1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

IMPERIOS COMBATIENTES

Una chaladura suicida

Este mes se cumplen sesenta años de la crisis de los misiles en Cuba. Hoy nos acercamos hacia algo parecido, pero la opinión pública está en la inopia

Rafael Poch 2/10/2022

<p>Imagen del Nord Stream 2, tras ser saboteado.</p>

Imagen del Nord Stream 2, tras ser saboteado.

Euronews

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Entre el 14 y el 28 de octubre de 1962, el mundo estuvo al borde de su total perdición. Un profundo y extremo sentido de inseguridad, derivado de la presencia de recursos militares de destrucción masiva del adversario nuclear junto a las propias fronteras, generó aquella crisis.

Todo el mundo entendió entonces los peligros de desplegar misiles y avanzar infraestructuras militares junto a las fronteras de la superpotencia nuclear rival. Entonces, los misiles nucleares de la URSS habrían podido golpear territorio de Estados Unidos desde Cuba, mientras los misiles de Estados Unidos emplazados en Turquía podían hacer lo propio. La solución fue dar un paso atrás y, de paso, inaugurar una línea telefónica directa, el famoso “teléfono rojo”, entre el Kremlin y la Casa Blanca. Hoy Ucrania desempeña el papel de Cuba, pero el mundo está en la inopia.

Las circunstancias son diversas pero el sentido de las advertencias de Moscú es idéntico al formulado entonces por Kennedy: se proclama un “peligro existencial”. A partir de aquí, comienzan las diferencias.

Las advertencias de Putin a Occidente sobre lo que entonces se llamaba “MAD” (“Mutually Assured Destruction”), la mutua destrucción garantizada, no están funcionando. Políticos y medios de comunicación hablan del “chantaje” de Putin, cuando éste no está más que formulando lo que era el consenso al que todos atendían después de 1962. Negociar una desescalada, ante la evidencia del desastre, como se hizo entonces, parece hoy descartado. Atentados como el de Moscú en agosto contra Alexander Dugin, un marginal ideólogo nacionalista, al que los think tanks atlantistas atribuyen una importancia de la que carece, y que acabó matando a su hija, o el cometido en septiembre contra los gaseoductos del Báltico, un atentado contra Alemania, confirman la velocidad con la que Estados Unidos alimenta la espiral.

Estamos derivando desde aquel consenso de la Guerra Fría acerca del común peligro a una especie de chaladura suicida

Hoy se habla de la guerra nuclear como si fuera un videojuego. Parafraseando el título del último libro de Diana Johnston, estamos derivando From MAD to Madness, desde aquel consenso de la Guerra Fría acerca del común peligro a una especie de chaladura suicida.

La advertencia de Putin de que usará “todas las armas disponibles” para defender Rusia de un ataque de la OTAN es genuina, admite el encargado de la política exterior de la UE, Josep Borrell, “pero eso no cambia nuestra determinación y nuestra unidad por sostener a Ucrania”. Solo se atiende a la criminal invasión de Ucrania, iniciada en febrero, sin mencionar siquiera la serie de treinta años que contiene los motivos que la propiciaron.

En el centro de la actual crisis se encuentra la afirmación de Estados Unidos: “Soy la única gran potencia y quiero seguir siéndolo”, y “estoy perdiendo posiciones en el mundo, pero mi superioridad militar es abrumadora y aplastante, así que la utilizo a fondo para compensar esas pérdidas”.

En ese esquema, el dominio de Ucrania y la ruptura del complementario vínculo económico entre Alemania y Rusia (tecnología/energía) es fundamental para dominar Eurasia.

La importancia que para Estados Unidos tiene Ucrania para dominar Eurasia es bien conocida. Washington lleva por lo menos 25 años proclamándolo. Meter a Ucrania en la OTAN, desplegar allí misiles capaces de impactar en Moscú en cinco minutos, anular/interceptar la capacidad misilística rusa, y convertir Sebastopol, ciudad de todas las glorias rusas, en una base de la OTAN en Crimea, era la perspectiva concreta que se abrió con el cambio de régimen en Kiev, en el invierno de 2014. Desde que la gran estrategia china de la Nueva Ruta de la Seda (B&RI) se dispuso, a partir de su formulación en 2013, a integrar Eurasia mediante una tupida red energética y comercial desde Shanghai hasta Hamburgo, la partida estaba planteada con toda claridad: a un lado recursos económico-comerciales chinos y europeos, potencial energético ruso y gigantescas inversiones chinas, al otro lado, recursos militares de Estados Unidos.

Respecto a la ruptura del vínculo energético entre Alemania (Unión Europea) y Rusia, la historia también es conocida. No comienza con el Nord Stream 2, sino mucho antes, con los acuerdos entre Bonn y Moscú de 1981 para construir gaseoductos y exportar gas ruso. Aquel hito de la gran política alemana de distensión a través del comercio fue combatido sin piedad por Washington desde sus mismos inicios, con todo tipo de argumentos de “defensa” y chantajes. La respuesta del canciller Helmut Schmidt ante aquellas presiones fue clara: “Que canten misa, el proyecto se mantiene”. La reacción de Estados Unidos, después de amenazar con retirar sus tropas estacionadas en Alemania y otros recursos fallidos, fue desenfundar la pistola.

La ruptura del vínculo energético entre Alemania (Unión Europea) comienza con los acuerdos entre Bonn y Moscú de 1981 para construir gaseoductos y exportar gas ruso

Como algunos de los componentes de la obra se producían en Estados Unidos, la CIA introdujo en ellos un software de control de la presión de las tuberías capaz de volarlas. En el verano de 1982, las obras del gaseoducto se volaron así en territorio soviético, algo que reveló en sus memorias, en 2004, Thomas Reed, un militar de la fuerza aérea y exmiembro del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Los atentados de septiembre contra los gaseoductos, en una de las zonas marítimas del mundo más controladas por la OTAN, no han sido, por tanto, los primeros de la acción de Estados Unidos contra el vínculo energético entre Alemania y Rusia.

“Nuestro principal aliado, ese al que la mayoría de los alemanes y la Alemania oficial, tanto en la política como en los medios, considera un amigo, destruye los canales de transporte de nuestro suministro energético que es la base de la actividad industrial de nuestro país” ¿y no pasa nada?, se pregunta Albrecht Müller, editor del principal medio de comunicación independiente alemán (NachDenkSeiten, medio millón de lectores, más del doble que la tirada del principal diario del establishment alemán, el Frankfurter Allgemeine Zeitung).

Aún más grave, porque denota una manifiesta ausencia de anticuerpos: la posibilidad de una guerra nuclear, que en los años ochenta sacó a la calle a centenares de miles de ciudadanos, especialmente en Alemania, no parece inquietar hoy a la opinión pública. ¿Qué está pasando? Vivimos, ciertamente, en un “medio ambiente cultural” bien distinto al de los años ochenta, particularmente en Alemania. Uno de los aspectos de esa diferencia hay que buscarlo en la corrupción estructural de los medios de comunicación europeos, particularmente flagrante en Alemania.

Los medios de comunicación del establishment nos explican cada día los crímenes del ejército ruso en Ucrania, sin soltar prenda sobre el abultado cúmulo de crímenes ucranianos. Explican, con la ayuda del Organismo Internacional de la Energía Atómica (IAEA), controlado por Occidente, que la central nuclear de Zaporiyia está siendo bombardeada, sin explicar quién la está bombardeando, se hacen los tontos sobre los atentados del Báltico y banalizan el riesgo de un conflicto nuclear que puede irse de las manos con gran facilidad.

“Los diarios más influyentes del mundo están haciendo propaganda para la tercera guerra mundial, mientras que las voces que empujan hacia la verdad, la transparencia y la paz son marginalizadas, silenciadas, rechazadas y encarceladas”, dice la periodista australiana Caitlin Johnston, sin relación con la autora del libro antes mencionado.

En el aniversario de la crisis de Cuba de 1962, estamos más cerca que nunca de un peligro que crece día a día. Por la combinación del militarismo estructural de su economía, por la ausencia de derrotas militares en su territorio, por su reputada predisposición a la violencia desde su misma formación como Estado y por la completa falta de experiencias directas y en carne propia del sufrimiento humano de la guerra, Estados Unidos está en el epicentro de ese peligro mundial. Dejo para los ciegos la calificación de “antiamericanismo” por esta constatación: todos los imperios venidos a menos son peligrosos cuando son descabalgados, pero aquí y ahora no hay nada más peligroso que la actual reacción de Estados Unidos a su relativo declive como potencia hegemónica.

Entre el 14 y el 28 de octubre de 1962, el mundo estuvo al borde de su total perdición. Un profundo y extremo sentido de inseguridad, derivado de la presencia de recursos militares de destrucción masiva del adversario nuclear junto a las propias fronteras, generó aquella crisis.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Rafael Poch

Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania  de la eurocrisis.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

5 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. fguardo

    Excelente. Por si alguien quiere más información: Declaraciones del Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinhen, tras los atentados “Ahora somos el principal proveedor de gas natural licuado de Europa (…). Esta es también una gran oportunidad. Es una tremenda oportunidad para eliminar de una vez por todas la dependencia energética rusa, y así quitarle a Vladimir Putin el armamento energético como medio para llevar a cabo sus planes imperiales. Esto es muy significativo y presenta una tremenda oportunidad estratégica para los próximos años”. https://www.nachdenkseiten.de/?p=88813 Por otra parte, ¿existe ya alguna investigación de los atentados sobre el terreno?, además de que los organismos verificadores cruzan mensajes con miembros de la OTAN, ¿quién será quien cconsiga pruebas?

    Hace 1 año 5 meses

  2. Feministo

    ¿En qué te basas para atribuir rotundamente la autoría de los atentados contra los gaseoductos Nord Stream a Estados Unidos? ¿Puedes compartir tus elementos objetivos de juicio para tal conclusión? Tipo fuentes, pruebas, ... Si no las tuvieras sería una mala señal para el necesario rigor de este medio

    Hace 1 año 5 meses

  3. juan-ab

    Alemania iba a regañadientes en esto de las sanciones a Rusia y el envío de armas a Ucrania. Aunque no podía señalarse mucho. Pero como la policía no es tonta, le han clausurado toda salida. ¿Qué hará, qué puede hacer ahora Alemania sin esperanza alguna del gas ruso? ¿Dependencia total -militar y energética- de los EE.UU? ¿Y esa es la Alemania que ha cortado el bacalao -en su beneficio- en la U.E.? Pero quién sabe, puestas feas las cosas lo mismo se vuelven locos, abandonan la OTAN y se hacen un sandwich con Rusia relleno de Polonia y Ucrania. Y ya vamos viendo...

    Hace 1 año 5 meses

  4. angsabl

    Rafael...debes prodigarte en publicar más artículos.....eres de los pocos que nos analizan estás cuestiones de manera más argumentada fundamentada y analítica.......

    Hace 1 año 5 meses

  5. infinismundi

    Un software capaz de volar un gasoducto??????? A ver. Un gasoducto es como una pajita mu larga. Soplas por un lado y sale el aire por el otro. Supongo que al inicio hay una estación de bombeo donde meten el gas a presión que acaba saliendo por el otro extremo. Fugas y pérdidas d presión aparte. Entremedias hay subestaciones submarinas? Puede. Leo q el gasoducto es propiedad de Rusia. Dejarían los rusos q las estaciones y subestaciones de bombeo las controlase un software americano? Un software malicioso incrustado entre chips y microchips? Hummmm (signo de pensar) Y para qué volar (los usa) un gasoducto que no se utiliza? A ver. Rusia ha dejado de suministrar gas a Europa vía Nord Stream. Los gasoductos están llenos. Alguien (?) puede aprovechar ese gas chupando por el extremo de la pajita. Europa. Ergo, destruyo mi propiedad (nadie me lo va echar en cara) para evitar q se aproveche el gas insuflado (y pagado?)

    Hace 1 año 5 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí