1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Bebés robados

“Quería saber cómo me llamaba, qué día nací y, sobre todo, por qué acabé siendo adoptada”

Historia de un reencuentro con 33 años de búsqueda y el apoyo institucional

Ritama Muñoz-Rojas 11/05/2023

<p>Una imagen de la Casa Cuna de Tenerife, donde se produjo tráfico de niños entre los años 50 y 70.</p>

Una imagen de la Casa Cuna de Tenerife, donde se produjo tráfico de niños entre los años 50 y 70.

RTVE

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Siguen resultando sobrecogedores y dramáticos los datos o hechos que van surgiendo en torno a las historias de los bebés robados. En Alicante, por ejemplo, se ha volcado en todo ello la Asociación Víctimas de Niños Robados de Alicante, AVA. Su secretario, Paco Alarcón, pasa gran parte de su tiempo en el cementerio de esa localidad, del que salen cajitas vacías que han estado en una fosa común, y muchas dudas e incógnitas difíciles de asimilar. Como el hecho de que desde 1951 hasta 1990, el 25 por ciento de las inhumaciones, concretamente, 10.212, corresponden a bebés recién nacidos. “Los datos proceden del registro del cementerio. ¿Por qué tantas muertes de bebés? Pues no sabemos; es dificilísimo investigar, porque se necesitaría la confirmación oficial de la identidad y eso es casi imposible de obtener”, expone.   

Pero también hay buenas noticias. Y grandes noticias, como el encuentro entre una hija que fue bebé robado y su madre biológica, tras tres décadas de incansable búsqueda por parte de esa niña que ahora tiene 53 años y que fue adoptada casi recién nacida; de manera individual y en solitario, inició su propia investigación en el momento que descubrió que era adoptada. Hoy, las personas que se encuentran en esa situación lo tienen algo más fácil porque, poco a poco, las instituciones públicas se van animando a apoyar a los afectados por el robo de niños.

Un importante paso lo ha dado la Generalitat Valenciana, que ha facilitado la creación de un banco de ADN para los posibles afectados por el robo de bebés y lanza la campaña ‘Esto no es un cuento’. “Con el trabajo que se está haciendo en la Comunidad Valenciana, por primera vez se han producido dos reencuentros gracias a las actuaciones institucionales. Esto es un ejemplo de que cuando hay voluntad política se pueden conseguir cosas”, declara Soledad Luque, presidenta de la asociación Todos los Niños Robados son también Mis Niños. El problema, como señala Luque, es que los niños desaparecidos pueden estar en una comunidad distinta a aquella en que nacieron; por eso reclama la aprobación de la Ley sobre Bebés Robados, actualmente en trámite en el Congreso

La protagonista de uno de los primeros reencuentros entre un bebé robado y su familia biológica nació en 1969, en Barcelona; en esta entrevista cuenta por primera vez a un medio de comunicación cómo fue ese largo proceso de búsqueda infatigable y el abrazo con su madre, la que la vio nacer. Pide que no se revele su identidad.

Ha estado desde los 19, es decir 33 años, buscando a su familia biológica.

Me enteré a los diecinueve que era adoptada y entonces me puse en contacto con todos los organismos públicos que pude, y nada; no conseguí nada, siempre lo mismo: que si no hay datos, que no hay expediente. Hace unos años, hicimos una reunión nacional de todos los que estábamos afectados por adopciones irregulares, niños robados; hablamos con un laboratorio que nos hizo las pruebas de ADN bastante económicas, porque ya nos habíamos gastado mucho dinero en todo esto y, además, hay familias que no pueden asumir gastos como los que suponen esas pruebas. Para nosotros eso era un regalo teniendo en cuenta lo que ya nos habíamos gastado, pero los laboratorios no daban coincidencias, todo era muy complicado. Yo, además, cada vez que hacía un cruce de ADN me ilusionaba demasiado, supongo que la necesidad te hace ver donde no hay. Este pelo, esta sonrisa, parece de mi madre…; y te haces ilusión, ilusión, ilusión; y luego, siempre resultado negativo. Y así durante muchos años.

Un día, una compañera me comentó que había un laboratorio en Estados Unidos que tenía una base de datos bastante grande, y yo pensé, “pues venga, un poco más, total qué más da”. Bueno, pues este laboratorio de Estados Unidos me sacó un primo segundo de mi posible padre o madre. Y de ahí fue estirar y estirar, y tirar mandar mensajes sin parar, no solo en España.

Es fácil entender lo dura que debió ser la decisión de investigar sus orígenes teniendo una familia. ¿Había algo que la inquietaba?

No tuve suerte con la familia que me acogió. Mis padres adoptivos se separaron cuando yo tenía cuatro años y yo me crié con mi madre adoptiva que ha sido siempre una persona con ciertos problemas complicados; pero independientemente de eso, cuando yo me entero de que soy adoptada, a los 19 años, quería saber qué pasó, cómo me llamaba, qué día nací y sobre todo, por qué acabé siendo adoptada; eso es lo que más te mueve. Y no hay respuesta de ningún tipo. Yo le decía [a mi madre], “¿por qué no me lo habéis contado antes?”. Me decían que no sabían cómo decírmelo. Luego me entero de que todo el mundo menos yo sabía que era adoptada; y, a partir de ahí, la sensación de vacío es cada vez mayor; es un sentimiento de frío, pena; te imaginas todas las versiones de quién podría ser tu madre.

He vivido 53 años con una fecha de nacimiento inventada, con unos apellidos inventados 

En ese momento, cuando usted inicia la búsqueda de su madre, todavía no se hablaba de bebés robados.

Claro que no. La primera versión que me da mi madre es que mis padres habían muerto en un accidente de tráfico, y que sus familiares no querían hacerse cargo del bebé; que mi familia biológica no me quería, y que tengo que estar agradecida porque ellos me acogieron. No ha sido fácil todo esto. Hay cosas de las que no puedo hablar todavía, porque estoy en tratamiento. Mi madre adoptiva tenía trastornos mentales; no le gustaba nada que yo estuviera buscando; me decía que era una desagradecida. Le molestó que me casara, porque mi obligación era cuidarla a ella. Y así hasta la fecha. Lo he pasado mal. Entiendo que haya compañeros que no quieren buscar, porque sus padres adoptivos los han querido con locura. Yo no sé qué hubiera hecho si mis padres adoptivos me hubieran querido con locura, no lo sé. Lo único que sé es que quería saber quién era, dónde nací y qué día nací; me he enterado qué día es mi cumpleaños con 53 años; he vivido 53 años con una fecha de nacimiento inventada, con unos apellidos inventados, con los nombres de mis padres inventados. En el colegio yo no entendía por qué las niñas no querían jugar conmigo; pero claro, ahora me doy cuenta de que lo tenía todo: hija de padres separados, adoptada. Porque en los años setenta, una niña adoptada era porque eran hijas de mujeres malas. Y yo sin saberlo, porque si lo hubiera sabido, me hubiera podido defender. 

Fue después del año 2000 cuando se comienza a hablar de los bebés robados. ¿Se dio por aludida?

En el año 2001 fui a Televisión Española con mi hijo en sillita de bebé a un programa de esos de por la mañana. Me fui a la televisión, a la prensa; quería que me vieran la cara, porque, a lo mejor, a alguien le resultaba familiar. Pero no llamó nadie. Entonces, una periodista de televisión me dijo: “Seguramente es porque te dan por muerta y nadie busca a un muerto”. Mis apellidos en el expediente de adopción son inventados. 

No hay una renuncia ni ningún documento de mi madre biológica en el que diga que me entrega

¿Tiene alguna idea sobre su adopción?

Todavía estoy con la investigación. Porque yo en teoría nazco en Barcelona; parece ser que me bautizan en Valencia y me adopta una familia de Alicante. ¿Qué pasó entre medias? No lo sé. En mi expediente de adopción pone: “Abandonada una niña en manos de una señora que no es su madre ni sabe datos de la misma”. No hay una renuncia ni ningún documento de mi madre biológica, en el que diga que me entrega, nada. Y luego unos apellidos que, después de haber encontrado a mi familia biológica, son totalmente inventados.

¿Se considera parte de la trama de bebés robados?

Por supuesto. Y estoy investigando todo lo que puedo y más apoyada por la Generalitat Valenciana, que me está ayudando. Quiero conocer toda la documentación.

Cuéntenos cómo fue el encuentro con su familia.

Cuando me meto en esta plataforma de Estados Unidos, aparece el hijo de un primo hermano de mi supuesta madre o padre. Este chico, que vive en Francia porque es de familia exiliada, me pone en contacto con familiares suyos que viven en Valencia; esos familiares me dicen que tienen una prima que tuvo un niño y una niña, pero que de la niña nunca se supo. Yo les pregunté: “¿Pero la niña murió?”, y me dijeron: “Es que cuando fuimos a preguntarle se puso a llorar y no quisimos insistir”. Me puse en contacto con otra prima de Alicante y me volvió a contar lo mismo, pero decidió llamarla para tomar un café. Y allí estábamos las tres. Entonces ella contó que tuvo una niña, y que le dijeron que había muerto al nacer. Me contó que cada día de su cumpleaños le ponía una velita a su hija. Yo la miraba, ella me miraba. Y yo movía la cabeza como indicando: parece que no ha muerto. Yo le preguntaba: “Cuando te dijeron que había muerto, ¿tú viste el ataúd del bebé, firmaste algún papel de defunción?”. Y ella me dijo que no le habían dado nada de nada.

Yo me había estudiado el árbol genealógico de todos los parientes que me aparecían en la plataforma [de los laboratorios americanos] y dentro de esa plataforma aparecían un montón de parientes, primos terceros, primo cuarto… Yo me sabía el apellido de todos, me lo había memorizado. Entonces le dije: “¿Cuáles son los apellidos de tu madre?”. Y me los dijo. “¿Y los de tu abuela?”. Y coincidían con los que yo había estudiado en la plataforma. Yo lo tuve claro en ese momento, pero le pregunté si podía hacer una prueba de ADN. Llevaba un kit para eso en el bolso, y allí mismo tomé una muestra de saliva. Ella no paraba de mirarme a la cara, creo que lo tenía claro también. Le di un abrazo, me dio un beso; ella estaba helada, helada. Y al despedirse me dijo: “Tienes un hermano; se llama Fernando”. Yo me fui llorando como una Magdalena. Ese mismo día ella llamó a su hijo y le dijo: “Yo perdí un bebé, y ahora es una señora mayor. A ver cómo cuadro eso”. Al día siguiente recibo una llamada. Era mi hermano Fernando. Y nos pusimos a llorar los dos. Esa misma tarde nos vimos, nos abrazamos, lloramos. Y desde entonces hasta ahora, hablamos todos los días.

Luego me hablaron del laboratorio de la Generalitat Valenciana. Fuimos los dos a hacernos las pruebas, y, hará una semana, me llamaron para decirme que habían dado positivo, que éramos hermanos de padre y madre. Aunque lo teníamos claro, era importante confirmarlo. 

¿Y ahora?

Ahora tengo una relación preciosa con mi familia, tanto la de mi madre como la de mi padre, pero queda la segunda parte, investigar, investigar por qué nazco en Barcelona, me bautizan en Valencia y me adoptan en Alicante. De momento se está investigando con un expediente que he abierto yo con la Generalitat Valenciana, porque los adoptados tenemos derecho a conocer nuestros orígenes, y de momento, lo que estoy pidiendo es mi partida de nacimiento real y el expediente médico real. Y, sobre todo, saber qué pasó. Pero por lo menos ahora sé mi fecha de nacimiento, he cambiado de horóscopo. Ahora soy dieciséis días mayor que antes y resulta que a mi hija no la tuve con 26, sino que ahora con este cambio, la tuve con 27 [se ríe].

¿Cómo es la relación ahora con su familia adoptiva?

Mi hermano por adopción también es adoptado; mi madre adoptiva vive. Esa parte es muy dura, muchísimo; ella es una persona bastante complicada. Se ha enterado de que yo he encontrado a mi familia; esa parte es muy difícil de contar.

¿Ha pensado en usar la vía judicial?

Sí, lo que pasa es que yo soy jurista, y me gusta llevar los deberes hechos. No voy a abrir un procedimiento judicial hasta que no tenga todos los deberes hechos, y eso pasa por encontrar mi partida de nacimiento y encontrar algo de explicación a las cosas que voy conociendo.  A lo mejor está todo bien y no es necesario recurrir a la vía judicial. 

¿Es más feliz ahora?

Tú sabes lo que es escuchar una sardana y pensar: “Me gusta; a ver si voy a ser de ahí”, y escuchar una sevillana, el himno valenciano o una canción gallega, y pensar lo mismo. Estar 53 años mirando las expresiones de las caras o las entonaciones de las voces; toda la vida así, sin saber de dónde eres, cuáles son tus raíces. La gente lo tiene como normal y no lo valora. Toda la vida sin saber, creándote tus propias ilusiones. Bueno, pues ahora he cerrado esa etapa; sé de dónde soy, conozco mis raíces. Es una alegría inmensa. No tengo palabras, porque he llorado tanto, tanto. Yo estuve apuntando todos los parientes que me salían en la plataforma; estudié 637 árboles genealógicos de todos ellos. Un trabajazo, pero el que algo quiere, algo le cuesta. Ahora seguiré trabajando con AVA, pero ya desde la paz y la tranquilidad.

Siguen resultando sobrecogedores y dramáticos los datos o hechos que van surgiendo en torno a las historias de los bebés robados. En Alicante, por ejemplo, se ha volcado en todo ello la Asociación Víctimas de Niños Robados de Alicante, AVA. Su secretario, Paco Alarcón, pasa gran parte de su tiempo en el...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Ritama Muñoz-Rojas

Periodista y licenciada en Derecho. Autora de 'Poco a poco os hablaré de todo. Historia del exilio en Nueva York de la familia De los Ríos Giner, Urruti'.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí