1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Nicolas Truong / Periodista

“La lucha de clases es una cuestión de habitabilidad del planeta”

Esther Peñas 2/06/2023

<p>El periodista Nicolas Truong en entrevista con Esther Peñas./ FOTO: <strong>Manolo Finish</strong></p>

El periodista Nicolas Truong en entrevista con Esther Peñas./ FOTO: Manolo Finish

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Bruno Latour (1947-2022) fue uno de los pensadores franceses más versátiles e influyentes. Un auténtico intelectual. Formado en filosofía y en antropología, sus propuestas en materia de ecología política se convirtieron en una referencia de autoridad. Hábil (y entusiasta) conocedor de los procesos de investigación científica, alborotó la visión convencional de la ciencia basada en el dualismo naturaleza y sociedad, abordando distintos asuntos: la transformación de la lucha de clases marxista, la interrelación entre lo humano y lo que no lo es, la sociedad como proceso en constante construcción, el fin de la modernidad… al tiempo que hacía apología de lo colectivo, y de concretar el compromiso ecologista. El periodista Nicolas Truong (París, 1967), que acaba de publicar sus largas conversaciones con el filósofo en el libro Habitar la Tierra (Arcadia), profundiza para CTXT en su pensamiento.

Su teoría más conocida, la “del actor-red”, resulta un planteamiento metodológico y epistemológico que propone estudiar la realidad desde un mapeo de las relaciones que son simultáneamente materiales (entre cosas) y semióticas (entre conceptos) y que, a su vez, involucran a personas, sus ideas y tecnologías, a las que hay que analizar en su conjunto. ¿Esta es la aportación más importante de Latour, un pensador de enorme influencia, sobre todo entre los jóvenes?

En el último periodo de su trayectoria es cuando hizo entender al gran público, sobre todo, como dices, a los más jóvenes, la que considero que es su mayor aportación, la idea de que vivimos en un mundo distinto, nuevo. La densidad de su pensamiento hace de difícil acceso sus libros, por eso me concedió estas entrevistas en las que habla de ámbitos que a él le preocupaban y le interesaban: el derecho, la religión, la ciencia, la técnica y las tecnologías… pero, a mi juicio, su gran contribución es hacernos entender que estamos en una tierra nueva.

¿Qué nos falta para ser realmente modernos?

Ese es uno de los pensamientos paradójicos de Latour, que decía que nunca hemos sido modernos. No lo somos porque, aunque lo pensábamos, no es posible vivir de manera independiente a la naturaleza. Los modernos trazaron una diferencia radical entre el hombre y la naturaleza, pero Latour demostró que eso resultaba una falacia. Galileo explicó lo que implicaba para el hombre mirar hacia el cielo, el sol y el universo, y los exhortó a que lo hicieran; Latour afirmó que se trata de lo contrario, de bajar los ojos y mirar la tierra. No al planeta, no al globo terráqueo, sino a la pequeña película de tierra en la que vivimos. Tenemos que vivir preocupados por ese pedazo de tierra, porque somos los seres vivos quienes crean sus condiciones de vida. Y aquí enlazamos, de nuevo, con esa idea que transmitió, especialmente a las jóvenes generaciones, de que el mundo había cambiado, hasta el punto de que ya no era el mismo. La formuló de manera muy singular pero también colectiva.

Latour es uno de los más estimulantes pensadores de lo colectivo. De hecho, una de sus afirmaciones más sugerentes es la de que “la sociedad no existe”, sino que hay que construirla continuamente, como si fuera una asociación, entre todos.

Sí, trabajaba siempre en grupo. En el Instituto de Estudios Políticos creó muchos grupos de trabajo e investigación, consideraba que hacían falta distintas perspectivas y el compromiso de todos para cambiar las cosas, para conocerlas. Entendía esta nueva ecología desde lo colectivo, pero trabajaba en grupo también porque estaba convencido de que la figura del filósofo que divulga sus conocimientos de manera vertical ya no tenía sentido; de lo que se trata, a su juicio, es de crear un intelecto colectivo. En esto se parecía mucho al sociólogo Pierre Bourdieu. Eran muy críticos el uno con el otro, pero ambos apostaron por lo colectivo. El éxito de Bruno Latour viene de su manera de entender y explicar la ecología, y llegó a ella habiendo estudiado filosofía y viniendo de una familia burguesa que se dedicaba al negocio del vino. Los filósofos trataron de reducir el mundo a un principio, a una síntesis; las religiones, a un solo dios; los medios de comunicación, a un titular. Pero el mundo no se puede reducir a una sola cosa. Esto lo vio muy claro Latour, que conocía su complejidad y la multitud de matices que se derivan de las relaciones entre quienes lo forman. Para explicar esto, escribe su libro Nunca fuimos modernos. Ensayo sobre antropología simétrica, donde opta por un realismo constructivista en el que los hechos científicos se elaboran en el laboratorio, dado que se parte de hechos experimentales. Lo que hace Latour es aplicar a los científicos los mismos métodos que etnólogos y antropólogos utilizan para conocer los pueblos africanos, demostrando que la ciencia es algo muy particular que tiene controversias, que requiere de bricolaje, que las cosas más mundanas también suceden en los laboratorios y que, fruto de la interacción de todas esas variables, surgen las verdades científicas. Se da cuenta de que vivimos estableciendo vínculos muy fuertes con objetos y cosas que no son humanas: animales, aparatos, etc. Él admiraba la tecnología, la veía como una aliada. Pero siempre acababa en el mismo punto: la tierra que habitamos ya no es la que conocimos. Por eso retoma el concepto de Gaia, para personificar la Tierra, para evidenciar que es imposible la no interdependencia entre sujeto y objeto. No fue el amor a los grandes espacios naturales lo que le llevó a la ecología, sino el estudio de ese intercambio entre lo humano y lo no humano. La pandemia no hizo más que evidenciar lo que él llevaba años anunciando: que no es posible la separación entre cultura y naturaleza, como pensaban los filósofos modernos con ese error de perspectiva.

Imbricado en la idea de que, iniciada la era del Antropoceno, “ya no habitamos la misma tierra”, Latour aseguró que el reto del pensamiento político reside íntegramente en la cuestión ecológica. ¿Todo se reduce, pues, a una cuestión ecológica?

En efecto, así lo pensaban Latour y otros pensadores como el antropólogo Descola, cuyo trabajo sobre los pueblos indígenas de la Amazonía conocía bien Latour. Todos los conflictos a los que nos enfrentamos hoy tienen que ver, de una manera u otra, con la habitabilidad del planeta. Pero no sólo en zonas lejanas, desertificándose a marchas forzadas. Pensemos en los gravísimos conflictos de Sainte-Soline, en el centro-oeste de Francia, donde miles de ciudadanos protestaron contra la construcción de infraestructuras de almacenamiento de agua porque se oponían a que un bien como el agua quede en manos de la agroindustria. Fue un conflicto muy violento, con más de doscientos heridos, dos personas en coma, y otra que está aún entre la vida y la muerte. Es el primer gran conflicto europeo que tiene que ver con la adaptación al calentamiento global; no se trata de una autopista que daña la biodiversidad, no se trata de elegir entre la energía nuclear o la eólica, se trata de escoger un modelo ecológico.

Todos los conflictos a los que nos enfrentamos hoy tienen que ver, de una manera u otra, con la habitabilidad del planeta

¿Por qué la ecología es, según Latour, la nueva lucha de clases y qué la distingue de la lucha de clases clásica?

Él apostaba por el surgimiento de una nueva clase social, una clase geosocial, ecológica, del mismo modo que en el XIX aparecieron socialistas o liberales. Esa nueva clase recompondría la lucha clásica, porque para defender un río, ejemplo que ponía Latour, esa nueva clase podría aliarse con socios que quizás eran enemigos en la antigua lucha social. La lucha de clases, hoy, es una cuestión de habitabilidad del planeta, más allá de la pobreza o la desigualdad. Latour supo ver que las fuerzas de producción son fuerzas de destrucción. En eso se distingue de la lucha de clases clásica. Tanto los liberales como los marxistas defienden las fuerzas productivas. En esa lucha entre burgueses y proletarios, Marx veía la resolución en el control por las clases obreras de las fuerzas de producción. Latour sabe que la cuestión no es el reparto del fruto de las producciones, ni quién tiene las fuerzas de producción, sino el hecho de que las fuerzas de producción destruyen, y que hay que neutralizarlas. Él me decía que a veces no escribía porque sabía que el simple acto de utilizar su ordenador y su teclado repercutía en el deshielo. “Si escribo se funde un glaciar en alguna parte del mundo”, me decía. Era muy consciente del nivel de interrelación de las cosas. Constantemente, tanto él como sus colaboradores y discípulos demostraban estos vínculos. Por ejemplo, el bolígrafo con el que estás tomando notas de lo que digo, Latour lo hubiera vinculado a una mina situada en algún país lejano, a la generación de plástico que causa su producción, etc. En el consumo, siempre hay interdependencias que repercuten degradando el planeta. Un río contaminado no sólo compromete a los animales que viven a su alrededor, a los humanos, también a las plantaciones de soja en Brasil, a la generación de residuos, etc. Por eso toda cuestión política a día de hoy es ecológica. No es quién controla la producción sino la producción misma lo que destroza el planeta. Este es un pensamiento revolucionario. La cuestión es cómo prosperar al tiempo que se mantienen las condiciones habitables del planeta. Es todo un reto.

El periodista Nicolas Truong posando para la cámara de Manolo Finish.

¿De dónde sacar “la fuerza de no ceder ante la angustia ni la catástrofe” en lo que respecta a la emergencia climática?

Tienes razón, cuando escuchamos noticias sobre el cambio climático, oscilamos entre el miedo y el aburrimiento, quizás porque los medios de comunicación sienten una fascinación por enumerar las catástrofes, les “encanta” hablar de la desaparición de especies, de la formación de islas de residuos de plástico, pero no entran a fondo en qué causa todo ello. Latour desconfiaba de las manifestaciones o movilizaciones del tipo “salvemos el planeta”; el planeta es algo muy abstracto, él prefería que cada cual se movilizara por aquello que conocía bien, por las zonas verdes de sus barrios, contra la gentrificación de los mismos, en protestar por la construcción de grandes centros comerciales…

Es decir, centrar la lucha y no dispersarla.

Sí, Latour era pragmático y concreto. Defendamos este río. Este parque. Este barrio. De este modo, la gente se involucra mucho más.

¿Por eso rescata los cuadernos de quejas de la Revolución Francesa, para incitar a cada ciudadano a describir cómo, dónde y de qué vive, pero no quedarse en la queja?

Sí, exacto. Lo primero que tiene que hacer un ciudadano es saber de qué vive, cuáles son los vínculos que establece, cómo es el lugar en el que está. Hay que encontrar una causa con la que comprometerse en lo personal y defenderla desde lo colectivo. Y hacerlo a partir del amor, del amor hacia una arboleda, un río, un barrio… no olvidemos que la crisis ecológica es una crisis de la sensibilidad, porque hemos perdido la sensibilidad hacia la vida.

Hay que encontrar una causa con la que comprometerse en lo personal y defenderla desde lo colectivo

¿La hemos perdido o la hemos sustituido por lo inerte?

Sí, es un matiz interesante… hemos cosificado la naturaleza, la hemos transformado en objeto y hemos pensado que los objetos no tenían relación con nosotros, pero los objetos nos definen, la técnica es una relación entre lo humano y lo que no lo es. La televisión, por ejemplo, nosotros vemos el mundo a través de ella. Hemos primado lo muerto sobre lo vivo.

¿Cómo establecer una relación viva entre lo humano y lo que no lo es?

La sociedad no existe, de esto ya hemos hablado. La social no es la esencia de la sociología, sino la ciencia de las asociaciones. A Latour le gustaba lo colectivo porque remitía a los colectores; cada cual debe aportar algo a lo común; para que una sociedad se sostenga debe haber asociados, asociados de forma permanente, porque la sociedad no existe por sí misma, se mantiene por asociaciones, no solo entre seres humanos, no solo entre hombres y mujeres, humanos y no humanos, también entre los animales, y entre los objetos, y todo ello produce interrelaciones que pasan por lo vivo, como dices. El problema es que damos por hecha la sociedad, y Latour es contrario a ello, porque es algo que está por hacerse continuamente, por eso se puede reinventar, modificar, cambiar. Se le reprocha cierto relativismo, pero es un filósofo relacionista, no reduccionista. Hay que pasar de lo abstracto a lo concreto; si no lo hacemos, si no somos conscientes de nuestras interdependencias con lo no humano, nos convertimos en un virus para el planeta. Las propuestas de Latour están llenas de optimismo, de entusiasmo, porque confía en la posibilidad de cada uno de nosotros de conciliar sus potencias y posibilidades para cambiar las cosas. Podemos cambiar el mundo, no hay ninguna fatalidad. Elegimos el modo de producción, cambiarlo está en nuestra mano.

A veces parece imposible pensar una alternativa al capitalismo…

El capitalismo no es un destino fatal, no es nuestro destino final, podemos bifurcarnos

Podemos salir del capitalismo. Lo hemos creado, nos hemos dado nuestras condiciones de vida, se trata de interesarnos por esta pequeña película de tierra en la que vivimos y que hay que cuidar. En todo caso, hemos entrado en el capitalismo, por tanto, antes no estábamos ahí. Hoy en día hay numerosas propuestas de antropología anarquista que recuerdan las formas de sociedades igualitarias que han subsistido compartiendo bienes, funcionando durante cientos de años. El capitalismo no es un destino fatal, no es nuestro destino final, podemos bifurcarnos. Latour lo pensaba. No será fácil, pero tampoco imposible. En la línea de la historia, el capitalismo no es tan importante. Hay muchos ecolugares que están experimentando desde hace años otras formas de vida, Latour los conoció. Hay que rescatar a los socialistas utópicos, hacer propuestas, inventar nuevos modos de vida común, otras formas de hacer, de producir, de gobernarse, apostar por comunidades en las que vivir de manera más armónica, con autonomía libertaria. Las pequeñas experiencias por las que nadie apostaba, como las mutuas, las mutualidades, han terminado consolidándose.

Habrá que leer más a Gramsci, Kropotkin, Simone Weil o Anselmo Lorenzo…

Yo empezaré por el último, que no conozco.

----------------------

Intérprete simultánea: Judith Pastor.

 

Bruno Latour (1947-2022) fue uno de los pensadores franceses más versátiles e influyentes. Un auténtico intelectual. Formado en filosofía y en antropología, sus propuestas en materia de ecología política se convirtieron en una referencia de autoridad. Hábil (y entusiasta) conocedor de los procesos de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí