso. Los otros de mi promoción estaban en 3º, menos dos que eran un poco más burros y seguían en 2º. Eso me convertía en el único alumno en 1º, así que hice tres años yo solo. Podía elegir las prácticas que me apeteciesen, que eran las de mis amigos Imanol Uribe y Miguel Ángel Díez. Y ya no me exigían ir todos los días, porque si me echaban, los profesores se quedaban sin curso y sin sueldo. Tenía la sartén por el mango, iba cuando quería y, claro, me iban aprobando porque les interesaba. Así es como terminé Decoración. 

¿Cuánto de cierto hay en la leyenda de que usted no planeaba que su primer largometraje, Tigres de papel (1977), fuera una comedia, pero optó por decir que lo era al ver que el público se reía?  

La leyenda es cierta. Nunca me interesó especialmente la comedia. Billy Wilder, por ejemplo, no me volvía loco, hasta que Trueba me hizo descubrirlo más a fondo. Tigres de papel pretendía ser una película realista, con influencias de Rohmer y Godard. En la primera proyección que hicimos para el equipo, a Carmen Maura incluso le pareció que había quedado muy seria. Me dijo: “No eres tan frívolo como pensaba, me ha recordado a Bergman y Antonioni”. Llegamos al Festival de San Sebastián y, en el primer pase, que era para la prensa, desde el principio estuvieron descojonándose. Por la noche, hubo otro pase para el público y la gente se tronchaba. Carmen, que estaba conmigo, se empezó a poner muy nerviosa y yo abogué por que dijéramos que era una comedia. 

Mi sensación es que cuando he querido ser gracioso, me ha salido mal, pero cuando no he querido, me han salido comedias

Usted ha dicho varias veces que sus películas que más le gustan son La línea del cielo (1983) e Isla bonita (2015). ¿Le hubiera gustado más dedicarse a ese cine, más independiente y tragicómico? 

Sí, a mí es la industria la que me ha metido en la comedia, porque cuando a un productor o a un distribuidor les llevaba un guion y no lo entendían, querían que les asegurase que era de risa. Mi sensación es que cuando he querido ser gracioso, me ha salido mal, pero cuando no he querido, me han salido comedias. Me ha pasado en casi todas. Me cuesta mucho hacer una película que no tenga humor. En Los años bárbaros muere uno de los protagonistas y es una historia real, pero no podía evitar llevarla a veces por la farsa con el personaje de Juan Echanove. En cambio, Isla bonita empezaba como comedia, para luego ser una tragedia. Es la única película cuyo final he cambiado después de rodarlo. 

¿Cómo acababa? 

Mi personaje se suicidaba. La llevé a San Sebastián, pero [José Luis] Rebordinos [director del festival] me dijo que el comité había decidido no seleccionarla, porque les había encantado hasta el minuto 70 y después no entendían nada. Un amigo productor, Fernando Bovaira, me propuso volver a hacer el final. Como Isla bonita era muy barata, no hubo problema. Estoy más satisfecho con la nueva versión y me gustaría mantener esa costumbre en mis películas. Ahora tengo otro proyecto donde voy a volver a hacer el papel protagonista, con amigos y actores no profesionales, y quiero plantearlo así, con otra semana de grabación después del montaje. Es lo que hacía Woody Allen, rodaba en cuatro semanas, montaba en otras cuatro, reescribía y volvía a rodar en las cuatro siguientes. Contrataba a los actores por doce semanas. 

Después de La línea del cielo, da un giro de 180 grados con El caballero del dragón (1985). ¿En ese momento sí quería hacer grandes producciones? 

Es que la experiencia de rodar La línea del cielo en Nueva York había sido límite. No teníamos dinero para comer y nos echaron del apartamento. Después de toda esa improvisación, yo quería una película donde todo estuviera diseñado y dibujado. Aparte, La línea del cielo me abrió la mente para mal, estuvo en varios festivales internacionales, se vendió en Estados Unidos y tuvo unas críticas cojonudas. Me acuerdo de Resines diciéndome “Fíjate en cómo nos tratan aquí. Míster Resines no sé qué, Míster Colomo no sé cuánto, ¡no como en España, que soy El Resines!”. Así que pensé que podía hacer un cine más para el extranjero y en inglés. Durante años, el fracaso de El caballero del dragón fue un drama para mí. Menos mal que La vida alegre (1987) fue un taquillazo y pude pagar las deudas. Todo el equipo cobró, menos yo. Había sido la película más cara del cine español. 

Klaus Kinski era un hijo de puta. Ahora no escribiría esa necrológica, porque ya soy mayor, pero no exageré nada

¿Se ha reconciliado con el recuerdo de Klaus Kinski o sigue pensando que era “un hijo de puta”? 

Era un hijo de puta. Ahora no escribiría esa necrológica, porque ya soy mayor, pero no exageré nada. Fernando Rey estaba acojonado, él había rodado previamente con Charles Bronson y, a su lado, le parecía una hermanita de la caridad. Y Harvey Keitel amenazó con pegarle. Harvey era encantador, mucho más simpático. Fíjate, Klaus Kinski se iba fuera los fines de semana y un lunes no vino porque decía que no le habían pagado el sueldo, cosa que era mentira. Simplemente, el banco tardaba unos días en tramitarlo. Pues Harvey Keitel llegó a llamar a su agente para que le ingresara el salario a Kinski y volviera al rodaje, aunque finalmente no fue necesario. Se portó maravillosamente. Con él he mantenido el contacto, he ido a su casa de Nueva York y ha venido a mi casa de Madrid. 

Aunque El caballero del dragón parece una rareza en su filmografía, el romance entre la princesa y el extraterrestre al que interpreta Miguel Bosé es otra de sus historias de entendimiento a través del amor, como Al sur de Granada (2003) o El próximo Oriente (2006). ¿Diría que es el gran tema de sus películas?

Totalmente. El primero en darse cuenta fue Joaquín Oristrell. Él me decía que siempre hacía la misma película, la del extranjero que llega a un mundo que no conoce y se enamora. En El caballero del dragón directamente es un marciano, el summum de ser extranjero. 

En su carrera casi puede leerse una especie de historia sexoafectiva de España. Está la normalización del condón y la homosexualidad en La vida alegre (1987), la crítica a las terapias de conversión en Alegre ma non troppo (1994)… ¿La idea de Poliamor para principiantes era seguir ese camino?

Poliamor para principiantes nace de Isla bonita, porque leí comentarios que decían que trataba el tema del poliamor. Yo no tenía ni idea de lo que era eso, empecé a interesarme y me di cuenta de que era algo que apenas se había abordado. Hay algunas películas que tienen poliamor, pero todas acaban con final feliz conservador de pareja monógama. Nosotros teníamos claro que no queríamos eso de un chico que se mete en el poliamor para conseguir a la chica de sus sueños y que luego los dos salieran de ahí. Si lo piensas, ¡vuelve a ser el tema del extranjero! 

El concepto del protagonista, en la primera mitad de película, como youtuber retrógrado que se viste de superhéroe, ¿es una parodia de Un Tío Blanco Hetero

Sí que tiene que ver, conozco los vídeos. Claro, al estar centrado en el tema poliamoroso, tenía que ser particularmente muy tradicional con el amor romántico. Un Tío Blanco Hetero no es romántico, pero la idea del encapuchado me gustaba porque daba juego en la trama. 

¿Cómo fue la investigación sobre el poliamor?

Fui a varias reuniones de Poliamor Madrid. La escena que más éxito ha tenido, cuando llegan el protagonista y su padre al círculo y se presentan, la viví yo tal cual. De hecho, también me acompañó mi hijo. Fui transparente, les dije que estaba preparando una película y que me interesaba el tema. Hablé con personas poliamorosas para conocer sus experiencias y leí varios libros, Ética promiscua (Dossie Easton y Janet W. Hardy, 1997), Opening Up (Tristan Taormino, 2008) y Poliamor: Lo mejor de Kimchi Cuddles (Tikva Wolf, 2015). El primero estaba escrito por una pareja que describía cómo se habían ido organizando a lo largo de los años. A mí eso era lo que me hacía más gracia, decían que dialogaban más de lo que follaban. Otro con el que las guionistas y yo nos reunimos fue el fundador de una plataforma llamada Golfos con Principios. A los de Poliamor Madrid que pudieron venir al primer pase que hicimos les gustó mucho, porque entendían más claves que el público general. 

Como alguien que ha abordado temas sociales y modos de relación diversos a lo largo de más de 40 años de carrera, ¿siente que ha habido un retroceso en los últimos años?

Bueno, las terapias de conversión de Alegre ma non troppo no creo que estén ya a la orden del día. Siento que hemos evolucionado, pero, a la vez, ha habido una involución. Es raro, avanzamos por un sitio y nos recortan por otro. Me parece que con la corrección política hay una pérdida de la espontaneidad. Pero en cuanto a relaciones sociales y sexuales, los homófobos están más callados, tienen más miedo a declararse como tales. Antes era mucho peor.

Nadie sabe qué significa “vivir a la madrileña”, pero toda propuesta de acepción debería pasar por concentrar el simbolismo de pasar una tarde conversando en el Café Comercial con Fernando Colomo (Madrid, 1946), el director que inmortalizó parte del callejero más popular de la ciudad en clásicos como Bajarse...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí