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PAPELES DE LA PORFIADORA CALAMIDAD (V)

Copiar y despegar

Sobre ‘Las lecciones de Hebe Uhart’, de Liliana Villanueva

Natalia Carrero 31/12/2022

<p>Hebe Uhart. </p>

Hebe Uhart. 

Ministerio de Cultura de Argentina

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Hace unos días me encontré con una antigua alumna de clase más privilegiada que yo. Como me da la impresión de que vuela y ríe sin parar suelo imaginar que las cifras de su cuenta bancaria quintuplican mis estrecheces cotidianas, y ahora puntualizo que no me falta de nada. Como hacía mucho que no coincidíamos me invitó a tomar algo en el jardín casi secreto del final de la calle. Arrolladora, delante de un cóctel de color absenta que trajo un camarero con un curioso sombrero de paja me contó que gracias a unos meses de descanso voluntario pudo por fin escribir la novela que llevaba en la cabeza desde hacía al menos quince años. Siguió contándome detalles que se fueron diluyendo, hasta llegar a una confidencia o revelación:

– Como escritora, todavía no he conseguido saber quién soy.

Me miró, como cediéndome el turno de palabra.

– Bueno, al menos tienes enfocado el asunto, reconoces que no lo has conseguido. ¿Por qué crees que deberías saber quién eres en tu faceta de escritora? Diría que esa búsqueda no va a ninguna parte. No somos nada, ni al escribir ni al pensar que moriremos... Como mucho, somos un ingente cúmulo de dispersiones, y puede que esta humildad resulte un punto de partida óptimo para escribir lo que sea, pues no todo han de ser novelas bonitas que fueron escritas en unas condiciones dicharacheras. A lo mejor lo que te pasa es que tus condiciones materiales te han convencido de que eres algo demasiado central e importante, tanto que debe figurar en todas partes, en todos los ámbitos. Pero, entonces, ¿dónde queda el resto del mundo, con todo lo que está cayendo? Tal vez si concibieras la acción de escribir como una entrega al servicio de otra cosa, otro objetivo, otra misión, otro compromiso que no fueras tú misma, esta conversación no sería necesaria.

Al cabo de los días sigo dando vueltas a la necesidad de cierta despersonalización a la hora de afrontar la escritura de un texto que convoque a fantasmas y comunique a mortales alguna de esas historias de todos los tiempos y para todas las almas, retransmisoras de experiencias tan memorables que nos embargan, se nos llevan sin permiso, nos secuestran y arrastran por sus corrientes, turbulencias y demás afluencias emocionales. Quienes escribimos, no puedo evitar proponerlo, apenas somos el instrumento viviente que late y propulsa desde fuera la continuidad de las palabras. Para que el texto acoja el pálpito o el pulso de vida entregamos el excedente de la nuestra, lo vamos colocando o distribuyendo en cuantas personas del verbo vayan desplegándose y actuando en esa dimensión que, al menos mientras se está construyendo, no se ajusta a la categoría de pura ficción.

A continuación podría iniciar una reflexión sobre la pureza de la ficción y su conveniencia y vigencia en estos tiempos de hiperrealismo visceral y ególatra, pero, para variar, las prisas que llevo integradas me obligan a avanzar en lugar de enredarme. Hoy tengo mucho que copiar y despegar a partir de otros documentos.

***

Quienes escribimos, no puedo evitar proponerlo, apenas somos el instrumento viviente que late y propulsa desde fuera la continuidad de las palabras

Otras dudas. ¿Qué se hace cuando al escribir se fluye hacia una dispersión inevitable? ¿Y cuando llega el momento de un giro de sentido en el que ya no se sabe si lo que se está vertiendo sale de una misma o de otra voz en la que me zambullí porque, reconozco y confieso públicamente, estoy saqueando, robando, imitando todas las ajenidades que leo y copio por admiración, considero mil veces mejores que cualquier palabra atolondrada, ¡calamitosa!, que yo pueda escribir?

El “tema” de su “primera” novela no era “la búsqueda de la identidad” sino de una “multiplicidad de tipo oceánica”, “la máxima dispersión”.

Una vez entrecomillé y puse en cursiva casi todas las palabras. ¿Qué se hace cuando abundan tantas comillas que la página queda lluviosa y del papel mojado a cierto tedio hay un paso, con el consiguiente peligro de desinteresar a la persona que lee, y libro caído de las manos? ¿Advertir, desde esta línea: El texto que estás leyendo es una apropiación acaso indebida pero que he deseado hacer con toda mi furia por las palabras y mi fervor por el mensaje, la comunicación mayúscula, un saqueo en abierto, a mano emplumada y sin guante blanco, de numerosas citas procedentes de Las lecciones de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva (Blatt & Ríos, 2020)?

A su vez, Hebe Uhart y Liliana Villanueva citaron, recitaron y reciclaron a partir de sus propias relecturas asimiladas. Mediante esta sucesiva y acumulativa doble acción de copiar y despegar parecería que se genera un entramado de discurso, por momentos, apasionante. Como mínimo adquiere cierto espesor. Pienso de pronto en una enredadera a la que de vez en cuando conviniera cuidar para que su frondosidad no asfixiara, o no se llenara de bicherío, y desplazo todo el sentido al comienzo del relato de Hebe Uhart ¿sobre la paciencia de la escritura?, ¿sobre ciertas tareas de mujeres, infranombradas, a lo largo de los siglos?, Guiando la hiedra. Copio y en algún momento ya despegaré.

“Aquí estoy acomodando las plantas, para que no se estorben unas a otras, ni tengan partes muertas, ni hormigas. Me produce placer observar cómo crecen con tan poco; son sensatas y se acomodan a sus recipientes; si éstos son chicos, se achican, si tienen espacio, crecen más. Son diferentes de las personas: algunas personas, con una base mezquina, adquieren unas frondosidades que impiden percibir su real tamaño; otras, de gran corazón y capacidad, quedan aplastadas y confundidas por el peso de la vida.”

***

Breve diccionario de dispersiones para iniciarse en la escritura

(con infinidad de citas copiadas y despegadas de Las lecciones de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva)

Hebe Uhart (Moreno, 1936 - Buenos Aires, 2018) abrió las puertas de sus talleres de expresión hacia 1982. Por sus asientos fueron pasando personas que, al cabo de numerosas prácticas de escritura, seguramente se despedían algo crecidas; quién sabe, tal vez habiendo encontrado una voz, un tono; qué motivaciones y qué clase de historia empezar a tramar o, en caso contrario, a qué silencios acogerse y qué ahorrar a la monstruosa maquinaria editorial. Enganchada al método dialógico de Hebe Uhart, Liliana Villanueva (Buenos Aires, 1973) fue anotándolo todo temporada tras temporada. Ella no se despedía sino que persistía. Aunque en más de una ocasión la maestra la conminara a marcharse, la alumna siguió aferrada a la actualización del último apunte de clase, hasta que llegó el momento de la fruta que cae. Fuera del cobijo del taller, a merced de las inclemencias del tiempo adquirió distancia y cierta autonomía sin la cual seguramente no hubiera publicado nada. En síntesis: Copió, copió y copió, hasta que por fin despegó. Al cabo de los años logró organizar los materiales.

A su vez, Hebe Uhart y Liliana Villanueva citaron, recitaron y reciclaron a partir de sus propias relecturas asimiladas

“Releyendo estos apuntes, fui consciente de que la sabiduría de Hebe estaba muy dispersa: clases por aquí, artículos por allá, frases rescatadas de entrevistas, resúmenes compartidos en Facebook por alguna persona que había participado en un encuentro público. Tenía sobre mi mesa una enormidad de material y me pareció que las clases, que ella prepara con mucho celo y sistema en cuadernos de escuela, estaban lejos de armar un texto único que además llegara a personas ajenas al taller. En las presentaciones de sus libros o en charlas públicas noté también el gran interés que sus palabras despertaban en la gente y más de una vez alguna persona entusiasmada con la charla me preguntó cómo había que hacer para participar en el taller”.

Monjita blanca de Hebe Uhart| Ilustración de Natalia Carrero.

A

A MEDIA RIENDA

Se escribe a media rienda. De a poco. Sin esperanza y sin desesperación.

ANIMALES

Con mirada desprejuiciada y vocación de interrogante Hebe Uhart dedicó uno de sus últimos libros de crónicas a los Animales (Adriana Hidalgo, 2017). En naturalismo y zoología coloca a las valiosas investigaciones terrenales de Bondpland junto a las del cumbrista Humboldt; hombre pobre, hombre rico. Entre estos textos que resultan literatura expandida hacia todo lo que debería seguir siendo cuestionado, se intercalan esbozos o apuntes del natural de algunos ejemplares observados, escuchados, escudriñados: gavilán planeador, tero, suricata, carpintero bataraz, princho, o esta monjita blanca, de unos 17 centímetros.

ARTESANÍA

La escritura, una extraña artesanía.

El proceso de escribir plantea todos los problemas de cualquier tarea artesanal. 

AUTORIDAD

No hay autoridades como no hay escritoras ni artistas, hay personas que hacen cosas, que escriben, que pintan girasoles con aerosoles, que recortan fotos de revistas para pegarlas y tantear si esto con aquello pega o no pega. Que derrochan generosidad. Que recogen las papeleras de las calles, conducen autobuses, reparan ascensores. 

B

BRUJAS

Rumiando reconstituían los pensamientos, los cocinaban y también cocinaban el tiempo para obtener el mismo producto bajo diferentes formas. 

C

CHEJOV

Leer bien a Chejov, enseñanzas de Chejov.

¿Para quién escribir? No para una misma sino para quien se precie de leer, escuchar, reflexionar. Esa gimnasia mental a la par que física que acontece a una escala apenas perceptible cuando se padece de prisas intrínsecas.

CÓMO VUELVO

Todo arte de escribir es hacer una digresión y saber volver. 

COMPROMISO

El compromiso de la atención a las otredades.

La escritura es como la amistad, tiene que haber simpatía y empatía con el otro. 

COMUNICAR

Escribir es sobre todo comunicar, convertir un hecho personal en algo de interés para quienes se presten a leer.

CRÓNICA

Primeros ejercicios. Escribe la crónica de tu infancia, por dónde fueron tus primeros viajes. Por lo general hay una idealización de la infancia. No puede haber infancias felices si no se han recorrido algunos parajes infelices. El primer personaje somos nosotras mismas, a la vez que esa otra persona que fuimos y ya no seremos.

D

DESCLASAMIENTO

* Próximamente. Entrada en revisión *

DESPEGAR

Escribir habiendo superado la etapa de la imitación constante; letras emprendiendo el vuelo libre sobre fondo blanco sin miedo a estrellarse.

DETALLES

La literatura está hecha de detalles. La pobreza no es un tema abstracto, la pobreza tiene detalles, tiene matices. El jabón que usa una persona pobre, por ejemplo, es diferente, es más grasoso, tiene otro olor. Relacionar con DESCLASAMIENTO.

Amar y trabajar las particularidades.

E

EJERCICIO

Copia cien veces: “Es impúdico decir: Sin escribir no podría vivir”.

ESCUCHAR

Uhart se definió como una persona que “mira”, y cuando dice “mira” quiere decir “escucha”.

Si me asalta un recuerdo, lo escucho y lo sigo, dónde me lleva. No lo dejo caer, no lo desprecio antes de tiempo.

ESPONTANEIDAD

¿Una novela espontánea? La espontaneidad no está reñida con la reflexión.

EXTRAÑAMIENTO

Característica de ciertos personajes de Hebe Uhart. Desconocedores de sus circunstancias más nimias, actúan con el extrañamiento a flor de piel.

“El gato tiene un maullido distinto para cada cosa, pero uno totalmente diferente para el extrañamiento metafísico”.

F

FINAL

No apurar el final, recordemos la paciencia, la conexión establecida con lo que estamos tramando. Atender a las menudencias.

Por lo general el final se encuentra pensando, trabajando en otra cosa o viene mientras estamos escribiendo.

Final de Guiando la hiedra: “Arre, hermosa vida”.

H

HISTORIA

Quién se apodera del discurso, qué correlaciones.

Érase una vez esta fisura, esta caída, este PERO.

HUMILDAD

Describió en formatos humildes a la gente común y sus aconteceres. La humildad integrada en cada en letra generó sus cuentos y crónicas con vidas de personas, animales y plantas, prestando particular atención a sus hablas específicas o, en su defecto, a sus correspondientes procesos interactivos.

HUMOR

El humor sale del perdón, el humor es un puente y, en el mejor de los casos, es también una cortesía hacia quienes leen.

L

LUGAR COMÚN

Evitarlos. No llamar hijos a los libros.

M

MATERIALES

Una persona que escribe para comunicar está comprometida con sus materiales; papeles, temáticas, personajes con fisuras.

N

NARRAR

Los acontecimientos se interpretan narrándolos, como se vio en “A”, a media rienda. Se hace cuento al narrar. No se puede narrar con pereza, ni con cansancio operativo, y ¡menos aún con asco!

Ñ

ÑANDÚ

El ñandú es el ave más grande de América Latina, cuando corre despliega las alas como velas aprovechando el viento, baila enloquecido para conquistar a las hembras, varias a la vez.

O

OBSESIÓN

Muerte a la obsesión. No sirve para escribir.

ODIO

Liliana Villanueva entendió que cuando en un texto hay mucho odio o rencor, el personaje es una misma, una es ese odio y es ese rencor y si una escribe hay que hacerlo desde ahí, trabajando ese sentimiento a fondo.

OPINIONES

A estas alturas, son como monedas gastadas. Opinamos lo que los medios y las redes sociales nos dicen que hay que opinar. Opiniones para el consenso global reproducidas desde la planicie del pensamiento previsible; revelación monocroma. No hay literatura.

P

PALABRAS

De Chejov: Las palabras tienen sentido y sonido. Escuchad el sentido y no conoceréis a la persona. Escuchad el sonido y la conoceréis.

PAPELERA

Hizo una novela y la tiró, dejó de gustarle. Son cosas que pasan y se asumen.

PERO

Desde la tragedia griega, todo cuento empieza con un “pero”. La tragedia es la matriz del cuento.

PERSONAJE

Cuando un personaje se vuelve llano, se aplasta el relato. Si no hay un PERO no hay cuento, no hay literatura.

Para armar personajes debo tener en cuenta la forma de moverse y la forma en que hablan, lo que dicen y lo que no dicen, lo que dicen sin convicción y lo que ocultan. Cuando la respuesta es el silencio, observo lo que hacen sus ojos mientras el personaje calla. Nunca es suficiente la atención que le damos al personaje. Hay que ejercitarse en atender un rostro, una sensación. Hay un compromiso con el personaje.

PROXIMIDAD

Literatura de proximidad; cosechada en el campo semántico local; escrita con la lengua recibida, lengua madre de todas las diversidades.

R

RENUNCIA

Este y todos los textos están compuestos de renuncias, descartes forzosos.

T

TEMA

¿Tú eliges el tema, o el tema te elige a ti? Un tema te convoca.

Liliana Villanueva entendió que hay temas que eran para ella, otros que no, como un vestido que aunque me guste, no va a quedarme bien.

TOLERANCIA

Si no toleramos muchas cosas es porque no nos toleramos a nosotras mismas. Y si no nos toleramos a nosotras mismas, no podremos escribir.

U

UTILIDAD

Escritura que sirve para vivir.

V

VIAJERA

Diversidad de lugares y gentes observó y escuchó como una igual, una figura más en el paisaje que también pasará, la escena que reproduciría con su artesanía en las crónicas de provincias.

Y

Y suma y sigue. Y ya casi está.

Relativo a FINAL.

W

WEIL

En ese acto de escucha, de observación atenta –en el sentido que le daba Simone Weil, a quien Hebe Uhart admiraba mucho, en palabras de Liliana Villanueva–, el papel de la inteligencia era de sumisión: la inteligencia se somete a la atención. Una persona inculta es la que pasa toda su vida sin escuchar otra voz que no sea la suya.

Hace unos días me encontré con una antigua alumna de clase más privilegiada que yo. Como me da la impresión de que vuela y ríe sin parar suelo imaginar que las cifras de su cuenta bancaria quintuplican mis estrecheces cotidianas, y ahora puntualizo que no me falta de nada. Como hacía mucho que no coincidíamos me...

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Autora >

Natalia Carrero

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